martes, 14 de febrero de 2012

EL VALLE DE LA MUERTE EN ESTADOS UNIDOS./América Precolombina : Tres Códices Antiguos Mayas.

TÍTULO: El valle de la Muerte.

En el lugar más cálido de Estados Unidos, los fuertes vientos desplazan las rocas sobre la árida superficie, y el polvo es tan denso que puede transformar el día en ocaso.

Imagino que el Parque Nacional del Valle de la Muerte es para los geólogos lo más parecido a la pornografía científica. Allí pueden verse, por supuesto, las clásicas montañas elevadas y los valles abismales. Pero en casi todos los otros lugares del planeta, el plegamiento de las rocas, la colisión de las placas tectónicas, las orillas de los lagos en avance o en retroceso, los indicios de volcanismo, la fricción de los glaciares contra la roca y los efectos de la erosión están cubiertos de hierba, polvo, nieve o hielo. La Tierra es una madre pudorosa, pero el valle de la Muerte exhibe una total desnudez. Es también el único lugar de la Tierra donde la geología me ha hecho reír. Pienso concretamente en una zona del noroeste del valle de la Muerte llamada la Racetrack (pista de carreras), donde, inexplicablemente, rocas del tamaño de un microondas se deslizan por el barro reseco y recorren distancias de más de 850 metros. Las pruebas están ahí: profundos surcos en la superficie, con una roca al final. Debemos concluir que de algún modo las rocas se desplazaron unos 200 metros, dejando a su paso una estela inconfundible. Hay más de 150 de estas rocas errantes, aunque nunca nadie las ha visto moverse.Lea el artículo completo en la revista.

TÍTULO: América Precolombina : Tres Códices Antiguos Mayas.

Hasta el día de hoy se conocen únicamente tres códices Mayas, el de Dresden, París y de Madrid. (El llamado Códice de Grolier es, como sabemos hoy, una falsificación.) Todos los códices Mayas conocidos están elaborados en papel amate. Los Mayas y otras culturas mesoamericanas obtenían este papel de la corteza de la higuera silvestre (ficus cotinifolia). La corteza se ponía a hervir hasta quedar blanda, después se ponía en tiras sobre una tabla de madera una junto a la otra y serian extendidas y machacadas con una piedra lisa. De este proceso resultaba una especie de papel ya que las fibras se juntaban como en un material de fieltro. Finalmente la pieza se dejaba simplemente secar al sol. Para poder dibujar sobre ella, se le añadía una capa de una cal especial. Así el producto terminado permitiría en extremo dibujar pequeños detalles. Una vez terminada la producción del papel, se le doblaba en forma de acordeón y para obtener un códice largo se unía una tira a la otra con un pegamento especial, hecho de orquídeas y otras plantas. El códice Maya más largo es el Códice de Madrid con 115 laminas, midiendo 6.80 metros. El Códice de Dresden se forma de 39 láminas, las cuales miden 9 x 22 cm cada una, dibujadas por ambos lados, exceptuando 4 láminas que quedaron en blanco, así que son 74 laminas dibujadas en total. El códice mide 3.56 metros de largo, por lo que se le ubica el segundo Códice Maya más grande. Ninguno de éstos Códices fue hallado en una excavación arqueológica, sino que fueron rescatados en el pasado y enviados a Europa. Los descubiertos en América en las distintas regiones que habitaba ésta civilización, fueron encontrados en muy malas condiciones. Algunos casi completamente desintegrados con excepción de Código Grolier, de relativa autenticidad.

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