domingo, 7 de abril de 2013

LO QUE YO SIENTO CUANDO TOREO ES ALGO A LO QUE DEBO FIDELIDAD,JUAN MORA TORERO- ENTREVISTA / ABIDAL VALE MUCHO MÁS QUE CINCO GOLES,.BARCELONA-5- MALLORCA-0-.,,..


TÍTULO:  LO QUE YO SIENTO CUANDO TOREO ES ALGO A LO QUE DEBO FIDELIDAD,.JUAN MORA TORERO- ENTREVISTA,.


ENTREVISTA EXCLUSIVA.- Juan Mora

Juan Mora: "Siento la necesidad real y espiritual de torear"

El diestro Juan Mora concede una entrevista para Burladero.com tras varios meses de silencio ante los diferentes medios de comunicación.
Hablar con Juan Mora es un bálsamo para el cuerpo. Habla como torea, templado y despacio, muy despacio. Con la cabeza sobre los hombros, como la ha tenido siempre, las ideas muy claras y la ilusión por las nubes. ¡Es verdad que se torea como se es!
Es difícil de comprender, en una profesión que no sea la de torero, que cuando ya se ha cumplido el medio siglo de vida, y casi treinta años de alternativa, la ilusión y las ganas de torear continúen intactas.
- ¿Como ve la vida un torero como Juan Mora, con casi 50 años, que ha logrado triunfos importantes en las principales plazas del mundo taurino?
Bueno, antes que nada te tengo que decir que hay que quitarle el casi a los 50 años de edad, pues ya los he cumplido. Lo que ocurre es que en mis biografías figura que tengo un año menos, pues los taurinos de la época de mis comienzos, pensaban que en determinados casos, había que parecer más niño. Yo recuerdo que cuando debuté en La Algaba con 13 años, mi padre me avisó para que si alguien me preguntaba por la edad, dijera que tenía 12 año. Desde entonces en todas partes se ha escrito que yo nací en 1963, cuando, la verdad es que fue en el 62, por lo que ya he cumplido el medio siglo de vida.
- Si tuviera que hacer un pequeño resumen de su vida. ¿Qué destacaría?
Sin dudarlo, el seguir mirando hacia delante, no mirar hacia atrás, siempre hay que continuar mirando al frente, buscando nuevas metas. Yo siempre he sentido, y siento, la necesidad real y espiritual de torear, eso es lo que me hace sentirme joven. Yo entiendo que para esto hay que estar siempre evolucionando, aprendiendo y descubriendo, y no encerrarse en costumbres que anquilosan la mente.

- Pero Juan, estamos hablando de la profesión de matador de toros. ¿Cómo puede una persona que ya no es un niño, que tiene su vida resuelta y que cuenta con una familia estable y feliz, jugarse la vida con ilusión, queriendo aprender y descubrir cosas nuevas en la cara de un toro?
Llevas razón José Luís, pero es que yo me siento así, y creo firmemente que cuando  te quedas parado y sin ganas de evolucionar, comienzas un poco a morir. Yo quiero continuar aprendiendo y descubriendo cosas, es mi manera de sentirme joven. En los comienzos de mi formación me han inculcado esa dinámica de mirar siempre hacia delante, quizás no haya sido una persona con una inteligencia muy aguda, y es por lo que siempre mi enseñanza ha ido a paso de caracol, cosa que agradezco, pues pienso que al aprender las cosas demasiado deprisa, no da tiempo a asimilarlas, se aprende todo de golpe y pronto se acaban las ganas de continuar aprendiendo. Poquito a poco, pasito a paso, es como soy. Fíjate, tengo ya 50 años y noto que me queda todo por aprender. Mientras uno tenga sueños, inquietudes, proyectos... nunca hay que pararlos.
- Juan, ¿hay cosas taurinamente hablando, de las que se puede arrepentir?
Hombre hay cosas de las que puede que tenga que arrepentirme. Yo he procurado siempre no crear problemas, y aunque a veces he tenido un carácter rebelde, y quizás algo díscolo, he sido siempre fiel a mi forma original de ver las cosas y de sentirlas. He tenido mis desavenencias con gente del toro, sobre todo por mi forma diferente de ver las cosas, de la pureza. Reconozco que es posible que haya podido molestar a alguien, y eso sí que lo siento. En lo personal he tenido los valores que me han marcado mis padres, pero en el toro reconozco que he sido algo rebelde.

- Ha nombrado a sus padres. "Mirabeleño" fue muy importante para usted.
(El recuerdo de sus padres, deja al diestro algo descolocado por la emoción). Bueno, es difícil explicarlo con las palabras exactas y adecuadas, y me cuesta. ¡Ha sido tan, tan grande! Siempre le he pedido a Dios que nunca nos faltaran. Desde niño siempre he visto como marcaban nuestros pasos, nuestra vida, y pensaba qué sería de nosotros sin ellos. Después he tenido la suerte de tener un padre que a mí me lo ha enseñado todo, tanto en la vida normal como en la de torero.
- Hay un personaje en su vida, cuya amistad tuve el honor de compartir con usted, que también ha significado algo para Juan Mora.
Así es, Pepe Rosalen ha sido un ser entrañable, que me caló muy hondo siempre, la amistad que tenía con mi padre hizo que a mí me quisiese como a un hijo. A pesar de que hace años que no está con nosotros, yo lo recuerdo a diario y convivo con sus cosas, lo recuerdo en mis alegrías y en mis tristezas. Son como esos grandes actores que cuando mueren no se van nunca del todo, pues dejan con nosotros su estela. Pepe Rosalen para mí fue una persona importante.
- Afortunadamente ha tenido en su vida faenas importantes en plazas importantes como Sevilla, Madrid, Pamplona, Bilbao, El Puerto, Valladolid ¿Con cuál se quedaría?
Hombre hay faenas indelebles, pero a veces no tiene por que ser una faena determinada la que te ha producido el mayor de los éxitos. La esencia del toreo son los detalles, el cómo reaccionar ante una situación difícil, ante un toro complicado y con muestras evidentes de peligro, en el que tomas tu espada y tu muleta y eres capaz de imponerte a esa circunstancia, conduciendo a ese animal que se muestra reticente a ser llevado por un camino distinto al que él quiere. En ese momento se crea una obra de emoción, que aunque no es una faena de belleza, sí es emotiva. Y de esas las tengo también, y las recuerdo. Yo que he sido un torero, tildado a veces, como que estoy cogido con alfileres, sin embargo a lo largo de mi carrera he logrado superarlo, tirando de raza y sobre todo de afición.

-Pero insisto, torero ¿Con cual se quedaría?
Hombre, la faena de Madrid, por el momento en que llega puede ser de las más importantes. Pero tiene una serie de connotaciones que hace que a mí me la pongan en un lugar preferente. He necesitado de un tiempo para apreciar aquella faena en toda su magnitud y hay que tener en cuenta que antes de esa faena yo llevaba ocho años relegado al mundo de los que no torean en casi ningún sitio, y aunque la gente sabe de mi forma de andar en esto, en el mundo del toro, ya se sabe, cuando no suenas parece que te dejan arrinconado, por eso fue importante, pues de un plumazo pasas de no torear nada, de estar casi olvidado, a ser objeto del deseo de todos. Todo esto con catorce muletazos, ya que plazas como las de Madrid o Sevilla, tienen la capacidad de ponerte en ambiente con catorce muletazos. Esa tarde yo la viví con mucha tranquilidad y normalidad, pues sabía que detrás de esto, durante mucho tiempo, cada día, había una persona que tomaba su capote y su muleta, y toreaba de salón a ese toro imaginario, dándole verónicas y muletazos, y más muletazos y verónicas, para que no se olvidara de hacer el toreo, y aunque no me prodigara demasiado, yo tenía fé, una gran fé en que esa tarde llegaría, pues soy una persona que siempre he pensado que con fuerza de voluntad se puede suplir la inteligencia.
- ¿Es posible que la terrible cornada de Jaén del año 2001 fuera la causante del gran parón de ocho años?
Claro que sí. Pero hasta los momentos difíciles tienen una función oculta, que es conducirnos a la madurez, a esa madurez serena. Yo estoy también agradecido de esto, pues son necesarios estos tiempos de inactividad para madurar.
- ¿...y la retirada, Juan?
Yo nunca me he retirado, José Luís, nunca (enfatiza el torero).  A veces me han arrinconado, pero yo nunca me he retirado.
- Estamos pasando por unas épocas raras en el toreo...
Sí, sí. Es confusa. Fíjate que yo creo que a veces se tiene que producir este tipo de hecatombes, para que después reaccionemos, y tras la tormenta que salga el sol, para eso hay que tener un objetivo común, confeccionar un plan y todos ir en esa misma dirección.
- La tarde de Madrid ¿se volverá a repetir?
El arte es producir, no reproducir.
- ¿Qué proyectos tiene Juan Mora para la próxima temporada?
Torear, torear y torear. La ilusión de que un toro te meta la cara bien y permita dejar unas cuantas faenas para el recuerdo. Estamos trabajando de firme para torear unas cuantas tardes.
- Este año con nuevo apoderado.
Pues sí, hace unos días sobrevino como el chaparrón que cae de improviso al final de una tarde de Agosto. Julián Alonso, que es un taurino con pericia, muy sagaz, me dijo: "Hay una persona que se llama Martín Perrino, que lo veo muy apropiado para que dirija tu carrera". Cuando se produjo el encuentro, vi que hablaba con entusiasmo, y en su conversación adiviné un sentimiento cálido y reconfortante. Una persona con un proyecto de temporada y con los pies en el suelo. Me gustó y decidí comenzar con él una nueva etapa.
- Para terminar, Juan ¿algún descendiente en la familia?
Bueno, al mayor no le llama demasiado la atención este mundo, sin embargo el pequeño, que tiene 12 años, si tiene mucha afición y le gusta venir conmigo, ir al campo, torear de salón, pero aún es pequeño, aunque la tarde de Madrid le tomó gustillo, pues como sabes, salió al ruedo conmigo, cogió las orejas y, bueno, coger dos orejas en Madrid..., eso a él le gustó.
- Que Dios reparta suerte, amigo. 

TÍTULO: ABIDAL VALE MUCHO MÁS QUE CINCO GOLES,.BARCELONA-5- MALLORCA-0-.,

La jornada 30, irrelevante en casi todos los sentidos por la parte alta, regala la imagen de la temporada, el momento más esperado de los últimos tiempos. Eric Abidal vuelve un año después de ser trasplantado del hígado, noticia que ilumina al fútbol y lo humaniza por encima de cualquier resultado, una secuencia que dará la vuelta al mundo y que alegra sin que influyan los colores.
Por encima de todo está la persona y la goleada ante el Mallorca (5-0) queda en un segundo plano, una minucia. El titular, nadie lo cuestiona, se lo lleva el defensa francés después de tanto trabajo y sufrimiento, un regreso, como el de Tito Vilanova, que vale más que un título. El Barça está feliz. [Así lo hemos contado]
Hace tiempo que el fin de semana no interesa en Barcelona, tan resuelto el torneo que se trata de restar jornadas y esperar al día de autos. Lo que ilusiona es lo que se cuece en martes o en miércoles con las notas de la Champions de fondo, pendiente el personal de lo que ocurra dentro de tres días con la visita del Paris Saint-Germain.
Al Barça le emociona Europa, pero la Liga se juega hasta el final y este sábado hubo otra entrega, molesta e insustancial salvo para los secundarios que por fin entendieron el valor de estos partidos. Sin que nadie reparase mucho en las necesidades del Mallorca, el conjunto azulgrana se creció y alimentó su ego con una goleada impulsada por Cesc y Alexis, los señalados en estos tiempos de altibajos y que sintieron otra vez el calor de su gente.
En el regreso al Camp Nou de Tito Vilanova, cuya mera presencia impulsa al colectivo, el Barça negoció muy bien un sábado desangelado y gris. Compensó la ausencia de Messi con sencillez y buscó cosas nuevas con caras poco comunes, un equipo de circunstancias pero muy competitivo.
Lo lideró Iniesta con autoridad y remataron Cesc y Alexis, dueños de todo el peligro y de los goles, una sociedad que se abrazó en un momento delicado para ambos. Además, en defensa se probó con Bartra y Piqué sin que el experimento sirviera para mucho, pero es la opción natural para la vuelta contra el PSG ahora que tampoco está Mascherano. La velada le salió bien al líder, todos contentos.
Después de un eléctrico despertar del Mallorca, asfixiado porque está demasiado cerca del infierno, el Barcelona fue controlando la situación con el mismo estilo de siempre, únicamente achuchado por las carreras en solitario de Giovani.

La rebelión de los señalados

Se consumió en un periquete la fe balear porque en cuestión de dos minutos finiquitó el Barcelona, inaugurada la fiesta de los repudiados. Alexis encontró a Cesc en el primer gol y el chileno aprovechó al instante un despeje de Aouate para reivindicarse como el «jugadorazo» que asegura ser. Y en las celebraciones expulsaron su rabia, enfadados con la situación y con el murmullo, conscientes de que se esperaba más de ellos.
Quieren subirse al tren y le dieron carrete a su acierto, igual de interconectados en el tercer y el cuarto gol. Uno por barba y siempre con la asistencia del otro, cuatro zarpazos para facilitar lo que vendría después.
Cesc firmó un triplete al poco de la reanudación, Iniesta tuvo descanso y entró Deulofeu. Pero ninguno de ellos fue la estrella, la foto es para otro. El hombre es Eric Abidal y la imagen es la palmada que le dio Vilanova antes de salir al campo. Lecciones de vida, el premio a la lucha.

Ficha del partido,.

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