domingo, 28 de octubre de 2012

JOSEPH CAMPELL Y EL ARTE DE VIVIR;/ ELLA&BELLEZA GWYNETH PALTROW;

TÍTULO: JOSEPH CAMPELL Y EL ARTE DE VIVIR:

Joseph Campbell y el arte de vivir - Desde que leí El poder del mito, una larga entrevista con el periodista Bill Moyers, he comprado.

Joseph Campbell y el arte de vivir


Desde que leí El poder del mito, una larga entrevista con el periodista Bill Moyers, he comprado y devorado todos los libros escritos por Joseph Campbell (1904-1987). Recuerdo cómo me impresionó una de sus respuestas:

– ¿Usted siempre ha pensado que... lo guiaban unas manos que no conseguía ver? –pregunta Moyers.

–Siempre –responde Campbell-. Si uno persigue sus sueños, se coloca en un camino hecho a medida para que pueda llevar a cabo aquello que siempre quiso hacer. A partir de ahí comienza a encontrarse con gente que forma parte de este sueño, y se le abren todas las puertas.

Y, pese a sentirme fascinado por el autor, sabía poco de su vida, hasta que la periodista Ruth de Aquino me proporcionó un interesante material al respecto, parte del cual reproduzco a continuación:

“Cuando uno cursa una carrera, no hace aquello que desea, sino que intenta saber qué es lo que necesita para conseguir el diploma. Y esta no es siempre la mejor decisión.

“En mi caso recibí una beca de estudios y me fui a  la Universidad de París. Al llegar a Europa descubrí a James Joyce, Picasso, Mondrian, todo aquel grupo representativo del arte moderno. Después fui a Alemania, donde comencé a estudiar sánscrito y me inicié en el hinduismo. A continuación vino Jung; por todas partes, no dejaban de abrírseme las puertas.

“Volví a la universidad y me dije: ¿saben no quiero pasarme la vida intentando aprender solo lo que ustedes me quieran enseñar.

“Había hecho todas las asignaturas necesarias para el título; solo me hacía falta presentar la maldita tesis. De no hacerlo, no me permitirían continuar con mis estudios, y por tanto había llegado la hora de decir: me voy al infierno.

“Me fui a vivir al campo y pasé cinco años leyendo. Nunca me saqué el título de doctorado. Aprendí a vivir con lo mínimo posible, lo cual me daba libertad, y pasé así una época maravillosa.

“Hace falta valor para hacer aquello que deseamos, puesto que los demás tienen siempre un sinfín de planes para nosotros. Al ser consciente de eso, decidí perseguir mi sueño: no sé cómo pasé esos cinco años, pero estaba convencido de que podría sobrevivir otros cinco si fuera necesario.

“Recuerdo una ocasión en que tenía un billete de un dólar en el cajón de una cómoda, y sabía que mientras ese billete estuviera allí, yo seguiría contando con recursos. Fue perfecto. Mi única responsabilidad era para con mi propia vida y con mis decisiones.

“De hecho, hubo momentos en que pensé: ‘Caramba, ojalá alguien me dijese lo que tengo que hacer’. Ser libre implica escoger tu camino, y cada paso que damos puede cambiar todo nuestro destino, lo cual a veces nos da miedo. Pero hoy, mirando hacia atrás, veo que mis días fueron perfectos: aquello que necesitaba aparecía siempre en el momento justo. En aquella época, lo único que necesitaba era leer durante cinco años. Lo conseguí, y eso fue fundamental para mí.

“Como dice Schopenhauer, cuando uno ve lo que ya sucedió tiene la impresión de haber seguido un guión ya escrito. Sin embargo, en el momento de la acción, siente que está perdido en medio de una tempestad: una sorpresa tras otra, y muchas veces sin tiempo para respirar, viéndose obligado a tomar decisiones continuamente. Solo más tarde comprenderá que cada sorpresa, cada decisión, tenía sentido”.

Joseph Campbell es una prueba más de que, si perseguimos nuestros sueños, las cosas cambiarán en el momento preciso.

Sin embargo, no siempre tenemos el valor de escoger nuestro destino. En esos momentos vale la pena recordar una frase que leí en un cuaderno de notas de un hotel de Londres:

“La vida es aquello que sucede cuando estás ocupado haciendo planes (John Lennon)”.


TÍTULO: ELLA&BELLEZA GWYNETH PALTROW;

GWYNETH PALTROW;foto,.
SE CONSIDERA, por primera vez, una mujer adulta. Sus objetivos ya no tienen nada que ver con su carrera. Ahora quiere llevar una vida anónima, tener tiempo para estudiar... De los tiempos en los que saltaba a las portadas de los periódicos sensacionalistas no queda prácticamente nada. "Era una niña", recuerda. Su última pelicula, "Dos vidas en un instante", que se estrena el próximo mes, clausura el Festival de Cine de SaCOMO YA ES HABITUAL EN ELLA, Gwyneth Paltrow ha elegido ropa de Calvin Klein, que la ha proclamado su musa y emblema de la feminidad moderna, en tonos beige para charlar en el hotel Dorchester de Londres. Habla de Dos vidas en un instante, la pequeña-gran película sorpresa de la temporada, que ella protagoniza con su elegancia natural, encantador talento, impecable acento y dos cortes de pelo distintos para un doble papel: el de Helen, una joven mujer confrontada por el caprichoso azar a dos opciones sentimentales muy diferentes. Con cinco películas por estrenar, a una semana de cumplir 25 años y comprometida sentimentalmente con uno de los cachorros más prometedores del joven Hollywood, Ben Affleck, predecesor en su corazón de Brad Pitt, Paltrow confiesa haber iniciado una nueva etapa de su vida, de madurez, renovadas metas y prioridades personales antes que profesionales. El amor, la familia, sus amigos y las películas, por este orden, configuran sus actuales expectativas.
Pregunta.-Está a una semana de cumplir 25 años. ¿Es una edad que le provoca alguna reflexión o preocupación?
Respuesta.-No me preocupa, no. Es una edad importante, es un cuarto de siglo. ¿Dispondré de otro cuarto?, me pregunto. El número 25 tiene algo de emblemático, de fin y comienzo de cosas que, de hecho, se están produciendo en mi vida. Siento que he llegado al momento que estaba buscando, en el que todo comienza a estar en el lugar que le corresponde, en que todo parece estar centrado. He vivido experiencias y aprendido lecciones. Y estoy tomando decisiones.
P.-Decisiones que tomar: es el tema de Dos vidas en un instante. ¿Usó experiencias propias?
R.-Es inevitable. La película parte de una pregunta, ¿qué hubiera ocurrido si...? Yo me cuestiono todo constantemente. ¿Qué voy a hacer ahora que sea diferente? ¿Cómo puedo encauzar mi vida de la mejor manera posible? Son todas cuestiones muy personales. Y, al final del día, haces tus elecciones, y, para hacerlas lo mejor posible, es conveniente estar centrada, para ser fiel a una misma, y responder a verdades personales. La película me ha ayudado a preguntarme más y, quizá, a responderme mejor (Risas).
P.-Ésta es una pequeña película por la que usted luchó para que fuera posible. Hizo lo mismo por Sidney y Emma. ¿Se siente una especie de Juana de Arco de películas arriesgadas o diferentes?
R.-(Carcajada) ¡Oh, Dios mío! No sé si me siento de esa manera. Sé que lo que me hace moverme son historias que me hacen sentir y me provocan emociones. Sí, luché duramente porque se hiciera Sidney, vi que los productores se cargaban la integridad de la historia de Paul Thomas Anderson. Me batí para que pudiera defender su versión... fue una batalla dura. Pero, me gusta estar en películas que quieren contar historias nuevas y también hago películas comerciales por otras razones.

"Hay películas que me permiten pagar el alquiler. pero son las pequeñas películas las que me hacen estar satisfecha".
P.-¿Como A Perfect Murder?
R.-Por ejemplo. Es una película de estudio, que me permite pagar el alquiler de mi nuevo piso, la factura de la lavandería, la cuenta de la tienda de alimentación ... pero, al final del día, son las pequeñas películas que ha mencionado las que realmente me hacen sentirme satisfecha. Y son las que se quedan conmigo para siempre. Y luego, está esa enorme satisfacción de saber que tuve algo que ver con que, finalmente, pudieran ser realizadas.
P.-A propósito de esta película. Resulta irónico que usted fuera bautizada como "la nueva Grace Kelly" y ahora estrene este remake del clásico de Hitchcock que ella protagonizó, Crimen perfecto.
R.-Sí, bueno, ¿qué puedo decir? Fue una comparación extraordinaria, no puedo quejarme, ¿no cree? Había visto la película en televisión... pero no la revisé después. ¿Imitar a Grace Kelly? Hubiera sido ridículo, además de imposible. Simplemente, traté de no deprimirme ante la perspectiva de ser comparada con ella. (Risas). Pero, lo curioso es que se trata de una película inspirada a partir de aquel clásico, y, a la vez, muy diferente. Y fue muy divertido trabajar con Michael Douglas, que es un viejo amigo de mi padre. Mire, la de Hitchcock es un clásico y nosotros hemos tratado de hacer un buen entretenimiento, una película pop corn.
P.-De regreso a Dos vidas en un instante, ¿cree en el destino?
R.-Absolutamente, sobre todo, desde que las cosas que están sucediendo en mi vida llegan hasta mí por sí mismas, sin que las haya buscado conscientemente. Esto me ha ayudado a desprenderme de mi obsesión por el control, que ahora considero una pérdida de energía. Ahora sé que puedo guiar mi vida, que casi puedo anticipar cómo le van a afectar los pequeños cambios que afronto. Pero, sí, creo que las grandes cosas, los grandes cambios y reveses de fortuna, son cuestión del destino.
P.-Se ha convertido en una celebridad, algo que detesta. ¿Lo considera un revés del destino?
R.-Ha llegado un momento en que reconozco, con un poquito de desesperación, que no hay nada en mi mano que yo pueda hacer contra ello. Me refiero a todo lo relacionado con ser una figura pública. Ahora, intento no hablar de mis asuntos privados en público...porque ya lo he hecho y he pagado las consecuencias. Era muy joven cuando empecé a conceder entrevistas y hablé de todo de forma abierta.
P.-Y de su relación con Brad Pitt.
R.-Era una niña... enamorada. Para mí, aquél fue un amor casi infantil... una experiencia muy excitante. En aquel momento, yo no sabía que luego me arrepentiría y que, de alguna manera, afectaría a mi vida. He tenido relaciones amorosas...y bueno, era tan sólo una chica muy joven que hablaba tranquilamente de ello. Ahora, no lo hago o, al menos, no tanto. Y ésa es la única manera de protegerme, la única que encuentro, de momento. Me he vuelto muy protectora hacia ese aspecto de mi vida.
P.-Quizá lo peor fueron las fotos que les robaron desnudos en una playa de St. Barth.
R.-Aquello fue lo peor que nos pudo ocurrir. Desde entonces, no pudimos desprendernos de la sensación de ser permanenmente observados, nuestras vidas se convirtieron en un show para unos espectadores invisibles, pero que sabíamos estaban ahí. Y, créame, es muy difícil vivir de esa manera. Sobre todo una relación afectiva.
"Ahora intento no hablar de mis asuntos privados en público, ya lo he hecho y he pagado las consecuencias. era muy joven".
P.-¿Cómo la recuerda?
R.-Con enorme afecto. Ahora estoy ante una etapa muy diferente de mi vida. Me siento, por primera vez, una mujer verdaderamente adulta. Aquella etapa la miro como la de una niña muy ingenua y tremendamente enamorada. Con ese primer amor que se da de una manera única, sólo una vez en la vida. Ahora, estoy en otra relación, muy distinta, en la que sé que formo parte de una pareja pero con un papel muy activo. Es muy distinto. Pero, permítame no hablar ni sobre Ben (Affleck) ni sobre ello.
P.-De acuerdo. No obstante, ¿qué opina del escrutinio permanente de los medios sobre las celebridades, a partir de su propia experiencia?
R.-¡Qué le vamos a hacer! Sé que existe un mercado para los tabloides, la prensa y la televisión sensacionalistas. Y sé que se seguirán editando revistas de cotilleo y programas de televisión rosas mientras haya un mercado que lo demande y quien le dé lo que pide. Yo siento que, en estos momentos, hay una serie de cosas que no quiero compartir con nadie. Y estoy a la defensiva. Ahora, pueden escribir lo que quieran de mí, ya no me importa. No me hiere ni afecta a mi vida. Ni cambia quien verdaderamente soy. No saben, no me conocen y sin embargo... escriben de mí. Es extraño, porque tengo la sensación de que, cuando empecé, los medios se portaron de una forma muy amable conmigo. Y, después, es como si se hubiera acabado una tregua y empezaran a escribir malévolamente de mí.
P.-¿Siente que, por todo ello, sus objetivos personales se han visto alterados?
R.-No... bueno, déjeme ver, quizá de alguna manera... Cuando empecé, me tracé una meta en la que se incluía un cierto grado de éxito. Eran los tiempos en que hacía docenas de audiciones. Ese éxito que yo deseaba era poder elegir películas de la forma más libre posible y elegir mis periodos de descanso. Me parecía una meta fabulosa. Pero, ahora, mis objetivos ya no tienen nada que ver con mi carrera. Quizá, sí, ése sea el cambio sustancial. Mis objetivos prioritarios son, ahora, de índole personal. Quiero crecer, madurar de una forma fuerte, mantener mi vida en un orden armónico... Los objetivos profesionales sí están ahí, pero han pasado a un segundo término.
P.-¿También la reconquista de un cierto anonimato?
R.-En eso soy muy afortunada, porque llevo una vida relativamente tranquila. ¿Sabe? Hago la compra de los alimentos que necesito y nadie me molesta en la tienda. Tomo mi desayuno en Starbucks sin ser molestada. Nadie en mi vecindario trata de saber qué vida llevo. En mi nueva casa no me siento nadie especial, ni que se me tenga que proteger. Me he procurado un ambiente relativamente seguro y siento que lo controlo todo a este respecto. Salgo, voy al Museo de Arte Contemporáneo y paseo de vuelta a casa. Y quiero volver a estudiar y comprarme un perro.,etc.
n Sebastián.

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