Bondarenko, que estás en los cielos,.
El atleta ucraniano gana la mejor
final de la historia de salto de altura con tres intentos fallidos sobre
el récord del mundo de Sotomayor,.
Seis días lamentando el frío ambiente reinante en el
estadio Luzhniki y en uno de los momentos culminantes del Mundial, en el
desenlace de la mejor final de salto de altura de la historia, con el
listón colgado del cielo de Moscú a 2,46 metros del suelo, un centímetro
por encima del récord mundial de Javier Sotomayor, y Bohdan Bondarenko
hizo callar al público. Dice el ucraniano que un día descubrió que las
palmas y el bullicio le descentraban y desde entonces prefiere la calma,
la introspección, la paz antes de la explosión de ese tobillo mágico
llamado a jubilar la vieja plusmarca.
Pero fue un silencio hermoso. El hombre frente al reto. La
búsqueda de una nueva frontera del ser humano, el principal argumento
del atletismo. Pero hasta llegar a ese punto, a ese gran segundo salto
sobre 2,46 (aún quedan mítines para intentarlo), la lucha fue igual de
bella. Con siete atletas por encima de 2,32. Con cinco saltadores
pasando el 2,35 a la primera. Con el canadiense Derek Drouin cometiendo
su primer nulo de la tarde en 2,38, pero acto seguido firmando en esa
altura un nuevo récord nacional que tendría una medalla de bronce como
premio. Allí donde se quedó Ukhov, el campeón olímpico.
Todos cayeron menos dos: Bondarenko y Mutaz Essa Barshim,
un catarí de Catar, no como los fondistas africanos que hace unos años
compró y nacionalizó su país. Barshim, nacido en Doha, hijo de padre
catarí y madre sudanesa, es un palo con muelles, los que le llevaron a
batir en su día el récord de Asia (2,40). Otra vez la altura por encima
de 2,40. Como la doble S de los años 80 y 90 que ahora rememora la doble
B. Ha llegado el momento de renovar el récord de Europa del sueco
Patrick Sjöeberg (2,42 desde hace 26 años) y el mundial de Sotomayor
(2,45 desde hace 20 años).
Bondarenko, una zapatilla roja, otra amarilla, demostró
tener una confianza en sí mismo extraordinaria. Empezó su concurso en
2,29 (la mayor altura en la que ha arrancado nunca un campeón del mundo)
y después siguió en 2,35. Llegó al desenlace con dos saltos en sus
piernas y se llevó el triunfo con 2,41 (cuatro saltos), altura a la que
Barshim, en cambio, llegó con siete impulsos. Falló el primer intento y,
como un estratega, se guardó dos para 2,44, demasiado para él.
El ucraniano, 23 años, el rival de Miguel Ángel Sancho en
los tiempos de júnior y promesa, cerró su exhibición con el listón sobre
2,46. No como el día que intentó 2,47 en Lausana. Pareció una chulería,
pero fue superstición. «El código para entrar en el portal de mi casa
es 2-4-7». Su evolución ha sido asombrosa si se tiene en cuenta que en
noviembre de 2009 sufrió una grave lesión en el pie derecho, el de
batida. Durante 2010 se dedicó a caminar y entrenar con una bota
ortopédica con la que fue capaz de saltar 2,10. Pero en 2011 superó los
2,30 y ya en 2013, los 2,40. Su entrenador es su padre, un decatleta que
alcanzó los 7.500 puntos.
Cain se queda sin medalla
La sexta jornada fue excelente. Con otra muesca en el arco
de Ezekiel Kemboi, un keniano que corre con un cresta de indio ‘mohawk’ y
que se impuso en los 3.000 m obstáculo (8:06.01) para redondear un
palmarés escandaloso con tres oros en Mundiales, como el mítico Moses
Kiptanui, y dos olímpicos. O el ‘marcón’ de la checa Zuzana Hejnová, que
corrió los 400 m vallas en 52.83. No como el triple salto, una prueba
que ya no encuentra mujeres por encima de los 15 metros, pero que vio
cómo una colombiana, Caterine Ibargüen lograba la mejor marca mundial
del año (14,85) y la primera medalla de oro de la historia para su país.
Ni siquiera Isinbayeva, que defendió la ley anti-gays de su
país, logró retirar la atención de la pista, donde Félix Sánchez, el
dominicano que reconquistó en Londres la corona olímpica que había
ganado ocho años atrás, solo pudo ser quinto, insuficiente para robarle
la ilusión. Seguirá una temporada más, aunque el día 30 cumplirá 36 años
y ya empieza a sentirse ‘viejito’ entre fenómenos como el triniteño
Jehue Gordon, 21 años, campeón del mundo con la mejor marca del año
(47.69).
Aunque si alguien ha destacado en Moscú por su juventud esa
es Mary ‘Baby’ Cain, la atleta más precoz de Estados Unidos en la
historia de los Mundiales, la adolescente de 17 años que alcanzó la
final de 1.500 metros y eludió el último puesto (acabó décima) en una
carrera dominada por la etíope nacionalizada sueca Abeba Aregawi
(4:02.67).
TÍTULO: PEREGRINOS EN LA RUTA DEL ORO,.
Cita con ración doble de premios. Además de estar en juego
el laurel que se colgará el mejor equipo del continente saldrán a
subasta deportiva las plazas reservadas a Europa de cara al Mundial de
2014 en el que España ejercerá de anfitriona en Granada. 'La Roja', como
organizadora, tiene convalidada esa segunda parte del examen, pero en
su calidad de campeón de las dos últimas ediciones sabe que se enfrenta
al juicio sumarísimo que le espera a todo favorito. De poco sirve el
atenuante de no contar, respecto a los Juegos de Londres, con Pau Gasol,
Navarro, Felipe Reyes e Ibaka. Tampoco está Scariolo al frente de la
nave. Es lo mismo. Hay talento y unidad suficientes para alcanzar el
punto exacto en la clave del éxito que tan bien ha formulado en los
últimos años un combinado que lleva una década enamorando a sus huestes y
forzando a la concurrencia al reconocimiento y respeto unánimes.
El camino del oro, una ruta ante la que estos enormes
peregrinos españoles se transforman. Hoy parten hacia Eslovenia, otro de
esos destinos, como lo fue Lituania en 2011, en el que debería ser
obligatorio que recalaran este tipo de campeonatos cíclicamente. Para
los amantes del basket verificar que hay excepciones en las que no prima
el cuero balompédico y sí lo hace la pelota naranja es una bendición.
Países que se visten de gala porque lo sienten así, para recibir a 24
selecciones nacionales dispuestas a combatir la crisis, lesiones y no
pocas faltas de fe con la aceptación de que quienes aterricen sobre el
escenario más verde imaginado lo harán para ensalzar este juego. Una
cita, eso sí, demasiado larga y calzada en el calendario por el artículo
33. Demasiados equipos, casi tres semanas de actividad y excesiva
proximidad con el inicio de las competiciones domésticas. Los clubes que
tengan jugadores implicados en el escaparate final de los cruces por
las medallas no podrán disponer de ellos hasta dos semanas antes de
debutar en sus países y en los calendarios de la Euroliga.
España sigue siendo la selección a batir. Y eso que hay
motivos para obrar con cautela a la hora de sintonizar la bola de
cristal en su canal de vaticinios. No está Pau Gasol, lo que importa más
al unirse a su baja la de Ibaka y Reyes. Su hermano Marc, mejor
defensor de la NBA, ya lleva un par de años siendo un referente más
sólido que el mayor de la saga santboiana. Por ese lado, la preocupación
es relativa, si bien el combinado ha mermado en centímetros e
intimidación. La gran incógnita es cómo afectará a un equipo con
'Navarrodependencia' la añoranza de 'la bomba'. Ya no podía más con el
lema 'Camina o revienta' y este verano ha tenido que parar con la idea
de regresar en la Copa del mundo del siguiente almanaque. Su doble será
Calderón, reconducido al puesto de escolta tirador (ojalá que también
anotador). Se lo puede permitir Orenga, un expívot que ha superpoblado
su convocatoria de exteriores. Lógico, pues es en los anillos más
cercanos al epicentro de la creación donde se concentra su arsenal de
talento con Ricky Rubio, 'Chacho' Rodríguez, Llull, Rudy Fernández y la
polivalencia de Mumbrú y San Emeterio.
La exigencia, en primera instancia, la dará el calendario.
Cinco partidos en otros tantos días, todos televisados por Cuatro. El
primero será el día 4 a las 17.45 horas frente a Croacia, un rival con
su histórica dosis de talento minimizada por lo que ha costado
históricamente a sus técnicos convencer a los jugadores de la necesidad
de obrar por el bien común. Los Draper, Ukic, Bogdanovic, Rudez y
compañía, compactados con el pegamento de Jasmin Repesa, que ha incluido
en su batallón a Damir Markota y a la joven estrella Saric. Después
esperarán el anfitrión Eslovenia (día 5, 21.00) y las cenicientas
Chequia (día 6, 14.30), Polonia (día 7, 14.30) y Georgia (día 8, 14.30),
siempre en la localidad de Celje. En la segunda fase, ya en el
espectacular Stocize Arena de Ljubliana, España cruzará con los tres
mejores del grupo D, integrado por Grecia, Turquía, Rusia, Italia,
Suecia y Finlandia. Helenos, franceses y lituanos son los mejor
colocados para evitar que los españoles entren en la historia,
acompañando a la URSS y Yugoslavia como únicos poseedores de tres
títulos consecutivos.
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