viernes, 17 de febrero de 2012

REVISTA XL SEMANAL HOY CON ISABEL SARTORIUS

Isabel Sartorius--foto- en sus memorias: «Mi madre me mandaba a comprar droga».
«Me van a crucificar por este libro. Me da igual. He estado callada mucho tiempo», asegura Isabel Sartorius. Lo hace en la revista XL Semanal, que este domingo adelanta los pasajes más duros de su polémica autobiografía, 'Por ti lo haría mil veces', que saldrá a la venta próximamente.
En ella, la exnovia del príncipe Felipe relata con todo detalle los amargos momentos vividos en su juventud, como cuando su madre se casó con el político peruano Manuel Ulloa Elías -que llegaría a ser primer ministro- y se trasladaron a vivir a Lima. Alejada de su país y de sus amigos, fue testigo de cómo Ulloa introducía a su madre en el consumo de cocaína, lo que terminó convirtiéndola en una completa adicta, y la sometía a malos tratos.

Isabel Sartorius confiesa que hubiese hecho «cualquier cosa» por su madre

La desesperación ante el estado de su madre y el afán por calmar su sufrimiento llevaron a Isabel Sartorius incluso a comprar personalmente la droga. «Mi madre me mandaba a comprar droga y yo iba; hubiera hecho cualquier cosa por ella», detalla en sus memorias.
De vuelta a Madrid -tras la separación de su madre- llegaron los problemas económicos y las graves dificultades para salir adelante, después de que Manuel Ulloa les obligara a abandonar la casa que el padre de Isabel les había dejado en Madrid.

Isabel Sartorius siempre se ha sentido respaldada por la Casa Real

Afectada durante años por un trastorno psicológico poco conocido -la codependencia-, que le ha exigido largos periodos de tratamiento, Isabel Sartorius relata en las páginas del XL Semanal su encuentro con el príncipe Felipe, la profundidad de su relación con él y las razones que motivaron su ruptura, así como el respaldo que siempre le ha proporcionado la Casa Real.
También confiesa su admiración por doña Letizia y el magnetismo que sintió por Javier Soto -padre de su hija Mencía-, con el que a última hora decidió no casarse.
Publicamos los pasajes más duros de su polémica autobiografía.

Isabel Sartorius nació en Madrid. Aquella era su ciudad, su cuna, pero muchas vueltas tendría que dar al mundo antes de volver a ella. Cuando apenas tenía ocho años sus padres, Vicente Sartorius Cabeza de Vaca e Isabel Zorraquín, se separaron. Aquello fue el principio de un viaje con muchas paradas. Primero a Lima, donde su madre se casó de nuevo con Manuel Ulloa, quien llegó a ser primer ministro de Perú (1980-1982). En la capital peruana Isabel Sartorius cursó sus estudios secundarios en el colegio bilingüe de las Dominicas y en el Saint Chaumon.

Hizo las maletas y de Lima se fue a vivir a Washington, donde comenzó sus estudios universitarios en la Georgetown y en la American University. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas. Con su título, y la capacidad de hablar cuatro idiomas, le surgió la posibilidad de trabajar en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Allí estuvo hasta que en 1987 decide volver a Madrid, la ciudad que la vio nacer. Se instaló con sus hermanos Cecilia y Luis en la capital y trabajó como relaciones públicas en distintas firmas.

En estos años se contabilizan muchas idas y venidas a Estados Unidos (de hecho, en 1990 realizó allí un máster en Relaciones Internacionales). Pero Isabel Sartorius comenzó a ser noticia, y no ha podido evitarlo a pesar de los años, cuando en agosto de 1989 la prensa publicó que, tal vez, entre Isabel Sartorius y el príncipe Felipe había "algo más que una simple amistad". Dos años más tarde, en agosto de 1991, la revista Hola publicó la noticia de la ruptura entre ambos, aunque un año después aún seguían coleando informaciones sobre su relación.

Tras el revuelo ocasionado, Isabel Sartorius deseó, como viene haciendo desde entonces, permanecer en el anonimato y se marchó a una nueva ciudad, esta vez Londres, y más preparación académica: realizó un curso de arte en la academia de Sotherby's.

Con el paso de los años ha tratado de mantenerse al margen. Pero no le han dejado. Toda su relación con Javier Soto, el padre de su hija Mencía, ha sido aireada a los cuatro vientos por los medios de comunicación: que si noviazgo, que si compromiso matrimonial, que si maternidad, que si ruptura... Y siempre, siempre, más allá de cada una de las historias el espectro de la posibilidad de reconciliación con el príncipe Felipe. Y ellos no se esconden porque han logrado, con el paso de los años, guardarse un gran cariño y respeto que se traduce en una bonita amistad.

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