Manuel Pellegrini es una figura atípica en el mundo del fútbol. Pocos pueden hacer gala en este medio de una titulación universitaria (Ingeniería Civil), un saber estar elegante y una honestidad tan cristalina. “Así me enseñaron de chico, es mi forma de ser y, por suerte, me educaron como soy”, explica con voz firme.

Vive su octava temporada en la Liga BBVA española en el banquillo de un Málaga renovado. Luego de cinco espléndidos años al frente del Villarreal, un curso en el Real Madrid, asumió en 2010 el reto del club andaluz. Y si bien su primera misión fue mantener la categoría en un año complicado, la millonaria inversión en fichajes del verano eleva los objetivos. Aún así, él prefiere caminar con pasos cortos. “El único objetivo realista es ganar siempre el partido siguiente”, dice tajante en esta entrevista en exclusiva con FIFA.com.

Señor Pellegrini, ¿qué es para usted lo mejor de trabajar en el fútbol?
La tensión del domingo. Como técnico siempre me ha gustado esa sensación de jugar el partido del domingo. Esa adrenalina, ese desafío constante entre el ganar y el perder cada semana creo que es lo mejor, al menos para mi personalidad, porque soy muy competitivo.

¿Y lo peor?
Hay varias cosas, pero para mí, cuando has perdido el domingo, es el momento de despertarse el día lunes. Esa sensacion de derrota, de responsabilidad… Cuando uno genera mucha adrenalina eso luego supone un bajón que si se conjuga con una derrota y sus consecuencias… creo que ese es el lugar más feo del mundo del fútbol.

En ese mundo tan bipolar, ¿cómo se sobrevive?
Con equilibrio y con convicción en lo que uno hace. También sabiendo seleccionar. Por ejemplo, yo leo mucha información en la prensa pero poca opinión, sólo de la gente que sé que debo leer. Hay que saber filtrar las críticas que se reciben tras cada partido.

Es usted una persona muy moderada en sus palabras y gestos. ¿Qué cosas le hacen salir de esa postura?
La falta de respeto y la falta de compromiso. Son dos actitudes que no se pueden tolerar ni en fútbol ni en ninguna actividad.

¿Qué evaluación hace de su tercera experiencia en España?
Valoro la madurez que tengo como técnico y el haberme asentado aquí. Son pocos los técnicos sudamericanos que logran triunfar en España. Obviamente, mi época en el Villarreal fue una emoción distinta por acabar de llegar. Aquí en Málaga, la responsabilidad es diferente. Llego después de ocho años en España con un nombre y una historia. La intención es llevar al equipo a competición europea. Siento una responsabilidad grande de lograrlo.

La intención es Europa. Pero tras sufrir el año pasado para salvarse y los sonados fichajes de este verano, ¿cuál es el objetivo realista?
El único objetivo realista es ganar siempre el partido siguiente. Hay que ser cuidadoso al ponerse objetivos. Yo siempre quiero llegar a lo más alto. Pero ojo, que el exceso de optimismo puede generar una frustración importante. Hay que probarse domingo a domingo, todos unidos…

Tantos refuerzos conllevan grandes expectativas, ¿cómo se maneja el desafío?

Yo vivo de desafíos. Me agrada tener esas expectativas. Creo que se han hecho las cosas bastante bien, pero para armar ese proyecto en el campo para todos los partidos necesitamos tiempo. Igualmente, los refuerzos del Málaga han trascendido mucho más que otros equipos como Atlético de Madrid, Valencia, Sevilla o Villarreal, que mantienen planteles potencialmente muchísimo más fuertes que el nuestro, y por eso han tenido que fichar menos. Creo que con todo vamos a intentar equiparar a planteles que ya venían fuertes y que tradicionalmente compiten en Europa o disputan títulos.

A pesar de los esfuerzo de muchos, parece que la liga siguirá siendo un duelo Madrid-Barça …
En el fútbol no se puede aventurar nada. No hay duda que son dos equipos que han hecho una diferencia altísima con todo el resto, antes el campeonato era más parejo, pero la ilusión de todos los otros equipos es intentar achicarla. Aquí partimos este año con un nuevo proyecto. Ojalá desde el primer año consigamos logros. Pero este proyecto quiere mejorar año tras año para, en un lapso prudente, acortar la distancia lo más posible.

Mirando a su tierra, ¿cómo ve a la selección chilena de cara a las eliminatorias para Brasil 2014?
La verdad es que si se consigue un cupo, tenemos una generación de jóvenes jugadores que están en el exterior en clubes importantes, algunos de ellos muy destacados, así que confío que harán un buen papel, porque calidad hay de sobra. La selección ha trabajado muy bien en los últimos años con Marcelo Bielsa, y Borghi ahora tiene una gran responsabilidad de reforzar ese plantel y mejorar ese trabajo.

Uno de esos jugadores en el exterior es Alexis Sánchez, ¿cómo valora su llegada al Barça?

Es una muy buena incorporación para el Barcelona. Se trata de un jugador joven que viene con un progreso importante y una experiencia de tres años en Italia. Será un gran refuerzo para el Barça, y también será bueno para la selección chilena porque podrá transmitir la experiencia que adquiera en un club tan grande.

Sin Brasil en la pelea, ¿cómo ve las eliminatorias sudamericanas?

La evolución de la eliminatoria tendrá que ver con que las selecciones vayan mejorando la calidad de su juego, más que con si está o no Brasil. Por ahí, al tener Brasil un cupo asegurado, le da más opciones a otras selecciones, pero si éstas no demuestran que tiene competitividad tampoco sirve de mucho. Lo que se necesita es una mejoría de la calidad del fútbol local.

Su nombre ha sonado varias veces para el banquillo de la selección chilena, ¿es un puesto que le tienta?
Sí, por supuesto. Son puestos que a uno como técnico le gustaría asumir en algún momento. Yo de momento estoy en Málaga, tengo cuatro años de contrato y estoy contento aquí. Seguramente mi paso por Europa terminará aquí y ya veremos si se juntan después los tiempos con la selección chilena.