TÍTULO: QUÉ HAY NUEVO LA ESCENOGRAFÍA DE UN INSTANTE: CANCIÓN,.
No
reconozco esta brisa que golpea a cada momento,
será un instante antiguo que
quiera retornar,
y ganarse de nuevo la confianza de todos nosotros,
o
sea mis discos mis libros y yo...
No hay ninguna prueba lógica de que
sepas viajar
por el laberinto que regresa hasta acá,
la escenografía te
la hice arreglar
por si quisieras encontrar todo igual...
Convalido
la culpa, testimonio de mis sentidos,
conozco el motivo, pura insensatez...
Eres como estos años, que han estado tan fugitivos,
confusos, hermoso
y escurridizos...
No hay ninguna prueba lógica de que sepas viajar
por el laberinto que regresa hasta acá,
la escenografía te la hice
arreglar
por si quisieras encontrar todo igual...
Repasaría,
corregiría, solo podría rozarte quizás,
si deteníamos el tiempo
atravesándolo como no voy a poderlo encontrar...
No hay ninguna prueba
lógica de que sepas viajar
por el laberinto que regresa hasta acá,
la
escenografía te la hice arreglar
por si quisieras encontrar todo igual...
Repasaría, corregiría, solo podría rozarte quizás,
si deteníamos el
tiempo, atravesándolo como no voy a poderlo encontrar,
solo hazme un
espacio, enciende los faros,
que el reporte del tiempo esta mal,
adivinaremos, intuiremos, como no vamos a llegar..
TÍTULO: SI TIENES MINUTOS VISITA CASTUERA,.
Sábado 16--1- Minuto visita el Casino de La Serena Castuera,.
Domingo 17 -5- Minuto visita el Museo del Turrón de Castuera,.
Lunes 18- 20- Minutos. Visita el Salón del Ovino de Castuera ,.
Martes 19-83- Minutos. Visitas las fabricas de queso y de turrones de Castuera,.
Miércoles 20- 2 Horas. Visitas los Parques y jardines de Castuera, etc,.
TÍTULO: VIDAS PRIVADAS,. EL RELOJ BIOLÓGICO TAMBIÉN CORRE PARA ELLOS,.
No es cierto que las mujeres simpre tenga prisa,. Los nuevos hombres también quieren tener hijos y darles todo su amor, pero a veces no dan con la pareja,.
O sí pero ella se niega o lo pospone una y otra vez,. ¿ Es posible que ellos también escuchen el tic-tac del reloj partenal,.?,.etc,.
TÍTULO: EN DIRECTO EL REGRESO DE NATASHCHA KAMPUSCH,.
Su padre ha dicho que jamás se creyo la historia del rapto y que su hija espero a los 18 años para marcharse,.
No ha terminado sus estudios y ha viajado a Sri Lanka para trabajar con niños Traumatizados,.
Con un pañuelo anudado a la cabeza, una mirada perdida y extremadamente delgada.
Así conoció el mundo a la joven austriaca de 18 años Natascha Kampusch a finales
de 2006. Llegaba del infierno, tras un secuestro de ocho años perpetrado
por Wolfgang Priklopil, que terminó el 26 de agosto de 2006: un día
lleno de luz en el que, según el testimonio de Kampusch, pudo escapar gracias a
un descuido de su raptor, que en ese momento lavaba el coche en el jardín de la
casa donde vivió su cautiverio.
Lo contaba todo (o casi) en sus
memorias “3096 días” (Ed. Aguilar), un libro que inspira la película “3096 Tage”
(“3096 días”), recién estrenada en los cines austriacos y alemanes (sin
distribución en España) y que en un solo fin de semana ha conseguido más de
30.000 espectadores en Austria, siendo solo superada por “Los miserables”, con
32.000.
El éxito del morbo
Y es que, desde
aquella explosiva aparición mediática de Natasha han pasado casi siete años y,
sin embargo, la historia de esta joven sigue manteniendo el tirón. El
filme, además, ha vuelto a reavivar la controversia sobre la verdad de su rapto,
ya que relata con precisión todo el secuestro: desde los meses en los
que no salió del zulo que Priklopil le había construido bajo la casa; hasta
escenas de encuentros violentos entre secuestrador y secuestrada, y los posibles
abusos sexuales, de los que Kampusch jamás ha hablado.
Ya en 2006,
muchos ciudadanos pensaron que la joven solo pretendía hacer caja con este
relato. Y ahora, ante tal exhibición, algunos diarios alemanes como el
Frankfürter Allgemeine Zeitung han vuelto a hacerse las mismas preguntas de
entonces: ¿por qué otra vez la misma historia? ¿A quién le puede hacer bien?
De hecho, el primero en reaccionar tras el estreno ha sido el padre de
la joven, Ludwig Koch, que ha solicitado que se pare la distribución de la
película, ya que no está de acuerdo con la versión que se cuenta de la
historia. No obstante, el desencuentro que Koch mantiene con su hija viene de
lejos. En el libro de reciente publicación “Missing”, de Alan Hall, afirma que
jamás se creyó la historia del rapto. Es más, según él, su hija esperó a
tener 18 años para escapar de su secuestrador porque así no tendría que regresar
a su hogar ni a volver a vivir con sus padres, que ya en 1998 se
hallaban separados.
Sin embargo, Kampusch no ha caído en la réplica
airada. Ha acudido a todos los preestrenos del filme en Austria y Alemania y su
respuesta siempre ha sido la misma: “Es ist vorüber” (“Todo ha pasado
ya”). La única reacción tensa se produjo el pasado 27 de febrero,
cuando en Berlín le preguntaron por su padre: “Estoy sin palabras y
bastante perturbada”, señaló. Nada más. Y es que Kampusch, una mujer
que ya tiene 25 años, que juguetea con su iPhone como todas las chicas de su
edad y que tiene un aspecto muy distinto a aquella jovencita delgada y de rostro
enfermizo, jamás se ha retractado de su historia.
Con los niños
soldado
Tras el secuestro hizo una huida hacia adelante.
Se fue a vivir sola, terminó sus estudios de Primaria y Secundaria, y
empezó un curso de Formación Profesional en orfebrería, que no llegó a
terminar. Quería dedicarse a sí misma. Única y exclusivamente. En 2011
participó en un proyecto de cooperación en Sri Lanka junto a la ONG Jugend Eine
Welt-Don Bosco Aktion Österreich (Juventud Un mundo-Don Bosco Acción Austria),
que se dedica a ayudar a niños que perdieron a sus familiares en el tsunami de
2004, niños que fueron alistados como soldados durante la guerra civil que llenó
de sangre el país y niñas que fueron obligadas a trabajar como esclavas
sexuales.
Su primer granito de arena fue financiar la
construcción de un hospital para estos niños con 50.000 €. Lo próximo
será una escuela. “En Viena siempre me siento agotada. Por eso trato de viajar a
Sri Lanka, donde me siento más segura”, declaró recientemente a una revista
austriaca. Aunque también añadió, con un lenguaje que resulta un tanto críptico:
“Sri Lanka se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en mi
prisión”.
A pesar de este trabajo, la opinión pública
nunca ha dejado de cuestionarla y de hacer sangre con Kampusch. Quizá su
problema es que nunca lloriqueó. Peor aún para sus críticos: llegó a
desear que su raptor no se hubiera suicidado arrojándose a las vías del tren
cuando ella huyó. La sociedad se encontró así ante una secuestrada inesperada
que no hacía y decía lo esperable. Nadie se explicó que no regresara con su
familia. Que quisiera valerse por sí misma. O que fuera excesivamente mediática.
Sus palabras, su independencia siempre molestaron. Nunca cayó
bien porque jamás se ajustó al papel que todos tenemos en la cabeza sobre las
víctimas. “No me compadezco de mí misma”, llegó a decir. Tal vez, sin
embargo, deberíamos reajustar nuestras estructuras mentales. Kampusch no solo es
una víctima. Como dijo el psicólogo Georg Pieper, quizá se trate de “la
embajadora de los supervivientes”.
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