«Envidio a los directores que rodaban sin parar: Bergman,
Buñuel... Yo la mayoría del tiempo me lo paso esperando y gastándome el
dinero», contaba Woody Allen a este periodista en 2010, cuando presentó
en Oviedo la terrible 'Conocerás al hombre de tus sueños'. En Hollywood,
según sus palabras, «solo se hacían películas por la pasta, sin
inspiración ni creatividad». Condenado al ostracismo por los estudios,
Allen, que durante décadas presumió de no salir de Manhattan, se veía
obligado a rodar allí donde encontrara productores que respaldaran sus
películas, como la española Mediapro. Unas veces la empresa salía bien
-'Match Point', potable enredo criminal filmado en Londres-, aunque la
mayoría de las ocasiones el resultado no pasaba de la simpática/risible
postal turística: 'Vicky Cristina Barcelona', 'A Roma con amor',
'Midnight in Paris'...
Allen no puede quejarse de inactividad. Lleva cuarenta
largometrajes como director en cuarenta años de carrera. Un ritmo febril
al que la crítica achaca que sus filmes actuales estén a años luz de
sus obras maestras en los 70 y 80. Sin embargo, su último estreno, 'Blue
Jasmine', ha logrado congraciar a los críticos y al público con una
comedia amarga que comparte la hondura de 'Delitos y faltas' y 'Hannah y
sus hermanas', sus grandes títulos de los 80. 'Midnight in Paris' ya
alertó sobre el potencial en taquilla del director: costó 30 millones de
dólares y recaudó 85 en todo el mundo. En su tercera semana en los
cines estadounidenses, 'Blue Jasmine' ha rebasado los 6 millones. Sony
Classics la estrenó en solo seis salas consiguiendo un promedio por
copia de más de 100.000 dólares, el mayor logrado por un filme este año.
Los analistas prevén que cuando llegue a los 1.000 cines en próximas
semanas pueda superar incluso las cifras de 'Midnight in Paris', la más
taquillera de su filmografía. Dan por hecho que estará en los Oscar
('Midnight in Paris' le brindó la estatuilla al mejor guion).
Cate Blanchett, la protagonista de 'Blue Jasmine', también
tiene muchos boletos para pisar la alfombra roja. Encarna a una ociosa
burguesa del Upper East Side cuya vida da un vuelco cuando su marido
(Alec Baldwin) es encarcelado por fraude y ella se ve obligada a irse a
vivir con su hermana a San Francisco. La historia remite inevitablemente
a Ruth Madoff, la esposa del financiero Bernard Madoff, que cumple una
condena de 150 años por el mayor fraude en la historia de Wall Street.
Allen insiste, sin embargo, en que la idea del guion se la proporcionó
una amiga de su esposa, Soon-Yi, que atravesaba una crisis personal y
económica.
Enfado de los joyeros
Repleta de ecos de 'Un tranvía llamado deseo', que
Blanchett interpretó en los escenarios, el descenso a los infiernos de
esta moderna Blanche DuBois que viaja con cuatro maletas Vuitton está
repleto de esos chistes que tanto gustan a Allen a costa del choque
cultural entre clases sociales. Valga como prueba el enfado que se han
cogido los joyeros a cuenta de un gag, en el que Jasmine alecciona a sus
proletarios sobrinos: «Tus joyas son una buena inversión cuando las
compras en Graff o Van Cleef. Hasta que necesitas desesperadamente
dinero y te sientes obligada a venderlas. Casi parece que las tienes que
regalar». Una observación «fuera de la realidad», según el consejero
delegado de Graff, que ha aclarado que los diamantes son siempre una
rentable y duradera inversión.
El actor y director teatral Sergio Peris-Mencheta recibirá
el día 29 el Premio «Ceres» 2013 del Festival de Teatro Clásico de
Mérida al Mejor Director por los montajes 'Tempestad', basado en 'La
Tempestad', de William Shakespeare, y 'Un trozo invisible de este
mundo', un texto sobre el exilio de Juan Diego Botto.
Aunque su faceta más conocida es la de actor, Sergio
Peris-Mencheta ha compaginado siempre la interpretación con la dirección
teatral. Kitchen de A. Wesker, Edmond de David Mamet, Romeo y Julieta
de Shakespeare, o ¡Quién va! basado en un texto de K. Brannagh, se
encuentran entre sus puestas en escena pasadas con la compañía
semifinal-profesional NoHayQuorum, que dirigió desde 1998 hasta 2006.
Regreso a la dirección
Incrementum supone, después de cinco años centrado
solamente en la actuación, su vuelta a la dirección teatral, donde,
según sus propias palabras, reside «su vocación más primitiva». En 2011
fundó con Xabier Murúa y Rebeca Ledesma la compañía BarcoPirata, con la
que estrenó Incrementum y con la que ha dado vida a Tempestad y Un trozo
invisible de este mundo que le han hecho merecedor del Premio Ceres
2013 al Mejor Director.
Su carrera de actor la inició en televisión. Su papel en la
serie de Telecinco Al salir de clase le dio popularidad y de ahí saltó
al cine, participando en varios títulos extranjeros como Resident Evil:
Afterlife y poniendo cara a la versión cinematográfica de El Capitán
Trueno. Actualmente forma parte del reparto de la serie Isabel mi reina
de TVE. Precisamente ha sido en su faceta de actor como se le ha podido
ver en Mérida el pasado mes de julio en el 59 Festival Internacional de
Teatro de Mérida interpretando a Marco Antonio en Julio César, dirigido
por Paco Azorín.
El Premio «Ceres» de 2012 al Mejor Director recayó en
Miguel del Arco por su trabajo en 'Juicio a una zorra', 'De ratones y
hombres' y 'El inspector'.
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