Telecinco quiere que el fútbol se juegue en su campo. Después de
comprar el camino de La Roja a Brasil 2014, Mediaset -empresa que controla
Telecinco y Cuatro- se ha hecho con los derechos para emitir el partido en
abierto de la Liga BBVA, que Marca Televisión lleva ofreciendo desde septiembre.
Para ver a los grandes equipos habrá que seguir pagando a las plataformas de Gol
TV o Canal Plus.
Este acuerdo, por el que Mediaset obtiene los choques que quedan de
esta temporada, se firmará en breve, a la espera de perfilar los últimos flecos.
Por el momento, nadie adelanta una cifra, pero ésta podría rondar los cuatro
millones de euros.
El último encuentro en abierto de este mes, el derbi gallego
Deportivo-Celta, se mantiene en Marca TV mañana viernes a las 21.45 horas. A
partir de la semana que viene, la Liga para y abre un hueco a La Roja, que
retoma su andadura hacia el Mundial de Brasil 2014, y cuyos partidos son
propiedad de Telecinco. El viernes 22 de marzo, España se mide con Finlandia y
cuatro días después, el martes 26, jugará contra Francia, en París. Tras el
parón de la Liga por los compromisos de La Roja, el balón ‘en abierto’ de la
Primera División se echará a rodar, ya en Mediaset, con el choque Betis-Getafe,
el lunes 1 de abril.
La cadena de Fuencarral asegura que los encuentros seguirán
disputándose a las 22.00 horas, aunque todavía no han concretado el canal. Todo
apunta a que el estreno será en Cuatro, para no ‘mudar’ de día otra nueva
expulsión en la casa de ‘Gran Hermano’ (Telecinco).
Mediapro, propietario de estos derechos, ha realizado en exclusiva la
negociación con Mediaset. En un principio, TVE andaba detrás de estos derechos
después de acordar con Mediapro emitir dos encuentros semanales de Segunda
División en Teledeporte. Pero estas retransmisiones se le escapaban del
presupuesto después del recorte de 200 millones. Tampoco fueron los únicos que
se vieron tentados. Atresmedia -como se llama ahora el grupo propietario de
Antena 3 y La Sexta
rechazó esta idea al no considerarla un negocio rentable al tratarse de equipos
del final de la tabla, que en Marca TV han hecho una audiencia de entre el 3% y
el 6%.
Que una de las pocas oportunidades de negocio que prospera en
nuestros días en España guarde relación con los piojos tiene algo de cruel
metáfora. Eliminar los molestos parásitos que colonizan las cabelleras de los
niños, en efecto, se ha revelado como una de las contadas actividades lucrativas
que florecen en nuestro maltrecho mercado. Los centros para el tratamiento de la
pediculosis, que es el nombre que recibe la patología producida por los piojos,
han tenido tan buena acogida que en menos de dos años hay ya una decena de ellos
repartidos por la geografía española. Haciendo un chiste fácil, podría decirse
que se multiplican con la misma energía que los parásitos contra los que
combaten.
Al menos tres empresas capitalizan la iniciativa: Fuig Poll, Kinds
& Nits y Bye Piojito. Las dos primeras operan como franquicias y han abierto
consultas en Barcelona, Madrid, Valencia, Las Palmas de Gran Canaria, Girona,
Pamplona, Granada, San Sebastián y Málaga. La pionera fue Fuig Poll, que en
catalán quiere decir 'huye piojo', puesta en marcha por la barcelonesa Neus
Quimasó. «Todo surgió un día que estaba comentando con un grupo de madres de la
escuela de mi hija la guerra que nos daban los piojos. Una de ellas dijo que
estaría dispuesta a pagar si alguien fuese capaz de eliminarlos de la cabeza de
su hija y entonces se me encendió la bombilla».
Neus, que acababa de quedarse en paro, hizo un doctorado acelerado en
parasitología por su propia cuenta y descubrió que el oficio de 'despiojador'
venía de lejos, de cuando los ejércitos de la antigüedad disponían de sus
propias unidades de desparasitadores. También se dio cuenta de que no hay
remedios mágicos y de que el único antídoto realmente eficaz contra el parásito
es la paciencia. «Empecé a interesarme y descubrí que en la práctica totalidad
de los centros escolares se daban casos de piojos, así que capitalicé el paro y
monté una consulta en Barcelona». Las cosas marcharon viento en popa desde el
principio. Los primeros tratamientos resultaron un éxito y el boca en boca hizo
el resto. «Al poco tiempo pudimos poner en marcha otra consulta en régimen de
franquicia en San Cugat y luego nos hemos extendido a varias ciudades más»,
resume la responsable de Fuig Poll.
María Pérez de Larraya, de 31 años, es de momento el último eslabón
de la cruzada contra los piojos. Esta joven pamplonesa estudió Relaciones
Públicas, Publicidad y Periodismo pero pronto percibió que aquello no le iba a
llevar muy lejos. «Algunos de mis amigos son maestros y en muchas conversaciones
salía el tema de que todos sus alumnos andaban con piojos, así que empecé a
interesarme y descubrí la empresa Fuig Poll. Me fui unos días a Barcelona a
aprender su método y a la vuelta monté con su ayuda una franquicia en Pamplona.
Abrí el 1 de febrero y de momento no me puedo quejar».
Corte de pelo
El tratamiento completo cuesta 100 euros y comprende tres etapas: la
aspiración de los parásitos con una máquina diseñada al efecto, el paso por el
pelo de la lendrera (el peine especial para los piojos) y una última que es
quizás la más importante: el repaso cabello a cabello con la ayuda de unas
lentes y una luz especial para retirar las liendres (los huevos) que puedan
haber esquivado los pasos anteriores. «El único secreto es la paciencia»,
insiste la desparasitadora. Son en total tres horas de minuciosa y exhaustiva
revista al cuero cabelludo que se realizan en dos sesiones. «Los champús y las
lociones pueden acabar con los piojos, pero las liendres solo desaparecen cuando
las retiras», insiste la desparasitadora pamplonesa.
En la guerra contra los piojos no hay nuevos remedios. Las
recomendaciones pasan por un buen corte de pelo para los chavales -«es lo más
efectivo»- y por llevar la melena recogida en el caso de las niñas. Los piojos,
aclara Pérez de Larraya, no vuelan y tampoco saltan, así que el contagio se
produce por contacto al juntar las cabezas. Lavar mucho el pelo no es la
solución, ya que a los parásitos les da igual la higiene.
La vida media de un piojo es de un mes; se alimentan chupando sangre,
lo que quiere decir que cuando empieza a picarnos la cabeza el insecto está en
pleno banquete. Cada hembra pone hasta 300 huevos que eclosionan al cabo de una
semana. Si las liendres no se retiran, por lo tanto, la nueva generación de
piojos hace acto de presencia a los pocos días.
Vista la buena marcha del negocio, la pregunta es inevitable: ¿hay
más piojos ahora? «Los piojos han acompañado siempre al ser humano, lo que pasa
es que antes las madres y las abuelas tenían más tiempo y estaban acostumbradas
a echar de vez en cuando un vistazo al pelo de los niños y, si veían algo, lo
retiraban».
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