TÍTULO; HOY LE TOCA A JÉSUS VAZQUEZ ENTREVISTA;
Que Jesús Vázquez es guapo lo sabemos todos, que es buena gente también. Y que ha sufrido lo intuimos, porque algunos no perdonan el éxito ajeno, algo que no le preocupa porque está en un momento dulce de su vida.
Nació: El 9 de septiembre de 1965, en El Ferrol (La Coruña).
Familia: Está casado desde el 3 de noviembre de 2005 con Roberto Cortés, ingeniero de profesión. La ceremonia civil la ofició Trinidad Jiménez, hoy ministra de Sanidad.
Estudios: Abandonó la carrera de Veterinaria en el tercer curso para estudiar Arte Dramático.
Comienzos: En el mundo de la publicidad. En televisión se estrenó como presentador del programa juvenil "La quinta marcha", en el que coincidió con Penélope Cruz.
cine y teatro: La película "El que no corre vuela"; la obra, "La importancia de llamarse Ernesto".
Lo último: Presenta "Operación Triunfo", en Telecinco. Presentaba "Supervivientes".
Jesús está feliz, porque ha encontrado la estabilidad al lado de Roberto, que lo quiere y con quien ha aprendido a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. De ahí que en Telecinco le consideren uno de los valores seguros de la cadena amiga.
-Jesús, ¿a usted le queda tiempo para hacer algo que no sea trabajar?
-No me gusta quejarme, porque con los tiempos que corren poder decir que uno tiene exceso de trabajo es casi un lujo.
-¿No sabe decir no?
-La tele es una empresa especial. Es un poco de todos, está viva. Los programas, a veces, se juntan. Es difícil predecir lo que va a ocurrir: o te pasas meses sin hacer nada, o de repente tienes que simultanear dos o tres programas.
-¿Por qué ha dejado "Supervivientes"?
-Porque "Operación Triunfo" es mi gran programa, por más que me haya costado dejar "Supervivientes". Christian Gálvez es un buen compañero y un gran profesional, seguro que llevará la nave a buen puerto.
-¿Ha cubierto ya su cupo de vanidad?-Sí, pero me da rabia no poder disfrutar más de las cosas que hago, por eso, cada vez busco más tranquilidad en mi vida privada, me gusta mucho ir con mi marido y nuestra perra a Extremadura, donde vive su familia. Eso se ha convertido en mi válvula de escape, en una terapia muy efectiva.
-Pues, la verdad, yo no le veo convertido en hombre de campo.-¿Por qué? La naturaleza me carga las pilas; en el campo he recuperado sensaciones que son maravillosas, algo a lo que ha contribuido la familia de Roberto, gente sencilla que me quiere mucho.
-¡Quién le ha visto y quién le ve!
-Así es la vida. Yo que he sido muy urbanita, de quemar la ciudad y estar pegado al asfalto, de salir mucho, de ir a bares y discotecas, al cumplir los 40 he cambiado. Lo necesitaba porque este trabajo te aparta de la realidad y hay que volver a ella.
-¿Ha contribuido Roberto a este cambio?
-Mucho. Menos mal, porque yo iba como vaca sin cencerro. Ahora estoy centrado, tengo las ideas claras y disfruto del trabajo.
-¿Agua pasada no mueve molino?
-Esa otra vida me gustaba, era divertida y había que vivirla, pero cada edad tiene su momento. Desde que Roberto apareció se ha convertido en imprescindible para mí.
-Usted le puso cara a la homosexualidad.
-Ha habido gente más valiente a la que metieron en la cárcel y que está injustamente olvidada. Cuando yo salí públicamente, lo hice porque sentí que lo tenía que hacer. Desde entonces se ha avanzando mucho, pero hay que seguir luchando.
-¿Qué diría a quienes critican las bodas entre gente del mismo sexo?
-Quiero que nos dejen expresar libremente nuestros afectos, que no es poco, porque, bajo un barniz de tolerancia, sigue habiendo mucha intolerancia, mucha gente que quiere discriminarnos.
-¿La educación es la mejor arma para combatir esos prejuicios?
-Es importante. También es fundamental que se estudie Educación para la ciudadanía, porque es una asignatura que enseña a respetar las diferencias. Hemos avanzado mucho, pero, a la que te descuidas, surgen grupos de opiniones radicales, anclados en la prohibición.
-¿De la crisis saldrá un mundo más solidario?
-Las crisis sacan lo peor de nosotros mismos. Hay que tener cuidado de cómo se manejan, pero también son el momento de las oportunidades, de avanzar.
-De hambre y penalidades sabe mucho por su trabajo como embajador de ACNUR.
-Empecé cuando hacía "Allá tú". Me enviaron una camiseta con la cara de Einstein que ponía: "Él también fue un refugiado, a cualquiera le puede pasar". Eso me hizo reaccionar y empecé a colaborar con ellos.
-¿Qué le han enseñado los que no tienen donde caerse muertos?
-Han cambiado mi esquema de valores. En el primer mundo estamos obsesionados por cosas absurdas, cuando la preocupación de ellos es que sus hijos no mueran de hambre.
-¿Cómo nos ven ellos a nosotros?
-Sé cómo me ven a mí. Me han dicho: "Cuando viniste la primera vez pensamos: ¡otro blanco al que damos pena, que dice que nos va ayudar y que nunca vuelve! Tú has vuelto. Para nosotros eres parte de esta comunidad". Estoy orgulloso de aquello.
-¿Le han dicho que tiene madera de político?-Me lo dicen mis amigos políticos, pero no me apetece meterme en política.
-¿Qué hará cuando deje la televisión?
-No creo que la deje nunca del todo. Me gustaría trabajar menos y viajar más.
-¿Le preocupa envejecer?
-Estoy en la crisis de los 40 y empiezo a darme cuenta de que debo aceptar que el cuerpo va cambiando y las medidas también.
-Una buena edad para tener hijos.
-De momento ese tema está aparcado. Entiendo que te exijan mucho, pero eso hace que pierdas las fuerzas y las ganas de tomar esa decisión. Mi marido no lo ha descartado. Es un tema delicado. Está pendiente.
-¿Su debilidad?
-Mi perra. Mi madre no me dejaba tener perro y me decía: "Ya encontrarás el momento de que entre en tu vida". Y justo apareció Roberto, mi amor, y "Bretaña", nuestra perra.
Mi foto favorita
"Esta imagen está tomada en los campos de refugiados de Daab, en Kenia. Allí hay un grupo de mujeres valientes que luchan contra la ablación, como ACNUR".
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