TÍTULO: El hombre de las planchas:
Comenzó
por añoranza y se ha convertido en una afición. Hay quien guarda sellos,
monedas, muñecas o estampas, pero al pacense José.
Comenzó por añoranza y se ha convertido en una
afición. Hay quien guarda sellos, monedas, muñecas o estampas, pero al pacense
José Martín de la Vega
le ha dado por conservar planchas antiguas. Lleva 28 años recopilando este tipo
de utensilios y en estos momentos su colección la conforman unas 60 piezas.
José Martín de la Vega es natural de Castuera,
pero hace décadas que se afincó en Badajoz. Cuando llegó lo hizo con todas sus
pertenencias, incluidas cuatro planchas para la ropa. Tenía almacenados estos
aparatos en su tienda de telas 'Retales Vega', ubicada en la céntrica calle
Virgen de la Soledad
de la capital pacense. «Eran antiguas y ya no las utilizaba, pero me daba mucha
pena tirarlas. No quería deshacerme de ellas, así que decidí guardarlas y seguí
comprando otras», explica.
Reconoce que este hobby es una pequeña pasión.
«A mí me hace mucha ilusión mantenerlas y seguir ampliando la colección»,
agrega.
Martín de la Vega expone ahora todas las piezas en su
comercio. Las planchas comparten espacio con el amplio surtido de telas que
amontona en las estanterías de su establecimiento. Los tejidos comparten
protagonismo en este negocio con las planchas de ropa, que se extienden por
varias paredes en las que apenas queda hueco. «Las tengo en el local porque,
además de estar relacionado con el artículo que vendo, si las llevo a casa
igual mi mujer me echa», comenta bromeando.
Tiene planchas de diferentes modelos, tipos,
tamaños y épocas. Todas funcionan. Planchas de agua, de alcohol, de brasa o más
modernas que funcionan con electricidad. «Algunas son más rudimentarias que
otras. Tengo una que es de viaje y otra que es muy pequeña porque se usaba
específicamente para planchar cuellos o volantes. Pero lo que más me sorprende
es lo que pesan estos aparatos. Desde luego, quienes los utilizaban tenían que
tener mucha fuerza para manejarlos», señala.
José ha ido configurando esta pequeña
colección comprando las piezas una a una con el paso del tiempo. Cada vez que
va de viaje o localiza a alguien que conserva alguna plancha antigua que no
tiene o que le gusta, trata de hacerse con ella. «De hecho, ha habido una que
he tardado varios años en conseguir. La tenía el dueño de una venta ubicada en
la carretera de Valverde y logré comprársela tras años de insistencia.
Comenzamos negociándola por unas 20.000 pesetas y cerramos la operación años
después por unos 130 euros. Cuando encuentro alguna que me interesa trato de
adquirirla. Es mi capricho, aunque después me lo tenga que quitar de otra
cosa», manifiesta.
Pero también ha recibido algunos de estas
piezas de amigos y clientas. «Muchas planchas me las han regalado. A las
mujeres que vienen a la tienda les hace mucha ilusión ver estos artículos
porque les recuerda a las que tenían sus madres o abuelas», destaca.
Lo único que le entristece a José Martín de la Vega es que sus hijos no
sigan este hobby que tanto le apasiona a él. «Los jóvenes no le dan importancia
ni valoran estas cosas», asevera.
TÍTULO: ARTISTA PARA NO ABURRIRSE;
Dicen que lo peor de que una persona esté en paro no es ya la ausencia
de un salario, sino la presión psicológica que supone el estar cada
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Dicen que lo peor de que una persona esté en paro no es ya la
ausencia de un salario, sino la presión psicológica que supone el estar cada día
sin una actividad que hacer. Por eso, un emigrante extremeño que reside en Parla
desde hace cuarenta años tuvo claro al quedarse sin empleo que debía aprovechar
el tiempo libre.
Así fue como Venancio Fresno, un almendralejense que tuvo que
emigrar a la comunidad madrileña con apenas dieciocho años, decidió aprovechar
el tiempo libre con la misma actividad de cerrajero que había tenido en su vida
laboral y que aprendió en un taller de Almendralejo, aunque haciéndolo de una
forma mucho más creativa.
En su pequeño taller de cerrajería en Parla, Venancio Fresno, de 59
años de edad, decidió que quería hacer una maqueta de un tren. Pero ese tren
debía ir acompañado de sus vías y por supuesto de una estación. Por eso se
acordó enseguida de la estación de trenes de su querido pueblo natal,
Almendralejo. Así fue como se puso manos a la obra y, al cabo de varios meses,
descubrió que había nacido un verdadero artista.
Porque la maqueta realizada en chapa de la vieja estación de trenes
de Almendralejo, en la que aparece hasta la peculiar rotonda por la que se
accede, sólo puede ser obra de un artista.
Venancio estuvo más de cinco meses realizando esa maqueta, a la que
no le falta un detalle: las farolas, los árboles que decoran la pequeña plaza
por la que se accede a la estación y sus peculiares formas. Y cinco meses a
tiempo completo, porque son entre cinco y seis horas las que dedica a esta
afición, que por desgracia se ha convertido en su actividad principal cada
día.
Hace unos meses, llevó la maqueta a Almendralejo a una reunión
familiar. La admiración fue tal que una de sus primas se puso en contacto con la
Oficina de Turismo y desde entonces permanece allí expuesta, dada la calidad de
la obra. Sin embargo, confiesa que a él lo que le gustaría es que fuera expuesta
en su querido salón de 'El Obrero Extremeño', la sociedad donde en su juventud
acudía para los bailes semanales. En unas vacaciones en Almendralejo, donde
regresa muy a menudo, y tomando café en un bar al lado del mercado de abastos,
decidió hacerle unas fotos a ese viejo edificio de 1927. Así que desde esa
Semana Santa está inmerso en su segundo proyecto, la maqueta del viejo mercado,
ahora en desuso. Después de tantos meses, la maqueta está casi terminada, aunque
su meticulosidad le ha llevado a querer hacer hasta los puestos
interiores.
¿Y lo próximo qué será? «Pues no sé, porque ya estoy cansado, no
sabes cuánto trabajo tiene hacer una maqueta de este tipo, aunque lo que no
soporto es estar sin hacer nada».
Foto de La Iglesia de Castuera y del Casino de La Serena hay una exposición de planchas y maquetas de tren hechas de chapa muy pronto en el Casino de La Serena Castuera, etc,.
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