sábado, 3 de noviembre de 2012

DIRECTO LA GURÚ DE GWYNETH./ EL HORÓSCOPO CON EVA GONZALEZ ENTREVISTA; MUJERES EN PRIMERA LINEA ISABELLA ROSSELLINI:

TÍTULO: DIRECTO LA GURÚ DE GWYNETH:

Por qué las estrellas están enganchadas a Tracy Anderson? Gracias a ella, Jennifer Lopez, Madonna y Gwyneth Paltrow no tienen nada ...


La gurú de Gwyneth

    Gwyneth Paltrow y Tracy Anderson
  • ¿Por qué las estrellas están enganchadas a Tracy Anderson? Gracias a ella, Jennifer Lopez, Madonna y Gwyneth Paltrow no tienen nada flácido. Una periodista ha experimentado su método (incluida la dieta de la papilla) y ha llegado a la conclusión de que contra el brazo fofo, lo más fácil es llevar mangas.
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El mundo de la gurú del ejercicio físico Tracy Anderson, en su estudio de Nueva York, es un universo paralelo, poblado de mujeres con estómagos duros como rocas y brazos perfectos. Su sistema de entrenamiento, que aún se asocia a la “dieta de la papilla” le guste o no (y no le gusta), ya ha remodelado a medio Hollywood (“Tracy me dio un puntapié en el culo y le estaré siempre agradecida”, admite Gwyneth Paltrow).

Para entender de qué se trata, he asistido a una de sus clases y sé que va a ser memorable. El método de Tracy Anderson se basa en más de 3.000 movimientos que activan los músculos pequeños y no los grandes, con el fin de producir una silueta “más femenina, como de bailarina”. Aparte de Paltrow, la lista de clientes de Anderson incluye a Jennifer Lopez, Stella McCartney, Donna Karan, Cheryl Cole, Courteney Cox, Naomi Campbell y Christy Turlington, aunque ya no a a Madonna desde que se enfadaron. (“Es un poco alienígena”, dice Tracy, que la conoce muy bien).

Keith, un exbailarín formado por ella, va a dar la clase de hoy. Es estupendo y se mueve de maravilla pero todo esto me supera. Hay que seguir una coreografía “dance/cardio” y tirar de unas bandas de resistencia que cuelgan del techo como si fueran globos desinflados. No hay donde esconderse, ni siquiera de una misma, porque la sala está rodeada de espejos. Soy una vergüenza para el método y para mí misma, aunque tengo que reconocer que nunca había sentido nada parecido. La cara se me pone de un rojo hirviendo y el sudor (“el sudor son mis polvos mágicos” es una de las frases favoritas de Tracy) le da a mi pelo un aire trastornado.

Después de la clase, salgo arrastrando los pies avergonzada y en el vestuario me encuentro a una mujer (cuarentona, creo, aunque parece una gimnasta adolescente) haciendo estiramientos. Le pregunto si practica el método de Tracy dos horas al día, seis días a la semana, como debe ser, y me contesta que “por supuesto”. Para estar aquí hay que pagar una cuota anual (de 1.700 €), además de los pagos mensuales (1.000 €) y sesiones extras de entrenamiento personal. ¿Hay una solución más barata, eficiente y dignificante para los brazos fofos? Sí, las mangas. (A mí me funcionan de maravilla y vienen en varios colores).

Cara a cara

Después de la ducha ya puedo conocer a Tracy. Tiene 36 años y, con sus extensiones rubias, moreno de spray, pestañas falsas y labios superbrillantes, parece una Pamela Anderson edulcorada. Su cuerpo es dinamita y está espléndidamente definido. Así que le pregunto si cree que alguna vez acabará teniendo el culo flácido. “Nunca –me responde–. Sé demasiado”. ¿Le parece correcto que una mujer tenga como su único fin cuidar de su cuerpo? “Me alegra haber encontrado una solución que da poder a las mujeres”. ¿Come patatas fritas? “No descarto ningún grupo de alimentos. Ayer cené una pizza. Me encanta comer. Y el vino. Me gusta que las familias se reúnan alrededor de la mesa”.

Encontramos un rincón tranquilo y me lanzo a pedirle que me describa a sus clientas famosas. ¿Gwyneth? “Mágica”. ¿Stella? “Brillante”. ¿Cheryl? “Joven, es genial. Me encanta”. ¿Christy? “Elegante”. ¿Jennifer? “Una arpía”. Es broma. “Impresionante”. Compré 'Metamorphosis', su DVD de ejercicios, con el que también lo intenté, pero fui tan negada como en la clase: cada vez que intentaba dominar malamente un movimiento, levantaba la cabeza para descubrir que Tracy estaba a ocho pasos por delante; y también leí los libros y probé las papillas aunque, como le digo a Tracy, nada más abrir el frasco me daban náuseas. Ella asegura que nunca las ha recomendado. “¿Un adulto metiéndose papillas de bebé en la boca? ¡Qué ridiculez!”, exclama.

Lo cierto es que yo leo cosas continuamente sobre la dieta de la papilla de Tracy Anderson. ¿Podría aclarar el malentendido? Me explica que, hace algún tiempo, surgió la moda de las desintoxicaciones con zumos, nada saludables. Las mujeres se pasaban una semana entera a base de zumos, perdían varios kilos, volvían a comer normal, recuperaban el peso, otra vez a los zumos... “El efecto yoyó es desastroso para el organismo. Afecta al ritmo metabólico”. Pero Tracy alguna vez ha hablado de papillas. Lo he visto con mis propios ojos en internet. Entonces, ¿la gente se equivoca? “Completamente, y las famosas también. Llegan y me dicen que han estado haciendo mi dieta de la papilla y yo les digo: “¿Qué?”. No estoy segura de que una dieta desintoxicante machacada tenga mucho más sentido que otra a base de zumos. Después de todo, el organismo tiene un desintoxicador incorporado, el hígado. Pero, ¿quién soy yo? Ni siquiera soy capaz de tirar de unas bandas de resistencia sin tener pinta de estar en un autobús.

¿Cómo empezó todo? Tracy creció en Indiana donde su madre, exbailarina, dirigía un estudio de danza y su padre era un empresario que, por lo que tengo entendido, no tenía mucho éxito y fue una decepción. “Mi padre es muy artístico, pero conflictivo”. Cuando se divorciaron sus padres, a los 17 años, su madre tenía tres trabajos para que Tracy pudiera ir a Nueva York y formarse en una escuela de ballet. Pero no acabó siendo bailarina. En pocas palabras, engordó mucho y no fue capaz de perder peso. “Lo intenté todo”. ¿Y con tanto baile no quemaba millones de calorías? Dice que posiblemente había razones hormonales o químicas, o tal vez fuera cuestión genética. “Supongo que tengo la complexión de mi padre. Se parece a Papá Noel”. Entonces dejó el baile y se casó con su novio, Eric, un jugador profesional de baloncesto, y tuvo un hijo, Sam. Supongo que eso habría sido todo si su marido no se hubiera lesionado la espalda. Durante una estancia en Puerto Rico, visitó a un médico que le aseguró que si realizaba determinados ejercicios podría evitar la cirugía. “Oprah Winfrey habla de los momentos de lucidez en la vida. Si no hubiera sido por ese médico, yo no habría averiguado cómo puede manipularse la estructura muscular”.

La transformación

Tracy dice que ejercitar los músculos grandes, como el bíceps, está bien si se quiere ganar volumen pero si lo que se busca es un físico “delgado y en forma”, hay que centrarse en los músculos pequeños y escondidos porque tiran de los demás. Se transformó a sí misma y a otras mujeres. La noticia se propagó hasta que, un buen día, Gwyneth la llamó por teléfono. “Es muy natural. Me dijo que era muy trabajadora y lo había intentado todo, pero no conseguía perder peso después de Moses, su segundo hijo, y tenía que rodar una película de superhéroes. Me dio pena”. Gwyneth fue quien le presentó a Madonna. “Después de la primera sesión, escribió un mensaje a Madonna que decía: “Tienes que conocer a esta mujer. Vas a flipar”.

Al principio, Tracy revoloteó entre Gwyneth y Madonna, pero después Madonna la acaparó a tiempo completo. “Viví tres años con ella”, explica. ¿En serio? ¿Cómo fue? ¿Fregaba su taza del café o la dejaba en la pila? “¿Fregar, Madonna? Por favor... Pero era una alumna excepcional. Durante tres años, seis días a la semana, dos horas al día, hizo todo lo que le decía y bien”. Tiene pinta, respondo. “Es una máquina”. Tengo entendido que se enfadaron cuando Tracy, tras haber acompañado a Madonna en dos giras mundiales, decidió que tenía que dejarlo para que su hijo pudiera establecerse en alguna parte. Sin embargo, le cuento que por muy “natural” que sea Gwyneth, es posible que a la mujer promedio el método Tracy tal vez no le parezca tan accesible. Incluso si fuera capaz de conseguir la motivación, ¿de dónde saca una el tiempo si no tiene niñera, cocinero, asistenta, chófer y dinero de sobra? Le digo que es una pena que las mujeres tengan que pasar tanto tiempo perfeccionando el cuerpo y que si destinaran toda esa energía a otra cosa, podríamos dirigir el mundo. Dice que lo que ella hace es liberador. “Libero el cerebro de la mujer de lo que más le preocupa para que pueda progresar y eso les da poder”.

P.D. Durante la elaboración de este artículo ningún humano ha sufrido daños permanentes, aunque varios resultaron aplastados. 

TÍTULO: EL HORÓSCOPO CON EVA GONZALEZ ENTREVISTA;


Dice que su objetivo en la vida es ayudar a jóvenes drogadictos y a niños abandonados, pero el ser tan guapa la ha apartado momentáneamente de ese camino. Eva María González –22 años, natural de Mairena del Alcor (Sevilla)– aparcará este año el segundo curso de Trabajo Social para ejercer de Miss España, un cargo que también implica mucho trabajo social, aunque de otro tipo.
 Esto es más frenético de lo que imaginaba?
–No me había imaginado nada, porque jamás pensé que me fuera a ocurrir a mí.

–¿No ha dicho que era su sueño de niña?

–Ser Miss España no, porque no me veía con posibilidades. Lo que me ocurría de niña es que a las misses las veía como diosas.

–Si una niña se le acercara ahora embelesada, ¿qué le diría?
–Ante todo, que fuese una persona con la cabeza muy bien puesta y que no se dejase llevar; porque este mundo debe ser un poco raro, ¿no?

–¿A usted qué le parece?
–No sé. No me he despertado todavía del sueño. Sé que la gente ya empieza a reconocerme por la calle y me resulta extraño.

–¿Cómo era su vida hasta ahora?
–Era levantarme a las siete de la mañana, porque yo vivo en un pueblo, Mairena del Alcor, y tenía que coger el autobús para ir a la Universidad de Sevilla; allí me tiraba hasta las tres de la tarde. Luego, volvía a mi casa, comía, un poco de siesta, y a estudiar hasta la noche. Lo que pasa es que, a partir de salir Miss Sevilla, la cosa cambió.

–¿A mejor?
–A distinto. Entré en la agencia de Raquel Revuelta y empezaron las entrevistas, los actos sociales…

–¿Ser alumna de Revuelta es un ‘enchufe’ para Miss España?

–Eso creía yo, pero no es así. Las preselecciones se van haciendo por distintos pueblos.

–¿A usted la seleccionaron en el suyo?
–Pues sí. Fui Miss Mairena del Alcor, pero porque una amiga mía, que es maquilladora, me llevó engañada. Me dijo que iba para ayudarla a poner bases de maquillaje.

Vergonzosa

–Y usted, que no tiene espejo en su casa, se lo creyó.
–Me lo creí, porque eso no lo veía para mí, soy muy vergonzosa.

–Pero se acabó presentando.
–Cuando me nombraron en la lista de las candidatas, les dije que se equivocaban, que yo era sólo la ayudante de la maquilladora, pero ella me lo aclaró todo. Hasta tenía los trajes preparados para mí. Al final, me animé.

–¿Con grandes esperanzas?
–¿Yo? Qué va, si yo allí iba a echar un buen rato, igual que fui a echar un buen rato a Miss España.

–Pues el buen rato le ha cambiado la vida. De Miss Mairena del Alcor a aspirante a Miss Universo… ¿Se considera una chica de pueblo?
–Yo sí. Y lo digo con orgullo. Además, no creo que haya tanta diferencia con la gente de ciudad; menos con la de Sevilla, donde cada barrio es un auténtico pueblo.

–¿Se ha hecho algún retoque?
–Ninguno. No estoy operada de nada.

–¿Esa boca es natural?
–Totalmente. ¡Pero si la gente se metía conmigo de chica por tener la boca tan grande!

La verdad es 88

–Con la que cayó en Miss España, ¿no se le quitaron las ganas de presentarse?

–No, porque a mí me gusta comprobar las cosas por mí misma.

–¿Y?
–No sé cómo podían decir que las misses pasaban hambre y que aquello era estresante. Yo he comido lo que he querido y me lo he pasado muy bien.

–Vania Millán ha trabajado menos que sus antecesoras.

–No me consta, pero sé que hubo un momento muy polémico.

–¿Le ha dado ella algún consejo?
–Me ha dicho que si ella ha sido capaz de salir de aquella tormenta, yo podré salir de cualquier cosa.

–Dicen que sus medidas son 83-60-92.
–Están equivocados. No es 83, sino 88 de pecho.

–¿Piensa aumentárselo?
–Ahora mismo no me apetece operarme de nada.

–Su novio le ha dicho que no cambie.
–Lo que me ha dicho es que siga siendo como soy y que seguro que así todo me va a salir bien. Espero, de verdad, que no se me suba a la cabeza. Me considero una persona muy sencilla y no quiero cambiar.

–Su actriz favorita es Julia Roberts. Si se le acercara un canoso millonario, a lo Richard Gere…
–Dios me libre. ¿Qué hago yo con un canoso?

–Usted es muy de su novio, ¿no?
–Yo soy muy del amor. Y ahora mismo quiero mucho a mi novio. A mí los canosos con dinero, ná. A no ser que me enamorara de uno, pero entonces ya sería otra cosa; sería por amor.

«Comer me pierde»

–Dicen que se da un aire a Julia Roberts.
–¿Ah, sí? También me han comparado con Amparo Muñoz, y lo considero un honor.

–A ella ser Miss Universo le destrozó la vida.
–Lo sé, pero yo soy antidroga total.

–¿Qué le gusta de la Roberts?
–Lo actriz que es. Me encanta en las comedias; quizá porque yo también soy muy payasa.

–¿Intentará ser actriz?
–Ahora mismo no sé hacia dónde voy a encauzarlo. De momento, estoy en una nube.

–Como trabajadora social no la veo…

–¿Ah, no? Pues es lo que más me gusta. Es un trabajo que me encanta, porque me considero una persona muy sensible y me gusta mucho ayudar a la gente. Mis estudios son para trabajar con niños abandonados y jóvenes drogadictos.

–Su frase «Aquí habemos seis» ha dado mucho que hablar.
–Eso es muy de mi pueblo y no me duele haberlo dicho.

–Mire que a la ex miss Sofía Mazagatos, por errores como ese, le sacaron cantares…

–No creo que se nos deba comparar. Además, lo de ‘habemos’ es una expresión muy del sur. No estoy orgullosa de haberlo dicho, pero tampoco me preocupa demasiado. Como le dije a mi tío: ‘¿No se dice ‘habemus Papa?’ Pues eso».

–¿Temió en algún momento ser grabada por una cámara oculta?
–Bromeábamos con eso durante el concurso. Decíamos: ‘¿Quién trae la cámara?’. Es algo que nunca me preocupó, porque yo soy igual con cámara que sin ella.

–Algún defectillo tendrá…
–Que me pierde la comida. Comer me vuelve loca.

TÍTULO: MUJERES EN PRIMERA LINEA ISABELLA ROSSELLINI:


Isabella Fiorella Elettra Giovanna Rossellini (n. Roma; 18 de junio de 1952), más conocida como Isabella Rosellini, es una actriz italo-estadounidense.
 Isabella Fiorella Elettra Giovanna Rossellini (n. Roma; 18 de junio de 1952), más conocida como Isabella Rosellini, es una actriz italo-estadounidense.

Hija de la actriz Ingrid Bergman y del cineasta Roberto Rossellini. Hermanastra de Pia Lindström, hermana gemela de Isotta Ingrid Rossellini, hermana menor de Roberto Ingmar Rossellini, hermanastra de Gil Rossellini, sobrina de Renzo Rossellini, prima de Franco Rossellini, madre (biológica) de Elettra Rossellini (Elettra Ingrid Wiedeman) y madre (adoptiva) de Roberto Rossellini. Divorciada del cineasta Martin Scorsese (1979-1982) y del modelo y cineasta Jon Wiedeman. Ex pareja del cineasta David Lynch, del actor y cineasta Gary Oldman y del productor teatral Gregory Mosher.
Durante su juventud, a los 16, cuando aún vivía en Italia, Isabella reconoce en su biografía que fue violada durante una cita. Sobre este evento declaró al periódico El País: ”No es que me amenazaran con un cuchillo y me forzaran en la calle unos desconocidos. Mi caso ocurre mucho en países donde un "no" como respuesta es interpretado en realidad como un "sí". Cuando a un hombre le dices no en Italia y es de verdad, como yo hacía, porque para mí esa palabra representa muchas veces toda una frase, no acaban de creérselo.” Curiosamente, Isabella ha interpretado tres veces a una víctima de violación.
Una vez establecida en Nueva York, donde había trabajado temporalmente como traductora y profesora de italiano, comenzó una carrera periodística participando con un espacio propio de entrevistas y reportajes en el show "L'altra Domenica" ("El otro domingo") para la RAI junto a Roberto Benigni , con el que también participó en el film Il Pap'occhio ("Vaticano Show"). La temática de esta película y su sátira sobre el Vaticano y del propio papa propició la excomunión de todo el elenco actoral.
Volvió a repetir como actriz en su país de origen de la mano de los hermanos Taviani en Il Prato, donde interpretaba el papel de una actriz de teatro político y por el que ganó el premio Nastri D'Argento a la mejor actriz revelación en 1980.
Isabella continuó su faceta periodística grabando sus reportajes televisivos desde Nueva York, cuando una amiga le presentó a Bruce Weber; éste la solicitó para una sesión fotográfica que resultó en portada del Vogue y en un cambio radical en la vida de Isabella, que se convirtió automáticamente en una de las modelos más cotizadas del mundo.
Fue a raíz de esta nueva faceta cuando Lancôme (del grupo L'Oréal Cosmair) la eligió como modelo exclusiva desde 1982 hasta 1996. Según palabras de Isabella: "Fue la forma más fácil de convertirse en multimillonaria después de ganar la lotería".
Fue notoria la no renovación de su contrato, pues se aducía a que Isabella había sobrepasado la edad límite en que una modelo podía representar a Lancôme, todo esto en una época en que la mujer madura en el mundo de la imagen y la sociedad se estaba revalorizando como nunca.
No deja de ser casual el hecho de que la primera intención de la marca en prescindir de Isabella fuera justo después del éxito en taquilla en el verano de 1992 de Death Becomes Her, de Robert Zemeckis, film satírico dentro de la comedia negra, en el que la actriz interpretaba a una hechicera que proporcionaba la juventud eterna a través de una poción a cambio de un alto precio. No es descabellado pensar que la impresión subliminal que el público pudiera tener de Lancôme fuera lo que impulsó en sustituirla urgentemente. En el mismo año, participó en el polémico video de Madonna, Erotica (clip con alto contenido sexual). Esto casi le cuesta perder su contrato con Lancôme.
No obstante, Isabella Rossellini, según su propio libro Some of me, se negó en rotundo a dejar la firma voluntariamente aduciendo por causa su carrera cinematográfica, como le sugería que hiciese Lindsay Owen-Jones, directora general de la omnipresente compañía; por lo que su imagen no fue suprimida de la firma hasta el final del contrato, momento en el que Isabella resurgió en el mundo cosmético como vicepresidenta del departamento de márketing de la firma de la competencia: Lancaster.
Anteriormente, su carrera cinematográfica fue retomada en Estados Unidos con el film White Nights, de Taylor Hackford.
Isabella fue convertida en un nuevo icono cinematográfico gracias a su encuentro en un restaurante con David Lynch; que le ofreció el papel de Dorothy Vallens en Blue Velvet (Terciopelo azul), film por el que ganó el Independent Spirit Award de 1987 a la mejor actriz y durante cuyo rodaje mantuvo un romance con Lynch. Aunque es el papel por el que se siente más especialmente satisfecha, la cinta de Lynch fue todo un éxito y escándalo a partes iguales que pilló a Isabella completamente desprevenida; de esta forma le comentaba a Alex Kendall en 1988, en una entrevista publicada en España por la revista Fotogramas: "Tras las primeras proyecciones me sentía casi totalmente destruida. Mi agente odia la película. La reacción fue tan negativa que creí que iba a lincharme. Me sentía algo avergonzada, porque entonces, naturalmente, no sabía que la película iba a tener tal éxito. En Italia la lanzaron como algo porno. Yo estaba avergonzada, porque fui a un colegio de monjas y las quería mucho".
Su carrera parecía a la deriva tras aceptar papeles menores y films independientes, a pesar de evidentes aciertos como su papel de María en Cousins (Un toque de infidelidad, 1989), cinta de Joel Schumacher en la que brilla por encima de todo el elenco, y de Zelly And Me (1988), un emotivo retrato de una institutriz a cargo de una niña rica sobreprotegida por su abuela.

Filmografía

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