Tienen 13 años, proceden de Europa del Este y acaban de ser contratadas como modelos. Pero no les espera una vida de ensueño: solas, endeudadas y a merced de agentes sin escrúpulos, son presa fácil de la explotación.
Nadya deja el colegio y viaja sola a Japón, con un diccionario y un papel con nombre de su agencia.
La cazatalentos insinúa que algunas chicas, si no encuentran trabajo como modelos, se prostituyen.
La globalización reduce aún más sus derechos: en Siberia no hay leyes contra el trabajo infantil.
TÍTULO: CRECER EN LA ESCUELA DE LAS EMOCIONES:
Hay 100 colegios en Cantabria apostando por una enseñanza emocional y creativa. 20.000 niños se benefician de una experiencia que demuestra que otra educación es posible.
La sociedad actual necesita un cambio. Exige acabar con el analfabetismo. Emocional, dice Cristina García.
Los niños del colegio Marcial Solana de la Concha de Villaescusa (Cantabria) reciben en clase la visita de 'El mago de las palabras'. ,foto.
Son casi las nueve y media de la mañana y los más rezagados están todavía cruzando las puertas del colegio Marcial Solana, en La Concha de Villaescusa (Cantabria). Sin embargo, todos los alumnos de 2º de Infantil llevan ya unos minutos en sus clases, donde esta mañana no se escucha griterío, ni siquiera cuchicheos. Solo silencio. Se ha corrido el rumor de que el mago de las palabras les visitará esta mañana, y ellos aguardan expectantes, como si quien estuviera a punto de entrar por la puerta fuera el mismísimo Papá Noel. ¿Quién dijo que los niños de cuatro años no saben esperar?
Cuando por fin el señor mago aparece, Marina, Daniel, Alicia, Estela, Rodrigo y sus 19 compañeros gritan al unísino: "¡Poooopiiiii!". Solo lo habían visto una vez, cuando dejó que le pusieran el nombre que más les gustara. Popi les cuenta que no tiene emociones, ya no siente, porque la gente ha dejado de leer cuentos. Por eso les deja a los niños decenas de ellos –que aparecen delante de sus ojos en una pequeña exhibición de magia–, para que busquen las emociones de esas historias y se las expliquen. Es la única manera de que el mago recuerde qué significan la alegría, la tristeza, el miedo, la sorpresa, el asco o el enfado. Puede que a sus cuatro años, Estela, Rodrigo o Alicia no hayan comprendido una palabra de lo que acaba de decirles el mago (o sí). Pero lo cierto es que los tres sonríen y miran el arcón de cuentos que se ha llenado por arte de magia hace unos segundos, como si fuera un tesoro. Hay un mensaje que les ha quedado suficientemente claro: saben que deben buscar emociones para el mago.
No se trata de un simple juego para animar a los peques a leer, sino una de las actividades creadas por un grupo de especialistas en inteligencia emocional. El objetivo es que en el colegio no solo aprendan qué es un adverbio, cómo se calcula una raíz cuadrada o qué países forman parte de la UE, sino también a identificar y expresar sus sentimientos para sentirse bien consigo mismos. ¿Una quimera? Puede. Pero no a ojos de la Fundación Botín, que desde hace siete años apuesta por el desarrollo de la educación emocional, creativa y social en colaboración con la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria. Para ello han puesto en marcha en 100 colegios cántabros a los que asisten 20.000 alumnos el programa Educación Responsable con el que esperan no solo aumentar el rendimiento académico, que según estudios norteamericanos se incrementa un 14% cuando se atiende a la educación emocional, sino también mejorar la convivencia y el clima en los centros.
TÍTULO: EVITAR RIESGOS
"La parte emocional es tan importante como la cognitiva, no se pueden separar –dice convencida Fátima Sánchez, directora del área de Educación de la Fundación Botín–. Lo que pretendemos es prestarles la misma atención porque así se fomenta su estabilidad emocional, la creatividad y también sus competencias sociales". Y los números parecen darle la razón: según los tests realizados a 1.000 alumnos de entre 8 y 14 años que fueron analizados por la Universidad de Cantabria, los niños consiguen reducir los niveles de ansiedad en un 13,1% siguiendo este tipo de formación, mientras que los que reciben educación convencional la reducen solo un 5,1%. Además, el grupo que siguió el programa mejoró un 5,6% en la identificación de sentimientos y reparación de emociones negativas, mientras que el resto no solo no mejoró estas competencias, sino que las redujo un 1%.
Victoria, Lucía y Carmen tienen ocho años y seguramente no saben nada acerca de conceptos como "reparación de emociones negativas", pero lo cierto es que estas tres alumnas de tercero de primaria discuten en clase cómo solucionar un problema: una niña como ellas ha ido a las fiestas de Torrelavega con X euros. Con ellos puede comprar comida, la entrada a la feria o muchas chucherías. "¿En qué se gastaría el dinero si actuara con cabeza? ¿Y si lo hiciera sin cabeza?", pregunta Caty Juan, su profesora en el Colegio Sagrados Corazones de Sierrapando. Lo que están trabajando es la toma de decisiones importantes cuando se presenta un riesgo, aunque para ellas sea el juego de "con cabeza o sin cabeza". Ellas no lo saben, pero este tipo de actividades pretenden prevenir el consumo de alcohol y drogas, y por eso empiezan a enseñárselas a edades tan tempranas. ¿El resultado? Según quienes viven el día a día con los alumnos, sus profesores, más positivo de lo que esperaban. "Yo llevo más de 30 años trabajando en educación y he visto muchos programas de toda clase. La mayoría tenían buenas intenciones, pero eran difíciles de llevar a la práctica –cuenta Carmen Orio, coordinadora del programa en el mismo colegio–. Que este se mantenga después de cinco años quiere decir que funciona. Para el profesorado es muy gratificante porque además se implica a las familias, y ellas mismas te dicen que están aprendiendo el lenguaje emocional gracias a sus hijos, que ahora practican la empatía o el autocontrol... Pero, sobre todo, es que ahora es mucho más fácil hablar con los chavales. A nosotros mismos nos costaba el doble a su edad. Y no es que lo diga el estudio, es que realmente tenemos muchos menos problemas de conflicto escolar".
TÍTULO: ¿UN MUNDO IDEAL? .
Esther Puente, la profesora de Música de un Instituto de Guarnizo, también en Cantabria, pregunta a sus alumnos de 2º de la ESO si saben qué es la lealtad. "Ser fiel a alguien y no traicionarlo. O ser fiel a tus propios principios, tus valores…", dice Samuel. Parece que todos sus compañeros están de acuerdo. Pues bien, hoy toca aprender la estructura musical del blues porque más adelante tendrán que escribir uno sobre la lealtad. Es una de la tareas en la que más empeño ponen sus alumnos: Esther todavía se cruza por los pasillos con chicos a los que tuvo en clase hace años que recuerdan cada sílaba de aquel blues que hablaba de lealtad entre amigos.
Esta actividad también es parte de esa educación responsable que se intenta inculcar en un centenar de colegios cántabros a niños de entre 3 y 16 años. Igual que otras, trabajan la autoestima, la empatía, la inteligencia emocional, el autocontrol, cómo interaccionar socialmente, habilidades de autoafirmación para no verse arrastrado por el grupo, oposición asertiva...
Puede sonar a mundo perfecto. Tanto, que quizá no llegue a ser nunca real. ¿Será posible que, en lugar de pelearse por ver a quién le toca quedarse en el banquillo, niños de ocho años decidan de forma colectiva cuál es la mejor solución cuando no hay sitio para todos en el campo de fútbol? ¿O que chavales de 12 años digan "no" a un botellón al que van todos sus amigos porque eso es actuar "sin cabeza"? Quizá no. Pero intentarlo merece la pena en opinión de los educadores. En especial, en los tiempos que corren. "La sociedad actual exige un cambio, exige acabar con el analfabetismo emocional", explica Cristina García, coordinadora del programa Educación Responsable en el IES Nuestra Señora de los Remedios de Guarnizo. "Sobre todo, teniendo en cuenta cómo están cambiando las interacciones sociales, que se están transformando con internet, por ejemplo. Hay que hacer algo, y todo lo que sea incidir en la educación emocional es fundamental. No podemos tener relaciones completas con los demás si nosotros mismos no nos conocemos y sabemos entender y escuchar. Es lo que nos va a facilitar las relaciones en el trabajo, en el ámbito familiar, en el círculo de amigos…", explica.
En el fondo, eso mismo es lo que se planteó la Fundación Botín cuando ideó este programa. Su objetivo era desarrollarlo primero en instituciones de Cantabria y después "exportarlo" a todas aquellas ciudades que lo soliciten. Los promotores de esta iniciativa saben que las competencias relacionadas con la inteligencia emocional están muy demandadas en cualquier puesto laboral porque son cruciales para ayudar a las empresas a crecer. Las sociedades necesitan niños con capacidad de adaptación, con empatía, que se escuchen a sí mismos y que entiendan a los demás. Si el aprendizaje y el control de las emociones es fundamental para producir beneficios y mejorar, ¿por qué no llevarlos a los coles? Ya lo dice un proverbio hindú: con tus maestros aprendes; con tus amigos, más; con tus alumnos, todavía más.
TÍTULO: VIDAS PRIVADAS. EL CRASH DE LAS PAREJAS PERFECTAS,.
Se resisten a quitarse la alianza, pero Seal y Heidi ya no están juntos y no volverán a protagonizar besos como este.
Son casi las nueve y media de la mañana y los más rezagados están todavía cruzando las puertas del colegio Marcial Solana, en La Concha de Villaescusa (Cantabria). Sin embargo, todos los alumnos de 2º de Infantil llevan ya unos minutos en sus clases, donde esta mañana no se escucha griterío, ni siquiera cuchicheos. Solo silencio. Se ha corrido el rumor de que el mago de las palabras les visitará esta mañana, y ellos aguardan expectantes, como si quien estuviera a punto de entrar por la puerta fuera el mismísimo Papá Noel. ¿Quién dijo que los niños de cuatro años no saben esperar?
Cuando por fin el señor mago aparece, Marina, Daniel, Alicia, Estela, Rodrigo y sus 19 compañeros gritan al unísino: "¡Poooopiiiii!". Solo lo habían visto una vez, cuando dejó que le pusieran el nombre que más les gustara. Popi les cuenta que no tiene emociones, ya no siente, porque la gente ha dejado de leer cuentos. Por eso les deja a los niños decenas de ellos –que aparecen delante de sus ojos en una pequeña exhibición de magia–, para que busquen las emociones de esas historias y se las expliquen. Es la única manera de que el mago recuerde qué significan la alegría, la tristeza, el miedo, la sorpresa, el asco o el enfado. Puede que a sus cuatro años, Estela, Rodrigo o Alicia no hayan comprendido una palabra de lo que acaba de decirles el mago (o sí). Pero lo cierto es que los tres sonríen y miran el arcón de cuentos que se ha llenado por arte de magia hace unos segundos, como si fuera un tesoro. Hay un mensaje que les ha quedado suficientemente claro: saben que deben buscar emociones para el mago.
No se trata de un simple juego para animar a los peques a leer, sino una de las actividades creadas por un grupo de especialistas en inteligencia emocional. El objetivo es que en el colegio no solo aprendan qué es un adverbio, cómo se calcula una raíz cuadrada o qué países forman parte de la UE, sino también a identificar y expresar sus sentimientos para sentirse bien consigo mismos. ¿Una quimera? Puede. Pero no a ojos de la Fundación Botín, que desde hace siete años apuesta por el desarrollo de la educación emocional, creativa y social en colaboración con la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria. Para ello han puesto en marcha en 100 colegios cántabros a los que asisten 20.000 alumnos el programa Educación Responsable con el que esperan no solo aumentar el rendimiento académico, que según estudios norteamericanos se incrementa un 14% cuando se atiende a la educación emocional, sino también mejorar la convivencia y el clima en los centros.
TÍTULO: EVITAR RIESGOS
"La parte emocional es tan importante como la cognitiva, no se pueden separar –dice convencida Fátima Sánchez, directora del área de Educación de la Fundación Botín–. Lo que pretendemos es prestarles la misma atención porque así se fomenta su estabilidad emocional, la creatividad y también sus competencias sociales". Y los números parecen darle la razón: según los tests realizados a 1.000 alumnos de entre 8 y 14 años que fueron analizados por la Universidad de Cantabria, los niños consiguen reducir los niveles de ansiedad en un 13,1% siguiendo este tipo de formación, mientras que los que reciben educación convencional la reducen solo un 5,1%. Además, el grupo que siguió el programa mejoró un 5,6% en la identificación de sentimientos y reparación de emociones negativas, mientras que el resto no solo no mejoró estas competencias, sino que las redujo un 1%.
Victoria, Lucía y Carmen tienen ocho años y seguramente no saben nada acerca de conceptos como "reparación de emociones negativas", pero lo cierto es que estas tres alumnas de tercero de primaria discuten en clase cómo solucionar un problema: una niña como ellas ha ido a las fiestas de Torrelavega con X euros. Con ellos puede comprar comida, la entrada a la feria o muchas chucherías. "¿En qué se gastaría el dinero si actuara con cabeza? ¿Y si lo hiciera sin cabeza?", pregunta Caty Juan, su profesora en el Colegio Sagrados Corazones de Sierrapando. Lo que están trabajando es la toma de decisiones importantes cuando se presenta un riesgo, aunque para ellas sea el juego de "con cabeza o sin cabeza". Ellas no lo saben, pero este tipo de actividades pretenden prevenir el consumo de alcohol y drogas, y por eso empiezan a enseñárselas a edades tan tempranas. ¿El resultado? Según quienes viven el día a día con los alumnos, sus profesores, más positivo de lo que esperaban. "Yo llevo más de 30 años trabajando en educación y he visto muchos programas de toda clase. La mayoría tenían buenas intenciones, pero eran difíciles de llevar a la práctica –cuenta Carmen Orio, coordinadora del programa en el mismo colegio–. Que este se mantenga después de cinco años quiere decir que funciona. Para el profesorado es muy gratificante porque además se implica a las familias, y ellas mismas te dicen que están aprendiendo el lenguaje emocional gracias a sus hijos, que ahora practican la empatía o el autocontrol... Pero, sobre todo, es que ahora es mucho más fácil hablar con los chavales. A nosotros mismos nos costaba el doble a su edad. Y no es que lo diga el estudio, es que realmente tenemos muchos menos problemas de conflicto escolar".
TÍTULO: ¿UN MUNDO IDEAL? .
Esther Puente, la profesora de Música de un Instituto de Guarnizo, también en Cantabria, pregunta a sus alumnos de 2º de la ESO si saben qué es la lealtad. "Ser fiel a alguien y no traicionarlo. O ser fiel a tus propios principios, tus valores…", dice Samuel. Parece que todos sus compañeros están de acuerdo. Pues bien, hoy toca aprender la estructura musical del blues porque más adelante tendrán que escribir uno sobre la lealtad. Es una de la tareas en la que más empeño ponen sus alumnos: Esther todavía se cruza por los pasillos con chicos a los que tuvo en clase hace años que recuerdan cada sílaba de aquel blues que hablaba de lealtad entre amigos.
Esta actividad también es parte de esa educación responsable que se intenta inculcar en un centenar de colegios cántabros a niños de entre 3 y 16 años. Igual que otras, trabajan la autoestima, la empatía, la inteligencia emocional, el autocontrol, cómo interaccionar socialmente, habilidades de autoafirmación para no verse arrastrado por el grupo, oposición asertiva...
Puede sonar a mundo perfecto. Tanto, que quizá no llegue a ser nunca real. ¿Será posible que, en lugar de pelearse por ver a quién le toca quedarse en el banquillo, niños de ocho años decidan de forma colectiva cuál es la mejor solución cuando no hay sitio para todos en el campo de fútbol? ¿O que chavales de 12 años digan "no" a un botellón al que van todos sus amigos porque eso es actuar "sin cabeza"? Quizá no. Pero intentarlo merece la pena en opinión de los educadores. En especial, en los tiempos que corren. "La sociedad actual exige un cambio, exige acabar con el analfabetismo emocional", explica Cristina García, coordinadora del programa Educación Responsable en el IES Nuestra Señora de los Remedios de Guarnizo. "Sobre todo, teniendo en cuenta cómo están cambiando las interacciones sociales, que se están transformando con internet, por ejemplo. Hay que hacer algo, y todo lo que sea incidir en la educación emocional es fundamental. No podemos tener relaciones completas con los demás si nosotros mismos no nos conocemos y sabemos entender y escuchar. Es lo que nos va a facilitar las relaciones en el trabajo, en el ámbito familiar, en el círculo de amigos…", explica.
En el fondo, eso mismo es lo que se planteó la Fundación Botín cuando ideó este programa. Su objetivo era desarrollarlo primero en instituciones de Cantabria y después "exportarlo" a todas aquellas ciudades que lo soliciten. Los promotores de esta iniciativa saben que las competencias relacionadas con la inteligencia emocional están muy demandadas en cualquier puesto laboral porque son cruciales para ayudar a las empresas a crecer. Las sociedades necesitan niños con capacidad de adaptación, con empatía, que se escuchen a sí mismos y que entiendan a los demás. Si el aprendizaje y el control de las emociones es fundamental para producir beneficios y mejorar, ¿por qué no llevarlos a los coles? Ya lo dice un proverbio hindú: con tus maestros aprendes; con tus amigos, más; con tus alumnos, todavía más.
TÍTULO: VIDAS PRIVADAS. EL CRASH DE LAS PAREJAS PERFECTAS,.
Se resisten a quitarse la alianza, pero Seal y Heidi ya no están juntos y no volverán a protagonizar besos como este.
Guapos, ricos y compenetrados. No hay mito más arraigado que el de la unión ideal, capaz incluso, de generar beneficios. El amor perfecto es un valor en alza pero, ¿viven sus protagonistas felices para siempre?
Lo tienen todo, nos decimos, contemplando las innumerables fotos de Brad y Angelina: amor, pasión, complicidad, juventud, belleza... Nuestra época ha sacralizado hasta tal punto el amor romántico que las estrellas ocupan el centro de la escena no por su talento, su poder o su elevada cotización en el mundo del espectáculo: acabamos creyendo que están ahí porque son amantes, los héroes de una fantasía moderna que colma todas las expectativas sobre nuestra idea del amor. Y que, como en los mitos, ha triunfado sobre el abandono, el poder y un pasado oscuro. "La gente observa a las 'celebrities' de una forma muy personal. Los modelos y los ídolos no terminan con la adolescencia. La gente famosa es considerada y tratada en nuestra sociedad como iconos religiosos”, asegura Cooper Lawrence, psicóloga y autora de 'El culto a la celebridad' (sin publicar en España).
Y a estos dioses de nuestro Olimpo les encanta últimamente acarrear pequeñas tribus de bebés: los valores familiares son más 'chic' que nunca. Familias multirraciales, reconstituidas, adoptadas o biológicas. La exhibición de amor paternofilial completa los atributos de la estrella, es una prolongación del espectáculo. Y extasiados, nos repetimos: qué suerte, pueden con todo... Hasta que un día, la nube de azúcar se desploma, sin más. "Hemos decidido seguir caminos diferentes tras siete años de felicidad y amor completos", rezaba el comunicado de la modelo Heidi Klum el pasado 23 de enero anunciando su divorcio del cantante Seal. Pero, ¿y todos esos disfraces de Halloween y esas ceremonias matrimoniales para celebrar su aniversario? ¿Y todos esos niños, todavía tan pequeños? Siete años: el doble de lo que suele tardar en llegar la primera crisis a las parejas actuales, y casi el triple de lo que duran los matrimonios en Hollywood. "Olvidan que un matrimonio no es una película y que un compromiso a largo plazo requiere dedicación y atención", afirma la experta matrimonial Andrea Syrtash, en el Huffington Post. "Tienen dinero, pueden hacer realidad sus caprichos sin sufrir las consecuencias, pero, sobre todo, están al alcance de otros famosos", explica Cooper Lawrence. Dos egos en lucha por atraer la atención no es la mejor base para una relación duradera. Las declaraciones públicas de amor, la exhibición romántica, son una parte más de la fantasía narcisista.
¿AMOR VERDADERO?
¿Fue la infidelidad lo que llevó a Heidi Klum tan repentinamente al divorcio? ¿Las largas separaciones de Seal? Algunos hablan del desmedido egoísmo del cantante y de una supuesta crisis de los 40: se desentendió de Heidi y de los niños. Pero, según relata la psicóloga Jane Greer en su blog del Huffington Post parece que fue algo más sórdido lo que distanció a la modelo del cantante: sus ataques de ira. Seal tiene graves dificultades para controlar "un temperamento volcánico". "Heidi ha vivido un infierno", declaran en su entorno, según Greer. La modelo llegó al límite cuando vio que ese volcán afectaba a los niños. Ninguno de los dos se ha quitado todavía el anillo de casados. Después de todo, puede que su amor fuera sincero. Pero, como en la realidad, hay cosas que no son posibles.
Por eso, los rumores de desavenencias entre Brad Pitt y Angelina Jolie no cesan. Si hay un entretenimiento mayor que el de admirar sus arrumacos es el de esperar a que se separen. Cuesta creer que semejante familia pueda funcionar entre tanto aeropuerto, campo de refugiados y festival de cine. ¿De verdad no hay cabos sueltos bajo esa exhibición de amor, complicidad y paciencia? "Sigo siendo una chica mala, he hecho las peores cosas que la gente pueda imaginar", declaraba la actriz hace unas semanas en una entrevista en la televisión norteamericana. "He pasado periodos muy negros, pero he sobrevivido. No he muerto joven. He tenido mucha suerte. Ahora todo está bajo control, la chica mala solo pertenece a Brad”. El público contiene la respiración: una infancia de abandono, una adolescencia de drogas, incesto y bisexualidad, automutilación y visitas al psiquiátrico convierten a esta mujer en una bomba de relojería. El amor puede curar el afán de autodestrucción y la falta de autoestima pero, ¿ha cicatrizado de verdad sus heridas la chica mala?
El afán de la actriz por reunir niños (procreándolos o localizándolos aquí y allá como una especie de madre todopoderosa) parece una búsqueda de la familia que nunca tuvo: no sabemos quién los cuida, ni cómo (nada fácil por más que uno los adore), pero esas fotos en hoteles o tiendas de moda, cuando van todos en fila, agarrados de su mano, convierten probablemente ese vacío familiar que 'la chica mala' lleva dentro en algo vivo y real. Necesita los ojos del mundo para confirmarlo. Una vez más, en la exhibición está la clave.
"Las razones por las que una pareja se ama son en gran parte un enigma", escribe la psicóloga Isabel Menéndez en su libro 'La construcción del amor' (Ed. Espasa Calpe). "La idea de encontrar en el otro un ideal que nos complete y al que podamos satisfacer totalmente es una fantasía irrealizable", concluye. Podemos idealizar al otro para reparar nuestros conflictos y así creer que solventaremos nuestros fallos. Pero el amor requiere una elaboración cotidiana. "Es un trabajo que no acaba nunca, porque sus formas cambian, como nosotros a lo largo de la vida", añade Menéndez.
Quizá es la actriz Demi Moore, tras su separación de Ashton Kutcher, la que expresó de forma más franca esa quiebra entre la realidad de los sentimientos y la exhibición de la alfombra roja: "No es posible crecer si no encuentras la manera de quererte", le cuenta a la actriz Amanda de Cadenet en la revista Harper’s Bazaar. "Lo que me asusta es descubrir, al final de mi vida, que no soy digna de ser amada, que hay algo malo en mí". Demi Moore cumplirá 50 años en noviembre. Con 45 se convirtió en la imagen de Helena Rubinstein y alcanzó la categoría de prodigio por su espectacular desafío al paso del tiempo, su delgadez, su frescura, su idílica relación con su ex, Bruce Willis, y su matrimonio con un astro ascendente de Hollywood, guapo e irreverente, 16 años más joven, Ashton Kutcher. En las entrevistas, Demi decía cosas como: "Uno se mantiene joven si quiere" o "la belleza y la juventud son una cuestión de voluntad". El pasado noviembre anunció su separación de Kutcher tras descubrir que le era infiel. Y hace 15 días, esquelética y exhausta, ingresó en un elitista centro de rehabilitación de Utah, tras perder el conocimiento en su casa de Los Ángeles. Demi había dejado de comer, se había vuelto adicta a las bebidas energéticas y vivía obsesionada con recuperar a su exmarido, al que le había permitido, según algunos cronistas de Hollywood, que metiera a sus amantes en su cama.
EL VÉRTIGO DEL ABANDONO
Y donde acaba la perfección empieza el miedo: el de una mujer al borde de la madurez que, a pesar de las apariencias, nunca aceptó su edad. "Siempre he tenido una relación de amor-odio con mi cuerpo –confiesa en Harper’s Bazaar–. Me indignaba cuando no podía adelgazar. Ahora me valoro más como mujer. He aprendido que lo importante es no dejar que tus heridas te conviertan en alguien que no eres".
El padre de Demi abandonó a su madre dos meses después de la boda, cuando estaba embarazada. En su infancia, la actriz se mudó 40 veces de casa. Tanto su padrastro como su madre eran alcohólicos y se pegaban cuando estaban borrachos. A los 16 años Demi abandonó la escuela para convertirse en actriz y se convirtió en la primera mujer que ganó 10 millones de dólares por película. Tenía el poder, el dinero, la belleza, pero la realidad es que uno no envejece si quiere, envejece sin más. Es lo que todos sabemos desde el principio. O deberíamos saber.
¿Eran sus constantes mensajes de amor en Twitter, las fotos de su cuerpo en la intimidad de su cuarto de baño, la constante conversación digital con Kutcher, la manera de convencerse de que aquella relación era real y que aquella mujer, de verdad, era ella?
Mostrarse, hacer las cosas para que otros las vean, las compren, las consuman: esa es la sustancia del espectáculo, del negocio, de la máquina que mueve el mundo. Exactamente lo opuesto a la intimidad de un verdadero intercambio afectivo.
EPIDEMIA DE RUPTURAS
Primero fueron Jennifer López y Mark Anthony. Más tarde, Katy Perry y Russell Brand, Demi Moore y Ashton Kutcher y Heidi Klum y Seal. Ahora parece que también se ciernen las sombras de la ruptura sobre Gwen Stefani y su marido, el cantante Gavin Rossdale, y Johnny Depp y Vanessa Paradis. Según los cronistas de Hollywood, 2012 es el año de las 'super-rupturas' de 'super-parejas'. Todas ellas tienen en común haberse sobrepuesto a un pasado oscuro de drogas, abandono emocional y fracasos sentimentales en serie; haber creado familias modélicas; llevar más de cinco años juntos y utilizar Twitter y Facebook para contar sus andanzas o declararse su amor. En realidad, este año es como cualquier otro año, solo que en un clima de omnipresente crisis, estos conflictos públicos nos ayudan a pensar que los sinsabores de la vida y de la pareja son cosa de todos y nos sentimos un poco más como ellos... ¡Pobres de nosotros!
¿LA FAMILIA IDEAL?
Ashton Kutcher se convirtió en el hombre ideal al formar con Demi una familia en la que el exmarido era bienvenido y los hijos ajenos, amados como propios. Depp nos convenció de lo perfecto de criar a sus hijos lejos del ajetreo hollywoodiense; y Heidi y Seal le dieron alas a las familias de muchos hijos. Su felicidad escondía tormentosos pasados, inseguridades y conflictos.
AMOR Y CELEBRIDAD EN LA ERA 2.0
Internet ha agudizado el culto a la fama. Según la psicóloga Cooper Lawrence, "los fans se vinculan de forma muy profunda a famosos a los que no conocen por la misma razón por la que alguien piensa que ha encontrado el amor de su vida en una página de citas virtuales". Seguir las andanzas de personas a las que nunca se ha visto promueven la ilusión de que se puede, de verdad, desarrollar una relación con una celebridad. La gente confunde el tener un montón de información sobre ellas con una intimidad genuina y real.
Lo tienen todo, nos decimos, contemplando las innumerables fotos de Brad y Angelina: amor, pasión, complicidad, juventud, belleza... Nuestra época ha sacralizado hasta tal punto el amor romántico que las estrellas ocupan el centro de la escena no por su talento, su poder o su elevada cotización en el mundo del espectáculo: acabamos creyendo que están ahí porque son amantes, los héroes de una fantasía moderna que colma todas las expectativas sobre nuestra idea del amor. Y que, como en los mitos, ha triunfado sobre el abandono, el poder y un pasado oscuro. "La gente observa a las 'celebrities' de una forma muy personal. Los modelos y los ídolos no terminan con la adolescencia. La gente famosa es considerada y tratada en nuestra sociedad como iconos religiosos”, asegura Cooper Lawrence, psicóloga y autora de 'El culto a la celebridad' (sin publicar en España).
Y a estos dioses de nuestro Olimpo les encanta últimamente acarrear pequeñas tribus de bebés: los valores familiares son más 'chic' que nunca. Familias multirraciales, reconstituidas, adoptadas o biológicas. La exhibición de amor paternofilial completa los atributos de la estrella, es una prolongación del espectáculo. Y extasiados, nos repetimos: qué suerte, pueden con todo... Hasta que un día, la nube de azúcar se desploma, sin más. "Hemos decidido seguir caminos diferentes tras siete años de felicidad y amor completos", rezaba el comunicado de la modelo Heidi Klum el pasado 23 de enero anunciando su divorcio del cantante Seal. Pero, ¿y todos esos disfraces de Halloween y esas ceremonias matrimoniales para celebrar su aniversario? ¿Y todos esos niños, todavía tan pequeños? Siete años: el doble de lo que suele tardar en llegar la primera crisis a las parejas actuales, y casi el triple de lo que duran los matrimonios en Hollywood. "Olvidan que un matrimonio no es una película y que un compromiso a largo plazo requiere dedicación y atención", afirma la experta matrimonial Andrea Syrtash, en el Huffington Post. "Tienen dinero, pueden hacer realidad sus caprichos sin sufrir las consecuencias, pero, sobre todo, están al alcance de otros famosos", explica Cooper Lawrence. Dos egos en lucha por atraer la atención no es la mejor base para una relación duradera. Las declaraciones públicas de amor, la exhibición romántica, son una parte más de la fantasía narcisista.
¿AMOR VERDADERO?
¿Fue la infidelidad lo que llevó a Heidi Klum tan repentinamente al divorcio? ¿Las largas separaciones de Seal? Algunos hablan del desmedido egoísmo del cantante y de una supuesta crisis de los 40: se desentendió de Heidi y de los niños. Pero, según relata la psicóloga Jane Greer en su blog del Huffington Post parece que fue algo más sórdido lo que distanció a la modelo del cantante: sus ataques de ira. Seal tiene graves dificultades para controlar "un temperamento volcánico". "Heidi ha vivido un infierno", declaran en su entorno, según Greer. La modelo llegó al límite cuando vio que ese volcán afectaba a los niños. Ninguno de los dos se ha quitado todavía el anillo de casados. Después de todo, puede que su amor fuera sincero. Pero, como en la realidad, hay cosas que no son posibles.
Por eso, los rumores de desavenencias entre Brad Pitt y Angelina Jolie no cesan. Si hay un entretenimiento mayor que el de admirar sus arrumacos es el de esperar a que se separen. Cuesta creer que semejante familia pueda funcionar entre tanto aeropuerto, campo de refugiados y festival de cine. ¿De verdad no hay cabos sueltos bajo esa exhibición de amor, complicidad y paciencia? "Sigo siendo una chica mala, he hecho las peores cosas que la gente pueda imaginar", declaraba la actriz hace unas semanas en una entrevista en la televisión norteamericana. "He pasado periodos muy negros, pero he sobrevivido. No he muerto joven. He tenido mucha suerte. Ahora todo está bajo control, la chica mala solo pertenece a Brad”. El público contiene la respiración: una infancia de abandono, una adolescencia de drogas, incesto y bisexualidad, automutilación y visitas al psiquiátrico convierten a esta mujer en una bomba de relojería. El amor puede curar el afán de autodestrucción y la falta de autoestima pero, ¿ha cicatrizado de verdad sus heridas la chica mala?
El afán de la actriz por reunir niños (procreándolos o localizándolos aquí y allá como una especie de madre todopoderosa) parece una búsqueda de la familia que nunca tuvo: no sabemos quién los cuida, ni cómo (nada fácil por más que uno los adore), pero esas fotos en hoteles o tiendas de moda, cuando van todos en fila, agarrados de su mano, convierten probablemente ese vacío familiar que 'la chica mala' lleva dentro en algo vivo y real. Necesita los ojos del mundo para confirmarlo. Una vez más, en la exhibición está la clave.
"Las razones por las que una pareja se ama son en gran parte un enigma", escribe la psicóloga Isabel Menéndez en su libro 'La construcción del amor' (Ed. Espasa Calpe). "La idea de encontrar en el otro un ideal que nos complete y al que podamos satisfacer totalmente es una fantasía irrealizable", concluye. Podemos idealizar al otro para reparar nuestros conflictos y así creer que solventaremos nuestros fallos. Pero el amor requiere una elaboración cotidiana. "Es un trabajo que no acaba nunca, porque sus formas cambian, como nosotros a lo largo de la vida", añade Menéndez.
Quizá es la actriz Demi Moore, tras su separación de Ashton Kutcher, la que expresó de forma más franca esa quiebra entre la realidad de los sentimientos y la exhibición de la alfombra roja: "No es posible crecer si no encuentras la manera de quererte", le cuenta a la actriz Amanda de Cadenet en la revista Harper’s Bazaar. "Lo que me asusta es descubrir, al final de mi vida, que no soy digna de ser amada, que hay algo malo en mí". Demi Moore cumplirá 50 años en noviembre. Con 45 se convirtió en la imagen de Helena Rubinstein y alcanzó la categoría de prodigio por su espectacular desafío al paso del tiempo, su delgadez, su frescura, su idílica relación con su ex, Bruce Willis, y su matrimonio con un astro ascendente de Hollywood, guapo e irreverente, 16 años más joven, Ashton Kutcher. En las entrevistas, Demi decía cosas como: "Uno se mantiene joven si quiere" o "la belleza y la juventud son una cuestión de voluntad". El pasado noviembre anunció su separación de Kutcher tras descubrir que le era infiel. Y hace 15 días, esquelética y exhausta, ingresó en un elitista centro de rehabilitación de Utah, tras perder el conocimiento en su casa de Los Ángeles. Demi había dejado de comer, se había vuelto adicta a las bebidas energéticas y vivía obsesionada con recuperar a su exmarido, al que le había permitido, según algunos cronistas de Hollywood, que metiera a sus amantes en su cama.
EL VÉRTIGO DEL ABANDONO
Y donde acaba la perfección empieza el miedo: el de una mujer al borde de la madurez que, a pesar de las apariencias, nunca aceptó su edad. "Siempre he tenido una relación de amor-odio con mi cuerpo –confiesa en Harper’s Bazaar–. Me indignaba cuando no podía adelgazar. Ahora me valoro más como mujer. He aprendido que lo importante es no dejar que tus heridas te conviertan en alguien que no eres".
El padre de Demi abandonó a su madre dos meses después de la boda, cuando estaba embarazada. En su infancia, la actriz se mudó 40 veces de casa. Tanto su padrastro como su madre eran alcohólicos y se pegaban cuando estaban borrachos. A los 16 años Demi abandonó la escuela para convertirse en actriz y se convirtió en la primera mujer que ganó 10 millones de dólares por película. Tenía el poder, el dinero, la belleza, pero la realidad es que uno no envejece si quiere, envejece sin más. Es lo que todos sabemos desde el principio. O deberíamos saber.
¿Eran sus constantes mensajes de amor en Twitter, las fotos de su cuerpo en la intimidad de su cuarto de baño, la constante conversación digital con Kutcher, la manera de convencerse de que aquella relación era real y que aquella mujer, de verdad, era ella?
Mostrarse, hacer las cosas para que otros las vean, las compren, las consuman: esa es la sustancia del espectáculo, del negocio, de la máquina que mueve el mundo. Exactamente lo opuesto a la intimidad de un verdadero intercambio afectivo.
EPIDEMIA DE RUPTURAS
Primero fueron Jennifer López y Mark Anthony. Más tarde, Katy Perry y Russell Brand, Demi Moore y Ashton Kutcher y Heidi Klum y Seal. Ahora parece que también se ciernen las sombras de la ruptura sobre Gwen Stefani y su marido, el cantante Gavin Rossdale, y Johnny Depp y Vanessa Paradis. Según los cronistas de Hollywood, 2012 es el año de las 'super-rupturas' de 'super-parejas'. Todas ellas tienen en común haberse sobrepuesto a un pasado oscuro de drogas, abandono emocional y fracasos sentimentales en serie; haber creado familias modélicas; llevar más de cinco años juntos y utilizar Twitter y Facebook para contar sus andanzas o declararse su amor. En realidad, este año es como cualquier otro año, solo que en un clima de omnipresente crisis, estos conflictos públicos nos ayudan a pensar que los sinsabores de la vida y de la pareja son cosa de todos y nos sentimos un poco más como ellos... ¡Pobres de nosotros!
¿LA FAMILIA IDEAL?
Ashton Kutcher se convirtió en el hombre ideal al formar con Demi una familia en la que el exmarido era bienvenido y los hijos ajenos, amados como propios. Depp nos convenció de lo perfecto de criar a sus hijos lejos del ajetreo hollywoodiense; y Heidi y Seal le dieron alas a las familias de muchos hijos. Su felicidad escondía tormentosos pasados, inseguridades y conflictos.
AMOR Y CELEBRIDAD EN LA ERA 2.0
Internet ha agudizado el culto a la fama. Según la psicóloga Cooper Lawrence, "los fans se vinculan de forma muy profunda a famosos a los que no conocen por la misma razón por la que alguien piensa que ha encontrado el amor de su vida en una página de citas virtuales". Seguir las andanzas de personas a las que nunca se ha visto promueven la ilusión de que se puede, de verdad, desarrollar una relación con una celebridad. La gente confunde el tener un montón de información sobre ellas con una intimidad genuina y real.
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