TÍTULO: ,. LA HORA DEL PLANETA,.
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Países y ciudades de todo el mundo apagarán sus luces entre las 20.30 y las 21.30 horas contra el cambio climático.FOTO,.Informacion
La Hora del Planeta comienza su «vuelta al mundo» reivindicativa
Países y ciudades de todo el mundo apagarán sus luces entre las 20.30 y las 21.30 horas contra el cambio climático,.
Samoa ha sido el primer país en quedarse a oscuras con motivo de La Hora del Planeta, que como cada año desde hace siete invita a que países y ciudades de todo el mundo apaguen sus luces entre las 20.30 y las 21.30 horas (hora local) en señal de compromiso en la lucha contra el cambio climático.Un año más, miles de ciudadanos en todo el mundo han sido convocados a celebrar esta efeméride, el acto de apagar las luces de casa, pero también de edificios públicos y monumentos para recordar lo efímero de nuestra Tierra y la necesidad de protegerla.Así, la Hora del Planeta ha llegado también a Nueva Zelanda, Fiyi y Australia, a los que inmediantamente seguirán Filipinas, Singapur o Indonesia. El lema del 2013 es «Yo lo haré, si tú lo haces», una invitación, de acuerdo con uno de los cofundadores de la iniciativa, Andy Ridley, a la imaginación y la solidaridad de todas las personas para que hagan lo que puedan, en solitario o en grupo, para garantizar el futuro sostenido de la Tierra.La presidenta del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la ecuatoriana Yolanda Kakabadse, considera que más allá del «significado simbólico» de La Hora del Planeta,esta campaña tiene un «significado real», que son las transformaciones medioambientales que le seguirán. «Hacer que el público en general, niños, adultos, piensen durante el acto de apagar la luz en que están contribuyendo con el Planeta es muy importante. Es un acto simbólico, pero tiene un trasfondo. Porque lo que viene después es la pregunta, ¿qué puedo hacer de verdad?», explicó Kakabadse en una entrevista con Efe. «Es una fiesta simbólica y eso es importante para todos. Pero tiene un impacto, porque durante esos sesenta minutos se puede reflexionar sobre qué puedo hacer en lo cotidiano. ¿Cerrar el grifo? ¿Apagar la luz en las habitaciones que no use? ¿Usar el transporte público?», agregó.En su última edición, en el 2012, la Hora del Planeta congregó a más de 7.000 ciudades en 152 países, y se apagó la luz de monumentos emblemáticos como la Torre Eiffel en París, la Sagrada Familia en Barcelona, el Empire State en Nueva York, la Muralla China, el Big Ben en Londres, las Torres Petronas de Kuala Lumpur, el Obelisco de Buenos Aires o el Machu Pichu en Perú,.
TÍTULO: EN DIRECTO LA SED DE LA TIERRA,.
Más de 3.000 niños mueren al día por beber agua contaminda o sin depurar,. El mundo se está quedando sin agua dulce, y el problema no es la escasez sino la mala gestión,.
Alguna vez, al beber un vaso de agua o una copa de vino, habrás
notado un extraño olor casi imperceptible a "humedad"; o al pasear cerca de un
jardín después de que haya sido regado o tras la lluvia también puedes haber
percibido este aroma "mohoso", como "a tierra mojada". ¿Sabes qué es lo que
produce este olor a tierra mojada? La respuesta es la geosmina.
La geosmina, palabra griega que significa "aroma de la tierra",
es una sustancia química de naturaleza sesquiterpenoide, producida
principalmente por Streptomyces coelicolor, bacteria inofensiva que se
encuentra en la mayoría de los suelos, y por algunas cianobacterias, que
confiere ese olor típico de la tierra cuando se moja.
El caso de Streptomyces y su enorme importancia para los
humanos es ya un claro y clásico ejemplo del uso beneficioso de los
microorganismos, puesto que esta bacteria es la principal fuente de los
antibióticos que se usan en la medicina actual, y por ello ha sido y está siendo
profusamente investigada. En general, Streptomyces produce más de 6.000
productos químicos distintos, que incluyen agentes antibacterianos muy conocidos
como la tetraciclina, la eritromicina, la rifampicina o la kanamicina,
antifúngicos como la nistatina, además de agentes antitumorales, antihelmínticos
e inmunosupresores, entre otros. Los trabajos en este microorganismo han
conducido recientemente a que el genoma de S. coelicolor haya sido
completamente secuenciado [Nature, 417:141-147 (2002)]. Gracias a
esto, los investigadores han localizado uno de los genes responsables de la
producción de este olor a tierra mojada entre los 8.000 genes que
aproximadamente contiene su genoma. En estos trabajos, se ha desarrollado un
método basado en PCR para reemplazar genes concretos sin que se vean afectados
otros genes, pudiendo inactivar genes "a la carta". Los investigadores
localizaron un gen, que al mutarlo, eliminaban la producción de este olor
típico, para después, comprobar que la bacteria había dejado de producir
geosmina. Así se ha descubierto el primer gen implicado en la biosíntesis de
esta sustancia, Sco6073 (cyc2), que codifica para una proteína de 700
aminoácidos que tiene dos dominios sesquiterpeno sintasa, uno de los cuales, el
N-terminal, es necesario para la biosíntesis de geosmina [PNAS,
100:1547-1551 (2003)]. Todavía no se conoce con detalle cómo es la
biosíntesis de geosmina, aunque el reciente descubrimiento de un segundo gen que
codifica para la germacradienol sintasa puede ayudar a elucidar la ruta
bioquímica que lleva a su síntesis. De un tiempo hasta la actualidad se ha
sugerido que la formación de la geosmina probablemente implica la acción de una
sesquiterpeno-germacranoide sintasa o farnesil pirofosfato. La enzima
germacradienol sintasa probablemente catalizaría la ciclación del farnesil
pirofosfato, que es uno de los primeros pasos para la biosíntesis de geosmina.
Los siguientes pasos teóricos incluirían la acción de al menos tres enzimas,
tales como una ciclasa, una reductasa y una hidrolasa [Protein Spotlight,
35 (2003)].
Pero, ¿qué utilidad práctica puede tener la investigación de la
geosmina? No es un antibiótico para su uso en medicina, ni ninguna otra
sustancia similar. Sin embargo, del conocimiento de las bases moleculares y la
biosíntesis de geosmina, se podrán ver beneficiados una gran parte de los
aficionados al buen vino, y en especial a los de paladar más sensible, ya que la
presencia de geosmina supone una verdadera pesadilla para los productores de
caldos, que con la presencia de estos aromas estropean las características
gustativas del vino. De esta manera, el conocimiento de la biosíntesis de este
compuesto podrá aportar respuestas sobre cómo reducir o eliminar su presencia en
algunos buenos vinos, mejorando sensiblemente la calidad de éstos.
Pero ¿la geosmina solo existe para fastidiar el paladar de los
enólogos o, por el contrario, puede tener alguna repercusión de importancia a
nivel biológico? Sorprendentemente, la importancia de esta sustancia en la
biología podría estar justificada en los camellos. La geosmina es la molécula
implicada en la supervivencia de los camellos en los secos desiertos, pues
parece ser esta molécula la que da la señal de que la preciada agua está cerca.
Un hecho cierto es que los camellos del desierto del Gobi son capaces de
encontrar agua a más de 80 km de distancia. Cómo son capaces los camellos de
encontrar agua en los desiertos es una pregunta que se han hecho los científicos
a lo largo de los años. El reciente descubrimiento del gen de la geosmina está
ayudando a aclararlo. Parece que en el desierto, Streptomyces despide
geosmina en el terreno húmedo, que puede ser captada por los receptores
olfativos de los camellos. Se piensa que el aroma de la geosmina puede ser un
mecanismo para que los animales dispersen las esporas de estos microorganismos.
Así, cuando los camellos toman agua, diseminan las esporas a dondequiera que
vayan ellos ayudando a su propagación. Pero este compuesto aparentemente
trivial, la geosmina, puede ser una cuestión de vida o muerte para los camellos.
Si la mutación genética se produjera en la naturaleza sería terrible para estos
animales. Además, no sólo los camellos están atraídos por el olor de la
geosmina, sino que algunas lombrices e insectos también son capaces de dirigirse
hacia las emanaciones de estas bacterias. Por otra parte, los botánicos han
descubierto geosmina en flores de cactus y también en flores del Amazonas, que
generan un distintivo olor que podrían hacer creer a los insectos que las
plantas tienen agua, y éstos acabarían accidentalmente por polinizar la flor
[The Guardian 6 Marzo (2003)].
Aunque el descubrimiento del gen de la geosmina parezca trivial
puede tener muchas aplicaciones. Se pueden utilizar cepas de Streptomyces
que tengan inactivada la capacidad de producir geosmina para su aplicación en
las industrias farmacéuticas que emplean esta bacteria para la obtención de
numerosos fármacos, haciendo más agradable su administración al eliminarse el
olor, pudiendo ser esto también utilizado en las aguas de consumo o el
mencionado caso de los vinos.
Pero lo más importante de estudios como este es que el
descubrimiento de genes con una función aparentemente trivial, sin una utilidad
directa, demuestra que con su análisis podemos aprender cómo funcionan muchos
otros mecanismos de la naturaleza en los que podrían participar, y que
permanecían inexplicados hasta ahora, algunos con relativa importancia....si te
pierdes en el desierto.
TÍTULO: EN UN MUNDO DE HOMBRE, AL MAR NO HAY QUE TENERLE MIEDO, SINO RESPETO,.
Toni Albiol: «A la mar hay que tenerle miedo; respeto, a tus padres
Sentados en el bar del mercado, en la terraza, pasa un vecino, saluda a Toni
Albiol (Barcelona, 1941) y se queda a pegar la hebra. Al rato, una gitana le
ofrece un ramillete de calcetines, mientras se oye el repique metálico del
repartidor de butano. La Barceloneta aún sabe a barrio.
—¿Cuántas generaciones en la mar?
—Ni lo sé… Mi padre era pescador y mis dos abuelos también. No tengo la certeza de que mis bisabuelos lo fueran, pero es muy probable que también.
—Tiene acento valenciano…
—Mi familia materna eran pescadores de Altea (Alicante); y por parte de padre, de Peñíscola (Castellón).
—Y emigraron.
—A las familias numerosas no les quedaba otro remedio porque, si cogían pescado, no había a quién vendérselo. Iban emigrando siempre un pueblo más al norte. Pasado Peñíscola, mi abuela parió un hijo en cada puerto.
—¿A qué edad comenzó a pescar?
—Aún no había cumplido los 14 años. Mi padre renegaba y no consintió en comprarme un chubasquero hasta que me vio en la barca calado hasta los huesos, llorando de frío.
—Y sus hijos, ¿le han seguido el oficio?
—Los dos varones, sí; David, de 35 años, y Simó, de 41. Tengo otras dos hijas.
—¿Le hizo gracia?
—No. ¡Pero el pequeño se ponía enfermo si le prohibía embarcar! Para que mis hijos fueran los números uno, me lié, compré una barca grande y me empeñé hasta las cejas. El mundo de la pesca es muy duro…
—¿Por qué?
—Por el dinero, por la incertidumbre. Después de una semana buena, a la siguiente puede haber temporal, y si no coges pescado, no ganas un duro. A veces las he pasado canutas, de no saber dónde echar mano. Y eso que era de los que más ganaba. Ahora estoy jubilado.
—¿Cuánto cobra de pensión?
—Después de haber trabajado 50 años, no llego a los mil euros.
—¿Cuántas barcas salen a pescar de la Barceloneta?
—De arrastre, unas 16. Pero si sumamos la potencia de todos los motores, resulta que ahora hay más caballos que con las 40 o 50 barcas que había antes. No es lo mismo una furgoneta que un Pegaso, claro. A más caballaje se arrastra más porque la red es mayor. Pero ahora el dinero que se gana se esfuma en gasoil.
—Dicen que la pesca de arrastre es muy destructiva, ¿no?
—Ustedes, los periodistas, ponen lo que quieren.
—Ya estamos…
—Es la pesquería más sana que existe. Lo que ocurre es que quienes van al arrastre deberían tener un poco más de conciencia… ¿Sabe?, a mí me han tenido mucha envidia.
—¿Por qué?
—Me criticaban porque aumenté los caballos del motor, y ahora resulta que mi barca es de las más pequeñas. Además, pillaba pescado cuando no lo había.
—¿Ha pasado miedo?
—De jovencito, pescando en aguas de Andratx (Mallorca). Mi padre me ordenó de repente que me echara en la litera, pero la curiosidad me pudo y me asomé por la escotilla: no había visto una negrura semejante en la vida. Mi padre gritaba desde el puente, apenas un cajón, porque aún teníamos las artes en la mar y no sabíamos qué hacer, si cortar la red y largarnos o resistir. El tifón pasó rozándonos.
—Glups.
—Suele decirse que a la mar se le ha de tener respeto, y eso es mentira. A la mar se le ha de tener miedo; el respeto, a tu padre y a tu madre.
—¿Añora la Barceloneta de los tinglados y los chiringuitos?
—Los artesanos remendaban las redes en la calle, las gallinas picoteaban por ahí, las madres nos llamaban a gritos desde los balcones: ¡Toneeeeeeeet! Parecía una película italiana. Era un barrio entrañable. Esto ya no es la Barceloneta.
—Entonces, ¿qué es?
—¿Esto? Chicago, ciudad sin ley. Aquí, a la que te descuidas, te vuelan la cartera. Y los turistas son la víctima principal. De todas formas, creo que el barrio está mejor.
—¿Por qué?
—Ahora la playa es de todos. La pena es que está desapareciendo el tejido humano de la vieja Barceloneta. En todas las escaleras vive un extranjero, y no entendemos bien lo que nos dicen.
—¿Cuántas generaciones en la mar?
—Ni lo sé… Mi padre era pescador y mis dos abuelos también. No tengo la certeza de que mis bisabuelos lo fueran, pero es muy probable que también.
—Tiene acento valenciano…
—Mi familia materna eran pescadores de Altea (Alicante); y por parte de padre, de Peñíscola (Castellón).
—Y emigraron.
—A las familias numerosas no les quedaba otro remedio porque, si cogían pescado, no había a quién vendérselo. Iban emigrando siempre un pueblo más al norte. Pasado Peñíscola, mi abuela parió un hijo en cada puerto.
—¿A qué edad comenzó a pescar?
—Aún no había cumplido los 14 años. Mi padre renegaba y no consintió en comprarme un chubasquero hasta que me vio en la barca calado hasta los huesos, llorando de frío.
—Y sus hijos, ¿le han seguido el oficio?
—Los dos varones, sí; David, de 35 años, y Simó, de 41. Tengo otras dos hijas.
—¿Le hizo gracia?
—No. ¡Pero el pequeño se ponía enfermo si le prohibía embarcar! Para que mis hijos fueran los números uno, me lié, compré una barca grande y me empeñé hasta las cejas. El mundo de la pesca es muy duro…
—¿Por qué?
—Por el dinero, por la incertidumbre. Después de una semana buena, a la siguiente puede haber temporal, y si no coges pescado, no ganas un duro. A veces las he pasado canutas, de no saber dónde echar mano. Y eso que era de los que más ganaba. Ahora estoy jubilado.
—¿Cuánto cobra de pensión?
—Después de haber trabajado 50 años, no llego a los mil euros.
—¿Cuántas barcas salen a pescar de la Barceloneta?
—De arrastre, unas 16. Pero si sumamos la potencia de todos los motores, resulta que ahora hay más caballos que con las 40 o 50 barcas que había antes. No es lo mismo una furgoneta que un Pegaso, claro. A más caballaje se arrastra más porque la red es mayor. Pero ahora el dinero que se gana se esfuma en gasoil.
—Dicen que la pesca de arrastre es muy destructiva, ¿no?
—Ustedes, los periodistas, ponen lo que quieren.
—Ya estamos…
—Es la pesquería más sana que existe. Lo que ocurre es que quienes van al arrastre deberían tener un poco más de conciencia… ¿Sabe?, a mí me han tenido mucha envidia.
—¿Por qué?
—Me criticaban porque aumenté los caballos del motor, y ahora resulta que mi barca es de las más pequeñas. Además, pillaba pescado cuando no lo había.
—¿Ha pasado miedo?
—De jovencito, pescando en aguas de Andratx (Mallorca). Mi padre me ordenó de repente que me echara en la litera, pero la curiosidad me pudo y me asomé por la escotilla: no había visto una negrura semejante en la vida. Mi padre gritaba desde el puente, apenas un cajón, porque aún teníamos las artes en la mar y no sabíamos qué hacer, si cortar la red y largarnos o resistir. El tifón pasó rozándonos.
—Glups.
—Suele decirse que a la mar se le ha de tener respeto, y eso es mentira. A la mar se le ha de tener miedo; el respeto, a tu padre y a tu madre.
—¿Añora la Barceloneta de los tinglados y los chiringuitos?
—Los artesanos remendaban las redes en la calle, las gallinas picoteaban por ahí, las madres nos llamaban a gritos desde los balcones: ¡Toneeeeeeeet! Parecía una película italiana. Era un barrio entrañable. Esto ya no es la Barceloneta.
—Entonces, ¿qué es?
—¿Esto? Chicago, ciudad sin ley. Aquí, a la que te descuidas, te vuelan la cartera. Y los turistas son la víctima principal. De todas formas, creo que el barrio está mejor.
—¿Por qué?
—Ahora la playa es de todos. La pena es que está desapareciendo el tejido humano de la vieja Barceloneta. En todas las escaleras vive un extranjero, y no entendemos bien lo que nos dicen.
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