Maribel es una de la miles de afectadas por las peligrosas prótesis mamarias defectuosas. Está en el paro y pagar una nueva operación quedaba fuera de su alcance. Pero la amistad acudió al rescate.
Probablemente no existan los momentos idóneos para recibir malas noticias. A Maribel Caballero, vallisoletana de 39 años y de apariencia vivaz y aniñada, se las dieron una mañana de febrero en el pub-cafeteríaLa Sueca , en el centro de Madrid, donde había trabajado meses antes. Había ido allí a desayunar y se encontró con una clienta conocida, empleada en una clínica de cirugía estética, donde Maribel había decidido tres años atrás operarse los senos. "Mientras hablábamos, me dijo: "Por cierto, ya que estoy aquí, déjame ver tu carnet de las prótesis, a ver si están entre las afectadas, y así te ahorras ir a la clínica". Maribel buscó en su bolso y sacó una tarjetita plegada, azul, con sus datos al frente impresos en una pegatina y las indudables siglas de Poly Implant Prothèse en la esquina inferior derecha. Sus implantes eran PIP, los retirados del mercado en 2010 por estar fabricados con una silicona propia, no homologada, y tener un índice de rotura superior al normal: un 8% frente al 5% máximo de otras competidoras. Un escándalo sanitario grave: solo en España se calcula que hay entre 12.000 y 15.000 afectadas, según Jaume Serra, presidente de la Sociedad Española de Cirugía plástica Reparadora y Estética (Secpre).
Bastaron esos minutos de conversación para que sus pechos pasaran de ser encantadores a peligrosos. "Había oído hablar de ello, pero ni me había planteado comprobarlo por mí misma mirando el carnet –reconoce Maribel–. Puede parecer algo irresponsable, pero creo que deliberadamente no quería pensar en ello. Bastante tenía ya encima". Tiempo antes había dejado su trabajo de camarera. Actriz de formación, como muchos otros compañeros, sirve copas entre una actuación y otra. En ese momento también se acababa la función que la había estado alimentando esos meses, "Flamenquita: la niña que perdió el compás", una obra infantil donde ella era la niña protagonista. Ahora volvía al paro, y en plena crisis. "La chica de la clínica le quitó hierro al asunto, me dijo que no me preocupara pero que pidiera hora para una revisión en seguida. Y también dijo que la clínica tenía un plan creado de urgencia para las afectadas, que si había algún problema me las sustituirían por otras a un precio mucho más bajo, unos 2.000 €. Ella no intuía que para mí, conseguir ese dinero era imposible. ¡Si aún no había terminado de pagar la anterior operación! Me dejó hundida", confiesa.
Maribel había tomado la decisión de ponerse un poco más de pecho. "Sé que es algo que mucha gente verá como frívolo. No pretendo ser perfecta: mido1,50 m y peso
60 kg, estoy rellenita... pero los senos es algo que siempre he vinculado a la feminidad: tener algo de barriga no me importaba, pero tener poco pecho sí. Al final tiene mucho que ver con la identidad y la autoafirmación, con la propia percepción de una misma... No pido que se valore más allá de lo que es, pero tampoco que se minimice o se estigmatice".
Llevaba tiempo intentándolo, pero las clínicas no le daban facilidades. Hasta que encontró una que le ayudaba a financiarlo y le permitía pagar a plazos. Y se decidió. Tras la primera operación quedó muy satisfecha. Sus amigos lo sabían, y eran conscientes también del esfuerzo económico que había realizado para lograrlo. "En general no hablas de que te has operado porque en el fondo te gustaría que fueran tuyas. No quieres que el resto sepa que has pagado por ellas. Es incómodo. Yo lo cuento porque soy muy abierta y no me avergüenzo, pero sí reconozco que a veces preferiría que nadie lo supiese". En este caso, su talante abierto y la falta de pudor para hablar del tema con los amigos cercanos trabajó a su favor.
En acción
"Nos enteramos porque ella misma nos lo contó. Si quieres a alguien, esto te enfurece muchísimo. Piensas que es muy injusto y te das cuenta que hay situaciones inauditas de desamparo legal... y moral", razona Joaquín Peña, un amigo compositor, también cliente del bar donde trabajaba. A Joaquín se le ocurrió una idea de lo más sencilla y solidaria. Encendió el ordenador, entró en Facebook y creó un evento por invitación: "Sus tetas son nuestras tetas". Invitó al evento a unos 20 amigos muy cercanos, exponiendo el problema con claridad. En el grupo se establecía la posibilidad de que, con una pequeña aportación económica de cada uno, entre todos podrían ayudar a Maribel a costearse una nueva operación.
Se haría todo de espaldas a ella para que el talante honesto y luchador de su amiga no le impidiera aceptar el dinero. En apenas una semana más (se estipuló una fecha tope para los ingresos, a fin de no dilatar el proceso ni la angustia de la afectada) se habían recaudado 1.900 €, más o menos el importe total de la nueva operación. Las aportaciones oscilaron de media entre los 20 y los 100 €, dependiendo de las posibilidades de cada cual. ¿Por qué todo fue tan rápido? El trabajo como camarera de Maribel, en un bar que es enclave para un nutrido grupo de la bohemia cinematográfica y artística de la capital (actores, directores de cine, guionistas de televisión, músicos... incluso directores de instituciones culturales) jugó también a su favor.
Desamparo
Maribel no siente ninguna acritud o ira con la clínica. "Esto no lo provocaron ellos, también ha ido en su contra. Ha sido un encadenado de errores motivado por un estafador, y errar es humano, lo hacemos todos". Le sigue pareciendo inaudito que se distribuyeran prótesis homologadas sin los debidos controles y que no se diera la alarma antes. A ella, en su clínica, le dijeron que sus implantes eran "de los mejores del mercado" y que durarían "muchísimos años". Nadie le mencionó que fueran más baratos que el resto, ni notó que la cuantía de la operación fuera sensiblemente menor a la que le habían ofrecido otras clínicas. Fuentes de su clínica que prefieren guardar el anonimato, perteneciente a una asentada y conocida cadena nacional, reconocen sentirse "también estafados: somos víctimas, y esto destruye la confianza en nuestro trabajo".
En Francia, el país productor de las prótesis, el Estado ha decidido asumir el coste de los reimplantes, mientras que en España, siguiendo las recomendaciones de independencia de criterios nacionales dela UE , la sanidad pública solo se hará cargo de los implantes realizados por ellos en casos de cirugía asistencial, o de la sustracción de los defectuosos pero sin reimplantación de nuevas prótesis. Los foros on line están saturados de mujeres que buscan información y soluciones, y que encuentran poco de ambas. Casi todas piden unirse en un frente común, y se han creado algunas plataformas regionales (Valencia, Asturias, Aragón... todas aún en ciernes). También se realizan acciones on line a través de páginas de denuncia como Actuable, pero todavía no hay una asociación nacional que puede ejercer algún tipo de presión, como ha ocurrido ya en otros países, como Argentina.
"No me he planteado aún si reclamar o no –reconoce Maribel–. Supone un esfuerzo y un desgaste personal y todavía no he encontrado una organización a la que acudir. Sigo informándome, pero es algo desalentador. ¿A quién denuncias? ¿A Jean-Claude Mas [el responsable de la empresa fabricante]? ¿A la clínica? ¿A Sanidad que fue la que las homologó? ¿Van a responder?". Para ella lo más urgente, solucionar su nueva operación, ha sido un punto de inflexión vital. Ahora puede pararse a reflexionar con calma.
Un día de fiesta
A la hora de entregar el dinero a Maribel, sus amigos pretendían no solo hacerle un homenaje, sino dejarle claro que estarán ahí siempre que los necesite. Montaron una fiesta sorpresa en el mismo local donde Maribel y muchos de ellos se enteraron de la mala noticia. Y allí la sorprendieron. "Reconozco que pasé muchísima vergüenza. No tenía palabras. Finalmente me invitaron al grupo en Facebook y ya pude agradecérselo a todos on line, incluso a los que no pudieron acudir aquella noche. Es curioso: al día siguiente tenía una función y terminada la representación me quedé sin voz. Algo psicosomático. Realmente, no sabía qué decir".
Maribel actuó rápido: ese mismo lunes acudió a la clínica y le dieron fecha y hora para la intervención. Esta celeridad fue otra afortunada decisión: pese a que en la revisión no había indicios de rotura, lo cierto es que en la operación, efectuada el pasado marzo, el cirujano certificó que su implante derecho ya se había roto, y filtraba. "Casi un año después de la primera operación yo ya notaba algo raro. Lo comenté y me dijeron que era imposible, que serían las normales rugosidades de la prótesis. Pensé que era mi tendencia hipocondríaca. Ahora no sé que creer: quiero pensar que las revisiones son eficaces y que la prótesis se rompió entre la prueba y la operación. Pero no lo sé". A Maribel no le han informado de un protocolo a seguir en este caso, si es conveniente hacerse mamografías periódicas u otras pruebas para chequear el efecto de la filtración en el organismo. Dice que se informará pronto a través dela Seguridad Social , "pero no ahora mismo: realmente quiero olvidar un poco todo esto, que ha sido como un mal sueño con final feliz".
Lejos de preocuparse por si sus senos serán o no los mismos de antes, lo que quiere es que todo vuelva a la normalidad. "Al final le tuve que contar todo a mi familia, a mi madre, que no sabía nada de la primera operación. No quería preocuparla. Pero lo que han hecho por mí, eso sí se lo tenía que contar. Estoy muy orgullosa de mis amigos. Y quiero que ella también lo esté".
Probablemente no existan los momentos idóneos para recibir malas noticias. A Maribel Caballero, vallisoletana de 39 años y de apariencia vivaz y aniñada, se las dieron una mañana de febrero en el pub-cafetería
Bastaron esos minutos de conversación para que sus pechos pasaran de ser encantadores a peligrosos. "Había oído hablar de ello, pero ni me había planteado comprobarlo por mí misma mirando el carnet –reconoce Maribel–. Puede parecer algo irresponsable, pero creo que deliberadamente no quería pensar en ello. Bastante tenía ya encima". Tiempo antes había dejado su trabajo de camarera. Actriz de formación, como muchos otros compañeros, sirve copas entre una actuación y otra. En ese momento también se acababa la función que la había estado alimentando esos meses, "Flamenquita: la niña que perdió el compás", una obra infantil donde ella era la niña protagonista. Ahora volvía al paro, y en plena crisis. "La chica de la clínica le quitó hierro al asunto, me dijo que no me preocupara pero que pidiera hora para una revisión en seguida. Y también dijo que la clínica tenía un plan creado de urgencia para las afectadas, que si había algún problema me las sustituirían por otras a un precio mucho más bajo, unos 2.000 €. Ella no intuía que para mí, conseguir ese dinero era imposible. ¡Si aún no había terminado de pagar la anterior operación! Me dejó hundida", confiesa.
Maribel había tomado la decisión de ponerse un poco más de pecho. "Sé que es algo que mucha gente verá como frívolo. No pretendo ser perfecta: mido
60 kg, estoy rellenita... pero los senos es algo que siempre he vinculado a la feminidad: tener algo de barriga no me importaba, pero tener poco pecho sí. Al final tiene mucho que ver con la identidad y la autoafirmación, con la propia percepción de una misma... No pido que se valore más allá de lo que es, pero tampoco que se minimice o se estigmatice".
Llevaba tiempo intentándolo, pero las clínicas no le daban facilidades. Hasta que encontró una que le ayudaba a financiarlo y le permitía pagar a plazos. Y se decidió. Tras la primera operación quedó muy satisfecha. Sus amigos lo sabían, y eran conscientes también del esfuerzo económico que había realizado para lograrlo. "En general no hablas de que te has operado porque en el fondo te gustaría que fueran tuyas. No quieres que el resto sepa que has pagado por ellas. Es incómodo. Yo lo cuento porque soy muy abierta y no me avergüenzo, pero sí reconozco que a veces preferiría que nadie lo supiese". En este caso, su talante abierto y la falta de pudor para hablar del tema con los amigos cercanos trabajó a su favor.
En acción
"Nos enteramos porque ella misma nos lo contó. Si quieres a alguien, esto te enfurece muchísimo. Piensas que es muy injusto y te das cuenta que hay situaciones inauditas de desamparo legal... y moral", razona Joaquín Peña, un amigo compositor, también cliente del bar donde trabajaba. A Joaquín se le ocurrió una idea de lo más sencilla y solidaria. Encendió el ordenador, entró en Facebook y creó un evento por invitación: "Sus tetas son nuestras tetas". Invitó al evento a unos 20 amigos muy cercanos, exponiendo el problema con claridad. En el grupo se establecía la posibilidad de que, con una pequeña aportación económica de cada uno, entre todos podrían ayudar a Maribel a costearse una nueva operación.
Se haría todo de espaldas a ella para que el talante honesto y luchador de su amiga no le impidiera aceptar el dinero. En apenas una semana más (se estipuló una fecha tope para los ingresos, a fin de no dilatar el proceso ni la angustia de la afectada) se habían recaudado 1.900 €, más o menos el importe total de la nueva operación. Las aportaciones oscilaron de media entre los 20 y los 100 €, dependiendo de las posibilidades de cada cual. ¿Por qué todo fue tan rápido? El trabajo como camarera de Maribel, en un bar que es enclave para un nutrido grupo de la bohemia cinematográfica y artística de la capital (actores, directores de cine, guionistas de televisión, músicos... incluso directores de instituciones culturales) jugó también a su favor.
Desamparo
Maribel no siente ninguna acritud o ira con la clínica. "Esto no lo provocaron ellos, también ha ido en su contra. Ha sido un encadenado de errores motivado por un estafador, y errar es humano, lo hacemos todos". Le sigue pareciendo inaudito que se distribuyeran prótesis homologadas sin los debidos controles y que no se diera la alarma antes. A ella, en su clínica, le dijeron que sus implantes eran "de los mejores del mercado" y que durarían "muchísimos años". Nadie le mencionó que fueran más baratos que el resto, ni notó que la cuantía de la operación fuera sensiblemente menor a la que le habían ofrecido otras clínicas. Fuentes de su clínica que prefieren guardar el anonimato, perteneciente a una asentada y conocida cadena nacional, reconocen sentirse "también estafados: somos víctimas, y esto destruye la confianza en nuestro trabajo".
En Francia, el país productor de las prótesis, el Estado ha decidido asumir el coste de los reimplantes, mientras que en España, siguiendo las recomendaciones de independencia de criterios nacionales de
"No me he planteado aún si reclamar o no –reconoce Maribel–. Supone un esfuerzo y un desgaste personal y todavía no he encontrado una organización a la que acudir. Sigo informándome, pero es algo desalentador. ¿A quién denuncias? ¿A Jean-Claude Mas [el responsable de la empresa fabricante]? ¿A la clínica? ¿A Sanidad que fue la que las homologó? ¿Van a responder?". Para ella lo más urgente, solucionar su nueva operación, ha sido un punto de inflexión vital. Ahora puede pararse a reflexionar con calma.
Un día de fiesta
A la hora de entregar el dinero a Maribel, sus amigos pretendían no solo hacerle un homenaje, sino dejarle claro que estarán ahí siempre que los necesite. Montaron una fiesta sorpresa en el mismo local donde Maribel y muchos de ellos se enteraron de la mala noticia. Y allí la sorprendieron. "Reconozco que pasé muchísima vergüenza. No tenía palabras. Finalmente me invitaron al grupo en Facebook y ya pude agradecérselo a todos on line, incluso a los que no pudieron acudir aquella noche. Es curioso: al día siguiente tenía una función y terminada la representación me quedé sin voz. Algo psicosomático. Realmente, no sabía qué decir".
Maribel actuó rápido: ese mismo lunes acudió a la clínica y le dieron fecha y hora para la intervención. Esta celeridad fue otra afortunada decisión: pese a que en la revisión no había indicios de rotura, lo cierto es que en la operación, efectuada el pasado marzo, el cirujano certificó que su implante derecho ya se había roto, y filtraba. "Casi un año después de la primera operación yo ya notaba algo raro. Lo comenté y me dijeron que era imposible, que serían las normales rugosidades de la prótesis. Pensé que era mi tendencia hipocondríaca. Ahora no sé que creer: quiero pensar que las revisiones son eficaces y que la prótesis se rompió entre la prueba y la operación. Pero no lo sé". A Maribel no le han informado de un protocolo a seguir en este caso, si es conveniente hacerse mamografías periódicas u otras pruebas para chequear el efecto de la filtración en el organismo. Dice que se informará pronto a través de
Lejos de preocuparse por si sus senos serán o no los mismos de antes, lo que quiere es que todo vuelva a la normalidad. "Al final le tuve que contar todo a mi familia, a mi madre, que no sabía nada de la primera operación. No quería preocuparla. Pero lo que han hecho por mí, eso sí se lo tenía que contar. Estoy muy orgullosa de mis amigos. Y quiero que ella también lo esté".
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