TÍTULO: MAGAZINE ENTREVISTA A ISABEL SAN SEBASTIAN:
– Está cansada. La
tendinitis en la parte superior de su brazo derecho acusa el dolor.
Resopla. Mientras, su teléfono no hace más que sonar.
Está cansada. La tendinitis en la parte superior de su brazo derecho
acusa el dolor. Resopla. Mientras, su teléfono no hace más que sonar. Y,
con la misma cadencia que las molestias musculares, las constantes
llamadas y las travesuras de Patán, el perro familiar, no deja de pedir
disculpas. “Lo siento, ha sido fallo mío”. Tiene serios problemas con su
agenda para poder estar presente en una conferencia en Alicante. Tanto
trabajo le ha terminado pasando factura. Ahora y siempre. Ese parece ser
su sino. La periodista Isabel San Sebastián nos recibe en su casa.
-Estoy estresada. Voy a tener que dejar las conferencias, porque entre el programa y la promoción de mi libro no doy más de mí.
Acaba de salir al mercado Imperator, su última novela de ficción histórica sobre una cátara en la corte siciliana de Federico II, y dirige y presenta la tertulia política Alto y Claro, en Telemadrid, después de que su amiga Curri Valenzuela se
marchase por voluntad propia del mismo, no sin antes hablar maravillas
de ella. Además, por si supiera a poco, viaja constantemente a Valencia,
donde vive su novio, a quien conquistó gracias a su dulzura, poco
tiempo después de separarse. Con Salva, a quien se
dirige con cariño y sin formalismos, recorrió a lomos de su ‘corcel de
acero’, una mítica Harley Davidson, los escenarios de su última obra: la
isla de Sicilia. Con él ha aprendido a bailar salsa y, a pesar de su
delicada espalda, ha encontrado el punto agradable a los viajes en moto.
El
poder de atracción del rey de la corte aragonesa Federico II se adentró
en su mente para adueñarse por completo de ella hasta convertir en
papel y tinta su nueva ilusión literaria. Herejías, misterios y el
erotismo de una joven cátara que se refugia en Zaragoza para evitar el
exterminio de su pueblo son los ingredientes principales de su nueva
novela.
-P: El periodismo político, al que llegó dice, “para criticar al poder”, tampoco se escapa de su última obra.
-R: Hay
mucho de Aznar en el personaje de Federico II. Al ex presidente le
perdieron su soberbia y su egolatría, lo que le llevó a cometer muchos
errores no tanto de gestión, sino
De comunicación. Zapatero, en cambio, es un espanto. Es el peor presidente de la historia de nuestro país
-P: ¿Es consciente de la imagen de mujer conservadora que proyecta en la sociedad?
-R: Una de las cosas de este oficio es que te expones a los prejuicios y a que
la
gente opine sobre ti. No tengo ideología, sino principios de vida. Ni
soy de derechas ni de izquierdas. Cuando me echaron de Antena 3 a causa
de una dedazo político fue causa del PP, y nadie de ahí dijo que no me
echaran, ni yo lo pedí. Los prejuicios se basan en falacias y la
realidad lo demuestra. Estoy tranquila con mi conciencia y mi
trayectoria.
Es precisamente la iconografía de su pasado lo más
desconocido de su existencia, cuyo día a día transcurre entre ritmos
latinoamericanos o el jazz y el blues. En una de sus
tantas biografías que pululan por la red figura un estado civil que, al
menos, crea incertidumbre. “Está divorciada, pero no soltera”. De nuevo,
Salva, un valenciano apasionado de las Harleys, es el culpable de ello.
La separación de su marido y el padre de sus dos hijos hace once años
no fue traumática, al parecer, y de ahí que no preste mucha atención a
este episodio de su vida y aduzca que cuando no se es feliz “hay que
actuar”. Además, lejos del rol de mujer tradicional que pueda proyectar,
Isabel no tuvo ningún reparo en tomar esta decisión, como tampoco lo
hicieron sus hermanos, “todos divorciados”.
Paris, Madrid, Touluse… y de nuevo Madrid
Isabel
San Sebastián nació en Chile hace 51 años bajo el signo de Piscis,
aunque de una manera “anecdótica, por puro accidente”. Así se encarga
ella misma de remarcar cómo se produjo su llegada al mundo en un país
donde su padre, diplomático de profesión, llegó destinado después de
recalar en Ecuador y Méjico, siempre acompañado de su inseparable
esposa, procedente de una familia muy tradicional de Pamplona. Desde su
nacimiento, su vida ha transcurrido entre baúles y maletas.
“La
gente se empeña en decirme que soy chilena, pero no es así. Soy
española, porque técnicamente los hijos de los diplomáticos nacen en
territorio español”, dice con contundencia. Es la menor de cinco
hermanos y la niña mimada de su familia, a pesar de su edad. Un estatus
del que siempre se ha aprovechado, a pesar de que no pudo escapar a las
típicas obligaciones para con las labores del hogar que su propia madre
se encargaba de recordarle. “En verano, los chicos se levantaban cuando
les daba la gana y las chicas teníamos que hacerles la cama. No estoy
traumatizada por eso, pero sí que era un poco machista esa actitud”.
A
los dos meses, su familia, “acomodada, pero cosmopolita y nada
tradicional”, se muda a Estocolmo, aunque sólo por tres meses más.
Luego, vendrían París, Madrid, Toulouse, Cambridge, Milán y, de nuevo,
Madrid. Su infancia: seis colegios distintos, cinco idiomas y la
traumática experiencia de perder, en cada uno de los viajes, todo lo
construido, inclusive a sus amigos. Y así fue como se refugió en la
imaginación y logró convertir sus ensoñaciones en algo palpable y con
vida propia. Nunca sintió la devoción de escribir ni de contar
historias. Es más, nunca tuvo una idea clara de cómo quería ser en un
futuro cercano, que cada vez se hacía más acuciante. Su carrera como
periodista política vendría mucho después.
Para
entonces, Isabel ya había desarrollado su propio mecanismo de defensa.
Con siete años, una hepatitis A la recluyó en cama durante cuatro meses.
Devoró libros y escuchó, postrada en la cama, los cuentos de su padre y
a los Chiripitifláuticos, que se perfilaron como la mejor de las
terapias, gracias a una pequeña televisión regalo de su padre. La
escritura y la literatura con rúbrica propia llamaron a su puerta con el
ejercicio en La Gaceta del Norte, Radio España y ABC,
“escribiendo muchas noticias y reportajes”. Guiada por su instinto de
encarnar a la perfección el espíritu de una chica de letras, decidió
estudiar Periodismo, pese a la insistente recomendación -que no
obligación- de su padre sobre la conveniencia de estudiar filosofía.
De camino al Machu Pichu
Pasaba
mucho frío en la facultad, donde siempre destacó por su responsabilidad
en el consejo escolar, con las envidias y los prejuicios que eso
conlleva. No era carne de reivindicaciones ni pellas multitudinarias.
Sus padres continuaban con su particular vuelta al mundo, mientras que
ella y uno de sus cuatro hermanos vivían en un piso de estudiantes,
donde los bocadillos, las ensaladas y los filetes eran el plato estrella
día tras día. En cuarto de carrera, decidió dar un paso importante,
“algo que hacía todo el mundo a esa edad”: se casó con su segundo novio,
un empresario vasco mayor que ella, y casi con el birrete a cuestas se
marchó a vivir a Frankfurt. Dos años duró su estancia en el país
germano, donde nació su hijo mayor, que ya ejerce como arquitecto y vive
fuera del hogar familiar, una casa bastante modesta en la localidad
madrileña de Pozuelo de Alarcón. Tres años más tarde, nacería su segunda
hija, que ha decidido seguir los pasos de su madre al estudiar
periodismo y derecho en una universidad pública de la capital.
Un diploma a la mejor madre del mundo cuelga de las paredes del despacho de la periodista, entre tiras cómicas de Mingote
y un mapamundi, que bien podría ser de la Edad Media, de no ser por las
chinchetas que apuntan en rojo los lugares visitados por la familia, y
en azul los lugares pendientes de visita. La Patagonia argentina, el
Machu Pichu y los safaris del sudeste africano son sus próximos
destinos, aunque la periodista prefiere no hacer planes a largo plazo.
Las
fotografías de la infancia de sus hijos se ubican mucho más cerca de su
mesa de trabajo. No fue fácil educarlos. Viajes, entrevistas…y cubrir
las informaciones sobre los últimos días del comunismo en la Europa del
Este. “Me planté cuando mi hija me dijo un día que quería más a la chica
que la cuidaba que a mí. Anson me ayudó mucho a la hora de conciliar”.
No
lo tuvo fácil la periodista a la hora de disfrutar de sus hijos. Su
madre falleció trágicamente escasos años después de que naciera su
primer hijo y sólo, ocasionalmente, alguna de sus hermanas podían
echarle un cable a diario. Se arrepiente de ello, por eso sueña con ser
abuela con la misma intensidad que rige sus días. Nos despide. Tiene una
conversación pendiente con su hija. En estos instantes, Patán descansa
en casa, sus ‘gordos’ disfrutan de un fin de semana sin mamá, mientras
que la propia protagonista vive la vida con Salva. A veces las cosas son
más simples de lo que parecen.
TÍTULO: PRIMER PLANO EBEN ALENXANDER,.
l Dr. Eben Alexander no es el primer hombre de ciencias en vincularse directamente con las experiencias cercanas a la muerte. Raymond ...
La creencia de que existe una vida después de la muerte ha sido
debatida durante siglos. En los últimos tiempos el tema ha sido
ampliamente cubierta por los medios de comunicación. Uno de los casos es
el del Dr. Eben Alexander, un neurocirujano de la Universidad de
Harvard, que como muchos científicos nunca creyeron realmente en este
tipo de experiencias. Pero en el año 2008 algo cambió,
después de despertar de un coma profundo todas sus creencias se
desmoronaron, dando paso a la certeza de la existencia de la conciencia
después de la muerte.
Clínicamente muerto
Una mañana del 2008, el Dr. Eben se despertó con un intenso dolor de
cabeza, en cuestión de horas parte del cerebro que controla los
pensamientos y las emociones que en esencia nos hace humanos se le había
paralizado. Los médicos del Hospital General de Lynchburg en Virginia,
Estados Unidos, determinaron que el Dr. Eben había contraído algún tipo
de meningitis bacteriana muy extraña que principalmente ataca a los
recién nacidos. La bacteria E. coli había penetrado en el líquido
cefalorraquídeo y literalmente se le estaba comiendo el cerebro. A la
mañana siguiente, cuando entró en la sala de emergencias, las
posibilidades de supervivencia eran nulas, de hecho estaba a punto de
dar un paso a un estado vegetativo. Durante siete días, el Dr. Eben
entró en un coma profundo, el cuerpo no le respondía, estaba clínicamente muerto.
Al séptimo día, según los médicos, se suspende el tratamiento los y los
ojos del Dr. Eben se abrieron de golpe. Todo esto fue lo que le ocurrió
al cuerpo físico del Dr. Eben, pero según él, lo que le ocurrió en su
interior fue sobrenatural. El neurocirujano afirmó que descubrió “que la conciencia existe más allá del cuerpo”.
El viaje a lo desconocido del Dr. Eben
Lo que recuerda el Dr. Eben de su “viaje al mas allá” en primer lugar, vio una especie de nubes blancas/rosadas sobre un fondo azul/negro. Por encima de las nubes observó “grupos de seres transparentes y brillantes en el cielo”. Al no saber definir lo que exactamente observó, les llamó “formas superiores de ser”. Las criaturas estaban llenas de alegría, que según los recuerdos del Dr. Eben, hacían una especie de “canto glorioso”
cuando se desplazaban. También puntualizó sobre la interconexión de
todo lo que observaba. Además dijo que una mujer estaba con él y que
ella le entregó mensajes muy acentuados, aunque ella no hablaba en el
sentido tradicional, El Dr. Eben fue capaz de entender cada una de las
palabras. Los mensajes que repetía la mujer eran: "Son amados, apreciados, queridos para siempre", "No tienes nada que temer" y "No hay nada que puedas hacer el mal”. La mujer también le dijo que le enseñaría muchas cosas en ese nuevo mundo,
pero que inevitablemente debía volver a la tierra. Estos fueron algunos
de los elementos que se describió el Dr. Eben, que en entrevistas
posteriores, dijo:
“Yo sé que esto es algo tan extraordinario, cómo increíble. Un
médico me comentó que todo estaba en mi mente. Pero lo que me pasó,
lejos de ser una alucinación, fue tan real o más real que cualquier otro
acontecimiento en mi vida. Antes de mi experiencia era muy escéptico
sobre las experiencias cercanas a la muerte. Hoy en día
sé que es una realidad. No sólo el universo está definido por la
unidad, pero sé que ahora también forma parte el amor. He pasado décadas
como neurocirujano en algunas de las instituciones médicas más
prestigiosas de Estados Unidos. Sé que muchos de mis compañeros al igual
que yo éramos defensores de la teoría de que el cerebro genera
conciencia y de que vivimos en un universo desprovisto de cualquier tipo
de emoción, y mucho menos por el amor. Lo que me ocurrió ha cambiado
todas mis creencias y teorías, y tengo la intención de pasar el resto de
mi vida investigando la verdadera naturaleza de la conciencia, sabiendo
que somos mucho más que un cerebro físico.
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