domingo, 28 de octubre de 2012

EL PODER DE LAS PALABRAS CON CARLOS IGLESIAS;/ El baloncesto en silla de ruedas como medio de vida.

TÍTULO: EL PODER DE LAS PALABRAS CON CARLOS IGLESIAS:

Carlos Iglesias (Madrid, 15 de julio de 1955) es un actor, director de cine y guionista español.

Sus padres emigraron de Quintanar de la Orden (Toledo) hasta Suiza, donde Iglesias vivió hasta los 13 años. A dicha edad se trasladó a Madrid y Alicante. Se convirtió en actor tras sustituir a un compañero enfermo en un grupo de teatro independiente, por lo que acabó estudiando en la Real Academia de Arte Dramático (RESAD). Aunque se dio a conocer en Esta noche cruzamos el Mississippi (Telecinco), donde interpretaba a Pepelu, el papel que le ha reportado más fama fue el de Benito, el introductor del gotelé en este país en Manos a la obra (Antena 3), serie que llegó a cosechar datos de audiencia superiores a los 6 millones de espectadores. Es, además, director de la película Un Franco, 14 pesetas (2006),1 donde relata la historia de unos emigrantes españoles en Suiza; y de Ispansi (Españoles) (2011),2 que narra el envío de miles de niños a la Unión Soviética al comienzo de la Guerra Civil Española. Actualmente Carlos Iglesias esta trabajando en una 2ª entrega de su exitosa película "Un Franco, 14 pesetas" en el que esta vez será una comedia con la que cerrará una trilogía de inmigrantes fuera de españa.

Filmografía

Televisión


TÍTULO: El baloncesto en silla de ruedas como medio de vida.

  • Comenzaron a jugar cuando eran niños en su Jerez natal

  • Han jugado en clubes de varias ciudades españolas hasta recalar en Madrid.

     Los gemelos Zarzuela comparten la misma devoción.

     

    "Iba paseando por el centro de Jerez con mi madre, cuando de repente un jugador del Club Baloncesto Jerez se acercó a nosotros y me preguntó si conocía el baloncesto en silla de ruedas", cuenta Pablo. Así comenzó la relación de los hermanos Zarzuela con el deporte de la canasta, actividad que se ha convertido en el centro neurálgico de sus vidas. En la actualidad, ambos juegan en el CD Fundosa ONCE, ubicado en la capital.
    Antes de comenzar a jugar a los doce años, Alejandro practicaba tiro con arco, mientras que Pablo acudía a clases de piano en el conservatorio. "Desconocía la existencia del baloncesto en silla de ruedas, creía que el atletismo y el tiro con arco eran los únicos deportes para gente con discapacidad", confiesa Pablo. Él fue quien primero acudió a probar suerte a la edad de doce años, a las dos semanas Alejandro ya le hacía compañía en la cancha del club jerezano: "Fui un día que yo tenía libre a ver entrenar a mi hermano, y en ese mismo momento me enamoré del baloncesto".
    Los Zarzuela nacieron con espina bífida (un problema en la médula espinal, la cual queda sin protección ósea). Seguidores del Real Madrid y apasionados del deporte, a los dieciséis años ficharon por el CD ONCE Andalucía de Sevilla, lo que les suponía tener que recorrer por las tardes los 80 kilómetros de distancia entre ambas ciudades. Tal circunstancia no les ayudó con sus estudios. "La verdad es que fuimos un poco vagos durante el colegio, la paga que recibíamos del club nos llegaba para cubrir gastos, por lo que dejamos colgada la escuela", explica Alejandro.
    Salvo dos temporadas que no coincidieron en el mismo equipo, el resto del tiempo siempre han compartido idénticos colores. Los hermanos Zarzuela califican su relación de "magnífica". "Somos demasiado cómplices, cuando jugamos, con tan sólo mirarnos sabemos lo que necesita el otro", explica Pablo, quien dice que cuando no está con Alejandro, siente que le "falta algo".
    Cuentan con un palmarés impresionante, en el que destacan varias Ligas y campeonatos de Copa del Rey, además de dos campeonatos de Europa sub 23 a nivel de selecciones y el bronce en el Europeo absoluto de Israel en 2011. Sin embargo, debido a una inoportuna lesión Pablo no pudo estar junto a su hermano el pasado verano en Londres, en lo que supuso la reaparición de la selección en unos Juegos Paralímpicos tras disputarlos en Atlanta 96 por última vez. "He tenido que aplazar mi sueño cuatro años como mínimo. Fue el palo deportivo más grande a lo largo de mi carrera", cuenta apesadumbrado. Alejandro contribuyó a que España obtuviese un meritorio quinto puesto en la capital británica: "Sentí una gratificación enorme cuando supe que estaba en la lista definitiva de convocados". Este verano lucharán por hacerse con una plaza de cara al Europeo que se disputa en la ciudad alemana de Frankfurt. "Nuestro objetivo es repetir podio", analiza Pablo, quien espera volver para ayudar "en todo lo posible".
    Actualmente, tienen la suerte de dedicarse a su pasión, el baloncesto, y poder vivir de ello. Durante las mañanas realizan sesiones en el gimnasio o de tiro, mientras que por las tardes tiene lugar el entrenamiento con el equipo a completo. No obstante, Alejandro acude a una academia para preparar la prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 años, mientras que Pablo retomó hace cuatro meses las clases de piano en el conservatorio, pasión que la vive "como una afición, no como una obligación".
    Ambos participaron este lunes en un partidillo con glorias de la selección y la sección de baloncesto del Real Madrid como Joe Arlauckas, Antúnez o Iñaki de Miguel, que sirvió como inauguración de la III Semana del Deporte Inclusivo, la cual se clausurará mañana con un acto en el madrileño parque de El Retiro. Son conscientes de la importancia que este tipo de eventos tienen para lograr el reconocimiento de la sociedad y la difusión del deporte discapacitado. "El deporte te ayuda a asimilar de forma más rápida todo complejo o debilidad que puedas tener, al permitirte relacionarte con personas que comparten tu misma discapacidad".
    "Iba paseando por el centro de Jerez con mi madre, cuando de repente un jugador del Club Baloncesto Jerez se acercó a nosotros y me preguntó si conocía el baloncesto en silla de ruedas", cuenta Pablo. Así comenzó la relación de los hermanos Zarzuela con el deporte de la canasta, actividad que se ha convertido en el centro neurálgico de sus vidas. En la actualidad, ambos juegan en el CD Fundosa ONCE, ubicado en la capital.
    Antes de comenzar a jugar a los doce años, Alejandro practicaba tiro con arco, mientras que Pablo acudía a clases de piano en el conservatorio. "Desconocía la existencia del baloncesto en silla de ruedas, creía que el atletismo y el tiro con arco eran los únicos deportes para gente con discapacidad", confiesa Pablo. Él fue quien primero acudió a probar suerte a la edad de doce años, a las dos semanas Alejandro ya le hacía compañía en la cancha del club jerezano: "Fui un día que yo tenía libre a ver entrenar a mi hermano, y en ese mismo momento me enamoré del baloncesto".
    Los Zarzuela nacieron con espina bífida (un problema en la médula espinal, la cual queda sin protección ósea). Seguidores del Real Madrid y apasionados del deporte, a los dieciséis años ficharon por el CD ONCE Andalucía de Sevilla, lo que les suponía tener que recorrer por las tardes los 80 kilómetros de distancia entre ambas ciudades. Tal circunstancia no les ayudó con sus estudios. "La verdad es que fuimos un poco vagos durante el colegio, la paga que recibíamos del club nos llegaba para cubrir gastos, por lo que dejamos colgada la escuela", explica Alejandro.
    Salvo dos temporadas que no coincidieron en el mismo equipo, el resto del tiempo siempre han compartido idénticos colores. Los hermanos Zarzuela califican su relación de "magnífica". "Somos demasiado cómplices, cuando jugamos, con tan sólo mirarnos sabemos lo que necesita el otro", explica Pablo, quien dice que cuando no está con Alejandro, siente que le "falta algo".
    Cuentan con un palmarés impresionante, en el que destacan varias Ligas y campeonatos de Copa del Rey, además de dos campeonatos de Europa sub 23 a nivel de selecciones y el bronce en el Europeo absoluto de Israel en 2011. Sin embargo, debido a una inoportuna lesión Pablo no pudo estar junto a su hermano el pasado verano en Londres, en lo que supuso la reaparición de la selección en unos Juegos Paralímpicos tras disputarlos en Atlanta 96 por última vez. "He tenido que aplazar mi sueño cuatro años como mínimo. Fue el palo deportivo más grande a lo largo de mi carrera", cuenta apesadumbrado. Alejandro contribuyó a que España obtuviese un meritorio quinto puesto en la capital británica: "Sentí una gratificación enorme cuando supe que estaba en la lista definitiva de convocados". Este verano lucharán por hacerse con una plaza de cara al Europeo que se disputa en la ciudad alemana de Frankfurt. "Nuestro objetivo es repetir podio", analiza Pablo, quien espera volver para ayudar "en todo lo posible".
    Actualmente, tienen la suerte de dedicarse a su pasión, el baloncesto, y poder vivir de ello. Durante las mañanas realizan sesiones en el gimnasio o de tiro, mientras que por las tardes tiene lugar el entrenamiento con el equipo a completo. No obstante, Alejandro acude a una academia para preparar la prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 años, mientras que Pablo retomó hace cuatro meses las clases de piano en el conservatorio, pasión que la vive "como una afición, no como una obligación".
    Ambos participaron este lunes en un partidillo con glorias de la selección y la sección de baloncesto del Real Madrid como Joe Arlauckas, Antúnez o Iñaki de Miguel, que sirvió como inauguración de la III Semana del Deporte Inclusivo, la cual se clausurará mañana con un acto en el madrileño parque de El Retiro. Son conscientes de la importancia que este tipo de eventos tienen para lograr el reconocimiento de la sociedad y la difusión del deporte discapacitado. "El deporte te ayuda a asimilar de forma más rápida todo complejo o debilidad que puedas tener, al permitirte relacionarte con personas que comparten tu misma discapacidad".

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