Laudelino Cubino González, también conocido como Lale Cubino (nacido el 31 de mayo de 1963 en Béjar, Salamanca) fue un ciclista español, profesional entre los años 1986 y 1996, durante los cuales logró 35 victorias.
Cubino era un especialista en la alta montaña.[1] Se le daban especialmente bien las etapas disputadas en los Pirineos, donde llegó a ganar en dos ocasiones la etapa que llegaba a Luz Ardiden, una en la Vuelta[2] y otra en el Tour.[3] [4] Cubino consiguió triunfos de etapa en las tres Grandes Vueltas.
En la Vuelta a España, su mejor posición en la general fue la tercera plaza lograda en 1993. Además, fue 4º en 1988 y 6º en 1992.
Durante su carrera profesional, pasó varios meses en blanco por culpa de las lesiones, especialmente en las rodillas.[1]
Tras retirarse del ciclismo profesional, Cubino pasó a dirigir un complejo hotelero en su pueblo natal.[5]
TÍTULO: EL LADRÓN DE BICICLETAS.
TÍTULO. Nos amamos en una Bicicleta.
Ayer tu y yo, en un solo beso para la vida,
en el amor que nos conoció a los quince años
y yo pedaleando para un nunca llegar tarde a tu corazón.
Fuimos nosotros los que inventamos el beso en una bicicleta,
la edad de las miradas con un cuaderno en la mano.
Fuimos nosotros, los que sin respirar, nos cansamos de viajar;
y ayer, sólo ayer, las calles dicen: Allí van son ellos!,
pero fue tan rápido que pedazo a pedazo nos despedimos.
Yu y yo, querida, ahora quizás dónde, dónde volveríamos a rodar,
dónde volveríamos a comandar dos ruedas como a un barco,
dónde volveríamos a conquistar los mundos con un sueño.
Eso no me importa, porque en mi memoria tengo un niño despierto,
llevo a ese revoltoso quinceañero en los dedos del alma,
tengo aún esos años diminutos como zapatos de liceano.
Entonces, será a las siete, te pasaré a buscar como cochero,
subirás en mi caballo veloz con rayos de aluminio,
dispuesta a saltar a la gloria al besar cada calle,
recostándote en cada parada para retomar las fuerzas
Entonces, será a las siete, cuando llegue a tu casa,
salgas a recibirme como ansiosa de la nueva carrera.
Entonces, son las siete y recuerdo tu mano en la mía,
riendo de pedaleo de mañana y tarde,
cuando nos amamos en una bicicleta sobre la vida,
cuando se me vienen los quince felices años,
ahora que son más, sin bicicletas ni sueños.
en el amor que nos conoció a los quince años
y yo pedaleando para un nunca llegar tarde a tu corazón.
Fuimos nosotros los que inventamos el beso en una bicicleta,
la edad de las miradas con un cuaderno en la mano.
Fuimos nosotros, los que sin respirar, nos cansamos de viajar;
y ayer, sólo ayer, las calles dicen: Allí van son ellos!,
pero fue tan rápido que pedazo a pedazo nos despedimos.
Yu y yo, querida, ahora quizás dónde, dónde volveríamos a rodar,
dónde volveríamos a comandar dos ruedas como a un barco,
dónde volveríamos a conquistar los mundos con un sueño.
Eso no me importa, porque en mi memoria tengo un niño despierto,
llevo a ese revoltoso quinceañero en los dedos del alma,
tengo aún esos años diminutos como zapatos de liceano.
Entonces, será a las siete, te pasaré a buscar como cochero,
subirás en mi caballo veloz con rayos de aluminio,
dispuesta a saltar a la gloria al besar cada calle,
recostándote en cada parada para retomar las fuerzas
Entonces, será a las siete, cuando llegue a tu casa,
salgas a recibirme como ansiosa de la nueva carrera.
Entonces, son las siete y recuerdo tu mano en la mía,
riendo de pedaleo de mañana y tarde,
cuando nos amamos en una bicicleta sobre la vida,
cuando se me vienen los quince felices años,
ahora que son más, sin bicicletas ni sueños.
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