martes, 15 de mayo de 2012

EN EL DESIERTO CON EL DROMEDARIO./ EL CHACAL ES COMO UN ZORRO.

TÍTULO: EN EL DESIERTO CON EL DROMEDARIO.

El dromedario o camello arábigo (Camelus dromedarius) es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia Camelidae.[1] Es similar al camello bactriano (Camelus ferus), del que se diferencia por su pelaje generalmente más corto, cuerpo menos robusto y presencia de una joroba en lugar de dos. No se reconocen subespecies.[1]
Como su primo asiático, es un tilópodo sin cuernos, con los orificios nasales formando aberturas oblicuas, el labio superior dividido y movible por separado y extensible, con pezuñas, el abdomen elevado y patas largas y delgadas. Su anatomía muestra todo tipo de adaptaciones a la vida en los desiertos cálidos y arenosos donde vive: las rodillas y tobillos tienen callosidades que las hacen más resistentes al ardor de la arena cuando se sientan, sus pestañas largas y finas mantienen los ojos a salvo de que les entre arena, y en la joroba mantienen un depósito de grasa del que pueden nutrirse e incluso generar agua si es necesario. Su capacidad de resistencia ante la deshidratación los ha hecho unos animales muy valiosos en el desierto. El dromedario puede llegar a beber hasta 150 litros de agua en muy poco tiempo.

 Distribución:

Grupo de dromedarios en el desierto del Neguev, Israel.
Los dromedarios son originarios de la península Arábiga, aunque han sido introducidos por el hombre en multitud de lugares, y no son raros los casos en que estos animales han escapado y formado poblaciones semisalvajes. A modo de ejemplo se pueden citar los camellos del Sáhara, introducidos por primera vez en la época romana, y los de Australia, que llegaron allí durante las exploraciones inglesas del siglo XVIII, a partir de ejemplares transportados desde las Islas Canarias. El uso de este animal como motor de trabajo en las tareas agrícolas ha sido común en dicho archipiélago hasta la reciente industrialización, generándose términos propios como guelfo, para definir a la cría del dromedario.
En la Dinastía VI de Egipto está datado un grabado de Asuán, con la imagen de un dromedario y su jinete, desmintiendo la llegada de este animal al desierto del Sáhara, procedente de Oriente, en época cristiana.

TÍTULO: EL CHACAL ES COMO UN ZORRO:
Un chacal es un miembro de cualquiera de tres[1] especies de mediano tamaño de depredadores del género Canis, halladas en África, Asia, y el sudeste de Europa.[2] Los chacales ocupan un nicho ecológico similar al de los coyotes[3] en América del Norte. Las tres especies son depredadores omnívoros de animales de talla mediana, como también carroñeros de ser necesario. Las patas largas y los dientes caninos curvos están adaptados para la caza de pequeños mamíferos, aves, y reptiles. Sus pies grandes y los huesos largos de sus patas los preparan físicamente para carreras de larga distancia, son capaces de mantener velocidades de 16 km/h por extensos períodos de tiempo. Están más activos durante el crepúsculo.
En la sociedad de los chacales, una pareja monogámica defiende su territorio de otras parejas. Estos territorios son defendidos vigorosamente desafiando a los intrusos y marcando su territorio con su orina y sus heces. El territorio puede ser lo suficientemente grande como para albergar adultos jóvenes que están con sus padres hasta establecer sus propios territorios. Los chacales pueden encontrarse ocasionalmente en pequeños grupos, como cuando están frente a un pedazo de carroña, pero normalmente cazan solos o en parejas.
In 1816, Lorenz Oken en su tercer volumen de Lehrbuch der Naturgeschichte, halló suficientes semejanzas en la dentición de chacales y coyotes como para distinguir dichas especies en un género separado Thos (gr. θώς).[cita requerida] La nomenclatura idiosincrática de Oken, sin embargo, despertó el desprecio de una serie de zoólogos sistemáticos. Casi todas las palabras descriptivas usadas para justificar la división del género eran términos relativos, sin una medida de referencia, y ese argumento no tenía en cuenta que la diferencia en tamaño entre especies podía ser considerable. Ángel Cabrera, en 1932, en su monografía de los mamíferos de Marruecos, se refirió brevemente a si la cuestión de la presencia o no de cíngulo en los molares superiores de los chacales, aunque su ausencia en el resto de las especies de Canis justificaría una subdivisión del género Canis. En la práctica el no lo subdividió, y llamó a los chacales como Canis.[7]
La teoría Thos de Oken tuvo escaso impacto en la taxonomía, pero fue revivida en 1914 por Edmund Heller que apoyó la separación en un nuevo género. La designación de Heller persiste en el nombre de las especies y subespecies, pero el género ha sido cambiado de Thos a Canis.[7]
Descubrimientos modernos han clarificado la relación entre las especies de chacal. A pesar de su similitud externa, no siempre están estrechamente relacionados entre sí. El chacal rayado y el chacal de lomo negro están relacionados entre sí, pero separados de las otras especies de Canis. El chacal dorado y el lobo etíope son parte de un grupo que incluye al lobo gris, el perro, y el coyote.[8] Experimentos de hibridación en Alemania entre caniches y chacales, resultaron en híbridos diferentes a los de entre perro y lobo, mostrando una disminución en la fertilidad, problemas de comunicación significativos, como también incremento en enfermedades genéticas luego de tres generaciones de hibridación.[9]

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