Entre 1992 y 1993 Italia parecía hundirse. Coincidieron dos terremotos, el derrumbe de una clase política corrupta con la operación Manos ...foto.
Entre 1992 y 1993 Italia parecía hundirse. Coincidieron dos terremotos, el derrumbe de una clase política corrupta con la operación 'Manos Limpias' y una auténtica ofensiva contra el Estado por parte de la Mafia, que vio la debilidad del país. La idea del gran capo Totò Riina era «hacer la guerra para poder hacer la paz», forzar concesiones ante el acoso judicial y buscar un socio político que sustituyera al de toda la vida, la Democracia Cristiana (DC). Por si acaso, hasta impulsó un partido independentista para que «Cosa Nostra se haga Estado». Atacó con toda su brutalidad en una serie de atentados en tierra firme, fuera de Sicilia. En su estrategia de terror llegó a pensar en volar la torre de Pisa o sembrar las playas de jeringuillas con sida. Tras pasar el huracán, ni el poder político ni el de la Mafia eran los mismos. Misteriosamente, volvió la calma.
Tras el asesinato de Salvo Lima, exalcalde de Palermo y socio de negocios de la Mafia, crimen que enterró la alianza con la DC, y el del juez Giovanni Falcone, en junio de 1992, a Totò Riina le llegó el mensaje de que el Estado italiano quería negociar y se puso contentísimo. Dijo a los suyos que en Roma «se habían cagado», cogió papel y boli y escribió doce exigencias. Se llamó el 'papello' y solo se certificó su existencia en 2009, dentro de las pesquisas de la polémica negociación con la Mafia, la 'trattativa' que este verano ha llegado a los tribunales. Riina pidió cosas delirantes que dan idea de la autoridad que pensaba tener sobre el mundo político. Quería un retorno a la total impunidad. Exigió revisar la sentencia del 'maxiproceso' de 1992, anular el régimen duro de prisión -el llamado 41bis-, acabar con los 'arrepentidos', cerrar las cárceles de alta seguridad, acercar los presos mafiosos a Sicilia... Puestos a pedir, añadió la supresión de las tasas de la gasolina en Sicilia.
El canal de esta extraña negociación fue Vito Ciancimino, el otro gran referente mafioso de la DC siciliana. Para entonces ya estaba en arresto domiciliario y a los Carabinieri se les ocurrió que tal vez podía echar una mano. Luego se supo que realmente era un miembro más de los Corleoneses. Don Vito acabó en prisión en diciembre de 1992, pero los contactos siguieron al menos hasta 1994. Luego veremos cómo. De estos manejos se sabía muy poco, pero en 2008 el hijo de Ciancimino, Massimo, se puso a largarlo todo. Agentes y políticos que participaron o estaban al corriente de aquellos tratos empezaron a pasar por la Fiscalía y recuperaron la memoria. Reconocieron que algo hubo. Pero lo más asombroso ha sido descubrir que entre 1992 y 1994 el '41 bis', la principal reclamación de Riina, se dejó de aplicar a 800 de 1.200 mafiosos.
Para comprender el alcance de esta cesión hay que saber que antes del régimen duro todos los capos seguían mandando desde la cárcel y ordenando asesinatos. Solo era como si hubieran cambiado de despacho. La única forma de evitarlo era con un aislamiento absoluto y para la Mafia fue un mazazo. Además de un vivero de arrepentidos. De ahí el escándalo, agigantado porque precisamente en ese periodo la Mafia no solo no se había calmado, sino que se había lanzado a una guerra contra el Estado. Fue después de la captura de Totò Riina en enero de 1993. Sus hombres más fieles siguieron su estrategia y pisaron el acelerador.
El primer atentado de la Mafia fuera de Sicilia fue el 14 de mayo en Roma, al popular presentador televisivo Maurizio Costanzo, que salió ileso de milagro. Dos semanas después una bomba junto a la Galería Uffizi de Florencia dejó cinco muertos y 40 heridos, además del temor inédito de que la Mafia no tenía problemas en destruir el patrimonio artístico. La escalada culminó la noche del 27 de julio, en días muy turbios, mientras colapsaban los partidos por los casos de corrupción. Estallaron tres artefactos, uno en Milán, con cinco muertos, y dos en Roma. Uno destruyó la antiquísima iglesia de San Giorgio al Velabro y otra explotó junto a la basílica de San Giovanni Latterano. El entonces primer ministro, Carlo Azeglio Ciampi, confesó que llegó a temer un golpe de Estado, porque se cortó la línea teléfonica del Gobierno. Pero parece que fue casualidad.
El Papa visita Sicilia
El ataque a dos templos agudizaba la belicosidad de Cosa Nostra, pues la Iglesia, tradicionalmente tibia con los capos, siempre había sido respetada. Fue Juan Pablo II quien rompió ese equilibrio en mayo de 1993 en su histórica visita a Sicilia. En la anterior, en 1982, ni mencionó la palabra 'mafia', que es como ir al Polo Norte y no hablar del frío. Pero en 1993 no podía eludirlo. Condenó a los capos y les advirtió que se enfrentarían al juicio divino. Además de las bombas, la Mafia dio otro paso: en septiembre asesinó a Pino Puglisi, un sacerdote que trabajaba en un barrio pobre de Palermo y se enfrentaba a los capos locales. Este verano por fin se ha movido su beatificación.
A finales de 1993, de repente, la Mafia se paró. En la reconstrucción de los fiscales, los capos encontraron un nuevo contacto político tras el arresto de Don Vito: Marcello Dell'Utri, mano derecha de Silvio Berlusconi y cofundador de su partido. Forza Italia entonces se estaba formando y ganaría las elecciones de 1994. Dell'Utri figura como imputado en el gran proceso de la 'trattativa'. El último gran 'pentito', Gaspare Spatuzza, ha contado que en el bar 'Doney' de Via Veneto, sus jefes, los hermanos Graviano, le dijeron que Berlusconi pondría «el país en nuestras manos». El partido independentista impulsado por la Mafia, Sicilia Libera, se fusionó con Forza Italia. Está claro por infinidad de escuchas, testimonios y arrepentidos que la Mafia apoyó a Berlusconi. Desde luego el 'Cavaliere' hizo campaña con propuestas que respondían a intereses de la Mafia, pero su primer gobierno de 1994 fue breve. Sin embargo lo cierto es que el mundo político a partir de 1996, con Ejecutivos de centro-izquierda, y desde 2001 con Berlusconi, irá desmantelando la legislación antimafia, el '41bis', la ley de arrepentidos y cumplirá varias exigencias del 'papello'. Todo el sector duro que sucedió a Riina fue arrestado entre 1993 y 1996. El mando de los Corleoneses pasó a Bernardo Provenzano, tras una vida en segundo plano. Tanto que no se sabía nada de él. Hasta se pensaba que estaba muerto.
TÍTULO: El engorroso baile de las letras y los números.
A Albert Einstein sus profesores le acusaban de «ser lento mentalmente» y a Agatha Christie su familia le calificaba de «retrasada». A los ojos .
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