- Pregunta obligada: ¿Cuándo se queda usted con el culo al aire?
- A mí me gusta quedarme con el culo al aire. Se está muy
fresquito y me gusta. A veces eso significa que vas por la vida abierto a
que te pasen cosas.
- Literalmente ha enseñado su culo en la tele, ¿cómo lo ha visto?
- Siempre digo que es un doble. No quiero que mis hijos me vean con el culo al aire (risas).
- ¿Tiene también un doble de barriga?
- No, no. La barriga que se ve en la serie es de látex.
¡Qué la gente lo sepa! Yo tengo una tableta de chocolate debajo del
látex (risas).
- ¿Ha aborrecido ya los churros?
- ¡Qué va! Los tendría que aborrecer un poco para no coger barriga. Pero me encantan calentitos; fríos no los puedo tomar.
- ¿Cuándo fue la última vez que se quitó la barba?
- Pues hace unos días. Ahora descanso un mes y sin la barba me relajo y me conoce menos gente.
- Hombre de pelo en pecho, ¿se haría la depilación láser?
- No tengo mucho vello. Todo lo tengo en la cabeza. Pero no me importaría depilarme por un trabajo.
- ¿Es presumido?
- Soy coqueto. Me gusta verme guapo vestido. De lo otro no
hay nada que hacer. No creo que me sometiera a cirugía estética. Me
conformaría con adelgazar un poquito de vez en cuando.
- ¿Y pisa el gimnasio?
- Sí, claro. La sauna, el jacuzzi y la piscina.
- Lo malo es que después le ponen al lado de guapos como Hugo Silva. ¿Se siente patito feo?
- Nooooo, pobrecitos ellos. Creo que soy bastante más guapo que Hugo Silva. Y mira que lo quiero (risas).
- En Google se especula mucho con su estatura...
- Pues mido 1,74. Pero cuando me pongo la barriga de látex un amigo mío me dice que prefiere saltarme a darme la vuelta.
- Por cierto, ¿cuántas veces por la calle le han hablado como si fuese un policía de verdad?
- Hemos tenido muchas anécdotas. Y alguna vez desde el
Cuerpo Nacional de Policía me llaman 'compañero' o se me cuadran como si
fuese inspector.
- En su biografía de Twitter pone que de niño era un encanto. ¿No lo es ahora o qué?
- Me miro al espejo y tan encantador no soy. Hay veces que
me veo muy grande o muy viejo para ser tan encantador, aunque voy a
cumplir 50, que tampoco es tanto.
- ¿Rozamos la crisis?
- No. Con los 50 no, porque fue con los 30. Bueno, con los
30, los 35, los 40, los 45... Todos esos años he tenido crisis, pero no
muy graves, porque las he repartido.
- Una curiosidad, ¿cuántas veces le han dicho que se parece a Jordi Estadella?
- ¡Ninguna! Me han dicho que me parezco a George Clooney.
- ¿Y cuántas veces le han confundido con el marido de Sara Montiel, Pepe Tous?
- No, no, no. A veces digo que era mi tita Sara (risas).
Aunque es verdad que la familia de su marido eran parientes de mi madre
porque eran mallorquines. Pero no es mi tía.
- Usted se considera un «payaso» por su formación de clown, ¿hay algún payaso en política?
- No, ninguno.
- Pero a veces nos hacen reír, ¿no?
- Sí, pero creo que por no llorar. Payasos no hay en política, porque los clown son gente muy honrada.
- Llevaba al Che en la carpeta de joven, ¿es un revolucionario?
- Claro, como tenía que ser en aquella época (risas). Tuve mi momento de justicia social en la que sigo creyendo.
- ¿De qué república le gustaría ser rey? Y no vale de su casa...
- No quiero ser rey de ningún sitio. Ya puestos, me gusta la república pura, si no esto es un lío.
- ¿Cuándo se pone folclórico?
- Se me ve muy bueno y me enfado muy poco. Cuando lo hago, salto, aunque después me aplaco.
- Y lleva una pegatina de Camarón en el coche...
- La tenía; ya no. El flamenco es algo que he escuchado de pequeño y me gusta. Daría cualquier cosa por canturrear un poquito.
- ¿No canta?
- Tengo un oído pegado al otro con loctite. Cuando estudié teatro fui exento de canto.
- ¿Delante de qué toro no le gustaría torear?
- A mí me gusta arriesgarme. No saltaría nunca de espontáneo sin llevar una buena muleta, pero no me da miedo ningún toro.
- ¿Qué nombre taurino se pondría?
- ¡Ya tengo uno! Curro Martínez, el Niño de la Juana. De pequeño jugaba a que iba a ser torero y me llamaba así.
- ¿Me pegué una fiesta flamenca? No hace mucho (risas).
TÍTULO: A QUEMARROPA ,LA BISNIETA DE CHRCHILL, MODELO.
La estudiosa bisnieta de Churchill elige seguir los pasos de Kate Moss
Isabella Soames es la mejor alumna de su curso y fue fichada por la agencia Storm,.
Agosto es el mes en los que los adolescentes británicos años reciben
las notas de las pruebas del Certificado General de Educación
Secundaria, conocido por sus siglas GCSE. Unas titulaciones de los que
se deben examinar los estudiantes de entre 14 y 16 años y cuyos
resultados generan contenido mediático, siempre deseable durante la
sequía informativa veraniega. Entre los 650.000 jóvenes que este mes han
conocido sus calificaciones está la bisnieta de Winston Churchill,
que ha logrado uno de los mejores resultados académicos de su curso.
Isabella Soames, ha puntuado la máxima nota (A*) en las 11 asignaturas
de las que se examinaba en su colegio, el Brighton College, del condado
de East Sussex.
Pero la exitosa estudiante tiene mucho más que celebrar: a sus 16 años acaba de ser fichada por la agencia de modelos Storm, la misma a la que pertenece Kate Moss y Carla Bruni. Fue descubierta por un ojeador que la vio mientras esperaba el autobús en una calle de Londres. El acercamiento le pareció extraño, pero su madre la animó a que llamara a la agencia. Aunque todavía no ha sido contratada para ningún trabajo, la página web de Storm muestra sus elegantes retratos dentro de la sección de caras nuevas. Por ahora, esta adolescente aficionada a la equitación pretende compaginar sus estudios con la moda, aunque aún no está segura de si quiere dedicarse a ser maniquí profesional. Con 1.77 de altura, porte no le falta. Isabella es descendiente de Churchill por la rama paterna. Su padre es el parlamentario conservador Nicholas Soames, conocido por su incorrección política, sus trajes impecables y su amistad con el príncipe Carlos.
Los múltiples bisnietos de Churchill forman un grupo heterogéneo, compuesto por abogados, escritores, banqueros, periodistas y hasta un convicto por tráfico de drogas, que fue encarcelado en Australia. De entre todos ellos, Alexander Perkin es otro de los miembros de esta familia que ha generado titulares este verano. El exmilitar de 27 años encabeza un grupo de antiguos soldados que pedirán al gobierno británico que concedan la residencia en el país a los traductores afganos que trabajaron para las tropas británicas. Estando destinado durante dos ocasiones en Afganistán, pudo observar que los intérpretes de los militares británicos arriesgaban sus vidas y las de sus familias y se exponían a represalias de los talibanes. Ahora busca que unos 500 traductores puedan volver a Reino Unido. Para reforzar su petición, Perkins recuerda los méritos militares de su bisabuelo y argumenta que él también apoyaría la causa.
La figura de Churchill, una de las más admiradas por los británicos, continúa provocando debate. La importancia de su oratoria, que se considera providencial para que el país se uniera en la lucha contra Alemania, ha sido discutida por el profesor universitario Richard Toye. En su libro The Roar of the Lion (El rugido del león) el académico desmonta el mito de los discursos radiofónicos del primer ministro durante la Segunda Guerra Mundial y pretende demostrar que entonces las proclamas no fueron cruciales para encender el patriotismo de los británicos. Según Toye, la mayor parte de la población sintonizaba la radio para escuchar las noticias sobre el conflicto y las arengas resultaban indiferentes. Incluso su discurso de 1940 sobre el avance de Hitler en Francia que hizo pasar a la historia la frase “sangre, sudor y lágrimas” (que en su forma literal fue “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”) generó críticas. Muchos creyeron que su líder estaba borracho, quizás porque hablaba mientras fumaba un puro y según la opinión de algunos políticos, como es el caso del laborista Harold Nicolson, el célebre discurso sonó “espantoso”.
Pero la exitosa estudiante tiene mucho más que celebrar: a sus 16 años acaba de ser fichada por la agencia de modelos Storm, la misma a la que pertenece Kate Moss y Carla Bruni. Fue descubierta por un ojeador que la vio mientras esperaba el autobús en una calle de Londres. El acercamiento le pareció extraño, pero su madre la animó a que llamara a la agencia. Aunque todavía no ha sido contratada para ningún trabajo, la página web de Storm muestra sus elegantes retratos dentro de la sección de caras nuevas. Por ahora, esta adolescente aficionada a la equitación pretende compaginar sus estudios con la moda, aunque aún no está segura de si quiere dedicarse a ser maniquí profesional. Con 1.77 de altura, porte no le falta. Isabella es descendiente de Churchill por la rama paterna. Su padre es el parlamentario conservador Nicholas Soames, conocido por su incorrección política, sus trajes impecables y su amistad con el príncipe Carlos.
Los múltiples bisnietos de Churchill forman un grupo heterogéneo, compuesto por abogados, escritores, banqueros, periodistas y hasta un convicto por tráfico de drogas, que fue encarcelado en Australia. De entre todos ellos, Alexander Perkin es otro de los miembros de esta familia que ha generado titulares este verano. El exmilitar de 27 años encabeza un grupo de antiguos soldados que pedirán al gobierno británico que concedan la residencia en el país a los traductores afganos que trabajaron para las tropas británicas. Estando destinado durante dos ocasiones en Afganistán, pudo observar que los intérpretes de los militares británicos arriesgaban sus vidas y las de sus familias y se exponían a represalias de los talibanes. Ahora busca que unos 500 traductores puedan volver a Reino Unido. Para reforzar su petición, Perkins recuerda los méritos militares de su bisabuelo y argumenta que él también apoyaría la causa.
La figura de Churchill, una de las más admiradas por los británicos, continúa provocando debate. La importancia de su oratoria, que se considera providencial para que el país se uniera en la lucha contra Alemania, ha sido discutida por el profesor universitario Richard Toye. En su libro The Roar of the Lion (El rugido del león) el académico desmonta el mito de los discursos radiofónicos del primer ministro durante la Segunda Guerra Mundial y pretende demostrar que entonces las proclamas no fueron cruciales para encender el patriotismo de los británicos. Según Toye, la mayor parte de la población sintonizaba la radio para escuchar las noticias sobre el conflicto y las arengas resultaban indiferentes. Incluso su discurso de 1940 sobre el avance de Hitler en Francia que hizo pasar a la historia la frase “sangre, sudor y lágrimas” (que en su forma literal fue “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”) generó críticas. Muchos creyeron que su líder estaba borracho, quizás porque hablaba mientras fumaba un puro y según la opinión de algunos políticos, como es el caso del laborista Harold Nicolson, el célebre discurso sonó “espantoso”.
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