El autor de semejante hazaña ha sido el austriaco Felix Baumgartner, que ha realizado el salto más alto, a unos 38.900 metros, ha llegado .
El ser humano ha vuelto a superar tres nuevas barreras. El autor de semejante hazaña ha sido el austriaco Felix Baumgartner, que ha realizado el salto más alto, a unos 38.900 metros, ha llegado más lejos con un globo, unos 39.005 metros, y el más rápido en caída libre, a 1.173 kilómetros por hora. Es ya el primer hombre que supera la velocidad del sonido sin ayuda mecánica.
A bordo de un globo gigante con 8400.000 metros cúbicos de helio, del que pendía una cápsula de 1,3 toneladas, el paracaidista austríaco despegó a las 9.30 horas (17,30 en España) del desierto de Roswell, en el estado de Nuevo México (EE UU). Durante dos horas y treinta y seis minutos, el globo ascendió hasta los 39.005 metros de altitud –el triple de la altura de vuelo de los aviones comerciales–. El ascenso llegó a tener una velocidad máxima de 360 metros por minuto.
Después de ganar y perder altura en por lo menos dos ocasiones, Felix Baumgartner comenzó a retirarse los elementos de conexión con la cápsula. El austriaco, de 43 años, abrió la portezuela y, poco a poco, fue acercándose al vacío.
Los espectadores e internautas de medio mundo contuvieron la respiración durante unos segundos. El paracaidista acababa de lanzarse al vacío. Las imágenes, en blanco y negro, mostraban un punto, que comenzó a girar. Eso era lo más peligroso que podía pasar, que el paracaidista no cayera cabeza abajo. Sin embargo, Baumgartner se hizo con el control, mientras que la realización mostraba a su familia, presa de los nervios en la estación de seguimiento del desierto de Nuevo México.
Del blanco y negro al color. El paracaídas se abrió a unos 1.500 metros de altura, 4 minutos y 16 segundos después del salto, con lo cual no batía el récord mundial de caída libre. Las imágenes comenzaron a recibirse con toda nitidez. Felix controlaba los mandos de la vela y dirigía su descenso. Dieciséis minutos después de saltar, realizaba un aterrizaje perfecto, como si de un avión hubiera saltado.
Rodilla en tierra, el paracaidista no pudo evitar los gestos de entusiasmo, mientras que los asistentes llegaron rápidamente al lugar en un helicóptero. Tras una breve revisión, el paracaidista comenzó a realizar declaraciones a una cámara de televisión que rodó, en exclusiva, las primeras impresiones de este aventurero.
Mientras esto ocurría, el control de la misión Red Bull Stratos procedía a soltar el globo de helio que sustentaba a la cápsula. La falta de presión le había llevado a hincharse como su fuera a reventar. El sistema teledirigido desde tierra y controlado, además, por la decena de videocámaras instaladas a bordo, disparó los paracaídas para conseguir que la cápsula no se estrellara contra la tierra. Sus sensores han grabado números datos del ascenso y servirán para futuras misiones, incluso, de tipo lúdico para personas que no deseen saltar en paracaídas.
Cinco años de preparación
Durante cinco años Baumgartner se entrenó para el salto de su vida. Su principal reto era estabilizarse durante la caída si comenzaba a girar fuera de control. Esta posibilidad aterraba a los técnicos, dado que la fuerza G le podría hacer perder el conocimiento y producirle un derrame cerebral con resultado de muerte. Como parte de su entrenamiento, el paracaidista realizó dos altos desde altitudes extremas, uno desde 21.800 metros y otro desde 29.600.
Por si todo no salía lo bien que el había querido, la imagen de televisión llevaba un retardo para cortar la emisión en caso de catástrofe, algo que felizmente no ocurrió. Era el segundo intento que realiza el paracaidista, tras abortar el salto a principios de semana en el último minuto, de debido al viento.
Hasta este domingo, el récord de salto en paracaídas había sido conseguido en 1960 por el hoy excoronel de la Fuerza Aérea estadounidense, Joe Kittinger, quien se lanzó desde un globo de helio a 31.333 metros de altura. Kittinger, que con sus 83 años forma parte de la misión.
TÍTULO: AUTOVÍA RIÑÓN, CORAZÓN,.
Las enfermedades renales siempre han estado en un segundo plano. Los
propios especialistas lo reconocen. Nunca han sabido transmitir el .
Las enfermedades renales siempre han estado en un segundo plano. Los propios especialistas lo reconocen. Nunca han sabido transmitir el alcance que pueden tener la carencia de energía, la dificultad para concentrarse, la falta de apetito, los problemas para dormir, padecer calambres musculares nocturnos o tener los pies y tobillos hinchados. Parecen problemas menores, pero sumados pueden ser los primeros síntomas de una Enfermedad Renal Crónica (ERC). Una dolencia que bien se puede detectar con premura gracias a sendos análisis de sangre y de orina.
Pero estas medidas de prevención no han calado en los pacientes «seguramente porque no hemos sabido transmitir su importancia», según admite Alberto Martínez-Castelao, presidente de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), que celebró la pasada semana su congreso anual en Maspalomas. Para evitar los problemas renales solo hay que seguir unas pautas de alimentación -comer con poca sal, evitar las grasas- y mejorar las condiciones de vida con más ejercicio o simplemente andar un poco más. Es decir, unas ideas básicas que ayudan a esquivar una ERC y, de paso, un problema cardiovascular. Una relación de dolencias que cada vez se están dando más en los pacientes. En uno de cada diez casos, el corazón se ve afectado por los problemas en los riñones, ya que estos son menos eficaces a la hora de eliminar las toxinas del torrente sanguíneo y secretar hormonas importantes para una función sanguínea y ósea normal. «Poco importa dónde comience el problema, porque la mayoría de las ocasiones se verán afectados los dos órganos», comenta la doctora María Izquierdo, nefróloga del Hospital Universitario de Burgos.
En el caso de que la enfermedad se inicie, el paciente renal también sufrirá hipertensión en la inmensa mayoría de los casos. «Si la dolencia que se diagnostica es una insuficiencia cardiaca, lo más probable es que no llegue suficiente sangre al riñón, que no podrá filtrar con normalidad», añade la doctora. Según las estadísticas de la SEN, la causa principal de fallecimiento en las personas con problemas renales es una dolencia cardiovascular; aquellos que padecen ERC en fase tardía son hasta diez veces más propensos a presentar un episodio cardiovascular en un año que los que tienen una función renal normal.
Un camino
Por eso, los doctores Izquierdo y Martínez-Castelao insisten en la necesidad de «prevenir la enfermedad» porque la gran mayoría de las personas que acuden a la consulta de un nefrólogo lo hace con la enfermedad muy desarrollada. Y, en algunos casos, la única solución pasa por la diálisis.
El aparato que limpia la sangre del enfermo asusta, y mucho, a los enfermos. Sin embargo, las unidades de Nefrología insisten en que la diálisis es ahora un medio para lograr vivir más. Y, además, todo ha cambiado en este proceso. «La psicología está cogiendo más peso en los cuidados porque tienes que preparar a la persona para el tratamiento y la enfermedad. Los nefrólogos y loa pacientes, al final, formamos una familia y debemos contárnoslo todo. No deben tener miedo de nosotros, que pregunten todo y que no dejen de hacer cosas, como comer determinados productos o irse de vacaciones. Incluso cuestiones como si me puedo queda embarazada o si se puede trasplantar», comenta la doctora Izquierdo, que también indica como algo positivo hablar con otros enfermos. «Pero que con los médicos contrasten», remata.
Foto de la Banda de Música de Castuera ven a verla en concierto muy pronto en la Plaza España de Castuera,.
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