Hoy Sábado 22 Septiembre 2012 en el Pueblo de Castuera se ha celebrado la boda del hijo del Cardiologo del Rey en la Iglesia de Dña Madaglena con mucha gente viendo la entrada de la novia, de los invitados, más de 7 autobuses, gente también famosa,.
La Iglesia llena hasta la bandera y muy bonita con sus flores y alfombras., coches de lujo,.
En resumen una boda de mucho dinero, gente rica que la crisis no le afecta al bolsillo, etc.
Podremos la historia del Pueblo de Castuera,:
Castuera es una pequeña ciudad europea cargada de tanta historia como cualquier otro lugar de este continente. Este minúsculo punto en el mapa mundi ha comenzado el siglo XXI con el propósito de hacer de nuestro pueblo un lugar conocido en este mundo global. Un lugar al sur del continente en el que ocurrieron muchas cosas que hoy se pueden contar y que forman parte de la historia de una vieja Europa que amplía sus horizontes de paz con el esfuerzo común de cada uno de los pueblos que la componen.
Estamos viviendo, este año 2010, un acontecimiento muy importante en la vida cultural del pueblo, recordando a todos que Castuera formó parte de la vida de uno de los grandes poetas del mundo. Un poeta español y más universal de lo que algunos creen. En muchas partes del planeta se recuerda con este centenario de su nacimiento, la obra de Miguel Hernández.
Ni se puede ni se debe ocultar la historia, sería ridículo políticamente y cruel desde el punto de vista sentimental pues Castuera está en la Ruta Hernandiana porque los ojos de Miguel Hernández vieron a nuestra pequeña ciudad castigada por los horrores de la peor de las guerras. A pesar de ello, este genial poeta compuso los versos más hermosos que se han escrito nunca. Murió sin saber que ahora es el poeta de todos y nadie debería apropiarse moralmente de su trabajo artístico ni de su nombre.
Miguel Hernández tendrá siempre voz en Castuera. La historia, inexorablemente, nos coloca en el itinerario de un gran artista que nos visitó embarcado en una aventura personal por un paisaje colectivo de guerra y barbarie. Eran tiempos de bombardeos, de cañonazos, de tiroteos, de miseria, de hambre, de indignidad... Esa aventura personal tenía como banda sonora su cancionero, sus poemas de amor le mantenían vivo y la desilusión y la pena eran su triste compañía; pero lo que celebramos hoy es el regalo de su talento prodigioso para cantar a la vida.
Los versos de Miguel Hernández son nuestras canciones de amor y su pena también fue nuestra pena pero celebramos su centenario como fiesta, porque es la fiesta de la lírica, de la palabra escrita y de la voz, y porque reconocemos en su trabajo artístico una extraordinaria habilidad para instalar el amor en nuestros corazones, para celebrar la vida en cada amanecer, para tratar de entender este complejo mundo. Era, ante todo, un artista que manejaba con maestría la palabra y su justa posición en la cuartilla; la vida, el amor y la muerte conformados como un canto a la libertad y a la paz.
Esta es la fiesta de sus versos, nuestra fiesta de la paz. En Castuera nos sentimos afortunados de disfrutar de esa paz, celebrando esta efeméride que nos sitúa en la ruta de una lírica personal que se hace colectiva cuando reconocemos su voz en nuestro canto y cuando asistimos al indiscutible milagro de la universalización de su poesía.
Ahora sabemos que Castuera vivirá para siempre.
Foto de LA IGLESIA DÑA MADAGLENA, CASTUERA, VEN VISITARLA ES MUY BONITA, ETC,.
TÍTULO: DOS VIUDAS Y UN FUNERAL:
ES LA SEGUNDA vez que me pasa. Se lo cuento. Hace unos días una amiga me pidió que la acompañara al tanatorio porque había fallecido .
ES LA SEGUNDA vez que me pasa. Se lo cuento. Hace unos días una amiga me pidió que la acompañara al tanatorio porque había fallecido un amigo suyo de toda la vida. Al principio me resistí a lo que me estaba pidiendo porque yo apenas conocía al amigo de mi amiga, pero ella insistió: "Si no es por ir sola, es por la situación. Estarán sus dos mujeres y claro, yo soy amiga de la primera". "¿Cómo que estarán sus dos mujeres?", pregunté con cara de tonta. Me explicó que su amigo había estado casado casi 40 años con una mujer pero que, cuando rondaba los 65, decidió divorciarse y se volvió a casar.
EL SEGUNDO matrimonio no había durado más que cinco años, puesto que el hombre acababa de morir a los 70. El caso es que la mujer del primer matrimonio, amiga de mi amiga, quería ir al tanatorio y la segunda mujer no había tenido más remedio que ceder ante el pulso que le habían echado los hijos de su ya fallecido marido.
"PERO, ¿POR QUÉ quieres ir al tanatorio? Al fin y al cabo estaban divorciados...", insistí. “Pues porque, a pesar de que él la dejó plantada para casarse con otra mujer más joven y para ella eso fue un golpe terrible, por mucho que duela no se pueden borrar de un plumazo los 40 años de vida en común y los cuatro hijos que tuvieron. Yo, la verdad, es que cuando se casó por segunda vez le dejé de ver, no por nada, sino porque me daba pena su primera mujer, que era mi amiga. Imagínate el mal rato que va a pasar la pobre. Todos los amigos en común, incluso sus hijos, al lado de la viuda... Por eso quiero ir, para que no se sienta tan sola".
TOTAL, QUE a regañadientes la acompañé y la verdad es que pasé un mal rato. Los hijos habían acordado con la segunda esposa que no estuviera durante una hora para que así pudiera su madre despedirse del que había su marido durante 40 años. La segunda esposa había accedido en principio pero, al final, o bien se le adelantó el reloj, o bien decidió que su lugar estaba junto al finado. El caso es que se presentó antes de tiempo con el consiguiente alboroto, porque los amigos iban de una "viuda" a otra, sin saber muy bien a quién consolar.
NO SÉ SI fué el escritor gallego Álvaro Cunqueiro el que dijo que los viejos no deben enamorarse, pero convendrán conmigo que un divorcio a los 30, a los 40 o los 50, no es lo mismo que a los 70 o 75, cuando ya tienen toda una vida hecha. Y ¡ojo¡ No digo que uno no pueda divorciarse a los 70. ¡Faltaría más! ¡Todos tenemos derecho a enamorarnos e intentar ser felices a la edad que sea, a los 20 o a los 80. El caso es que es la segunda vez que acudo a un velatorio con "dos" viudas y la verdad es que yo termino sufriendo por las dos.
P. D.: En aquella escena recordé el entierro de Miterrand, al que asistió su otra viuda, con la que había tenido una hija oculta. Sentí una profunda admiración por Danielle Mitterand cuando la vi en televisión, por su generosidad, por su fortaleza, por su seguridad en sí misma, en quién era, en lo que representaba.
EL SEGUNDO matrimonio no había durado más que cinco años, puesto que el hombre acababa de morir a los 70. El caso es que la mujer del primer matrimonio, amiga de mi amiga, quería ir al tanatorio y la segunda mujer no había tenido más remedio que ceder ante el pulso que le habían echado los hijos de su ya fallecido marido.
"PERO, ¿POR QUÉ quieres ir al tanatorio? Al fin y al cabo estaban divorciados...", insistí. “Pues porque, a pesar de que él la dejó plantada para casarse con otra mujer más joven y para ella eso fue un golpe terrible, por mucho que duela no se pueden borrar de un plumazo los 40 años de vida en común y los cuatro hijos que tuvieron. Yo, la verdad, es que cuando se casó por segunda vez le dejé de ver, no por nada, sino porque me daba pena su primera mujer, que era mi amiga. Imagínate el mal rato que va a pasar la pobre. Todos los amigos en común, incluso sus hijos, al lado de la viuda... Por eso quiero ir, para que no se sienta tan sola".
TOTAL, QUE a regañadientes la acompañé y la verdad es que pasé un mal rato. Los hijos habían acordado con la segunda esposa que no estuviera durante una hora para que así pudiera su madre despedirse del que había su marido durante 40 años. La segunda esposa había accedido en principio pero, al final, o bien se le adelantó el reloj, o bien decidió que su lugar estaba junto al finado. El caso es que se presentó antes de tiempo con el consiguiente alboroto, porque los amigos iban de una "viuda" a otra, sin saber muy bien a quién consolar.
NO SÉ SI fué el escritor gallego Álvaro Cunqueiro el que dijo que los viejos no deben enamorarse, pero convendrán conmigo que un divorcio a los 30, a los 40 o los 50, no es lo mismo que a los 70 o 75, cuando ya tienen toda una vida hecha. Y ¡ojo¡ No digo que uno no pueda divorciarse a los 70. ¡Faltaría más! ¡Todos tenemos derecho a enamorarnos e intentar ser felices a la edad que sea, a los 20 o a los 80. El caso es que es la segunda vez que acudo a un velatorio con "dos" viudas y la verdad es que yo termino sufriendo por las dos.
P. D.: En aquella escena recordé el entierro de Miterrand, al que asistió su otra viuda, con la que había tenido una hija oculta. Sentí una profunda admiración por Danielle Mitterand cuando la vi en televisión, por su generosidad, por su fortaleza, por su seguridad en sí misma, en quién era, en lo que representaba.
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