jueves, 6 de diciembre de 2012

EL DÍA DE LA CONSTITUCIÓN CON ADOLFO SUAREZ Y FELIPE GONZALEZ EX PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL. ENTREVISTAS.

 TÍTULO : EL DÍA DE LA CONSTITUCIÓN CON ADOLFO SUAREZ  EX PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL. ENTREVISTAS.

En la mente de Adolfo (Suárez),.

La crisis une a tres compañías con la coproducción del CDN para llevar a escena ‘Transición’, una obra sobre el futuro de nuestro pasado.

En la mente de Adolfo (Suárez)-foto.

La crisis une a tres compañías con la coproducción del CDN para llevar a escena ‘Transición’, una obra sobre el futuro de nuestro pasado.

Los recuerdos de esa mente afectada de Alzheimer son tan potentes y nítidos que, en cuestión de segundos, convierten al enfermo en el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez y al enfermero en el Rey Juan Carlos; a la enfermera, en Amparo Illana, la mujer del ex mandatario, y al resto de los pacientes o responsable de la clínica en el líder del PCE Santiago Carrillo, en el gran estratega de la Transición Torcuato Fernández Miranda o en el también ex presidente Felipe González.
- Tenemos que elevar al nivel de categoría política normal lo que es normal en la calle: ¡Café para todos! Proclama un enérgico Adolfo en pijama.
- Vas a romper España. Le advierte Torcuato en zapatillas de andar por casa.
Transición, coproducida por el Centro Dramático Nacional (CDN) junto a tres compañías españolas (Teatro del Temple, Teatro Meridional y L’Om-Imprebís) y escrita por los dramaturgos Julio Salvatierra (fundador de Teatro Meridional) y Alfonso Plou (tetralogía sobre figuras artísticas: Goya; Buñuel, Lorca y Dalí), es una función que responde originalmente a su nombre en todos los sentidos. Entra de lleno en ese periodo de la historia de España, con su protagonista, Adolfo, como eje conductor, interpretado magistralmente por el actor Antonio Valero (el falangista de Amar en tiempos revueltos). Y lleva al espectador del pasado al presente y viceversa, con increíbles transiciones –valga la redundancia-, que se suceden al ritmo del parpadeo de los actores y de las luces. Hasta el punto de ubicar al actor principal en un sanatorio para mentes afectadas. Pero no queda ahí la cosa.
La memoria aleatoria de Adolfo sirve para recorrer y visibilizar hasta el detalle algunos de los episodios más cruciales de la historia de nuestro país (el atentado contra Carrero Blanco, el golpe de Tejero, la elección de los “padres de la Constitución”…). Sin dejar de señalar, con la escenificación de un debate televisivo, que se trata de una historia inacabada, no resuelta, de la que todos, actores y espectadores, formamos parte.
- … La transición social ya había comenzado, sólo quedaba pues el inevitable reajuste político tras la muerte de Franco. Creo que dicho reajuste fue principalmente un enjuague para librar de responsabilidades, olvidar las conductas injustas y asegurar el futuro inmediato de la clase política entonces en activo. Sentencia la joven interlocutora que debate con un Adolfo arrebatado por su desmemoria en una especie de plató televisivo que nos sitúa en un ficticio tiempo presente.
- … Admiro esos estudios, señorita, pero déjeme decirle que también demuestran con claridad el fracaso de las reformas educativas que hemos sufrido todos estos años, pues usted consigue articular, en un discurso formalmente correcto, el conjunto más grande de barbaridades que he oído en los últimos tiempos. Porque yo he seguido oyendo después de abandonar mi labor, ¿saben...? que era la política, claro... Responde un Adolfo soliviantado.
Transición, que está ya de gira por España pero que llegará al Teatro María Guerrero de Madrid el 7 de marzo hasta el 8 de abril, se pone en pie en estos tiempos que no se sabe muy bien hacia dónde transitan con el sorprendente impulso conjunto de tres compañías unidas frente a la crisis, dispuestas a hacer teatro político y a hablar de “lo que toca”. Y para hablar del ahora hablan de la Transición.
“Nos reunimos porque las tres estamos interesadas en hacer un teatro que verse sobre lo contemporáneo”, cuenta el zaragozano Carlos Martín, director de la obra junto a Santiago Sánchez (L’Om Imprebís), horas después del estreno la semana pasada en el Teatro de las esquinas de Zaragoza, el primer experimento de España de un teatro público gestionado por una compañía de teatro privada (El Temple) y abierto con éxito –a la luz de la afluencia de público, tanto a la sala como al restaurante-club ad hoc- hace un mes.
Pero todo empezó hace dos años, en una conversación de café entre los dos directores, Carlos Martín y Santiago Sánchez.
- El teatro español tiene un déficit a la hora de abordar temas recientes, es como si perdiéramos la memoria. Dijo Martín
- La desmemoria de Adolfo Suárez es como la metáfora de la dinámica del País. Añadió Sánchez.
Y de aquellos polvos estos lodos. Hicieron un casting con numerosos y variopintos actores. Y con 16 de ellos montaron una especie de taller de la memoria: qué recordaba cada uno de la llamada Transición española. Y allí salió de todo, desde canciones de Mocedades (“Eres tú”) hasta la legalización del Partido Comunista, pasando por Naranjito, la llegada de la televisión en color o el ciclista Federico Martín Bahamontes… Todo está recogido en esta función, con delirantes momentos musicales, que bebe mucho de la tradición de Els Joglars. La memoria cobra vida en el escenario.
“Yo no voté a Suárez porque era el ministro del Movimiento”, confiesa el actor que interpreta al ex presidente, Antonio Valero. “Pero he de reconocer que es un personaje muy atractivo teatralmente: la muerte de su mujer y su hija, la traición que sufre en UCD… Tiene algo de tragedia shakesperiana”, añade.
En la hora y media que dura la función, de la mente de Adolfo se desprenden su conversaciones privadas con el rey, sus inseguridades ante importantes decisiones (“No sé si fue bueno aceptar en estos momentos ser ministro del Movimiento”), sus equilibrios con los militares…(”Les prometí con lo legalizaría”), sus tensiones con Felipe González (“Las cosas no son así, Adolfo. Deje de fantasear…”).. Transición obliga al espectador a transitar por su propia memoria para abocarle a una pregunta: ¿Y ahora qué?,etc,.

TÍTULO: EL DÍA DE LA CONSTITUCIÓN  CON FELIPE GONZALEZ EX PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL.


Cada vez que se visita China, sea cual sea la frecuencia, no deja de sorprender como fenómeno histórico que refleja la nueva situación mundial. Seguimos hablando de “país emergente” cuando nos referimos a China, junto al resto de los BRIC, a sabiendas de que la expresión no recoge la realidad en que vivimos.
China emergió ya con fuerza inusitada, mientras nosotros —europeos de la Unión— luchamos, sin encontrar el camino, por no sumergirnos. Frente a un proceso ascendente, que parece imparable, otro descendente, de pérdida de relevancia, que no sabemos parar y menos revertir.
Esta vez, el propósito de la visita ha sido el inicio de un diálogo que nos permitiera un conocimiento más profundo de las realidades recíprocas.
Es muy difícil que China considere a la UE como interlocutor real del Espacio Europeo
Para mi interlocutor, el ministro Zeng Bijian —actual presidente del Instituto Chino para la Innovación y la Estrategia del Desarrollo de Pekín—, esa iniciativa de acercamiento mutuo se refleja en un decálogo bajo una idea fuerza interesante: “Analizar la convergencia de intereses, con la finalidad de crear comunidades de intereses sólidas y duraderas”.
En esos diez puntos de su estrategia se incluyen los desafíos propios de China de corto, medio y largo plazo; su visión sobre los problemas de la Unión Europea, incluida la crisis de la deuda y la preocupación por las derivadas más graves sobre el crecimiento y empleo; y, además, su análisis de los intereses compartidos o compartibles bilaterales y globales.
El ministro Zeng Bijian hablaba en su nombre, pero representando un planteamiento estratégico asumido por las autoridades chinas. Mi análisis de los desafíos europeos, la percepción sobre China, las potencialidades de la relación entre ambas partes y los puntos de interés recíproco en otras áreas del mundo, era personal, sin representación alguna. Tal vez pesa en la invitación al diálogo el encargo al Grupo de Reflexión Sobre el Futuro de Europa que presidí entre 2008 y 2010.
China ya tiene en su poder deuda soberana de los países europeos por encima de los 500.000 millones de dólares
El primer desequilibrio para hacer avanzar una relación fructífera para ambas partes son los interlocutores. En la Unión Europea existen las instituciones de representación comunes: La Comisión y la Presidencia del Consejo —incluso hay un documento común para definir la relación bilateral, no comparable al que estoy citando por la parte China—; pero no hay que engañarse, la UE no dispone de una verdadera estrategia común con China. Más allá de lo que dicen los Tratados, los Estados miembros priorizan su relación bilateral y directa, de acuerdo con intereses nacionales y no comunes.
Es muy difícil, en estas circunstancias, que China considere a la Unión Europea como interlocutor real del Espacio Europeo que compartimos 500 millones de ciudadanos. No porque no quieran, porque ellos lo proponen analizando las realidades y las potencialidades de esa relación, sino porque nosotros, países de la Unión, tenemos poco en cuenta los intereses comunes y seguimos priorizando los nacionales.
La realidad resultante de un Espacio Público Compartido, con una moneda única en la zona euro, con el mercado interior sin fronteras más potente del mundo hasta ahora, pero sin una verdadera proyección exterior de estos elementos, además de las carencias de una gobernanza económica y fiscal común, nos debilita a todos, a los más grandes y los que no lo son.
Para hablar con China, como la primera potencia “emergente” de la nueva realidad mundial, hay que hacerlo con una sola voz, en nombre de todos los países y los ciudadanos de la Unión. O, al menos, tiene que armonizarse claramente y sin contradicciones, lo que se dice y se hace desde las instituciones que nos representan a todos y lo se propone desde cada uno de los países de la Unión. La situación actual nos debilita, confunde a los interlocutores, limita los avances en interés de todos.
China basa su estrategia en dos conceptos fundamentales: “la convergencia de intereses” y “las comunidades de intereses”. Trataré de penetrar es estas ideas y dejaré para más adelante y con más extensión el análisis de las propuestas de ese decálogo, contenidos ambos en el largo e interesante diálogo iniciado.
La idea de estudiar la “convergencia de intereses” entre China y la UE tiene un sentido pragmático, si quieren “confuciano” como lo demás, que parte del conocimiento recíproco de las realidades y los desafíos que enfrentan ambas partes, en sus propios espacios nacionales o compartidos (UE), a los que se añaden aquellos exteriores que afectan a los dos. Por ejemplo, Oriente Próximo.
Debo decir que me sorprendió la franqueza con la que mi interlocutor me expuso los desafíos internos que debía enfrentar China en el corto, medio y largo plazo. Aún sin representación alguna, le expuse con la misma franqueza, mi visión sobre los desafíos europeos, incluidas las dificultades para encontrar una respuesta a la crisis actual y a la adaptación de la Unión Europea a los retos de la globalización.
Desde su punto de vista, que me parece el más operativo, “la convergencia de intereses” debería llevar a unas posiciones compartidas en aquellos asuntos que se consideren por ambas partes. Es este un ejercicio de diálogo entre responsables políticos capaces de decidir sobre esos espacios de interés que se comparten.
Sobre estas coincidencias se daría un segundo paso para crear “comunidades de intereses” con vocación de permanencia y solidez en el tiempo. Por tanto, con visión de medio y largo plazo.
Pondré un ejemplo de esto último de gran actualidad. La UE ha propuesto a China que participe en el Fondo de Rescate de la Deuda. Ya en la reunión del G-20 en el sur de Francia, los representantes chinos pusieron pegas razonables a la propuesta. Entre otras, la falta de claridad y determinación de la Unión Europea para configurar y hacer operativo ese fondo. Yo añadiría, además, que China ya tiene en su poder deuda soberana de los países europeos por encima de los 500.000 millones de dólares.
Sugerí, alternativamente, si China estaría dispuesta a participar, con el Banco Europeo de Inversiones en un fondo… para canalizar 400.000 millones de euros en inversiones, imprescindibles para la reactivación de la cada vez más deprimida economía de la Unión Europea. Infraestructuras de gran trascendencia para el futuro competitivo de la UE formarían parte del paquete, sin afectar a la deuda pública y superando esta obsesión autodestructiva del ajuste a costa de todo lo demás.
Obviamente corresponde a China pronunciarse sobre algo como esto, si la UE es capaz de articular la respuesta que necesitamos para mejorar la demanda, el empleo y la competitividad. Solo puedo adelantar que es un lenguaje más comprensible para China que el que se está empleando hasta ahora. Y que tengo la impresión de que entrarían en una operación así con más facilidad y ganas que en la que se les está proponiendo.
Felipe González ha sido presidente del Gobierno español.--foto,.

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