sábado, 10 de noviembre de 2012

LA MEDICINA DE JERINQUILLO,/ QUÍTATE EL VISÓN QUE VIENE STELLA.

TÍTULO: LA MEDICINA DE JERINQUILLO:

Una jeringa (del griego syrinx, "tubo"), consiste en un émbolo insertado en un tubo que tiene una pequeña apertura en uno de sus extremos por donde se expulsa el contenido de dicho tubo. Inventada por Alexander Wood
 
Las jeringas son utilizadas para introducir pequeñas cantidades de gases o líquidos en áreas inaccesibles o para tomar muestras de los componentes de dichos lugares. Normalmente se la llena introduciendo la aguja en el líuido y tirando del émbolo. A continuación se coloca con la aguja hacia arriba y se presiona el émbolo para expulsar las burbujas de aire que hayan quedado, y posteriormente se introduce la aguja y se expulsa el líquido presionando el émbolo.
El proceso de administrar una sustancia con una jeringa se llama inyección. Por tal motivo, se le suele llamar también inyector o inyectadora.

TÍTULO: QUÍTATE EL VISÓN QUE VIENE STELLA.

No jamón. No toros. Sí castellers. ¿Alguien tiene alguna duda de por qué Stella McCartney ha elegido Barcelona para abrir su primera tienda ...
No jamón. No toros. Sí castellers. ¿Alguien tiene alguna duda de por qué Stella McCartney ha elegido Barcelona para abrir su primera tienda de ropa en lo que todavía es España? «Os amo, chicos, porque habéis prohibido las corridas de toros. Yo soy de los vuestros», declaró la famosa hija del exbeatle ante la prensa catalana el pasado miércoles por la noche, durante la inauguración oficial de su lujosa y carísima boutique, en pleno Paseo de Gracia. Poco después, una 'colla' de castellers, acompañados por la música de las dulzainas, ejecutaba una vistosa torre humana frente a la fachada de la tienda, mientras camareros 'fashion' servían falafel vegetariano y combinados de vodka con limón y naranja.
La visita de Stella McCartney a Barcelona fue fugaz, pero intensa. Su boutique («libre de piel animal y PVC») lleva abierta desde agosto. Sin embargo, ella no ha podido inaugurarla hasta noviembre por «motivos de agenda». Y es que más allá de ser la hija de Paul, la amiga de Madonna y una diseñadora de fama mundial responsable del atuendo del equipo británico en las recientes Olimpiadas de Londres, Stella McCartney es una estrella global que reparte su tiempo entre la crianza de sus cuatro hijos y sus múltiples compromisos por todo el planeta. A Barcelona llegó con 'impuntualidad' británica. Y se alojó en una lujosa suite del hotel Mandarin.
Unas 75 señoras de la alta sociedad catalana la esperaban en la boutique Santa Eulalia (un veterano y selecto establecimiento multimarca donde también venden su ropa) para tomar el té de las cinco. Pero algo tan sencillo como merendar puede convertirse en una ardua tarea cuando hay una celebrity internacional de por medio. Al final tuvo que ser el té de las seis. Stella llegó una hora tarde, pero disipó las reticencias repartiendo sonrisas y mostrándose accesible y simpática. Eso sí, nada de lo allí organizado se había dejado al azar. El equipo de relaciones públicas de la diseñadora se encargó de controlar con antelación hasta el más mínimo detalle. «Pidieron fotos de la vajilla en la que se iba a servir el té, de la cubertería, mantelería... Incluso de las flores», relató a este diario Lluís Sans, propietario de la tienda. Y, por supuesto, nada de pieles. Ni de las de pelo ni de las de cuero. Algunas de las asistentes que por despiste aparecieron con una otoñal chaquetita de visón o una cazadora de napa tuvieron que despojarse de dichas prendas para que no las viera la homenajeada. No fuera a ofenderse. La consigna venía a ser «Fuera visones que viene McCartney».
«Mi gata era de acero»
Y McCartney llegó. Apresurada y hambrienta, pues no le había dado tiempo a comer. Encontró de su gusto los sandwiches (vegetarianos, of course) que le habían preparado y previamente fotografiado para que los aprobase su equipo, bebió un vaso de agua y unos sorbos de champán. Charló amigablemente con sus clientas (señoras capaces de pagar entre dos y tres mil euros por uno de sus originales vestidos de lana, acetato y poliamida) y se llevó de recuerdo unos estupendos paños catalanes para confeccionarle unos trajes a su marido, el editor británico Alasdhair Willis. Poco después cruzaba la calle para inaugurar su tienda, a esa hora ya repleta de invitados, entre ellos, famosas como Ana de Armas, Alejandra Prat y Natasha Yarovenko.
Con un florido conjunto en amarillo y blanco de su nueva colección primaveral, de manga corta, pese a los quince grados que marcaba el termómetro y subida a unos altísimos tacones de sus zapatos de piel sintética, Stella, que al natural resulta aún más alta y estilizada que en foto, atendió a la prensa a pie de calle, con una espléndida sonrisa, pero no más de tres o cuatro preguntas por medio. Nacida en un díficil parto por cesárea y curtida en un colegio donde, según dicen, sufrió acoso escolar, la hija de Paul es una mujer de carácter que no dudó en enfrentarse a su madrastra Heather Mills diseñándole un sarcástico colgante de una sola pierna. Esta periodista quiso recordarle que algunos la llaman 'steel Stella' (Stella de acero). «Qué va, yo no soy de acero -negó ella-. Esa era mi gata, que se llamaba así, Steel».

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