Estas últimas semanas he estado diciendo que no me iba ir de aquí sin dar un premio gordo. Y al final la corazonada que tenía se ha cumplido y me he salido con la mía». Encarna González lo tenía claro. Tras estar casi veinte años detrás del mostrador vendiendo lotería, se tenía que despedir repartiendo suerte y millones.
Y así fue el pasado sábado, cuando la Administración de Loterías número 1 de la calle Díaz Ambrona de Villanueva de la Serena repartió 396.000 euros al vender tres billetes y tres décimos del segundo premio de la Lotería Nacional, que recayó en el número 82.919. En concreto, cada décimo premiado se llevó 12.000 euros.
No obstante, este premio tiene algo de especial para estas dos hermanas, Encarna e Inmaculada González de Mendoza, que representan a la tercera generación que lleva las riendas de esta administración de loterías que cuenta con 88 años de historia a las espaldas. Primero fue su abuelo, luego su madre y ahora ellas que, cosas del destino, este próximo lunes 28 de mayo dejan este despacho de loterías ya que lo traspasan.
De ahí que su despedida, repartiendo millones apenas unos días antes de dejar el negocio, haya llamado mucho la atención en la localidad villanovense. «Está claro que para nosotras es una sorpresa y una alegría muy grande, aunque lo más importante es que, además de caer la mayor parte en Villanueva, ha estado muy repartido», afirma Inmaculada. De hecho, la mayor parte de los décimos premiados se vendieron en ventanilla. Las dos hermanas en la puerta de su administración con el cartel del premio repartido. -foto.
En definitiva, un broche de oro a una ocupación, como apunta la propia Inmaculada, que aunque apenas se ha resentido con la crisis, sí quema mucho: «Son muchos años ya vendiendo y esto esclaviza mucho. Estamos muy baqueteadas, ya que esto no solo es vender lotería y 'primitivas', sino que esto conlleva mucho trabajo burocrático, con papeles oficiales que hay que enviar a Madrid y Badajoz, y que requiere mucha responsabilidad y tener puestos los cinco sentidos».
El caso es que al final la Diosa Fortuna se ha querido acordar de estas hermanas, que se pueden retirar tranquilas tras haber repartido el segundo mayor premio de toda su historia. Un premio cuantioso, pero que está aún muy lejos del mayor de esta administración, cuando su madre, Cristina Díaz, repartió en 1986, solo a tres personas, la friolera de 458 millones de las antiguas pesetas, lo que supone siete veces el premio del sábado. Además, también fue con la Lotería.
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