TÍTULO: Pistoleros, redadas racistas y periodismo mamporrero: el ocaso del Estado de derecho visita Lavapiés:
El domingo 27 de mayo tuvo lugar en el barrio de Lavapiés (en los alrededores de la Plaza de Cabestreros) un nuevo episodio de intervención (léase: violencia) policial contra vecinos de aspecto extranjero. Para el relato de lo ocurrido, nos remitimos a la crónica elaborada por lxs compañerxs del periódico Diagonal, en la que se recogen fotografías y declaraciones de personas que estuvieron presentes, así como al vídeo colgado en la web del diario ABC en el que se observa el elemento “novedoso” que caracterizó esta intervención: el recurso a armas de fuego real por parte de la policía, primero a modo intimidatorio apuntando contra vecinxs, luego con varios disparos al aire en la estrecha calle de Mesón de Paredes, verdadera vuelta de tuerca de la deriva represiva en la que nos están precipitando vertiginosamente.
Más allá de los hechos concretos acaecidos, desde el grupo de Madrid-Centro de Izquierda Anticapitalista queremos, en primer lugar, denunciar esta injustificable e infame actuación policial, verdadero y único detonante de todo lo que sucedió después. Una nueva detención efectuada a partir de criterios de apariencia física y con formas violentas propias de un Estado autoritario y racista. Frente a este hecho, cualquier protesta vecinal ulterior resulta legítima y necesaria.Igualmente, denunciamos la burda difamación por parte de diversos medios de información al servicio de los intereses del capital y del poder, tomando como única fuente de información la versión policial, no sólo porque las pruebas la desmienten en bloque sino porque fue precisamente la policía la principal responsable y desencadenante de los hechos narrados. Un relato mentiroso en el que se buscaba acusar a la población inmigrante y a miembros del 15M de haber agredido sin motivo aparente a un grupo de policías que nada habían hecho, que pasaban por allí, que tuvieron que defenderse como pudieron frente a la algarada ciudadana. Como si estos dos colectivos, “población inmigrante” y “miembros del 15M” fuésemos grupos separados, como si en su mezcolanza no residiese nuestra actual energía. Vano intento de generar divisiones entre quienes sufrimos conjuntamente esta ofensiva global del capital contra el 99%.
Cuando la policía irrumpe en los barrios disparando al cielo como Tejero en el Congreso, es la propia fachada democrática liberal la que se pega un tiro en el pie. Cuando quienes habitan un territorio pueden ser privados de sus derechos y libertades por pasearse mostrando eso que llaman “diferencias étnicas” (claramente: por ser negros, en este caso), es el Estado de derecho el que se automutila.
Siempre hemos sabido el carácter imperfecto e insuficiente de estas democracias y Estados de derecho, en realidad enteramente al servicio de los intereses de una minoría capitalista. Pero hoy incluso estos pilares están precipitándose al vacío, dinamitados desde dentro del propio sistema. En su largo ocaso, el capitalismo parece lo suficientemente convencido de sus fuerzas como para no tener que guardar ni las formas, y está destruyendo a gran velocidad los grandes y pequeños espacios de libertades y justicia social conquistados a la reacción por parte de los pueblos a lo largo de más de cien años de luchas. Son éstos renovados motivos para seguir organizándonos, resistiendo, generando alternativas y contrapoderes desde abajo y a la izquierda. Capitalismo y democracia son cada vez más claramente incompatibles, de ahí que la lucha por una democracia real necesite ser genuinamente anticapitalista, y las respuestas anticapitalistas radicalmente democráticas.