domingo, 27 de mayo de 2012

DESAYUNO DE DOMINGO CON INOCENCIO ARIAS:/ DOS HISTORIAS REALES EN LA PUERTA DE UNA IGLESIA.Monasterio de las Descalzas Reales (Madrid)

TÍTULO: DESAYUNO DE DOMINGO CON INOCENCIO ARIAS:

"Defender la invasión de Irak me subió la tensión está alta desde entonces."
Inocencio Arias. He servido como diplomático en todos los gobiernos de la democracia. Fui embajador ante la ONU y me jubilé en 2010. En " Los presidentes y la diplomacia" ( Plaza & Janés) repaso la Transición vista desde dentro, en la revista XL semanal en la última hoja le hace una entrevista titulada Desayuno de Domingo pero nosotros contamos su vida que es muy importante para la sociedad Española y para los jóvenes, etc.
Su desayuno es el siguiente café con leche y churros.
Inocencio (Chencho) Félix Arias Llamas (Albox, Almería 20 de abril de 1940), es un polifacético diplomático español, jubilado en 2010.
Además de una obra de caracter autobiográfico, ha escrito numerosos artículos sobre relaciones internacionales, ha sido profesor universitario y, dentro del ámbito privado, fue Director General del club deportivo español Real Madrid, acerca del cual también ha publicado un libro. Está casado y tiene tres hijos.

Arias se licenció en Derecho en la Universidad de Murcia y accedió a la carrera diplomática en 1967, donde fue destinado a Bolivia, Argelia y Portugal. En el Ministerio de Asuntos Exteriores, dirigió la Oficina de Información Diplomática y fue portavoz del departamento en los períodos 1980-1982, 1985-1988 y 1996-1997.
Ha sido nombrado por gobiernos de distintos partidos políticos para asumir responsabilidades que van desde secretario de Estado de Cooperación internacional y Asuntos Iberoamericanos (1991-1993) a subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Una de sus recientes asignaciones fue la de Representante de España ante las Naciones Unidas en Nueva York. Arias fue embajador de España ante la ONU a partir de julio de 1997 y, aunque el mandato de los embajadores no tiene una duración prefijada, tradicionalmente no exceden de cinco años. En el caso de Arias, el ministerio prolongó su asignación en Nueva York con motivo de la entrada de España en el Consejo de Seguridad de la ONU, desde enero de 2003 hasta diciembre de 2004. Arias fue relevado por Juan Antonio Yáñez-Barnuevo, que regresaba al cargo ante la ONU tras ocho años. Su última misión diplomática ha sido la de cónsul general en Los Ángeles, cargo que desempeñó hasta su jubilación.
Desde sus distintas responsabilidades, Arias ha participado en diversas conferencias internacionales, como la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992), Consejos Europeos (1986, 87, 88 y 96, Cumbres de la OTAN (Madrid, 1997), Cumbre de Oriente Medio (Madrid, 1991), Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (Yakarta, 1992) y Cumbres Iberamericanas de México (1991), Madrid (1992), Bahia (1993), y Santiago (1996).

 Otras actividades

Arias impartió clases de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense y en la Universidad Carlos III de Madrid.
Además de haber sido director general del club futbolísitico de la primera división española Real Madrid entre 1993 y 1995, Arias escribió un libro, Los tres mitos del Real Madrid, acerca de la trayectoria personal y deportiva de tres destacados delanteros del equipo, Alfredo Di Stéfano, Emilio Butragueño y Raúl. En febrero de 2010 ha publicado su último libro junto a Eva Celada: "La trastienda de la diplomacia: De Eva Perón a Barack Obama, 25 encuentros que cambiaron nuestra historia" (Plaza y Janés).

 Declaraciones y polémicas acerca de la guerra de Irak (2003)

Inocencio Arias-foto- dejó el cargo de embajador español ante la ONU el 17 de mayo de 2004, cuestionando la inoperancia de Naciones Unidas, a iniciativa del recién nombrado gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.[1] Pocos meses antes, en agosto de 2003, todavía bajo el gobierno de José María Aznar, Arias se había visto obligado a interrumpir sus vacaciones y regresar a Nueva York.[2] En medios periodísticos se coincidió en afirmar que el precipitado regreso del diplomático a Nueva York fue la reacción de la entonces ministra de exteriores, Ana de Palacio a las declaraciones que Arias realizó días antes en la Universidad de verano de El Escorial y en la Universidad Internacional Menédez Pelayo de Santander, afirmando que "si no aparecen las armas que supuestamente tenía Sadam Hussein la guerra quedaría en tela de juicio"[3] y.[4] La afirmación de Arias no coincidió entonces con la posición oficial del Gobierno español, que sostuvo su apoyo a la Invasión de Irak en 2003 basado en que la existencia de armas de destrucción masiva estaba constatada en resoluciones anteriores del Consejo de Seguridad de la ONU y en que Irak no había logrado acreditar su destrucción.

 Polémicas sobre descendientes de españoles en el extranjero

Recientemente, un artículo de su autoría acerca de la ampliación legal de la nacionalidad a descendientes de españoles nacidos en el extranjero causó cierta polémica."[5]

TÍTULO: DOS HISTORIAS REALES EN LA PUERTA DE UNA IGLESIA. Monasterio de las Descalzas Reales (Madrid).

Estuvimos casi una hora juntos, tomamos dos cafés. Y , Cuando nos despedimos, me di cuenta de que sus ojos estaban tristes.
El monasterio de Nuestra Señora de la Visitación, más conocido como las Descalzas Reales es un monasterio de monjas de clausura, clarisas franciscanas descalzas, fundado en 1559 por Juana de Austria, viuda del príncipe Juan Manuel de Portugal, hermana del rey de España Felipe II y madre del futuro rey portugués don Sebastián. Se encuentra situado en la actual plaza de las Descalzas (en Madrid, España), zona cercana a la Puerta del Sol, plaza de Celenque y calle de Preciados. Es un edificio clasicista del siglo XVI que alberga en su interior importantes obras de arte. Parte del monasterio está en la actualidad dedicado a museo que se puede visitar.
Toma su nombre del convento que se encuentra situado en este espacio y que es el principal monumento. Este lugar constituyó en el siglo XIII el centro del antiguo arrabal de San Martín, en la segunda ampliación del antiguo Madrid. Aquí y delante del edificio del monasterio se proclamó en diversas ocasiones a los reyes y se aclamó a los príncipes de Asturias, alzando para la ocasión un tablado y un dosel.
En el siglo XVII la plaza estaba constituida en cada uno de sus lados por la iglesia de San Martín cuya portada principal daba al postigo de San Martín, la casa del secretario Muriel y en su frente meridional por la gran fachada del monasterio que se unía por un arco con las casas de Juan de Borja (mayordomo mayor de María, la viuda emperatriz de Austria). Este edificio fue destruido en 1724 para construir el nuevo Monte de Piedad creado por el capellán del monasterio Francisco Piquer.
Más allá del arco existía otro edificio, obra del arquitecto Juan Bautista Monegro, que servía como vivienda de los capellanes y como Casa de la Misericordia para 12 sacerdotes pobres. El lado norte de la plaza se cerraba con las casas del marqués de Mejorada y del duque de Lerma. Todos aquellos edificios eran de aspecto severo, con fachadas de color tostado. A partir de la llegada de Napoleón y durante los años posteriores (exclaustración y reformas), aquellos inmuebles fueron derribados unos y alterados otros, salvo el monasterio, que perdió parte de su extensión pero llegó casi intacto a nuestros días.
Vista del monasterio desde el ángulo suroeste (Plaza de San Martín).
En el siglo XIX se colocó en medio de la plaza la fuente de la Mariblanca que estuvo con anterioridad en la Puerta del Sol y que hoy se encuentra en el interior de la Casa de la Villa, (en la Puerta del Sol hay una réplica en la actualidad). Hoy pueden verse dos estatuas, una en bronce dedicada a Francisco Piquer en homenaje a su obra de creación del Monte de Piedad, obra de José Alcoverro. Otra dedicada al marqués de Pontejos (Joaquín Vizcaíno), obra de Medardo Sanmartí.

 Historia

El actual monasterio se encuentra ubicado en parte del solar donde hubo un antiguo palacio, uno de los primeros palacios que tuvo Madrid, que algunos investigadores creen que pudo ser de tiempos del rey Alfonso VI y otros dan una fecha mucho más tardía. En el siglo XIII el castiello o alcázar de que hablan los fueros era un lugar de defensa y no se utilizaba como vivienda palaciega, por lo que los reyes de la época tenían que residir en casas nobles o palacios de amigos que ofrecían hospedaje. Las crónicas hablan de que en 1339 se celebraron en este palacio las primeras Cortes en Madrid. (En el patio plateresco de la clausura del monasterio se conserva como testimonio los escudos de un noble desconocido).
En el siglo XVI el antiguo palacio de que se ha hecho mención (posiblemente rehecho y rehabilitado) pertenecía al tesorero imperial Alonso Gutiérrez, que en más de una ocasión dio cobijo al emperador Carlos I. En esta casa nacieron varios hijos entre ellos la más pequeña, Juana, que más tarde fundaría en el mismo emplazamiento este monasterio de las Descalzas Reales.
Juana de Austria, princesa de Castilla, estaba casada con Juan Manuel, príncipe de Portugal; quedó viuda muy joven y tuvo un hijo que sería el futuro rey de Portugal, Sebastián. Al quedar viuda, su hermano Felipe II de España la reclamó para darle el cometido de Gobernadora del Reino. (La política de gobierno de los Austria era repartir y confiar los altos cargos entre miembros de la familia). Juana de Austria fue la fundadora del monasterio de las Descalzas Reales.
En 1558, Francisco de Borja (duque de Gandía), envió desde el convento de Santa Clara de Gandía una comunidad de monjas clarisas, de acuerdo con el padre Andrés Insulano, general de la Orden de San Francisco. Eligieron como abadesa a sor Francisca de Jesús, tía del duque de Gandía que no llegó a habitar el convento de Madrid pues murió en Valladolid antes de finalizar las obras. La segunda abadesa tampoco llegó a pisar el nuevo monasterio pues murió cuando la comunidad habitaba aun la casa de Gutiérrez.
En 1559, día de la Asunción tuvo lugar la gran fiesta de inauguración del monasterio, aun cuando la iglesia estaba todavía sin construir. Hubo una procesión solemne en la que participó Felipe II y toda la familia real. En 1564 se concluyó la iglesia y el día de la Concepción se colocó el Santísimo Sacramento en el altar mayor.
Interior del edificio.
En 1580 el monasterio acogió a María de Austria, viuda del emperador Maximiliano II de Habsburgo, que llegó con su hija de trece años, Margarita. La emperatriz adoptó el régimen de la comunidad y su hija profesó como monja. María de Austria dio en el convento una grandiosa fiesta el día 22 de abril de 1602, de acuerdo con el Concejo de la Villa y los frailes de Atocha, para agasajar al rey Felipe III y persuadirle de que no trasladara la corte a Valladolid. El agasajo duró tres días, con gran complacencia del rey, pero el traslado de la corte se hizo realidad. María de Austria murió el 21 de febrero de 1603, pidiendo en su testamento ser enterrada al pie del altar de la Oración del Huerto, en el claustro bajo, con una piedra llana y lisa como lápida. Trece años más tarde Felipe III trasladó el cadáver a un sepulcro lujoso hecho de mármoles y bronce, colocado en el coro de la iglesia.
El espacio del monasterio era enorme y en él estaba comprendida una gran huerta además de la iglesia y las dependencias monacales. A lo largo de los años ingresaron aquí mujeres de la casa real y de la alta aristocracia, haciendo importantes regalos y donaciones por lo que el monasterio llegó a a tener un verdadero tesoro en obras de arte.
Durante la Guerra Civil Española el monasterio fue privado de su comunidad. No obstante fue cuidado y protegido, poniendo sus obras de arte a buen recaudo. Cayeron sobre él algunas bombas que produjeron desperfectos sobre todo en la bóveda de la escalera y en el coro que fue destruido. Se realizó la restauración durante esos mismos años de la guerra en que, entre otras cosas, cambiaron la teja deteriorada del tejado por una nueva de pizarra. Acabada la guerra, volvieron las monjas.
En los últimos años del siglo XX se construyó en la plaza de las Descalzas un estacionamiento subterráneo cuyas obras afectaron levemente al edificio. Con este motivo fue restaurado y consolidado, acondicionando algunas de sus dependencias para ser visitadas en un recorrido turístico. Todo el proyecto fue dirigido y supervisado por el Marqués de Lozoya, Consejero de Bellas Artes del Patrimonio Nacional.

 La comunidad

La primera comunidad de monjas clarisas llegó desde Gandía (provincia de Valencia), enviada por Francisco de Borja, con el consentimiento del general de la Orden de San Francisco. Fue nombrada primera abadesa sor Francisca de Jesús, tía de Francisco de Borja, que murió en Valladolid antes de que fueran terminadas las obras del monasterio de Madrid. Francisca de Jesús llevó en su compañía y como coadjutoras a María de Jesús (su prima hermana), hija del marqués de Denia, Jerónima del Pesebre, Margarita de la Columna, Isabel de la Encarnación y Ana de la Cruz. Cuando la primera abadesa murió pasó a sustituirla sor María de Jesús que murió en Madrid cuando la comunidad se hallaba instalada en las casas del tesorero Alonso Gutiérrez, antes de finalizar las obras.
En 1559, el día de la Asunción la comunidad de clarisas entró por fin en el monasterio, en solemne procesión. A lo largo de la historia fueron varias las monjas de sangre real, además de Juana de Austria y María de Austria:
El 3 de septiembre de 1715 el rey Felipe V dictó un Real Decreto por el que se concedía el título perpetuo de Grande de España a todas las abadesas de las Descalzas.

El edificio

El monasterio con todas sus dependencias ocupó en origen un espacio enorme con un gran terreno para huertas que llegaban hasta la actual calle de Preciados y que fue vendido por la comunidad en el siglo XIX, donde se alzó una manzana de casas para la Sociedad «La Peninsular». La puerta de la iglesia y la portería del convento daban a la plaza. Otra puerta daba a la calle de la Misericordia y otra más a la calle llamada Postigo de San Martín.

 La iglesia

Iglesia.
Las obras para la transformación del antiguo palacio en convento fueron dirigidas por el alarife Antonio Sillero, pero la autoría de la iglesia, concluida en 1564, ha sido muy discutida. Tradicionalmente ha venido siendo atribuida a Juan Bautista de Toledo, a quien podría asignarse la fachada, en severo estilo clásico, con la sustitución de los órdenes clásicos por superficies lisas como se encuentra en otras obras toledanas. Pero las trazas de la iglesia, de una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos, según su propio testimonio, aportado por George Kubler, corresponden al ingeniero italiano Francesco Paciotto, llamado a España por Felipe II para ocuparse de la obra de El Escorial. Las gradas del altar, el coro y la sacristía fueron obra de Juan Gómez de Mora en 1612. Gaspar Becerra realizó en 1565 el desaparecido retablo mayor siendo el autor de toda su arquitectura, de sus pinturas y esculturas. El aspecto arquitectónico de su interior, sin embargo, corresponde a la remodelación llevada a cabo a mediados del siglo XVIII por Diego de Villanueva.

Contenido

 [ocultar


No hay comentarios:

Publicar un comentario