miércoles, 23 de mayo de 2012

ADELA ÚCAR BUSCA TRABAJO:/ EL MAESTRO SUICIDA--AJEDREZ:

TÍTULO: ADELA ÚCAR BUSCA TRABAJO:

'21 días' viaja a Oslo tras el soñado bienestar del norte. Tendrá un salario precario como limpiadora y vivirá en un piso patera .


Más de 300.000 españoles han salido de España desde que comenzó la crisis económica. Unos cuantos han volado a Noruega, un destino atractivo por su alto poder adquisitivo y sus bajas cifras de desempleo -3%-. Pero sigue sobrando gente para trabajar. Lo va a comprobar Adela Úcar, que monta el campamento base de '21 días' en Oslo. El reto, encontrar trabajo.
El 'docu-reality' de Cuatro, producido por BocaBoca, estrena esta noche -a las 00.15 horas- una nueva entrega con españoles que se han exiliado a la capital noruega en busca de un salario que aquí no les dan. El desconcierto de la llegada, las dificultades para asentarse en un país donde hablan otro idioma, las estrecheces de los inmigrantes, condenados a vivir en pisos patera para ahorrar... escriben el guión de la nueva aventura de Úcar.
'21 días' en Oslo sigue la estela de historias de crisis que tantas horas están llenando en televisión. Son uno de los temas recurrentes en 'Comando actualidad', el programa de reportajes de calle de TVE (hoy a las 22.15 horas en La 1), sin olvidar que el otro día Jordi Évole anotó una cifra de récord para La Sexta -2.155.000 espectadores y un 11% de cuota de pantalla- con su reportaje 'España, ¿al borde del rescate?' en 'Salvados'.
El gancho de '21 días' vuelve a ser las historias con nombre y apellido, como la de Rocío, una española que se mudó a Oslo con su marido y sus dos hijos porque aquí no les salía nada. Sobreviven en un apartamento de 30 metros cuadrados que pagan gracias al sueldo de él, que trabaja limpiando 16 horas al día sin librar los fines de semana y han tenido que ir a pedir ropa y comida a la beneficencia. «Dejar a un padre y a una madre enfermos y tener que irte es lo peor que hay. Pero teníamos que emigrar porque era venir a Noruega o hundirnos», explica.
Otro que tira abajo el mito de la calidad de vida de los noruegos es Antonio. Tras quebrar la empresa de construcción en la que trabajaba, se fue a Oslo y dejó en España a sus hijos. Apenas sabe inglés y muy poco noruego, así que no aspira más que a empleos esporádicos limpiando baños y oficinas. Vive en un piso patera con diez personas y duerme en una litera, por la que allí se llega a pagar hasta 300 euros mensuales. «Este mes no voy a cobrar ni 500 euros y no llego para pagar la habitación. A veces me pregunto qué es lo que hago aquí», confiesa.
La historia de Lorenzo y Loles es la misma, una 'huida' obligada: «En España no vemos que haya salida y creemos que Oslo era la mejor opción. Estamos gastando nuestra última jugada, el último cartucho».
Adela Úcar recorre el camino que antes han hecho Rocío, Antonio, Lorenzo y Loles y sale a la calle con el currículum en la mano. Solo encuentra trabajo limpiando camiones y recogiendo basura en un polígono industrial. Además, alquila una cama en un piso patera para pasar la noche, pero al llegar de trabajar descubre que la puerta de la habitación ha sido forzada y que en su interior hay un traficante de droga y un toxicómano, circunstancia que la obliga a dejar el cuarto y buscar otro lugar donde dormir.
También se acerca a la otra realidad, a la de los que les ha ido bien. Como a Estela, una joven que ha alcanzado el soñado bienestar del norte de Europa. Habla noruego e inglés y trabaja como dependienta en una zapatería. Vive con su pareja en un piso y gana 2.800 euros. «Estoy contenta y ahora disfruto el esfuerzo de haber estado lavando vasos por las noches en un bar. No se puede pretender tenerlo todo enseguida», afirma.
La presentadora del programa de Cuatro solo encontrará empleo como limpiadora durante su estancia en la capital noruega.,foto.

TÍTULO: EL  MAESTRO SUICIDA--AJEDREZ:

Movió la dama y todos se llevaron las manos a la cabeza. El error de Gelfand frente a Anand precipita la partida más corta en la historia del mundial de ajedrez .

Fue retirar la mano de la dama, su preciada dama, y empezar a maldecir. No se lo podía creer. Ni él, ni su contrincante, el campeón mundial Viswanathan Anand, ni los plumillas que aún tomaban posiciones libreta en mano, ni las decenas de personas que abarrotaban las vetustas butacas de la galería Tretiakov de Moscú, donde estos días se disputa la final del Mundial de Ajedrez. La mayúscula y a la vez inocente 'cagada' que Boris Gelfand acababa de cometer, un error de principiante, le ha valido un récord guinness: se ha convertido en el maestro que protagoniza la partida más corta en la historia de este torneo.
Según las matemáticas, después del cuarto movimiento hay más de 288 billones de combinaciones posibles. Gelfand eligió la peor en la jugada número 14, cuando la estadística se multiplica hasta el infinito y el tiempo total de juego -solo habían transcurrido dos horas- supone una nimiedad. En la serie final, cada una de las 12 partidas que acaban decidiendo el mejor jugador del planeta puede tener más de 200 lances. Nikolic y Arsovic llegaron a los 269 en Belgrado, en 1989, y acabaron en tablas. Pero muchos recuerdan todavía la cruenta batalla psicológica que libraron Anatoly Karpov y Viktor Korchnoi en 1978, con Guerra Fría, mentalistas y gafas de sol de por medio, que acabó con un 'rebote' memorable de Korchnoi, y cuyo veredicto, a favor de Karpov, se decidió... ¡tres años después!
La octava partida entre el aspirante al cetro mundial, el israelí Boris Gelfand , y el campeón absoluto desde 2007, el indio Anand -que vive intensamente su ciudadanía española desde que hace unos años fijara su residencia en Collado Mediano, a solo unos kilómetros de Madrid- no tuvo tanto misterio. La metedura de pata que Gelfand cometió este lunes fue rápida, clara y decisiva para que 'Vishy', como se le conoce cariñosamente al maestro indio, recuperara el terreno perdido en la partida anterior e igualara la final, que se le había puesto en contra. Gelfand, que jugaba con las negras, desestimó la opción más lógica, la del caballo que también esperaba Anand, y se obcecó casi de forma suicida con una torre, sin ver que tres jugadas más tarde su dama quedaría encerrada. Y la partida decidida. El propio Viswanathan Anand lo reconocía después de levantarse de la mesa: «la clave de mi victoria fue su error». La jugada circula ya en internet como uno de los peores movimientos realizados por un maestro ajedrecista en un mundial. Triste título para uno de los mejores jugadores de los últimos años, que pese a todo siempre estuvo por detrás de los dos grandes iconos del escaque: Karpov y Kasparov, a los que nunca logró dar el jaque mate definitivo y alzarse con la corona de rey del ajedrez. 'Vishy', como Gelfand, les ganó alguna partida, pero tampoco logró desbancarles del podio mundial.
«Sin agallas no hay gloria»
Con el marcador global 4-3 a su favor, el aspirante desaprovechó una oportunidad de oro para dar la puntilla a su duro contrincante, al que no ganaba en el tablero desde hacía 19 años. Y aunque la partida estaba perdida, muchos creen que podía haber aguantado un poco más, pero el maestro israelí no quiso prolongar la agonía y en la jugada 17 se dio por vencido. Expertos como Susan Polgar estiman que Gelfand arriesgó demasiado en su camino hacia la victoria: «Algunas veces tienes solo una oportunidad en la vida de conseguir el gran premio. Entonces, debes dar el 150% de ti mismo para luchar duro en cada una de las partidas, sin temer la derrota. Sin agallas no hay gloria. Cree en ti mismo. Consíguelo o vuelve a casa». Mark Crowther ('The Week in Chess'), por su parte, se preguntaba si Gelfand podría haber intentado liquidar el duelo al percibir alguna debilidad en Anand, quien buscó una partida más táctica que las anteriores, tremendamente igualadas. Mientras los críticos especulaban sobre las causas de tamaño error, Gelfand se dejó de excusas y zanjó la cuestión con la mayor sinceridad posible: «Simplemente, calculé mal». Nadie sabe si a la explicación se sumaron varios cabezazos contra la pared.
Los dos adversarios afrontan a partir de hoy los últimos combates, en los que Gelfand y Anand planificarán como tumbar al rey y, de paso, hacerse con la bolsa de 2,55 millones de dólares que se esconde tras las casillas blancas y negras. En caso de acabar en empate, deberán enfrentarse en una muerte súbita conocida como 'Armagedón'.
El gran maestro Stuart Conquest intentó animar a Gelfand ayer, en plena jornada de descanso, antes de que volviera a salir al 'ruedo': «Sal, ve alguna película, prueba un restaurante distinto, cambia tu rutina. ¡Y, por supuesto, nada de ajedrez!».

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