Al igual que el fundador de Zara, Tadashi Yanai se ha hecho de oro con la marca nipona de ropa Uniqlo, que ofrece diseño chic a precios asequibles.
Con una fortuna superior a los 7.500 millones de euros, es el hombre más rico de Japón, por encima de los fundadores de gigantes como Sony y Toyota y de los magnates de las telecomunicaciones, internet y la construcción. Se llama Tadashi Yanai, tiene 63 años y se podría decir que es el Amancio Ortega de ojos rasgados, ya que, al igual que el padre de Zara, se ha enriquecido con la famosa marca de ropa nipona Uniqlo, que también ofrece prendas de diseño a precios más que asequibles.
Si Ortega fundó Inditex a partir de la primera tienda Zara que abrió en La Coruña en 1975, Uniqlo nació en 1949 en un almacén de ropa de la prefectura de Yamaguchi, en el extremo suroeste del país. Bajo el nombre «Prendas de Caballero Ogori Shoji», el local lo regentaba su padre, Hitoshi Yanai.
Tras licenciarse en Económicas y Política por la Universidad de Waseda en 1971, Tadashi fue haciéndose con las riendas de la empresa familiar. Sin embargo, no dio el salto a la moda juvenil y de señora hasta que, en mayo de 1985, abrió una tienda en Hiroshima llamada Unique Clothing Warehouse. Para abreviar, fue bautizada como Uniqlo, pero la contracción de su nombre fue inversamente proporcional a su expansión por Japón.
Perteneciente a la empresa matriz Fast Retailing, que posee otras marcas, como Comptoir des Cotonniers o Theory, Uniqlo tiene ya 800 establecimientos en Japón. Un centenar se ubican en Tokio, donde en noviembre de 1998 abrió su primera tienda en el vanguardista distrito de Harajuku, famoso punto de reunión de los «fashion victims» nipones aficionados a disfrazarse de «manga». Casi al mismo tiempo que Zara estrenaba su nueva imagen en la Quinta Avenida de Nueva York, en Tokio hacía lo propio Uniqlo, la principal marca textil de Japón. En Ginza, el barrio más chic y elitista de la capital nipona, esta firma abría a mediados de marzo una tienda de doce plantas justo frente a la de Zara. Con 5.000 metros cuadrados, es la mayor de Uniqlo y uno de los comercios de referencia en la lujosa «milla de oro» de Ginza, donde operan desde hace décadas las carísimas boutiques de Chanel, Armani o Dior y el metro cuadrado se vende a 20 millones de yenes (183.330 euros).
«Ginza es nuestra mejor puerta a un público global», anunció el jefe ejecutivo de Uniqlo, que este año se ha propuesto abrir cien nuevas tiendas en Asia por «el gigantesco potencial de este mercado y la parálisis que sufre Japón debido al envejecimiento de la población, la baja tasa de natalidad y el punto muerto político».
Al igual que hiciera Zara, pero con una década de retraso, Uniqlo se subió al carro de la globalización del siglo XXI. En 2001 deslocalizó su producción trasladándola a las fábricas de China, donde al año siguiente estableció su primera tienda en Shanghái. Fuera de Asia, Uniqlo vende en Nueva York, Londres, París y Moscú. Y desde 2009, aspira a introducirse en Alemania, Italia y España, pero primero la crisis y luego el tsunami han aplazado sus planes.
Uniqlo ha vestido a los atletas nipones en tres Juegos Olímpicos y compite con grupos textiles como Inditex y H&M. Todo con tal de vender prendas de diseño a precios de saldo, porque, como dice Tadashi Yanai, «esta tendencia al abaratamiento ocurre en todo el mundo y se avivará en Japón para que más y más gente disfrute comprando».
TÍTULO: PILAR GONZÁLEZ SE VA Y EL PA LA ACUSA DE MONTAR OTRO PARTIDO.
Denuncia ( prácticas mafiosas) en el seno de la formación para evitar un congreso ( libre).
El Partido Andalucista (PA) parece querer hacer bueno el refrán de «a perro flaco, todo son pulgas». A la travesía del desierto en que se encuentra desde que perdiera la representación parlamentaria en 2008 se le suma ahora una nueva crisis interna en un partido que llegó a formar parte del Gobierno andaluz y estar al frente de ayuntamientos como el de Sevilla. El último capítulo de esta lenta decadencia lo ha escrito la secretaria general del PA, Pilar González, quien dimitió ayer de su cargo, al que no iba a aspirar en el próximo congreso previsto para el 7 y 8 de julio, denunciando la existencia de «prácticas mafiosas» en un partido que no dudó en calificar de «organización enferma».
En una carta enviada la militancia, González justificó su salida del PA en los intentos de tutela de una parte del partido para dirigir el congreso en la sombra. La dirigente andalucista hacía referencia a al fundador del PA, Alejandro Rojas-Marcos, a quien acusó el pasado 10 de abril —fecha en la que anunció que no concurriría de nuevo a la secretaría general— de intentar «tutelar» la dirección del partido hasta el congreso, con el objetivo de «derechizar» la formación.
Al no poder «garantizar» que el cónclave sea «democrático, plural y libre», la secretaria general ha optado por plantear su renuncia y «no permanecer más tiempo en una organización que prefiere actuar con métodos del pasado dando un golpe de estado contra mí». Como «responsables» señala a «algunos miembros de la dirección nacional que, ahora, están muy preocupados y la propia comisión de garantías, que yo creía imparcial».
Estigmatizar al PA
Desde el PA, sin embargo, se achaca la renuncia al deseo de González y de otros miembros de la dirección andalucista de formar un nuevo partido, a espaldas de la militancia y de los órganos de decisión, según una nota del partido que se remite a Manuel María de Bernardo. Esta cuestión está siendo estudiada por la comisión de garantías del PA, tras «la recepción de varias denuncias en las que se informa de la difusión por correo electrónico de supuestos planes para la creación de un nuevo partido y la estigmatización del PA». Según estas denuncias, se estaría aprovechando el periodo precongresual para emplear los recursos y estructuras del PA «en una estrategia personal de Pilar González a espaldas de la organización», para sacar «beneficio propio para su nuevo proyecto». Fuentes andalucistas señalan que ese partido sería un Equo «a la andaluza», esto, es una formación de izquierdas y andalucista, donde se integrarían compañeros de González de la publicación digital «Paralelo 36», como José Antonio Pino y Concha Caballero.
Expediente disciplinario
En esta estrategia se incluye calificar a dirigentes andalucistas como de «derechas», lo que se considera falta grave en el reglamento del PA. Estas denuncias han sido admitidas por la comisión de garantías que estudia abrir un expediente disciplinario a González por dejación de funciones. Además, las denuncias recibidas piden la suspensión cautelar de militancia para la dirigente andalucista, Pino, David Cabello, Rafael Rodríguez de León y Alfonso Caballero, todos miembros de la dirección del PA.
A esos correos electrónicos parecía hacer alusión Pilar González en su misiva cuando afirmaba que estaba «asistiendo a una instrumentalización de los órganos del partido». Y añadía: «Algunos no han tenido reparos en cometer un delito que viola derechos fundamentales (artículo 18 de la Constitución, ante lo que hemos presentado denuncia» —hace referencia al secreto de las comunicaciones—, mientras que «otros han jaleado el procedimiento convirtiéndose en cómplices difundiendo y manipulando correspondencia privada».
Fuentes del PA consideran que la renuncia al cargo era la «única salida» que le quedaba a González ante la más que posible actuación de la comisión de garantías. Añaden que las primeras señalas de alarma saltaron cuando la secretaria general arremetió contra Rojas-Marcos, «algo que sólo había hecho Pedro Pacheco» cuando se rompió el partido. También sentó muy mal en el PA, añaden, que González diera su apoyo al futuro Gobierno andaluz PSOE-IU sin consultarlo con ningún órgano del partido.
Días después, añaden, apareció un artículo editorial en «Paralelo 36» insistiendo en la necesidad de formar ese nuevo partido, que coincidía «prácticamente con el mismo discurso» que había realizado cuando anunció que no volvería a presentarse para liderar al PA.
Foto Pilar González con el teléfono, etc,.
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