Los napolitanos son muy comunicativos. Ni falta que les hace hablar, les basta con mover las manos. Ya sea en la frutería o en el banco, cualquiera se entiende a las mil maravillas con solo saber coger el ritmo. Todo se reduce a unos cuantos gestos. Es lo que tiene vivir en pleno Mediterráneo, con una bahía espléndida y un clima que invita a disfrutar de las cosas sencillas, sin complicaciones. Aquí y ahora. Como el sexo, por ejemplo. Son tantas las parejas que hacen el amor sobre una moto o dentro de los coches -esto es más habitual, todo hay que decirlo- que algunas autoridades han decidido tomar cartas en el asunto.
Una pareja de jóvenes se desfoga en un coche-foto.
No se trata de meter en la cárcel a los amantes sino de evitar que corran peligro. En los últimos tiempos, son demasiadas las bandas de criminales y desalmados que no han dudado en apalear, violar o incluso matar a los jóvenes que dan rienda suelta a su efusividad en la vía pública. No consta que la Camorra esté implicada, pero ya es paradójico que una actitud prohibida -practicar sexo en la calle es ilegal- sufra el acoso de la delincuencia más salvaje. Con el fin de parar los pies de los violentos y dejar tranquilas a las parejas volcadas en su tarea, el distrito de Barra, al este de la ciudad, acaba de proponer la creación de un 'love parking'.
Se trata de habilitar un espacio -de pago, claro- en un área dedicada al aparcamiento público. Estará vigilado por guardias y se instalarán paneles divisorios entre automóvil y automóvil. En su interior cada uno será libre de hacer lo que buenamente quiera con su acompañante. Sin prisas y sin mirar de reojo por la ventanilla.
Los 120.000 habitantes de Barra -una localidad que incluye las zonas de San Giovanni y Ponticelli- se han mostrado en su mayoría a favor del proyecto. Al menos, nadie se ha rasgado las vestiduras en público.
Da la impresión de que a la gente le ha caído en gracia la idea del consejero Patrizio Gragnano, del partido Izquierda Ecológica y Libertad. «Además, ojo, tendrá impacto cero en el medio ambiente», ha señalado el político napolitano, por si había alguna duda. La presidenta del Parlamento, Anna Cozzino, se ha sumado a la moción y espera que «la distribución de preservativos frene la escalada de embarazos no deseados».
La propuesta ha salido adelante con 13 votos de apoyo, 8 en contra y una abstención. Mal que le pese al consejero Massimo Morga, del partido Udeur, una formación democristiana del sur del país que ha puesto el grito en el cielo porque «esta iniciativa no refleja más que un nulo respeto por el cuerpo humano». Alguno ya le ha respondido que eso, bueno, habrá que preguntárselo a las parejas.
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