jueves, 27 de septiembre de 2012

DESDE QUE SOY MADRE LO QUE PIENSEN DE MÍ ES SECUNDARIO:REVISTA XL SEMANAL ENTREVISTA LEONARD COHEN:

TÍTULO: DESDE QUE SOY MADRE LO QUE PIENSEN DE MÍ ES SECUNDARIO:

Penélope Cruz-foto. camina descalza por la suite del María Cristina frita por los zapatos y rodeada del trajín que acompaña a las estrellas: agentes .
Penélope Cruz camina descalza por la suite del María Cristina frita por los zapatos y rodeada del trajín que acompaña a las estrellas: agentes de prensa, maquilladores, guardias de seguridad... Su representante, Katrina Bayonas, la más poderosa del cine español, cuida a su representada más valiosa. Ni siquiera duerme en el hotel, sino en algún punto secreto a cuarenta kilómetros de San Sebastián. Menos mal que entra Fernando Trueba para abrazar por sorpresa a la niña de sus ojos, rompiendo el protocolario circo promocional.
La actriz española más internacional presentó ayer en la sección oficial 'Volver a nacer', de Sergio Castellitto, el mismo director que le brindó el David di Donatello, el Goya italiano, por 'No te muevas'. De nuevo le toca papelón, en inglés e italiano y con un arco temporal que abarca desde los veinte años hasta los cincuenta y tantos. Encarna a una madre que regresa junto a su hijo a Sarajevo 16 años después de que éste naciera en el fragor de las bombas. Lo mejor de este pretencioso culebrón con estética de anuncio de telefonía móvil es nuestra Penélope, que derrochaba simpatía ajena al gélido recibimiento de 'Volver a nacer'. La actriz rueda estos días junto a su marido, Javier Bardem, 'The Counselor', de Ridley Scott, aunque no tienen ninguna escena juntos. «Solo aparezco con Michael Fassbender y Cameron Díaz».
-En 'Volver a nacer' figura como productora, papel que retomará en la continuación de 'La niña de tus ojos' de Trueba.
-Se titula 'La reina de España' y transcurre quince años después. Vemos qué ha sido de aquellos personajes, ya en la España de los 50. La protagonista ha estado trabajando fuera y regresa a su país. Parte de la historia transcurre dentro de un rodaje. Fernando está escribiendo el guión y rodaremos el año que viene. Va a ser muy divertida.
-¿Da el paso a la producción para dominar su carrera?
-No, son proyectos que surgen de una manera natural. Llevo trabajando desde que era una niña y me parece lógico involucrarme en la producción poco a poco. Me lo tomo de la misma manera que mi trabajo de actriz, con humildad e intentando aprender cada día. Es otro tipo de labor, de teléfono y de pelear mucho. Cuesta un montón sacar una película adelante. Pero todo esto no tiene nada que ver con las declaraciones que un señor se inventó.
-¿Aquellas en las que decía que iba a dar trabajo en el cine español produciendo un par de proyectos al año?
-Sí. Como si yo tuviera la posibilidad de producir por arte de magia... Tuve que mandar una nota para desmentirlo. Fueron palabras con mucha mala leche. Con la grave situación que vivimos en nuestro país, no es para quedarte con los brazos cruzados cuando alguien te pregunta y decides mojarte y contestar. Mi opinión es una más, como la de cualquier ciudadano, sin más ni menos valor. Lo mínimo es que no se manipulen mis palabras.
-Todas las estrellas que han pasado por este festival (Richard Gere, Susan Sarandon, Ben Affleck) no han tenido pelos en la lengua para hablar de política.
-Yo hablo hasta donde creo que se puede si estamos hablando de cine. Pero no tengo miedo a dar mi opinión, de hecho la he dado muchas veces. Si contestas, mal; y si no contestas, peor. Solo pido que se mantenga tal cual lo he dicho.
-¿Pero se siente observada? ¿Cree que van a por usted?
-No. Estoy muy acostumbrada a que de vez en cuando den la vuelta a lo que he dicho, a veces con muy mala intención. No me afecta y no hago nada por aclararlo. Pero en este caso era un tema demasiado serio para frivolizar y fabricar titulares absurdos.
-O sea, ¿que no echará una mano al cine español?
-Jamás lo diría así. Más que nunca debemos estar unidos en este gremio y en todos. Sacar adelante una película son años y años de esfuerzo. Ahora es cinco veces más difícil. Por eso me alegro tanto de que en este festival haya tanta representación española.
-¿Qué películas producirá?
-Ya se verá según vayan surgiendo. Haré como en mi carrera de actriz, donde solo sé lo que voy a hacer en los próximos seis meses o como mucho un año.
-Los americanos no sienten animadversión hacia los actores que demuestran sus simpatías políticas. ¿Le da rabia que eso no ocurra en España?
-Seguramente también pasa en Estados Unidos. Repito que tenemos derecho a opinar como cualquier persona. Y contestar a esta pregunta es alimentar ese monstruo que dices. Prefiero unirme a las palabras de Fernando Trueba: habrá que luchar mucho, pero ahí seguirá el cine español. La gente está sufriendo mucho en mi gremio, como millones de familias en este país. Y opinaré lo mismo si me preguntas por cómo están afectando estos cambios radicales y la subida del IVA a cualquier otra profesión.
-¿Por ejemplo?
-Me dan mucho miedo las medidas que está tomando el Gobierno, pero la más escalofriante son los recortes en educación, porque sin ella no tenemos futuro ni libertad.
-En 'Volver a nacer' aparece en algunas escenas como una mujer de cincuenta y tantos años. ¿Qué sentía al verse en el espejo?
-Tengo 38, ¿eh? Y la película abarca desde que tengo veinte hasta que soy la madre de una adolescente, una mujer vapuleada por la vida. Jamás me había enfrentado a un reto así. Sé cómo me gustaría sentirme a esa edad, pero todavía tienen que pasarme muchas cosas. Yo soy desde niña como las abuelas, solo pido salud. Con eso todo lo demás se puede conseguir. Cuando me miraba maquillada al espejo me impresionaba ver a tantos familiares en mi cara: mis abuelos, cosas de mi madre... El maquillador estudió mi rostro y fotos de mi familia. Tardaba hora y media en envejecerme.
-¿Eso le ha quitado miedo a la vejez?
-Nunca lo he tenido. Tengo muchos miedos, estoy llena de ellos, para dar y regalar. Cuando empiezas a trabajar en Estados Unidos te empiezan a preguntar sobre la vejez a los 25 años. Y me parece tan ridículo que lo mejor es no contestar para no hacerlo más grande.
-¿Cuáles son esos miedos?
-Soy una persona que se preocupa mucho por todo. Si pasará esto o lo otro... Además, he tenido mucha fantasía. Ahora lo llevo mejor, tengo más paz interior que antes, pero me lo he tenido que currar mucho.
-¿Ser madre la ha proporcionado nuevos temores?
-Una colección de ellos, es inevitable. Recolocas muchas cosas, ves el mundo de otra manera. Redescubres la vida, hasta tu relación con la naturaleza. Mirar un árbol por primera vez... Te das cuenta de las cosas que tenías olvidadas, que no te detenías a mirar una hormiga durante quince minutos desde que eras un niño. Los hijos te dan la oportunidad de poder revivir tu infancia. Al ser madre tus preocupaciones pasan a ser otras, lo que piensen de ti es secundario. Es lo mejor que te puede pasar en la vida.
 
TÍTULO: REVISTA XL SEMANAL ENTREVISTA LEONARD COHEN:
 
Leonard Cohen está ahora en sus primeros treinta años. Ha publicado Let Us Compare Mythologies, The Spice Box of The Earth, The Favorite Game, Flowers For Hitler, Beautiful Losers, Parasites of Heaven, Selected Poems 1956-1968 y un disco intitulado Songs of Leonard Cohen y trabaja en un segundo álbum de canciones, en los estudios de Columbia en Nashville. A diferencia de muchos artistas canadienses, los frutos de Cohen han sido prolíficos en cantidad, calidad y recepción del público. Sus libros, publicados por McClelland & Stewart, se venden bien, al igual que su disco. Por lo que recuerda, Cohen dice que es la primera vez que no está preocupado por la falta de dinero.

Durante un receso de cuatro días en la grabación del disco, Cohen volvió a Montreal, escenario de sus dos novelas, The Favorite Game y Beautiful Losers, para buscar apartamento. El encuentro tuvo lugar a finales de Octubre en el apartamento de la calle Bishop del entrevistador, justo encima del café Prag. El ruido de las motocicletas, gritos indefinibles, botellas rotas y coches exhaustos se las arreglaron para insmiscuirse en la cinta con cierta claridad. Contrapuesta a todos estos ruidos, la voz de Cohen suena tranquila y amable. Habla tal como lee su poesía; espera la pregunta, la piensa y responde con clara y concreta inteligencia. Parece comprometerse y hacerse cargo de un problema a la vez, bastante despreocupado por el contexto, los desconocidos, el ruido o el hecho de que al día siguiente estará volviendo a Nashville, Tennessee sin haber encontrado el apartamento que había venido a buscar.

Se graduó en la universidad McGill con un promedio mediocre y luego abandonó su máster en Columbia. Ha vivido en y fuera de las calles de Montreal, New York, Londres y en una isla griega llamada Hydra, con su poesía, sus novelas, sus canciones, con su familia, con pequeños grupos de amigos como con tantas otras personas, trabajando en diversas cosas. Pero ahora hace aquello que siempre ha querido hacer. Canta, y alcanza algo que nunca le ha dado la poesía. Tal como lo mencionaba, ahora puede vivir de ello. No tiene grandes planes: un impermeable azul, un rostro oscuro y desolado, un cuerpo encorvado y endeble que consume cigarrillos franceses y caramelos griegos, entre otras cosas.

Como es esencialmente un hombre reservado al que le disgusta dar entrevistas que tengan que ver específicamente con su trabajo, accedió a conceder ésta con cierto desgano, lo cual acabó siendo algo bueno, ya que el entrevistador también estaba de mala gana y el inicio de la conversación versó sobre el disgusto por las entrevistas, el “artista-que-habla-sobre-su-obra,” y los “rumores-que-se-escuchan-por-todos-lados.” Por tanto, se decidió no centrarse en preguntas sobre literatura y simplemente hablar, llenar el silencio con una charla que se dirigiría de manera natural a conclusiones insospechadas.

Cohen llegó con un amigo una hora antes. Mientras los entrevistadores acababan de comer, se puso a tocar la guitarra –trabajaba, dijo, en una de las canciones del nuevo álbum que le estaba ocasionando problemas. Cuando todo estuvo listo, se quitó el impermeable, se rascó su voluminosa melena, sonrió un poquito y todo empezó…


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