El PP se marca como objetivo el endurecimiento de la Ley de Extranjería.
Uno de los grandes cambios que incluirá la nueva Ley de Extranjería, con respecto a la aprobada por el Gobierno Zapatero en 2009, será la eliminación del llamado “permiso de arraigo”, que permitía a los inmigrantes ‘sin papeles’ obtener el permiso de residencia a través de una prueba, en la que ‘demostraban’ haber adquirido la cultura y las experiencias españolas.
Alemania es el ejemplo a seguir. Mariano Rajoy va a endurecer la actual Ley de Extranjería aplicando el modelo de Angela Merkel: sólo se permitirá la entrada en España a los inmigrantes que lleguen con contrato de trabajo y repatriará a los que se queden en paro. Además, eliminará la regularización por “arraigo social” creada por José Luis Rodríguez Zapatero.El pasado 16 de enero, el Instituto Nacional de Estadística hizo públicos los datos de población en España durante 2011, en los que destacaba el saldo negativo en cuanto a las migraciones: en el último año, salieron del país 507.740 españoles, y arribaron 457.650 extranjeros.
Pese a este balance poblacional negativo, Mariano Rajoy continúa con la idea de reformar, y endurecer, la Ley de Extranjería aprobada por el Gobierno Zapatero en 2009.
Siguen llegando emigrantes
Según ha sabido El Confidencial Digital, el último estudio del INE no ha sido bien recibido ni en Moncloa, ni en el ministerio de Empleo, donde sorprende, y a la vez inquieta, el hecho de que hayan seguido entrando un gran número de inmigrantes en España pese a los altos índices de paro.
Por ese motivo, la reforma de la Ley de Extranjería que prepara el Ejecutivo de Mariano Rajoy se basará en blindar la llamada inmigración laboral, imponiendo los mismos requisitos que exige Alemania para poder entrar en su país. Los responsables en materia de Inmigración a los que ha tenido acceso a este diario aseguran: “Allí, los permisos de residencia tienen la misma duración que los contratos de trabajo de los que vienen, y aquí queremos hacer lo mismo”.
Visado laboral
Las fuentes antes citadas concretan que “la gente que venga deberá traer un visado de empleo, obtenido en el consulado de su país de origen, para ocupar un puesto de trabajo específico en España. Cuando lo pierda, deberá regresar a su país”.
Con dicha medida, “se promoverá las entradas y salidas circulares de España, además de favorecer un mayor control sobre los flujos migratorios del país”.
Aseguran que “es difícil de creer que los ‘sin papeles’ llegados últimamente a nuestro país lo hayan hecho para buscar empleo, sino por otras causas, por lo que algo se está haciendo mal”.
Adiós al “arraigo social”
Otro de los grandes cambios que incluirá la nueva Ley de Extranjería, con respecto a la aprobada por el Gobierno Zapatero en 2009, será la eliminación del llamado “permiso de arraigo”, que permitía a los inmigrantes ‘sin papeles’ obtener el permiso de residencia a través de una prueba, en la que ‘demostraban’ haber adquirido la cultura y las experiencias españolas.
Dichos exámenes son realizados por jueces del Registro Civil, que preparan a su albedrío las preguntas de los cuestionarios. Durante el último año, los inmigrantes han debido responder a preguntas tan variopintas como quién dio el pregón del Orgullo Gay, quién es Belén Esteban, o qué animal alemán vaticinaba los resultados del Mundial de fútbol.
En el Gobierno de Rajoy son conocedores del contenido de este tipo de pruebas, superadas por el 90 por ciento de los inmigrantes, y quieren acabar con dicha fórmula: “Ha supuesto un ‘efecto llamada’ para los extranjeros que sólo persiguen la nacionalización española, y obtener así las prestaciones de la Seguridad Social y del paro, a las que tienen acceso directo”.
TÍTULO: EL AMOR SEGÚN HANEKE:
El amor en la vejez, según Michael Haneke
'Amour' es una aproximación rigurosa a la vejez sin caer en el tremendismo y evitando el inútil ternurismo .
El amor como una manera de fidelidad, como una esperanza. El amor, cuando el cuerpo es viejo y el espíritu se resiente. Amor, Amour, así, en francés, que es como se titula la nueva película del austriaco Michael Haneke, exhibida dentro de la sección competitiva de Cannes.
El filme, despedido con aplausos tras su proyección de la mañana para los medios, cuenta la historia de Goerges y Anne, una matrimonio de edad avanzada (sin concretar años, porque llega un momento en que eso de la edad ya no es tan sólo una cuestión de calendario). Amour es la historia de dos personas mayores, de gente culta, refinada. Profesores de música ya retirados, viviendo su vida de viejos en un gran apartamento de París. Juntos; sin muestras de pasión. Pero tampoco de descontento. Una pareja más o menos feliz, bien acoplada, hasta la que la enfermedad los alcanza...
¿Ha querido hacer el director austriaco una declaración de principios? ¿Es su filme una acusación? ¿Un panfleto social? "No escribo guiones (el guión llleva su firma) ni dirijo películas para declarar ni para enseñar nada. Tampoco para acusar. Todos sabemos que, antes o después, llega el momento del envejecimiento en la gente que quieres, es inevitable. Y también es difícil hablar de ese envejecimiento que, en muchas ocasiones, va ligado al sufrimiento. Con Amour no he querido decir nada de la sociedad ni hacer ningún tipo de declaración. Tan solo contar una historia", comenta Haneke.
El veterano Jean-Louis Trintignant, protagonistas de más de cien peliculas, pero que llevaba 14 años retirado del cine, interpreta a Georges. Y Emmanuelle Riva, gran dama del teatro francés, quien fue protagonista de la legendaria Hiroshima mon Amour, es Anne. Ellos dos ofrecen una interpretación matizada, llena de detalles, perfectamente complementada. Los dos viven con elegancia un una montaña rusa (muy discreta) que los arrastra colina abajo de sus vidas.
Haneke no se muestra con ellos sentimental ni melodramatico: eso seria ir contra su propia naturaleza. No convierte la vejez en algo romántico. No es el estilo del director de la caústica Funny games (1997), de la dura La pianista (2000) o de la descarnada La cinta blanca (2009). Pero, sin obviar una mirada fría y distante, lo cierto es que Haneke se muestra en Amour, especialmente con su pareja protagonista, casi tierno. Isabelle Huppert, como la hija de ambos, tiene una intervención de contrapunto, casi de contraste. Es el mensajero de la vida que está fuera, y que se les escapa a sus progenitores.
Decididamente compasivo, con Amour Haneke realiza una aproximación rigurosa a la vejez sin caer en el tremendismo y evitando el inútil ternurismo . Buscando las implicaciones sentimentales de los hechos, que es envejecer, hacerse viejos. Una película que, de alguna manera, humaniza a Haneke. Lo reconcilia con la vida.
El filme, despedido con aplausos tras su proyección de la mañana para los medios, cuenta la historia de Goerges y Anne, una matrimonio de edad avanzada (sin concretar años, porque llega un momento en que eso de la edad ya no es tan sólo una cuestión de calendario). Amour es la historia de dos personas mayores, de gente culta, refinada. Profesores de música ya retirados, viviendo su vida de viejos en un gran apartamento de París. Juntos; sin muestras de pasión. Pero tampoco de descontento. Una pareja más o menos feliz, bien acoplada, hasta la que la enfermedad los alcanza...
¿Ha querido hacer el director austriaco una declaración de principios? ¿Es su filme una acusación? ¿Un panfleto social? "No escribo guiones (el guión llleva su firma) ni dirijo películas para declarar ni para enseñar nada. Tampoco para acusar. Todos sabemos que, antes o después, llega el momento del envejecimiento en la gente que quieres, es inevitable. Y también es difícil hablar de ese envejecimiento que, en muchas ocasiones, va ligado al sufrimiento. Con Amour no he querido decir nada de la sociedad ni hacer ningún tipo de declaración. Tan solo contar una historia", comenta Haneke.
El veterano Jean-Louis Trintignant, protagonistas de más de cien peliculas, pero que llevaba 14 años retirado del cine, interpreta a Georges. Y Emmanuelle Riva, gran dama del teatro francés, quien fue protagonista de la legendaria Hiroshima mon Amour, es Anne. Ellos dos ofrecen una interpretación matizada, llena de detalles, perfectamente complementada. Los dos viven con elegancia un una montaña rusa (muy discreta) que los arrastra colina abajo de sus vidas.
Haneke no se muestra con ellos sentimental ni melodramatico: eso seria ir contra su propia naturaleza. No convierte la vejez en algo romántico. No es el estilo del director de la caústica Funny games (1997), de la dura La pianista (2000) o de la descarnada La cinta blanca (2009). Pero, sin obviar una mirada fría y distante, lo cierto es que Haneke se muestra en Amour, especialmente con su pareja protagonista, casi tierno. Isabelle Huppert, como la hija de ambos, tiene una intervención de contrapunto, casi de contraste. Es el mensajero de la vida que está fuera, y que se les escapa a sus progenitores.
Decididamente compasivo, con Amour Haneke realiza una aproximación rigurosa a la vejez sin caer en el tremendismo y evitando el inútil ternurismo . Buscando las implicaciones sentimentales de los hechos, que es envejecer, hacerse viejos. Una película que, de alguna manera, humaniza a Haneke. Lo reconcilia con la vida.
TÍTULO: CIMARRO SUS CÁLCULOS:
Cuando sigue el casamiento
hecho un campo de batalla,
falla el casal desatento,
porque ¡el amor nunca falla!
El amor es tenue aliento,
donde hay celos, no se halla;
de sospechas siempre exento,
vibra en el alma y se calla…
Siendo justo, es más extraño:
por ser el amor perfecto,
añade dos, sin engaño.
En su cálculo correcto,
no existe error ninguno,
pues ¡uno más uno es uno!…
No hay comentarios:
Publicar un comentario