jueves, 9 de febrero de 2012

VIAJE A NUEVA YORK=Madrid – New York.

El día anterior nos fuimos de Murcia a Madrid en tren. Nos quedamos a dormir en casa de unos familiares allí. Creía que no podría dormir por los nervios, pero descansé bastante bien. Muy temprano nos levantamos y desayunamos algo, ya que queríamos estar con bastante antelación en Barajas. El vuelo salía a las 11 y queríamos estar allí a las 8:30 al menos. Nos llevaron al aeropuerto, a la Terminal 1. Buscamos el mostrador de Delta para facturar las maletas. Allí nos hicieron la típica entrevista y nos llenaron las maletas de pegatinas y cuando íbamos a facturar, nos dicen que pasemos a una habitación. Ale, nos había tocado el control. Tuvimos que sacar toda la ropa de las maletas y pasaron las maletas vacías por el escáner. Menos mal que iba poca ropa en cada maleta y muy bien ordenada. Ya se quedaron las maletas allí y a esperar a que saliera el avión. Dimos una vuelta por las tiendas y tomamos algo. A las 11 en punto salió el avión. Un vuelo muy bueno y con buena atención por parte de las azafatas. La comida muy bien y no paraban de ofrecerte agua o zumo. En el avión conocimos a un americano que está casado con una española y vive en Sevilla. Iba a visitar a su familia. Nos dio varios consejos sobre la ciudad, aunque pocas cosas nuevas, porque ya lo llevaba bien empollado del foro.
Alojamiento barato en Nueva York -foto.


Tardamos menos de 8 horas en llegar, pero hasta la hora que estaba prevista la llegada no nos dejaron bajar del avión. A la 1 en punto nos bajamos y por fin en tierras americanas. Estaba nervioso a la misma vez que emocionado, en poco tiempo vería por primera vez el famoso skyline. No me lo podía creer todavía. Gracias a este hombre que conocimos en el avión, que nos pasó por unos pasillos casi vacíos del aeropuerto, llegamos los primeros al mostrador de inmigración. No es tanto como dicen, te hacen la foto, te toman las huellas y te dan el resguardo del formulario de inmigración para la salida. Cogimos las maletas, que no tardaron mucho, y nos fuimos a buscar un medio de transporte hasta Manhattan. En el mostrador de transportes pedimos que nos llamaran a un van de la compañía SuperShuttle. En pocos minutos llegó a recogernos. El aeropuerto es enorme, tardamos un rato en salir a la autopista. Luego comenzamos a ver las casas típicas de Queens, de dos plantas con sus jardines. Por la autopista vimos muchas motos custom, alguna con el manillar más alto que la cabeza del conductor. Como era sábado, en poco más de media hora estábamos llegando a Manhattan, que nervios!!! Ya se veían los rascacielos a lo lejos, el inconfundible skyline de Nueva York, por fin lo veía. Cruzamos el río por el Queensboro Bridge y entramos en Manhattan. Entrada triunfal, directos a la 5ª avenida, para comenzar bien. Yo iba mirando como un crío por las ventanas, no me lo podía creer todavía, estaba en la ciudad de mis sueños, la ciudad que tanto amo. Dejaron a otros pasajeros en sus hoteles y por fin llegamos al nuestro, el Milford Plaza, alrededor de las 3. Por fin pisaba aquellas aceras de hormigón, estaba en New York!!!!



Tuvimos que hacer algo de cola en recepción, pero enseguida subimos a la habitación en la planta 27, justo en la esquina de la calle 44 con la 8ª avenida. Eran impresionantes las vistas desde la habitación. El hotel no es que sea de lujo, pero en Nueva York, el hotel lo quieres para descansar por la noche y poco más, eso sí, estaba todo muy limpio. Deshicimos las maletas y bajamos enseguida al mostrador de reservas y reservamos todas las excursiones, que tanto había planeado. Para el domingo, Harlem, para el lunes el vuelo en helicóptero, para el martes Washington, para el miércoles el crucero nocturno y para el viernes, las tiendas. Salimos del hotel y fuimos directos a Times Square.



Es impresionante, mucho más de lo que se pueda ver en fotos o películas. Por mucho que cuente o se vea en televisión o cine, las sensaciones que vives cuando estás allí son indescriptibles. Parecíamos 2 críos cuando los sueltan en un parque nuevo, que no se deciden a donde ir primero. En mitad de Times Square había un tipo parodiando a Bush, con varias chicas con misiles. Estuvimos viendo algunas tiendas (hay una de bombones que es impresionante). Seguimos por Broadway hacia el norte, viendo las tiendas y letreros luminosos. Llegamos a la calle 54 y buscamos Studio 54, que ahora es un teatro (me hacía ilusión, después de haber visto la película hacía poco). Seguimos por Broadway, y ya eran las 6 de la tarde y con el cambio de hora y el descontrol de comidas, teníamos un poco de hambre, así que probamos un hot dog, que uno por lo menos hay que comerse en el viaje. Llegamos a la calle 59, que es donde empieza Central Park y donde está Columbus Circle. Hay una gran bola del mundo y detrás está el Trump International Hotel. A la izquierda hay un edificio reciente con dos torres, que tiene un centro comercial. Según nos comentaron, en este edificio tienen apartamentos un montón de famosos, como Ricky Martin, etc.. Es el edificio de la Time Warner.



Estábamos ávidos de ver cosas y estuvimos un rato en la plaza. Vimos que en la esquina por donde se entra a Central Park había bicicletas en las que te dan un paseo por el parque, estuvimos hablando con uno de los chicos, que hablaba español, y quedamos para el día siguiente, ya que se estaba anocheciendo. Volvimos a Broadway para ir otra vez al sur, entrando en varias tiendas, sólo por curiosear (por ahora). Estaba ya completamente de noche cuando llegamos otra vez a Times Square. Esto sí que nos sorprendió y nos quedamos un rato como un par de tontos, dando vueltas, diciéndonos el uno al otro “mira esto” y “mira lo otro”. Vimos el Hard Rock, el restaurante Bubba Gump, Toys R’Us y un montón de cosas más. Lo que tantas y tantas veces habíamos visto en cine y televisión, lo teníamos ahora frente a nuestras narices.



Seguimos hasta la calle 42, y giramos hacia el oeste. En esta calle hay mucha animación, en un teatro están haciendo “El rey león”, está el museo de cera de Madame Tussaud’s, una tienda de Hello Kitty, una heladería enorme. En la esquina de la 42 con la 8ª hay un pequeño restaurante en el que te puedes preparar las ensaladas con los ingredientes que tú quieras. Allí tomamos algo y repetimos varias días más, por lo menos, por cenar algo más sano.



Nos fuimos pronto a dormir, que el día había sido muy largo y había que madrugar al día siguiente.

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