domingo, 11 de noviembre de 2012

PARA COMER EL DOMINGO CON FAMILIA .Chuleta de cerdo ibérico.PRIMER PLANO FELIPE GONZÁLEZ ENTREVISTA:

TÍTULO: PARA COMER EL DOMINGO CON FAMILIA .

Chuleta de cerdo ibérico

/fotos/Chuleta de cerdo ibérico
Chuleta de cerdo ibérico

INGREDIENTES 

8 Chuletas de cerdo ibérico
100grs. de panceta de cerdo ibérico de bellota
Jengibre en polvo
Salsa de soja
Pimienta negra

Salvo que tengan ustedes un amigo ganadero que críe cerdos ibéricos en montanera , como es mi caso con Manolo Maldonado, es prácticamente imposible que accedan ustedes a esta deliciosa pieza, ya que, el famoso lomo embuchado, es la parte magra de los lomos, por lo que, al igual que los jamones, nunca se comercializa en fresco.

La carne fresca de ibérico de bellota es muy escasa, aunque en la mayoría de supermercados la vendan como tal (hay un fraude colosal en este tipo de productos que se comercializan con el absoluto beneplácito de la Administración).
No obstante hay cierta diferencia de calidad entre lo que se llama cerdo blanco o normal (generalmente Landrace, aunque también suele haber cruces con las Blanco Belga, Hampshire, Large White y Pietrain), porque estos ibéricos, nunca puros, llevan mezcla de Duroc, una raza americana descendiente del ibérico que da una buena calidad, aunque son animales que nunca hacen montanera, que es donde se desarrolla la calidad de la carne gracias al pasto verde y a las bellotas de que se alimentan.
Un truco que funciona muy bien para reforzar su sabor, es este: fundir un poco de tocino de jamón ibérico de bellota (cuando abrimos una paleta o jamón, hay mucha grasa que puede aprovecharse para guisar, porque es un formidable condimento, ver Tocino de jamón ibérico ), y freír en él las chuletas.

La receta
La receta es bien sencilla, aunque hay un pequeño truco importante para levantar el sabor de la carne fresca de cerdo ibérico: macerarlo previamente durante una hora en salsa de soja con jengibre.
Puede usarse jengibre fresco recién rallado, que es lo mejor, jengibre en conserva, molido en tubo o en polvo.

Aunque esta raíz formaba parte de la más tradicional cocina española hasta el siglo XVIII, hoy no se encuentra en todas la tiendas, pero sí en las de productos japoneses. Cosas de la vida.
Por lo demás la receta no tiene misterio.
Ponemos en la sartén o parrilla el tocino cortado en tiritas a fuego suave para que se funda hasta hacerse chicharrones.
Cuando veamos que se empiezan a dorar, ponemos las chuletas y subimos el fuego.
Conviene apretar la zona perimetral para que la grasita se hunda y se tueste, porque así queda crujiente y deliciosa.
En esta ocasión le puse de guarnición una ensaladita de pepino crudo con Pomodori Secchi aliñado con agráz.
¿No saben ustedes que es el Pomodori Secchi? Pues una delicia, una conserva deliciosa y de sabor único, pero sobre todo una de las mayores vergüenzas de España, porque consiste sencillamente en tomates secados al sol o al horno y conservados en aceite de oliva en botecitos de cristal, por los que los gourmets hispanos tenemos que pagar 12€ por 100grs., cuando en Almería y Murcia se tiran millones de toneladas cada año porque los agricultores no saben qué hacer con ellos ya que su actividad principal consiste en llorar para conseguir subvenciones, ora por la sequía, ora por la lluvia.

Aunque en España la carne de cerdo, como todas las carnes, suela acompañarse de un tinto, aser posible un reserva de La Rioja, los países y regiones más comerdores de este animal, Baviera, Alsacia, etc., siempre lo comen con un blanco muy afrutado, tipo Riesling, Mosela, etc. En España un vino blanco tipo gewürztraminer es la cuenta, a ser posible ese maravilloso Luna Beberide  que siempre recomiendo con la carne cerdo y que nunca defrauda, aunque también se puede probar con un albariño denso, o uno de los grandes godellos de Valdeorras.



TÍTULO: PRIMER PLANO FELIPE GONZÁLEZ ENTREVISTA:

El expresidente del Gobierno, Felipe González, considera que pedir a España que cumpla el objetivo de déficit del 3% para el 2013 o 2014 es un "crimen de lesa ciudadanía" y "algo inasumible" y cree que en Europa "todo el mundo sabe que no lo vamos a cumplir" y que "no es.

Rajoy está obligado a convocar un gran acuerdo nacional para salir de la crisis”

El expresidente: "Por solo 30.000 millones sufrimos las exigencias de una intervención plena”

El expresidente del Gobierno Felipe González, en una casa en El Escorial (Madrid). / CLAUDIO ÁLVAREZ
Felipe González (Sevilla, 1942) está preocupado y enfadado. Cree que se ha superado un límite y que Mariano Rajoy tiene la obligación de convocar a un gran acuerdo nacional. Le inquieta la crisis europea y está furioso con la manera en la que se desarrollan las cosas en Europa respecto a España. Critica al Gobierno por consentir una “intervención total” en los hechos, pero muy barata, “de bajo coste” para la propia Unión Europea, sin haber negociado seriamente como condición el acceso a una financiación razonable. Afirma que los errores españoles comenzaron en 1998, pero admite que los Gobiernos de Rodríguez Zapatero no corrigieron esos errores, sino que echaron gasolina al fuego. Cree que el Ejecutivo y la dinámica actual están llevando a este país a la ruina y se revuelve contra esa posibilidad. “Vamos a la deriva como españoles y como europeos”. No cree en los Gobiernos de tecnócratas pero exige un consenso nacional “para salir de la crisis y para actuar en Europa”. Considera una estupidez creer que “España es demasiado grande como para dejarla caer porque se destruiría el euro”. ¿Acaso Europa no fue capaz de destruirse a sí misma?, recuerda. Basta con que proliferen las voces del nacionalismo insolidario.
El expresidente del Gobierno (1982 a 1996) está alejado del Parlamento y de la vida pública, pero no ha dejado ni un instante de ser un activo político, que sigue la actualidad española, europea y mundial con una formidable capacidad de análisis y de crítica. Protagonizó, junto con el alemán Helmut Kohl y el francés François Mitterrand, la cumbre de Maastricht en la que se acordó el nacimiento de la moneda única europea, el euro, y se cambiaron los tratados fundacionales de la Unión Europea para darle un mayor impulso político. Su reconocida vocación europea y su conocimiento de las estructuras de la UE hicieron que se recurriera a él en 2007 para presidir un Grupo de Reflexión sobre el Futuro de Europa, conocido como Comité de Sabios.
Pregunta. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Respuesta. Merkel afirma que estamos pagando 10 años de errores en una política económica basada en una inmensa burbuja inmobiliaria. Ahora que le quitamos la razón en todo, hay que decir que sí, que tiene razón. Se refiere a los 10 años previos a 2008, que es cuando estalló el sistema financiero mundial y en España, más específicamente, esa burbuja inmobiliaria. Así que, enfocándolo desde España, la galopada arrancó con la ley de liberalización del suelo, que se puso en marcha con el argumento banal de que mientras más ofertas de suelo hay más barato es, como si los mercados fueran racionales. La realidad es que el suelo fue cada día más caro, que hemos hecho tres o cuatro veces más metros cuadrados de los que exigía una demanda equilibrada, y que hemos fomentado de una manera salvaje las corruptelas.
P. Luego, ¿es culpa de decisiones españolas?
R. La responsabilidad no es solo de una gente indisciplinada que galopa hacia una burbuja inmobiliaria, como quieren pintar. Hay una responsabilidad compartida por una política monetaria que facilitó créditos por debajo de la inflación, y eso no era solo responsabilidad de las entidades financieras españolas, sino de las alemanas, las francesas… El error es nuestro, pero compartido. Ha habido una crisis del ladrillo espantosa, pero la crisis de la deuda se ha provocado porque ha habido bancos que han alimentado esa deuda irracionalmente. Eso ha ocurrido, tiene razón Merkel, durante 10 años, con el resultado de una deuda de las familias y de las empresas que es insoportable. Pero eso no ha ocurrido igual en el Estado. En esa época a la que se refiere Merkel, España tenía unas cuentas públicas mucho mejores que las de Alemania y las de casi cualquier otro país. Llegamos al estallido de la crisis con superávit presupuestario de más de dos puntos y una deuda pública por debajo del 37% del PIB.
P. Diez años continuados de errores es mucho tiempo.
R. Eso arranca, como he dicho, con decisiones políticas a partir de 1998: Aznar, Rato, Rajoy, para entendernos, pero no se corrigen con los Gobiernos que entran a partir de 2004, es decir con Rodríguez Zapatero. No se corrige por Gobiernos que vivían en un aparente mundo ideal. La economía creciendo al tres y pico por ciento, créditos por debajo de la inflación... Igual pasó con el dramático error cometido en la liberalización del sector eléctrico, que ha acumulado una deuda de más de 25.000 millones. Arranca con una decisión aparentemente liberalizadora que tiene un coste para el Estado enorme y que, de nuevo le digo, no se corrige en el Gobierno de Zapatero, sino que se le echa más gasolina al fuego.
Así que, efectivamente, todo esto ha tenido una cierta continuidad durante 10 años. Claro que ha ido acompañado de un defectuoso modelo europeo de unión monetaria sin unión económica. Cuando a nosotros nos convenía que el tipo de interés fuera razonable respecto del crecimiento de la economía y de la inflación de nuestro país; es decir, cuando necesitamos enfriar esa economía especulativa, el tipo de interés se fijaba por criterios que no respondían a nuestras necesidades. Así que el Banco Central Europeo alimentó el incendio que estábamos montando en España.
P. ¿Se podía haber corregido esa deriva española con otra política europea?
La burbuja inmobiliaria se inició en 1998, con la Ley del Suelo, pero el Gobierno de Zapatero
no corrigió esos errores
R. Por lo menos, se hubiera evitado esa situación dramática en la que, desde luego, están España e Italia, y por extensión, la unión monetaria. La corrección total tiene sus dificultades. Si observas a Estados Unidos ves que una sola moneda con políticas económicas divergentes llevó a un estallido tremendo a finales del siglo XIX, lo que provocó la creación de la Reserva Federal. Hoy, California es un Estado que no puede equilibrar sus presupuestos. Pero ¿cómo financia su deuda? A través de la Reserva Federal, y al tipo de interés negativo. Obviamente, tendrán que hacer una reestructuración seria, pero la Reserva Federal impide que la especulación arrase a California, como lo impide en Florida. No ocurre lo que ocurre aquí, donde el Banco Central Europeo no actúa como un banco central.
P. Tampoco somos una federación.
R. Ni somos una federación ni tenemos un banco central que actúe como tal, insisto. España tiene unas cifras de déficit y de deuda inferiores a las de Gran Bretaña y, sin embargo, Gran Bretaña se financia a través del Banco de Inglaterra con tipos de interés muy bajos y España se financia con tasas de interés insoportables. Porque el BCE no actúa como banco central, pero sí impide que los bancos centrales nacionales actúen como tales. Es una restricción de nuevo asimétrica, porque favorece enormemente a países como Alemania y a su entorno próximo, y perjudica de la misma manera a otros. Así que podríamos afirmar que hablar de una sola moneda europea es casi política-ficción. Hay un solo euro con valoraciones completamente distintas por los mercados. En California, el dólar, independientemente de la deuda de California, es igual que en Nueva York. En Alicante, el euro es más caro que en Fráncfort.
CLAUDIO ÁLVAREZ
P. ¿Eso es lo que ha pasado con la unión monetaria?
R. Conviene recordar que todo esto pasa en un contexto en el que ya hemos olvidado, a pesar de la irritación de los ciudadanos, que el origen de esta crisis está en la implosión del sistema financiero global desregulado. Hay que decirlo ahora una vez más… Se ha hecho una operación de rescate de ese sistema financiero desregulado y, una vez que se ha hecho, a costa del contribuyente, no solo para pagar el rescate propiamente dicho sino también para pagar las consecuencias de la recesión profunda que provocó esa crisis financiera, una vez que se ha hecho todo eso no se ha tocado el origen de la crisis. Se siguen haciendo las mismas prácticas que llevaron a la crisis y, de pronto, te encuentras con que J. P. Morgan ha perdido otros miles de millones de dólares.
P. ¿Por qué sucede eso?
R. Le doy una opinión personal: porque el desplazamiento del poder real que se ha producido en los últimos 25 años de los representantes de la democracia representativa a los centros de decisión financieros del mundo no se ha revertido. Un ejemplo: cuando Obama comprende qué sucede, como toda persona inteligente, y propone la reforma del funcionamiento del sistema financiero al Congreso de EE UU, pasa por Wall Street y hace un discurso impecable sobre cómo evitar los errores que se venían produciendo en Wall Street, en los grandes centros de producción de errores. El discurso es impecable, de forma y de fondo, sobre lo que hay que hacer.
Tiene un solo fallo, el final, y eso es lo que te produce melancolía. Porque el presidente de EE UU, que todavía es, al menos en teoría, el hombre más poderoso del mundo, va a Wall Street, explica la reforma que está presentando en el Congreso y les pide a los actores de Wall Street que le ayuden a sacarla adelante. Es dramático. La reforma no va a pasar en el Congreso salvo que los actores de Wall Street convenzan a los congresistas (que dependen en parte de ellos) de la bondad de la reforma.
El desplazamiento del poder real de los representantes democráticos a los centros de decisión financieros del mundo no se ha revertido
Ese es el último porqué de todos los porqués. El desplazamiento del Parlamento respecto al proceso de la toma de decisiones se agudiza cada día. Aquí, en España, yo no sé si el Gobierno ha presentado algún proyecto de ley en los últimos siete meses. Yo diría que todo son decretos leyes, que se discute en otros Parlamentos de la Unión Europea lo que afecta a España y aquí se oculta.
P. ¿Esta intervenida España?
R. Aquí estamos, en términos relativos, peor que cualquiera, porque estamos en una situación de rescate, nos guste o no decirlo, semejante en términos de intervención a las de Portugal o Irlanda, pero… a bajo coste. Por 30.000 millones tenemos todos los condicionamientos de una intervención plena. En España, el rescate definitivo, con cierre absoluto de los mercados (y estamos a dos metros de eso), supondría 500.000 o 600.000 millones, mucho más que el rescate actual. Pero con 30.000 millones, por el momento, de línea de crédito, la intervención es total: de los bancos con dificultades, de los bancos buenos y de toda la política económica y fiscal.
P. ¿Cómo es posible?
R. Nos damos de bruces con cosas incomprensibles por mucho que uno quiera construir un relato que haga comprensible a los ciudadanos lo que pasa. Lo peor que ha pasado, dentro de que todo el paquete de ajustes es desmesurado y de que no hay ni una sola señal de medidas anticíclicas, lo peor, creo, es que el presidente del Gobierno, que acaba de ser elegido por mayoría absoluta, ha hecho una declaración en la que dice: “No tenemos libertad para elegir”.
P. ¿Pero la tiene?
R. Vamos a ver, si él dice que no tiene libertad para elegir quiere decir que los ciudadanos han hecho un ejercicio inútil eligiéndolo. Ahora, si me pregunta, ¿la tiene? Claro que la tiene, otra cosa es que esté en condiciones de ejercer la parte de libertad que le corresponde para elegir. Claro que la tiene. Si la tiene una persona a la que no la han votado, como Mario Monti, cómo no la va a tener el presidente del Gobierno español. Monti decide unas medidas y después va a Bruselas a defenderlas. Aquí hemos escuchado al ministro de Economía decir: “El martes veremos lo que decide el Eurogrupo y después ya conocerán qué medidas de ajuste adoptamos”.
No estoy haciendo un ejercicio de nacionalismo, porque lo diré en porcentajes: si España hiciera todo lo que tiene que hacer para corregir los errores acumulados en 10 años de desequilibrios en balanza de pagos, balanzas comerciales y de pérdida de competitividad; si hace todo lo que tiene que hacer impecablemente bien —lo cual significaría que sabe lo que quiere hacer, cosa que no parece poder afirmarse de este Gobierno—, habría hecho el 20% de lo que necesitamos para salir de la crisis. El 80% lo tiene que hacer Europa. Por tanto, aquí hay dos niveles de análisis: qué nos pasa como españoles y qué nos pasa como europeos. Y en los dos vamos a la deriva.
No hay que pensar que España es demasiado grande para dejarla caer porque detrás iría el euro. ¿No se destruyó antes Europa a sí misma?
P. ¿Qué nos pasa como europeos?
R. Europa tiene una enorme responsabilidad consigo misma y con su destino. Es un error decir una y otra vez que “España es demasiado grande como para dejarla caer, porque detrás vendrá Italia y no sé qué catástrofe de explosión del euro”. Eso es una verdad falsa. Si uno mira la historia de Europa del siglo XX, sabemos que los europeos son capaces de destruir físicamente Europa. ¡Cómo no van a ser capaces entonces de acabar con el euro! Depende de que vaya aumentando la voz del nacionalismo insolidario. Europa ha pasado por dos guerras mundiales. “Nunca se atreverán a destruir la Europa del euro”, dicen algunos. ¿Por qué no? Europa está en una encrucijada de tres caminos en la que he insistido muchas veces. El primer camino es hacer un big bang para federalizar la unión económica y fiscal, además de vertebrar la unión monetaria. ¿Por qué empleo la palabra federalización, que produce rechazo? Lo hago intencionadamente, porque si hay una seudofederalización, sin legitimidad democrática, estamos perdidos. Si no hay legitimidad democrática en ese proceso, y queremos solo a los hombres de negro, en forma de ministros de Economía, para el conjunto de la UE, el proceso de construcción europea derrapará masivamente ante los ciudadanos.
P. Hay otros dos caminos.
R. Sí. El segundo camino es el opuesto al primero: deshacer lo andado desde el punto de vista de la unión monetaria y del mercado interior. La gente cree que aunque se deshaga la unión monetaria se va a mantener el mercado interior, o se va a mantener incluso Schengen. Yo diría que no es probable, entre otras cosas porque quienes están pasando esta gravísima crisis tendrán que hacer devaluaciones masivas para ganar competitividad.
CLAUDIO ÁLVAREZ
El tercer camino, y la hipótesis más probable, es arrastrarse por el fango: dar un pasito adelante y dos pasitos atrás. Y salir de cada Consejo diciendo que ya tenemos una hoja de ruta, ya tenemos decisiones tomadas, ya se van a tranquilizar los mercados. Seguir con esta pelea estúpida sobre si los mercados tienen o no un comportamiento racional. Es una gran estupidez. ¿Por qué hablan de racionalidad? Claro que si hay una decisión del BCE, que por una vez haga de banco central, anunciando que “si la prima de riesgo pasa de 200 puntos básicos, me hago cargo de la deuda”, se acabó la fiesta especulativa.
P. Si se mutualiza la deuda, se federaliza la Unión Europea.
R. Puede haber una situación intermedia, a la que apelo, y que siempre se ha tomado cuando existe voluntad política. Pero seamos sinceros: todas las reglas de los tratados que prohíben las ayudas públicas se incumplieron después de la quiebra de Lehman Brothers, con operaciones de rescate nacionales de los bancos propios. Todas las dificultades que hemos tenido nosotros después no se tuvieron en cuenta cuando, desde Gordon Brown a la señora Merkel, pasando por Sarkozy, inyectaron dinero y reestructuraron la parte del sistema que producía riesgos sistémicos. Eso no estaba previsto; al contrario, estaba expresamente prohibido en la normativa europea. ¿Qué fue lo que ocurrió? Que después de hacer lo que había que hacer y no había más remedio que hacer, se pusieron de acuerdo en ponerle un paraguas institucional a lo que se había hecho. Y a partir de entonces, restituirle a los órganos de Bruselas las facultades de vigilancia y control que tenían, pero la operación estaba ya hecha. ¿O es que Brown fue a Bruselas a decir cuánto dinero ponía en la nacionalización de tal o cual banco? ¿O Sarkozy, o Merkel? Se hizo porque se hizo. Y políticamente, además, mejor que se hiciera, porque se hubiera liado si les dicen que no, que no se puede hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario