TÍTULO: LOS ALEGRES PREMIOS POP-EYE DE CÁCERES,.
Ante el silencio esperando su respuesta, Kiko Veneno se fue por la tangente. Comenzó a hablar de los beneficios que se llevan otros por las ...
- Pero vamos a ver - le dijo de pronto Micky, el de Los Tonys, a
Kiko Veneno en medio de la rueda de prensa -, ¿la canción 'Volando voy' es
tuya?--Foto de LA BANDA DE MÚSICA DE CASTUERA TOCANDO EN UNA CALLE DE CÁCERES, etc,.
- Pues sí.
- Pero entonces. tú tienes que estar forrado.
Ante el silencio esperando su respuesta, Kiko Veneno se fue por la
tangente. Comenzó a hablar de los beneficios que se llevan otros por las obras
propias, para proseguir una tertulia entre artistas sobre los beneficios de la
SGAE que ayudan a vivir en época de crisis.
Ocurría a las dos y media de la tarde de ayer en plena Ciudad
Monumental de Cáceres, en el Restaurante Racó de Sanguino, en donde en teoría
había una rueda de prensa para hablar de los Premios Pop-Eye, pero en realidad
fue una animada e interesante charla entre creadores, en donde cada uno decía lo
que le parecía en plena libertad. Allí se encontraba Jeanette, Antonio Luque
(cantante de Señor Chinarro), el periodista cultural de los informativos de TVE
Carlos del Amor, el pintor El Hortelano, el laureado fotógrafo Chema Madoz, el
maestro del periodismo musical Jesús Ordovás, gente de Radio 3, miembros del
grupo de teatro LaBotika, y entre otros el pintor de la movida madrileña
Ceesepe, que demuestra su genialidad ya en el nombre, que es un acrónimo que
proviene de escribir las iniciales de su aburrido nombre y apellidos: Carlos
Sánchez Pérez... Ce-ese-pe. Entre los artistas se habló de la tristeza de haber
perdido la belleza de las carpetas de los discos de vinilo, desvelando Kiko
Veneno como Ceesepe hizo la portada de su disco 'Seré mecánico por ti': «Para
que tuviera una idea de qué iba el disco nos metimos en el servicio de un bar,
yo le cantaba las canciones con una guitarra mientras la gente no dejaba de
entrar y salir».
Unas horas después, a las ocho y media de la tarde, comenzaba en el
Gran Teatro la séptima gala de los premios Pop-Eye, que tienen el gran atractivo
de ser un encuentro intergeneracional, que junta a artistas emergentes y
veteranos, en donde parece que todos quieren aprender de los demás.
Presentados por el divertido dúo de humor 'The Sinflow' la gente
vivió una entretenida y alegre gala en la que se entregaron 23 premios.
Recibieron dos el grupo Corizonas (mejor álbum de debut y mejor videoclip); el
sorprendente grupo Freedonia obtuvo otros dos (mejor grupo de música negra y
mejor canción nacional); y también el mismo número Radio 3, por sus conciertos y
por el programa Carne Cruda, criticando la mayoría de los músicos presentes que
se haya suprimido. El premio de periodismo fue para el programa 'El Ojo Crítico'
de Radio Nacional.
El grupo de teatro LaBotika recogió el premio a la Cultura
Extremeña entregado por el Diario HOY. Ceesepe se mostró contento del premio de
Artes Plásticas, igual que Chema Madoz por el de Fotografía. El músico Julián
Maeso, del que se dice que perdió su casa para grabar el disco 'Dreams are gone'
recibió el premio al mejor disco de rock. El galardón al mejor músico nacional
lo recogió Francisco Nixon, y la cacereña Linda Mirada el premio a mejor
intérprete extremeña.
Se rindió homenaje a dos destacados músicos de la movida madrileña
recientemente fallecidos: Enrique Sierra, fundador de Radio Futura y Bernardo
Bonezzi, líder de los Zombies.
El premio al mejor álbum nacional fue para el grupo Niños Mutantes;
el de mejor publicación, para la revista de humor 'Mongolia'. El mejor EP fue el
de Joe La Reina, el premio a la revelación nacional lo recogió el grupo
Solletico; el de revelación portuguesa lo consiguió Frankie Chávez y el
revelación europea fue para Minta & The Brook Trout. Antonio Luque recogió
el premio de Literatura.
El galardón más importante fue el del homenaje a toda una carrera
que recibió Kiko Veneno, que cantó en la gala como antes lo hicieron los
premiados Francisco Nixon, Solletico y Freedonia.
Después de la gala hubo celebración en bares de la zona de la
Ciudad Monumental, y más conversaciones entre genios:
-¿Te das cuenta - le decía un periodista madrileño a Antonio Luque
- que estamos en una ciudad medieval, y que Umberto Eco ha vaticinado que
volveremos a la Edad Media.
-Sí, volveremos a tocar gratis por la plazas de los
pueblos.
TÍTULO: NO BASTA CON LA INDIGNACIÓN.
Las inmoralidades deben indignar para que actuemos contra ellas; la visión fría y racional de que son incorrectas es insuficiente». Quien así .
Las inmoralidades deben indignar para que actuemos contra ellas; la visión fría
y racional de que son incorrectas es insuficiente». Quien así habla es la
filósofa Victoria Camps , flamante Premio Nacional de Ensayo por su libro 'El
gobierno de las emociones' (Herder). Como sugiere el título, Camps sostiene en
su obra que la ética no es otra cosa que la disciplina que gobierna los
sentimientos. Camps aduce que la indignación -no confundir con la ira, que
ofusca el entendimiento- debe ser un acicate que mueva a la acción. Para esta
exsenadora y militante del PSC, la indignación, que inspira al movimiento 15M,
no puede limitarse a mera «manifestación del descontento». Ha de ir más allá,
tiene que ser un aliciente si esa emoción se transforma en medidas para cambiar
el sistema político vigente. «A propósito del movimiento de los indignados ya se
dijo: no basta la indignación, debe haber también un compromiso por una sociedad
más democrática y más equitativa».
La pensadora parte del principio de que las emociones y los
sentimientos son, en principio, «incontrolables». «Por eso se ha tendido a
pensar que la razón debe imponerse sobre los sentimientos. Estoy con Hume cuando
dice que son los sentimientos los que mueven a actuar y no la razón. Por lo
tanto, hay que procurar que, una vez pasado por el filtro de la razón, el
sentimiento no desaparezca».
A la vista del enrarecido clima social y el desprestigio rampante
de los partidos políticos, ¿vive España una crisis de valores? La galardonada y
catedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) cree que «siempre la
ha habido». Si se aspira a que los principios éticos ocupen la cúspide de la
pirámide, es preciso un esfuerzo sostenido y reconocer que, ahora, los valores
económicos son los predominantes. «Quizá lo específico de nuestro tiempo, en
España y en el resto del mundo, es la subordinación de los valores éticos a los
económicos, la sustitución de la igualdad y la fraternidad por la rentabilidad
económica y el éxito personal».
Hasta un sentimiento como el amor puede tener derivas insospechadas
y hasta indeseables. Incluso se puede explotar políticamente. Un ejemplo es el
patriotismo, que el diccionario de la Real Academia define como «amor a la
patria». A la izquierda se le echa en cara que apueste por un programa tan
racional que no logra «magnetizar a nadie». En cambio, el discurso conservador
es más emotivo y toca fibras sensibles como la familia, Dios y la patria. Camps
aprecia en esta actitud un peligro.
Un experimento científico realizado hace décadas reveló que las
ratas -animales que tienen un cerebro muy parecido al del ser humano-, en
situaciones de escasez, pierden el instinto de la maternidad y abandonan a sus
crías. De ello se puede inferir que la penuria y la crisis destruyen el nivel
ético de una sociedad. ¿Se comportan los humanos como las ratas? A juicio de
Camps, puede suceder todo lo contrario, que se activen el altruismo y la
solidaridad. «Pienso que la penuria nos pone delante de lo más miserable de la
realidad y de la condición humana, vemos fallos éticos importantes que pasan
desapercibidos en épocas de euforia, donde es más fácil que cada uno vaya a lo
suyo. Pero las crisis pueden ser provechosas porque nos invitan a repensar qué
estamos haciendo, qué tipo de sociedad estamos dejando a nuestros hijos».
«Capacidad de preferir»
Según Camps, ser libre es sinónimo de ser capaz de autogobernarse,
lo que a la postre no es otra cosa que la autonomía moral. Aun admitiendo que la
libertad no es un absoluto y que el ser humano está condicionado por factores
muy diversos, desde genéticos hasta educativos, Victoria Camps asevera que
«podemos elegir vivir de una forma o de otra, todo no nos viene predeterminado».
«A esa capacidad de preferir es a lo que llamamos libertad. Es a lo que se
refería Sartre cuando dijo que 'estamos condenados a ser libres'».
En un tiempo como el actual, en que la psicología ha colonizado
extensos campos del saber y hasta los economistas explican los comportamientos
de los mercados y los consumidores apelando al funcionamiento de una psique
colectiva, Camps reivindica la filosofía como ciencia capaz de escudriñar las
emociones. Si estas son las reacciones inmediatas que una persona experimenta
ante un estímulo, los sentimientos y afectos son más permanentes y menos
mudables. Una cosa lleva a la otra y Camps ha acabado por estudiar la autoestima
a la luz de la historia de la filosofía. Argumenta que sin unas condiciones
básicas, la autoestima es casi imposible que surja. En esto, como en otras
muchas cosas, sigue a Hume, quien argüía que si exista una exclusión previa, el
individuo lo tiene difícil para estar seguro de sí mismo.
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