Sabíamos de loros, papagayos y otros pájaros con capacidad para repetir sonidos humanos, pero nunca se había oído nada semejante de ...
Sabíamos de loros, papagayos y otros pájaros con
capacidad para repetir sonidos humanos, pero nunca se había oído nada
semejante de una especie así. Exhibido en un zoológico de Corea del Sur,
Koshik es un elefante asiático que está asombrando al mundo porque,
según ha confirmado un equipo de científicos internacionales, puede
hablar. Maticemos: no es que el animal sea capaz de entablar una
conversación, pero ha aprendido a pronunciar de forma inteligible varias
palabras en coreano como «annyeong» (hola); «aniya» (no); «anja»
(siéntate); «nuwo (túmbate) y «choah» (bueno). Todo un logro.
Para reproducir estos sonidos humanos, Koshik introduce
la trompa dentro de su boca y, modulando el aire, imita el tono y el
timbre de voz de sus cuidadores en el zoo de Everland, ubicado en el
mayor parque de atracciones de Corea del Sur. Así se puede ver y oír en
las grabaciones que circulan por internet, en las que el elefante repite
las palabras que le dicen sus entrenadores.
Precisamente, fueron estos vídeos los que animaron a la
doctora Angela Stoeger, de la Universidad de Viena, a viajar hasta el
país asiático para comprobar las habilidades orales del animal. Junto a
ella, el profesor Klaus Zuberbuehler, experto en psicología y
neurociencia, ha estudiado el comportamiento de Koshik, que tiene 22
años y pesa cinco toneladas y media.
Al parecer, la razón de que empezara a hablar es que a
los cinco años, una edad crucial en el desarrollo de esta especie, fue
separado de los otros dos elefantes que había en el zoológico y, al
sentirse solo, imitó el lenguaje humano para relacionarse con sus
cuidadores. Gracias a su cerebro de cinco kilos, el mayor de los
animales terrestres, los zoólogos equiparan los elefantes con otras
especies consideradas inteligentes, como los cetáceos y algunos
primates, por una amplia gama de comportamientos que incluyen el duelo,
el altruismo, la adopción, el juego, el uso de herramientas, la
compasión y el autorreconocimiento.
«Como los humanos fueron su único contacto social,
creemos que Koshik utiliza dichas palabras para estrechar sus lazos
sociales con sus compañeros, que en este caso eran personas», explicó a
la BBC la doctora Stoeger. Lo que los científicos no han podido
determinar es si Koshik entiende el significado de tales palabras o se
limita a repetirlas como un loro al habérselas oído a sus entrenadores.
Además de sus inconfundibles y estruendosos berridos,
denominados barritos, los elefantes emiten una serie de sonidos de baja
frecuencia imperceptibles para el oído humano, pero que les sirven para
comunicarse. Sus ondas se transmiten no sólo por el aire, sino también
por el suelo, y pueden ser percibidas por las patas del animal, capaz de
determinar la distancia a la que se encuentra su «interlocutor».
El zoo de Everland, en la ciudad de Yongin, venía
promocionando desde 2006 el piquito de oro'de Koshik, que incluso
aparece en la portada de un libro científico para niños titulado 'Joa
Joa, el elefante que habla'. Pero este mamífero no es el único capaz de
emitir palabras. En 1983 había en Kazajstán un elefante llamado Batyr
que decía 20 frases y, hace poco, una ballena beluga de San Diego
sorprendió al mundo al haber aprendido a imitar algo parecido a una
canción. Se titula 'Saranghae' (te quiero) y es lo próximo que le
quieren enseñar a Koshik, el elefante parlanchín.
TÍTULO: PAULA BRODWELL ESCRITORA,.
En detalle que los ciudadanos ignoraban hasta que lo desveló en una entrevista televisiva su biógrafa Paula Broadwell: una escritora ...
La mujer que fulminó a Petraeus
A David Petraeus le apodaban 'Melocotones' sus compañeros de colegio.
Un detalle que los ciudadanos ignoraban hasta que lo desveló en una
entrevista televisiva su biógrafa Paula Broadwell: una escritora
pizpireta que se acercó al general con la excusa de estudiar su
liderazgo y se enzarzó con él en una relación sexual que ha terminado
por precipitar su dimisión.
Broadwell es una mujer con un currículum excepcional: se graduó en la Academia Militar de West Point, ejerció como modelo para una firma de ametralladoras y llegó a ser concertino en una orquesta de Dakota del Norte. Desde el viernes es también la responsable de la dimisión del hombre que ejercía desde hace un año como director de la CIA y pasaba por ser el general de cuatro estrellas más respetado de Estados Unidos.
Broadwell y Petraeus se conocieron en Harvard en la primavera de 2006. Ella estaba trabajando en un estudio académico sobre el liderazgo y quería estudiar en detalle el modo de ejercerlo del oficial. Ambos se intercambiaron los correos electrónicos y mantuvieron una conversación virtual que se extendió hasta el verano de 2010, cuando el general fue nombrado sucesor de su colega Stanley McChrystal para liderar la misión en Afganistán.
Broadwell escribió entonces a Petraeus para decirle que se proponía pasar unos meses observando su trabajo en el país musulmán. Al principio se suponía que sus conversaciones serían la materia prima para un trabajo académico. Pero el proyecto enseguida fue tomando la forma de una biografía que se publicaría este año con el título premonitorio 'All in'.
La escritora presumió en las entrevistas promocionales de su cercanía con el general y recordó cómo había grabado sus conversaciones mientras salían juntos a correr por las planicies afganas. "Fue un modo de ponerme a prueba. Aunque yo también le puse a prueba a él. Supongo que aquello fue la base de nuestra relación", decía enigmática Broadwell durante una aparición con Jon Stewart en el 'Daily Show'.
La amante de Petraeus está casada con un radiólogo, vive en su suburbio de Charlotte (Carolina del Norte) y tiene dos hijos en edad escolar. "Siempre fui una mujer muy ambiciosa desde muy joven. Ambiciosa en Harvard y en West Point, que era un entorno muy competitivo y donde las mujeres compiten en igualdad de condiciones con los hombres. Pero ahora como madre que trabaja me doy cuenta de que es muy difícil competir en algunos terrenos. Supongo que es muy importante para nosotras las madres que trabajamos admitir que la familia es lo más importante", decía Broadwell al elogiar el respaldo de su esposo unos meses después de publicar el libro.
Detrás de su perfil académico, Broadwell esconde un formidable currículum como oficial de inteligencia que le llevó a viajar por más de 60 países durante unos 15 años de servicio y la convirtió en una experta en "operaciones antiterroristas".
Petraeus lleva 38 años casado con su esposa, a la que conoció porque era la hija del superintendente de West Point. Ambos tienen dos hijos y han llevado una vida nómada durante sus cuatro décadas de matrimonio. Durante los años del general en Irak y Afganistán, Holly sólo hablaba con él por correo electrónico. Su hijo Stephen también ha servido en dos ocasiones con su regimiento de infantería en el país del que su esposo regresó el año pasado.
Los cuernos de Petraeus emergieron por una investigación del FBI, que detectó que alguien había utilizado la cuenta de Gmail del general y que su biógrafa había proferido amenazas contra una tercera mujer próxima al director de la CIA que decidió pedir protección.
Broadwell es una mujer con un currículum excepcional: se graduó en la Academia Militar de West Point, ejerció como modelo para una firma de ametralladoras y llegó a ser concertino en una orquesta de Dakota del Norte. Desde el viernes es también la responsable de la dimisión del hombre que ejercía desde hace un año como director de la CIA y pasaba por ser el general de cuatro estrellas más respetado de Estados Unidos.
Broadwell y Petraeus se conocieron en Harvard en la primavera de 2006. Ella estaba trabajando en un estudio académico sobre el liderazgo y quería estudiar en detalle el modo de ejercerlo del oficial. Ambos se intercambiaron los correos electrónicos y mantuvieron una conversación virtual que se extendió hasta el verano de 2010, cuando el general fue nombrado sucesor de su colega Stanley McChrystal para liderar la misión en Afganistán.
Broadwell escribió entonces a Petraeus para decirle que se proponía pasar unos meses observando su trabajo en el país musulmán. Al principio se suponía que sus conversaciones serían la materia prima para un trabajo académico. Pero el proyecto enseguida fue tomando la forma de una biografía que se publicaría este año con el título premonitorio 'All in'.
La escritora presumió en las entrevistas promocionales de su cercanía con el general y recordó cómo había grabado sus conversaciones mientras salían juntos a correr por las planicies afganas. "Fue un modo de ponerme a prueba. Aunque yo también le puse a prueba a él. Supongo que aquello fue la base de nuestra relación", decía enigmática Broadwell durante una aparición con Jon Stewart en el 'Daily Show'.
'Ambiciosa y familiar'
El entorno de Petraeus dice ahora que su relación sexual con Broadwell no prendió hasta que el general volvió de Afganistán y asegura que duró sólo unos meses. Pero la escritora seguía ejerciendo hasta hace unos días como una especie de portavoz oficiosa del general, desmintiendo en agosto que estuviera interesado en ser el aspirante republicano a la vicepresidencia y publicando en 'Newsweek' esta misma semana un artículo con sus 12 reglas del liderazgo. Entre ellas, la número cinco que dice así: "Todos cometemos errores. La clave es reconocerlos y admitirlos, aprender de ellos y desmontar el espejo retrovisor. Seguir adelante y no volver a caer en ellos".La amante de Petraeus está casada con un radiólogo, vive en su suburbio de Charlotte (Carolina del Norte) y tiene dos hijos en edad escolar. "Siempre fui una mujer muy ambiciosa desde muy joven. Ambiciosa en Harvard y en West Point, que era un entorno muy competitivo y donde las mujeres compiten en igualdad de condiciones con los hombres. Pero ahora como madre que trabaja me doy cuenta de que es muy difícil competir en algunos terrenos. Supongo que es muy importante para nosotras las madres que trabajamos admitir que la familia es lo más importante", decía Broadwell al elogiar el respaldo de su esposo unos meses después de publicar el libro.
Detrás de su perfil académico, Broadwell esconde un formidable currículum como oficial de inteligencia que le llevó a viajar por más de 60 países durante unos 15 años de servicio y la convirtió en una experta en "operaciones antiterroristas".
Una vida nómada
Broadwell habló sobre Petraeus en términos muy personales durante sus entrevistas televisivas. "Tuvimos una gran compenetración. David tiene una máscara de mando. Pero yo he logrado ver un lado más personal", decía en enero en la cadena CBS. Y añadía sobre la mujer del general: "David está casado con Holly, que es una esposa militar maravillosa y que ha hecho mucho por sus hijos y por los hijos de soldados fallecidos. La respeto inmensamente".Petraeus lleva 38 años casado con su esposa, a la que conoció porque era la hija del superintendente de West Point. Ambos tienen dos hijos y han llevado una vida nómada durante sus cuatro décadas de matrimonio. Durante los años del general en Irak y Afganistán, Holly sólo hablaba con él por correo electrónico. Su hijo Stephen también ha servido en dos ocasiones con su regimiento de infantería en el país del que su esposo regresó el año pasado.
Los cuernos de Petraeus emergieron por una investigación del FBI, que detectó que alguien había utilizado la cuenta de Gmail del general y que su biógrafa había proferido amenazas contra una tercera mujer próxima al director de la CIA que decidió pedir protección.
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