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Para abrir boca se pueden pedir unas aceitunas y un plato de jamón con marchamo extremeños, regados ambos con vino Ribera del Guadiana; para continuar, gazpacho bien frío y una caldereta elaborada al más propio estilo de nuestra región, pero no con cabrito sino con carne de impala, un antílope que corre salvaje por la sabana de Zimbaue. Se trata solamente de un ejemplo de lo que se puede comer al pie de las cataratas Victoria, en una de las partes más auténticas de África, que es donde la extremeña María José Sánchez decidió asentarse hace ya tres años.
Lo hizo casi por casualidad, tras unas vacaciones en las que tanto ella como su marido, José Luis Regot, quedaron prendados de una tierra que les ha devuelto tranquilidad y las ganas de poner en marcha nuevos proyectos de vida. Su restaurante, Lola's Tapas Bar, es uno de ellos, el primero dedicado al tapeo del que se puede disfrutar en la turística Victoria Falls.
El objetivo de estos ex altos directivos de empresas es colocar un trozo de España en el continente africano, difundir su cultura en general y su gastronomía en particular entre los viajeros de todo el mundo que eligen este rincón como destino. Tanto se han empeñado en conseguirlo, que esta emprendedora de Castuera se ha atrevido también a llevar aceitunas, vino, aceite y turrón extremeños hasta allá, para venderlos a través de mayoristas en los supermercados. Además, está enseñando a hablar español a todo el personal del emblemático Victoria Fall's Hotel, desde la dirección hasta los camareros.
«En Zimbaue descubrimos un país que tenía muchas necesidades pero también muchas posibilidades. Recuerdo que cuando decidimos venirnos a vivir aquí fuimos al supermercado a comprar comida y solamente había latas de tomate, así que no tuvimos más remedio que pasar unos cuantos días comiendo exclusivamente eso», cuenta María José Sánchez, que ha conseguido emplear en su restaurante a once personas «deseosas de aprender, de recibir formación y de darlo todo». «Son como esponjas y es sorprendente lo bien que aprenden el idioma».
No es el único proyecto que esta pareja tiene entre manos. Nada más llegar organizaron la Fundación África Crece, desde la que enseñan a cultivar frutas, verduras y hortalizas con un sistema de invernaderos. Además, junto con otros españoles que viven en Zimbaue, Zambia, Botsuana y Namibia se ocupan de una empresa que se dedica a organizar viajes y safaris.
Una aventura africana puesta en marcha por una extremeña que se ha quedado prendada de una tierra y una gente que acoge al forastero como si fuera uno más de los suyos. Ofrecerles formación y empleo, darles a conocer otros sabores, colores y olores es, por su parte, una manera de agradecerles que le hagan sentir como en casa.
TÍTULO: EL REY PESCADOR:
El rey pescador dirigida por Terry Gilliam y protagonizada por Jeff Bridges, Robin
Williams, Amanda Plummer, Mercedes Ruehl, Michael Jeter, Harry Shearer, ...
Williams, Amanda Plummer, Mercedes Ruehl, Michael Jeter, Harry Shearer, ...
En la imponente Nueva York, Jack (Jeff Bridges), un locutor de radio caído en desgracia, y Parry (Robin Williams), un enajenado profesor de historia, emprenden la búsqueda del Santo Grial.
Un famoso locutor de radio tiene un exitoso programa nocturno en el que habla y aconseja a multitud de personas desde las ondas de su emisora. Vive instalado en el lujo y la fama, pero de la noche a la mañana, tras una terrible experiencia con un oyente, se abandona hasta convertirse en un vagabundo. Entonces conocerá otra gente y otra forma de vivir, personas que conviven -y sobreviven- en la misma ciudad que habitan millones de ciudadanos normales. El singular Terry Gilliam contaba con todos los ingredientes para realizar una interesantísima película sobre la búsqueda del amor, de la cordura... y del Santo Grial. A saber: la Columbia se arriesgaba con una historia nada complaciente, el prestigioso guionista LaGravenense insertaba un curioso componente fantástico -que la podría distinguir sobre los numerosos dramas que cuentan tragedias parecidas-, por fin Robin Williams se podía desatar sin que deseáramos taparle la boca, y la presencia y talento de Jeff Bridges avalarían una interpretación sobre la que cargar el peso de la película. Pero entonces llegaron los excesos y pedanterías del director -algo a lo que nos tiene acostumbrados-, y el moderno relato de pérdidas y soledades no alcanzó al espectador con la fuerza con la que, cualquier otro director más comedido, podría habernos impactado. Sin duda un film norteamericano diferente, pero muy desaprovechado,.
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