Se trata de una tradición muy arraigada en el pueblo que consiste en crear y lucir muñecos a tamaño natural .
La tradición de los 'mayos' o 'adefesios' -también llamados 'samparipayos'- estuvo muy arraigada en Alburquerque y su origen es ancestral. Se trata de muñecos de trapo rellenos de paja y de tamaño natural que se colocaban el día 1 de mayo en puertas o balcones y representaban a tipos populares de la localidad. Se les vestían con trajes que llamaban 'originales', esto es, raros o ridículos, según el historiador local Eugenio López.
Siguiendo las costumbres de la época, a las mujeres se les respetaba algo más, presentándolas bien vestidas y con atuendos lujosos. Al hombre se le 'preparaba' con harapos y prendas ridículas para provocar aún más la hilaridad. Era rara la calle de Alburquerque donde no se colocaban varios adefesios que, al final del día, eran paseados por los mozos para regocijo de los vecinos.
Esta costumbre tan celebrada por los alburquerqueños está casi perdida a pesar del esfuerzo de algunas asociaciones como Cala (Colectivo Alternativo de Aprendizajes) o 'La Sombrilla', que han ideado iniciativas en los últimos años para recuperarla. Así, el pasado día 1 se contaron varios mayos en Alburquerque, aunque, a diferencia de los confeccionados en los años anteriores a la guerra civil, ahora suelen emular a personajes populares o sencillamente son figuras humanas curiosas vestidas de manera estrafalaria. En otros casos tratan de criticar satíricamente temas de actualidad de la villa, la región o el país.
En los años 20 y principios de los 30 del siglo pasado, al igual que ocurría en el carnaval, el humor de los vecinos se manifestaba en toda su magnitud, ya fuera por el simple hecho de provocar la sonrisa a la gente que pasaba por las calles y contemplaba aquellos 'samparipayos', o, en la mayoría de los casos, para zaherir a personas determinadas del pueblo que, por una u otra circunstancia, eran factibles de ser objeto de escarnio.
Por ello se hacía un muñeco con la apariencia de la persona en cuestión y se la ridiculizaba destacando algún rasgo de su cuerpo o faceta de su conducta.
Este año, la asociación 'La Sombrilla', en colaboración con un negocio hostelero local, convocaron un concurso para fomentar la confección de mayos con un premio humilde: una cena para dos personas. Uno de los participantes, Fausto Pintiado, lleva casi 20 años colocando un adefesio en la puerta de su tienda de comestibles y nunca ha repetido el personaje. Otro fue elaborado por las trabajadores de la residencia de ancianos y un tercero, extraordinario, lo hizo con paciencia una señora de 79 años de edad, Plácida Nieto Rollano. Ella colocó la pareja de mayos frente a su casa. Durante todo el día, numerosos alburquerqueños visitaron los muñecos colocados en el pueblo, pero fue el de Plácida el que se ganó la simpatía de la mayoría de la gente. Esta señora, como el resto de quienes elaboraron mayos el pasado día 1, desea mantener la tradición y, si es posible, servir de ejemplo para un mayor número de vecinos del pueblo.
A fin de cuentas, como decía uno de los curiosos que fotografiaba dos muñecos ubicados en la fuente de la plaza de España, hacer un mayo no cuesta dinero y sirve para dar nuevo uso a las prendas de vestir y otros objetos viejos.
El día 8 de mayo es el día mundial de la Cruz Roja, etc.
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