lunes, 28 de mayo de 2012

BLANCA MARSILLACH--El acto más solidario del teatro./ ETLAN PATZ.

TÍTULO:BLANCA MARSILLACH El acto más solidario del teatro.

  • Blanca Marsillach rinde homenaje a su padre en el programa interactivo de introducción al teatro para personas con discapacidades
Varela Producciones y la Compañía de Blanca Marsillach presentan, con la colaboración de la Fundación Repsol, un espectáculo basado en la serie de los años 70 de Adolfo Marsillach y adaptados por Paco Mir (Tricicle), como homenaje por el décimo aniversario de la muerte de su padre. 'Silencio... Vivimos' "fue una función que se montó hace cuatro años para la inauguración del Teatro Fígaro-Adolfo Marsillach, y decidimos recortarla un poco para este proyecto", para poder ser representada ante públicos con discapacidad.
"El programa completo –explica Blanca– dura una hora y media y está pensado para que ellos comiencen mirando lo que sucede en la escena, y que, al terminar, se suban a ella y se conviertan en protagonistas de su propia función". Los actores Xabi Olza (codirector), Natalia Martínez y Julián Teurlais comienzan presentando al autor y a sus personajes antes de representar la obra como si se tratase de un ensayo, vestido con llamativos ropajes, pelucas y atrezzo.
Estas escenas, llenas de sonidos onomatopéyicos, gestualidad y música funcionan como un imán para que los jóvenes se sientan irresistiblemente atraídos por el escenario y luego lo colonicen con sus propias actuaciones. La idea, de hecho, es invitar al escenario a todos los que se quieran subir y darles la posibilidad de ser actores durante un rato y expresarse sin miedos, vergüenza ni cortapisas.
"La parte más divertida es cuando ellos suben y eligen lo que quieren hacer –explica Blanca Marsillach–. Unos cantan, otros bailan, se disfrazan...". La actriz descubrió esta enriquecedora dimensión social de su trabajo "hace unos tres años, cuando hacíamos un Tennessee Williams. Un día vinieron a la función un grupo de chicas ciegas con sus guías. Y me di cuenta de que estaba actuando para gente que no podía verme, pero que tenían que sentir igualmente la magia del teatro. Al terminar el espectáculo e invitarlas a subir, ellas se movían sin ayuda y a sus anchas por el escenario. Ése fue un día clave".

Cómplices necesarios

Desde entonces, Marsillach le ha encontrado el gusto al teatro social, entendido como herramienta de acercamiento y expresión de colectivos que tiene menos oportunidades. Hace tan sólo unos meses presentó una obra interpretada por mujeres procedentes de centros de acogida a maltratadas y, en los últimos tiempos, su implicación con estos grupos es cada vez mayor.
Para que este Programa Interactivo de Introducción al Teatro funcione, ha sido imprescindible la complicidad "de la Fundación Repsol –comenta agradecida Blanca Marsillach–. Cuando fui a ofrecerles esta idea pensé que no me ayudarían, pero me dijeron 'adelante' y desde entonces hemos representado esta obra para grupos de discapacitados (ciegos, sordomudos y síndrome de Down) durante tres años y ahora queremos llevar la función a Galicia".
Blanca no actúa en esta obra. Aquí se ha reservado el papel de director y de público, pero no puede resistirse al encanto de los chicos y siempre se sube con ellos a las tablas para 'jugar' a ser artistas.
Para el 'juego' de hoy, por ejemplo, trae bajo el brazo bastones, paraguas, bombines y bigotes falsos y les invita a disfrazarse de Charlot. Y así, tan arrolladora y comunicativa como es, no duda en pegarse un mostacho, calarse un sombrero y proponerles una batalla campal a bombinazos. Y ellos, ni cortos ni perezosos la corren a gorrazos, mientras ella se parte de la risa. ¿No es la guerra? Pues más madera.

TÍTULO: ETLAN PATZ.

El supuesto asesino del niño Etan Patz ingresa en un psiquiátrico.

La justicia estadounidense se enfrenta la compleja tarea de determinar si el hombre que confesó haber asesinado al niño Etan Patz, desaparecido en 1979 en Nueva York, es un monstruo o un chiflado que ha inventado la historia. Pedro Hernández, un puertorriqueño de 51 años, afirmó haber estrangulado a Etan Patz, de 6, en el sótano de su tienda de comestibles cerca de la parada del autobús escolar a la que iba el niño aquel 25 de mayo en el barrio de SoHo, en el sur de Manhattan.
El hombre fue acusado formalmente el viernes de homicidio en segundo grado, aunque las dudas sobrevuelan este caso, que dejó una profunda marca en la conciencia colectiva de Estados Unidos.
Las autoridades creen que la confesión de Hernández, un hombre casado en segundas nupcias y padre de tres hijos, es lo suficientemente creíble para avanzar en la investigación. Y su abogado ya obtuvo la autorización para que sea sometido a una evaluación psiquiátrica, ya que ha tenido «diagnósticos de esquizofrenia y desorden bipolar» y cuenta con una «historia de alucinaciones tanto visuales como auditivas».
Ante la falta de evidencias físicas de la muerte del niño, solo quedan los testigos algunos de los cuales recuerdan, ahora, que Pedro fue el único que no se sumó a la búsqueda del pequeño Etan en aquellos días.

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