martes, 14 de febrero de 2012

LA MAÑANA DESPUÉS DEL CORAZÓN CAÍDO.

Viernes

Bogotá es un crisol de estilos y tendencias, y esa diversidad comprende también la dimensión gastronómica de la urbe. Almuerce en Leo Cocina y Cava donde podrá probar lo mejor de la cocina colombiana contemporánea. Desde su inauguración, hace seis años, la chef Leonor Espinosa ha conquistado legiones de seguidores que saborean sus platos, como el pulpo en salsa de corozo (fruto de una palma autóctona) y el filete de róbalo servido con arroz de coco y caracoles guisados.
Después del almuerzo, encamínese a la Zona Rosa: el lujoso distrito de compras y entretenimiento. Allí en los centros comerciales Andino y El Retiro abundan las creaciones de diseñadores internacionales y productos colombianos únicos como artículos de decoración, canastos y máscaras decorativas artesanales.
Luego de una ajetreada tarde de compras, tal vez se incline por un entorno de tranquilidad y buena comida. Una opción ideal es el icónico cerro de Monserrate, que se eleva a tres mil 152 metros sobre el nivel del mar. Después de un panorámico trayecto hasta la cumbre en el teleférico, visite el Santuario del Señor Caído de Monserrate inaugurada en 1925 y luego, Casa San Isidro, un elegante restaurante iluminado por velas e instalado en una antigua casona.
Coleccion de arte del Banco de la Republica

Sábado

Al día siguiente, querrá levantarse temprano para visitar los lugares más famosos y emblemáticos de Bogotá. Empiece la mañana en La Candelaria, el corazón histórico de la ciudad. Acá está Plaza de Bolívar, rodeada por el Capitolio Nacional, la enorme Alcaldía Mayor y la Catedral. A pocas cuadras se encuentra el Museo Botero, que aloja más de 120 obras entre dibujos, pinturas y esculturas del famoso artista Fernando Botero, más su colección personal de arte. El museo se ubica dentro del complejo cultural perteneciente al Banco de la República, junto a otros interesantes espacios culturales. Otro museo que merece visita es el del Oro, restaurado en 2008 y que exhibe unos 34 mil artefactos precolombinos de las culturas calima, quimbaya, muisca, tayrona, sinú, tolima y magdalena.
Luego, dé un salto milenario hacia el presente y diríjase al vecino sector de La Macarena: uno de los barrios más interesantes de la ciudad. Hace décadas era una zona residencial lujosa y hoy sus sombreadas y onduladas calles se han transformado en punto obligado de la escena artística y culinaria, con un decidido aire bohemio. Inicie el recorrido en la Galería Alonso Garcés, pionera de la tendencia del barrio, que abrió en 1977 en una iglesia abandonada. También vale la pena la Galería Valenzuela Klenner, que en sus distintos niveles exhibe arte contemporáneo. Entre las más nuevas del barrio está la Galería Mü, que es la única de la capital dedicada exclusivamente a la fotografía, y Dos Casas, con obras contemporáneas de fotografía y pintura.
Y si el recorrido artístico despierta su apetito, no se preocupe porque La Macarena se caracteriza por su creativa gastronomía internacional, como la cocina francesa y belga en La Gloria, los platos mexicanos en La Frontera o las delicias españolas en Tapas Macarena.

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