miércoles, 30 de mayo de 2012

Carl Fabergé./ OTRO SEISMO EN EL CORAZÓN DE ITALIA.

TÍTULO: Carl Fabergé:

Carl Fabergé (30 de mayo de 184624 de septiembre de 1920), fue un joyero ruso. Es considerado uno de los orfebres más destacado del mundo, que realizó 69 huevos de pascua entre los años 1885 a 1917, 61 de ellos se conservan.[1]
 
En 1870 pasa a ser el responsable de la empresa familiar de joyería en San Petersburgo. Con una excelente reputación como diseñador, trabaja con piedras preciosas, semipreciosas y metales, y realiza diseños de diferentes estilos como ruso antiguo, griego, renacentista, barroco, Art Nouveau, naturalista y caricaturesco.
Sus obras fueron expuestas en la Exposición Panrusa de Moscú de 1882 y recibieron la medalla de oro. Recibió el nombramiento de orfebre y joyero de la Corte Imperial Rusa y de otras muchas monarquías europeas. Fabricó joyas con forma de Huevos de Pascua de oro y esmalte, animales en miniatura, cálices, bomboneras y otros objetos.
Para la Pascua de 1883, el zar Alejandro III le encargó al orfebre Peter Carl Fabergé la construcción de un huevo para regalarle a su mujer, la zarina María. El regalo consistió en un huevo con cáscara de platino que contenía dentro uno más pequeño de oro. Al abrirse este último, se encontraba una gallina de oro en miniatura que tenía sobre su cabeza una réplica de la corona imperial rusa. Este particular Huevo de Pascua le gustó tanto a la emperatriz que el zar le ordenó a Fabergé que realizara uno nuevo para cada Pascua.
Once fueron en total los huevos que Alejandro III le regaló a su mujer. Luego, su hijo Nicolás II continuó con esta tradición y mandó realizar otros para regalarle a su mujer y a su madre. Los 57 huevos que confeccionó la casa Fabergé tenían en su interior algún obsequio, réplica en miniatura de una de las pertenencias de los zares.
La Revolución rusa acabó con la firma.
Desde la Segunda Guerra Mundial han salido a subasta seis de estas obras de arte. En noviembre de 1994 el Winter Egg (creado en 1913, y que se creía perdido hasta 1984) alcanzó el récord de 5.600.000 dólares.
Recientemente (28 de noviembre de 2007) un huevo fabricado por Fabergé para la familia de banqueros Rothschild, alcanzó en subasta el precio récord de 18 millones de dólares.Obra de Carl Fabergé-foto.

TÍTULO: OTRO SEISMO EN EL CORAZÓN DE ITALIA.

Los sismólogos lo habían advertido, pero nadie quería imaginar que la pesadilla del pasado 20 de mayo con siete muertos se iba a repetir con otro terremoto aún peor. La misma región del nordeste, Emilia, con capital en Bolonia, que desde entonces ha convivido con 70 réplicas de baja intensidad, sufrió ayer otra sacudida de 5,8 grados en la escala Richter a las nueve de la mañana, seguida de varias más. Los expertos no tenían claro ayer si es una continuación del primer terremoto o una nueva falla que se ha abierto. Anoche el balance era de 16 muertos, un desaparecido, más de 350 heridos y 8.000 personas desalojadas, que unidas a las 6.000 que ya vivían en tiendas y pabellones desde el anterior temblor suman 14.000 evacuados. Una mujer fue rescatada de los escombros doce horas después del derrumbe. Y no se descartan nuevos seísmos.
El epicentro fue en Módena y la destrucción se extendió por una línea de 50 kilómetros, que también se hizo sentir en Milán, Turín y Florencia y ahondó el trauma del anterior golpe. Resquebrajó el corazón de esta región, una de las más apacibles, hermosas y que concentran la esencia de la dulce vida de provincias en Italia, un encanto violentamente ultrajado. Un paisaje de campanarios y castillos que ayer se caían, una interminable llanura de aldeas donde reina la gastronomía y la simpatía de la gente. Pero también un rincón de prosperidad, genialidad y trabajo, donde ayer cerraron, por ejemplo, las fábricas de Ferrari, Ducati y Maserati. También se suspendió el partido amistoso de fútbol de Italia contra Luxemburgo que debía jugarse en Parma.
El nuevo temor que se abre paso es que esta región hasta ahora tan tranquila, aunque se recuerde el terremoto de 1570 y otro en 1987, deba entrar en los mapas sísmicos como zona de alto riesgo. La plácida llanura del Po, entre los Apeninos y los Alpes, se libraba de esta condición, pero está claro que ya no es así. El Centro Nacional de Investigación (CNR) reconoció ayer que esto no ocurría en Emilia desde hace cinco siglos: «La península italiana se está reorganizando desde el punto de vista geológico», explicó el geofísico Giovanni Gregori. «Hay que actualizar los mapas y tenemos que revisar las precauciones de riesgo, porque evidentemente estaban calibradas para uno distinto del que se está verificando», admitió el ministro de Medio Ambiente, Corrado Clini.
Urbanismo a debate
Las polémicas que surgen en Italia en cada terremoto ayer se redoblaron. En muchas empresas de la zona se registraron la mayoría de los muertos, al derrumbarse naves industriales, como hace nueve días. En la comarca de Mirandola, una de las más afectadas, se vino abajo el 80% de las instalaciones, el primer parque europeo biomédico, pero que combina esta excelencia con una discutible solidez urbanística. La mayoría de los edificios italianos no cumple los requisitos mínimos. Los sindicatos ayer ya no se callaron, porque muchas de esas muertes quizá se podían haber evitado. «Lo ocurrido hace pensar que las estructuras no se aseguraron de forma correcta antes de dejar volver a las personas a trabajar», atacó Susanna Camusso, líder del primer sindicato, CGIL.
La propia ministra de Trabajo, Elsa Fornero, se quejó de que, siendo los terremotos naturales, «no es natural que se derrumben edificios cada vez que la tierra se mueve, en otros países no sucede». También se debate ahora sobre la política de prevención de Protección Civil, que en los últimos días había comunicado a los vecinos de las zonas más afectadas que podían comenzar a volver a sus casas. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, intervino para pedir que se verifique si algo se ha hecho mal.
En una escena ya vista muchas veces en el pasado, el profesor de Sismología de Bolonia, Enzo Boschi, también denunció que en Italia «no hay prevención ni manutención, no hay una verdadera cultura ni una política para afrontar estos problemas». Las primeras normas antisísmicas son de los setenta y su versión definitiva es del 2009. Otro aspecto que se hace notar, dentro de la tragedia, es la crisis económica, que en esta situación se sufre aún más. El primer ministro, Mario Monti, tuvo que aguantar que le pitaran la semana pasada en su visita a la zona, y ayer corrió como la pólvora por Internet la propuesta de anular los fastos y el desfile militar de la fiesta de la República, el próximo 2 de junio, para dedicar el dinero a los damnificados. Napolitano replicó por la tarde que será una celebración «sobria», pero que se llevará a cabo «porque la República debe confirmar su vitalidad, fuerza democrática y serenidad ante los desafíos». Tal vez se esté fraguando otro frente de descontento de los ciudadanos ante la política tradicional.

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