sábado, 8 de diciembre de 2012

NO ME CREO LO DE LA MEDIA NARANJA JUDIT MÁSCO./ EL CAMINO INVERSO DE LOS GASOL,.

TÍTULO: NO ME CREO LO DE LA MEDIA NARANJA JUDIT MÁSCO:

He aquí una mujer que no le pide nada a 2013. Nada, salvo seguir como está. ¿Y cómo está Judit Mascó-Foto- a sus 43 años? «Plena». Esa es la ...
 He aquí una mujer que no le pide nada a 2013. Nada, salvo seguir como está. ¿Y cómo está Judit Mascó a sus 43 años? «Plena». Esa es la palabra que más repite la modelo. Tiene un matrimonio estable, cuatro hijas de entre quince y seis años y una agenda profesional cargada de proyectos, a los que pronto se sumarán las típicas actividades de mamá en epóca prenavideña: «La coral de las niñas, las clases abiertas de danza&hellip». Mascó presentó el martes en Barcelona la nueva colección de Unión Suiza, firma de joyería de la que ella es imagen. «Vivimos tiempos terribles, pero yo defiendo a esta empresa familiar que ha sabido adaptarse a todos los bolsillos».
Su joya favorita apenas lleva unos sencillos y diminutos brillantes. «Es el anillo de pedida de mi chico. Él entonces era estudiante y no le alcanzaba para más. Cuando me lo dio yo me iba a trabajar a Nueva York. Y esa joyita me unió mucho a él». Mascó siempre ha distinguido muy bien entre su trabajo y su vida. «Nunca se me fue la cabeza, quizá por los valores que me inulcaron mis padres. Además, mi trabajo me encanta pero nunca me ha hecho totalmente feliz. Nunca ha estado por encima de mis sentimientos. Por eso a los 22 años, en lo más alto de mi carrera, cuando vivía en París, sufrí una crisis y renuncié al sueño de ser una 'supertop'. No soportaba estar demasiado tiempo lejos de los míos».
18 años con su novio
Hoy puede asegurar que la apuesta le salió bien. Goza de gran prestigio como modelo y lleva 18 años unida a su novio de entonces, el abogado Eduardo Vicente. «Los rumores de separación del verano pasado me sorprendieron. Nosotros seguimos unidos. Es imposible un enamoramiento para toda la vida pero cuando te haces mayor te das cuenta de que hay que avanzar en paralelo. Yo no me creo lo de la media naranja. Él es una naranja y yo la otra. Cada uno con su trabajo, sus aficiones&hellip Pero tiene que haber muchos puntos en común. También admiración mutua, y nosotros la tenemos. Yo soy muy independiente. Me gusta conservar mi parcela personal con las amigas. Hay tiempo para todo».
Pese a estar en una posición privilegiada, Mascó adelanta que las fiestas navideñas en su hogar este año serán austeras. «Hay que dar ejemplo y yo quiero ser comprometida». Hija de maestros, educada en la solidaridad, Judit, que adoptó a su tercera hija en Haití, es miembro del patronato de la Fundación Ared, que trabaja por la reinserción de las presas, y colabora con varias ONG. Como madre de cuatro niñas que asisten a un colegio público conoce casos de otras familias que no pueden pagar las actividades extraescolares, «y entre otros padres les ayudamos». Como modelo, su hábitat natural es el lujo. «A veces sufro muchas contradicciones por el tipo de trabajo que tengo -admite-, pero nadie sabe lo que hago yo con el dinero que gano». Su propio marido se ha reinventado y tras abandonar la política dirige una fundación de ámbito social donde se elaboran caterings para comedores sociales. Hablarle de política a Judit Mascó es mencionar la soga en casa del ahorcado. Catalana hasta la médula, pero también cosmopolita, se niega a posicionarse públicamente ante la fiebre soberanista que vive su tierra. «En esto me he plantado ante la prensa. No quiero que se me utilice ni por un lado ni por el otro. Y se ha intentado de tantas maneras... Además, estoy muy decepcionada de la política. No me siento representada por ningún partido y no me gustan los líderes políticos que tenemos».
Nacida el 12 de octubre de 1969. O como ella misma dice, «el día de la Hispanidad del año en el que el hombre pisó la Luna», Judit prefiere batirse en batallas más domésticas, como inculcarles a sus hijas que el chico del que se enamoren «sea como papá, y os quiera y os mime. Es que -dice la modelo-, me preocupa el machismo emergente y que se crean que es 'guays' la figura del malote». En cuanto al paso del tiempo... «No lo llevo nada mal», ataja. «Yo me veo muy bien para la edad que tengo». Y bien se la ve en ese anuncio de bombones donde ejerce de anfitriona de una fiesta selecta. «La broma que siempre me hacen mis amigos es: ¿Por qué no salimos nosotros? Es que en mis fiestas hay bombones, sí, pero no un ambiente de embajada».
 
TÍTULO: EL CAMINO INVERSO DE LOS GASOL,.
 
 La serie televisiva de los Gasol cumple su duodécima temporada en las pantallas de Estados Unidos y no pierde audiencia. Los guionistas se ...
 
La serie televisiva de los Gasol cumple su duodécima temporada en las pantallas de Estados Unidos y no pierde audiencia. Los guionistas se las ingenian para mantener el interés del público a base de retocar los papeles de los actores principales. El rodaje comenzó con el vuelo imperial de un Pau imberbe en la ciudad de Elvis, la misma que ahora empadrona a Marc. El mejor baloncestista español de todos los tiempos ha vivido el sueño americano en todo su esplendor: novato del año, mesías que separó las aguas para permitir el avance de Memphis hacia la tierra vetada de los play-off, bicampeón de la NBA con los Lakers, uno de los diecisiete jugadores en la historia del torneo estadounidense que rebasa los 15.000 puntos, participante en cuatro partidos de las estrellas y ciudadano del año según la propia Liga.
Desde la campaña anterior, Pau padece su calvario particular. Debe llevarse mejor con una ficha de 19 millones de dólares, pero la sucesión de reproches son tragos continuos de vinagre peleón para el ala-pívot de Sant Boi. El mayor de la saga sobrellevó como pudo en la 2011-2012 los rumores de traspaso que no cesaban, acompasados a una pérdida evidente de importancia dentro del equipo. Este año, el metrónomo de los diecinueve puntos y nueve rebotes toca fondo con ambas manos. La responsabilidad debe repartirse en trozos desiguales, un porcentaje menor de culpa para el propio jugador y una proporción enorme de sinsentidos a cargo de la franquicia californiana.
Pau se encuentra en el epicentro de un seísmo del que sólo podrá salir si abandona Los Ángeles. Ni el público ni la Prensa le han dispensado allá el respeto que se merece. Tampoco Kobe Bryant, que va de colega mientras le lanza dardos untados de veneno. El último, la exigencia de que se vista como los hombres y deje de lloriquear. Al barcelonés se le nota serio y triste, pero no ha apuntado un solo síntoma de plañidera. La memoria cae en desuso en el Staples Center o la amnesia es un virus que se propala pronto. Los Lakers enlazaron tres finales consecutivas (de 2008 a 2010) porque le pagan un astronómico sueldo al hasta hace nada mejor baloncestista del mundo, la réplica más fiel del dios Jordan. Y ganaron dos porque contaban con Gasol, decisivo en el logro de ambos títulos.
Burla
La contratación de Mike Brown como 'entrenador' sonó desde el principio a burla carnavalesca. El técnico que se encomendó a LeBron James en Cleveland es un inepto absoluto que degeneró en galimatías la fluidez ofensiva de Phil Jackson. Brown (marrón en inglés) apartó a Pau del aro para renunciar a su generación de juego desde el poste bajo, al magnífico baile de pies, al juego de espaldas y a los ganchos con diestra y siniestra.
Cinco encuentros zarrapastrosos aguantó el técnico en el banquillo del Staples Center. El club ha fichado a Mike D'Antoni, un preparador sobrevalorado que sólo lució bajo el sol de Phoenix porque un base como Nash le hacía todo el trabajo. Allí explotó el 'run&gun' (correr y tirar) con la mente preclara y única del canadiense, lanzadores de larga distancia y un falso pívot (Stoudamire) rápido como el trueno. Sin Nash, el entrenador italo-americano fracasó en Nueva York y ahora da tumbos sin lógica alguna en Los Ángeles. Parece evidente que Pau le sobra en ese juego alocado donde la defensa es un vocablo que le incita a la risa. Alineados todos los astros en su contra, a Gasol sólo el traspaso le rescatará de las tinieblas.
Un hermano vive ahora en el sótano y el otro reside en el ático. Marc, que padece a distancia el eclipse de Pau, triunfa con letras mayúsculas en la NBA. Es el jefe indiscutible de los Grizzlies, nada menos que el mejor conjunto de la Liga después de consumirse el 20% del campeonato. Al menor de la dinastía (mediano si se cuenta a Adrià) ya se le reconoce como el pívot más inteligente del torneo. Detrás de esa mole poco atlética hay materia gris a espuertas y un conocimiento del juego que le transforma en otro base dentro de la pista desde una atalaya de 2,16 metros.
Asombra su sentido común, el conocimiento de los espacios y la precisión de sus pases: a una mano desde la cabeza, picados para la puerta atrás... Su compañero Zach Randolph, junto a quien compone una de las mejores parejas interiores, compartió de jovencito vestuario con Sabonis en Portland. Y encuentra similitudes entre ambos, un comentario que ya se extiende a todos los confines de la NBA.
Marc lidera a un grupo que practica un baloncesto de alto nivel desde la lógica, un valor perenne que tanto se empeñan en ridiculizar demasiados equipos de la Liga. Su técnico, Lionel Hollins, sabe de qué dispone y extrae el máximo rendimiento a un grupo donde destaca el 'buen rollo' bajo el liderazgo de Gasol II. Sencillez, cosas bien hechas, asunción impecable de las jerarquías, seriedad y carácter competitivo. El balance, trece triunfos y tres derrotas.
Catálogos selectos
Marc siente más afecto en Memphis del que notó Pau en seis años y medio allá. Con una ficha de casi 14 millones de euros y la certeza de su relevancia en el equipo tiene aún muchos objetivos que cumplir. Asomarse a la final de la Conferencia Oeste sería uno de ellos, junto a una segunda presencia en el 'All Star'. Las bases de elección han cambiado para su perjuicio porque 'cuatros' y 'cincos' entran esta temporada en el mismo saco.
Pero es tal su talento que nadie se rasgaría las vestiduras si viajase a Houston convocado por los entrenadores. Un pívot que reparte casi cinco asistencias cada noche, anota notablemente, ordena el tráfico y proporciona serenidad defensiva sólo figura en los catálogos selectos. Marc Gasol triunfa, pero sufre en silencio las desventuras del hermano que ya ha reinado por todo lo alto que es en el trono de la NBA.

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