Hace guitarras con una caja de puros o de galletas, el sumidero de un lavabo y un toque de imaginación.
Manuel Gudiño-foto-, pacense de 37 años y ebanista, fabrica las llamadas 'cigar box', aquellas que en el siglo XIX ya usaban los afroamericanos y que suenan a blues.
L A caja de puros con la que trabaja ahora la compró en el rastro de Madrid por cinco euros. Otras se las regalan o las pilla en alguna boda. Esa es la base. A partir de ahí, empieza la creación. Manuel Gudiño, pacense de 37 años, experimenta en un aislado taller de apenas trece metros cuadrados en el que suena a todo volumen el Capullo de Jerez. Él es ebanista de profesión y vocación, pero los fines de semana hace de camarero en el pub Mercantil (en Badajoz) y a veces reparte aceitunas entre semana para llegar a final de mes. De la madera solo no se vive.
En ese pequeño taller situado a las afueras de la ciudad, Manu, como le llaman, fabrica guitarras usando materiales reciclados. Con la caja de puros, un palo de madera, el sumidero de un lavabo y un toque de imaginación crea un instrumento similar a aquellos que, por falta de recursos, ya hacían a principios del siglo XIX los afroamericanos. Se llaman 'cigar box guitar' y suenan a blues.
Cuadradas y redondas
¿Cómo se crean? «La base es la caja de puros, que funciona como caja de resonancia. Cuanto más antigua sea, mejor, porque el paso del tiempo le sienta muy bien a la madera. La caja se limpia y se barniza y a continuación se le coloca el sumidero de un lavado para que el sonido salga». Además de la de puros, otras veces ha utilizado una de galletas (redonda) y otra de pinturas. «La primera me la trajo el propio cliente y fabriqué un instrumento similar al banyo. En la segunda, la caja de resonancia es un maletín que se puede abrir y el cliente se la llevó para decorar un bar», explica Manu.
En otras ocasiones él mismo ha fabricado la caja de resonancia con «maderas de la tierra» y después la ha decorado con algún dibujo, pero insiste en que las de puros son las mejores. Quien sabe tocar, hace virguerías con estas guitarras.
«El mástil antiguamente se fabricaba con el palo de un cepillo de barrer o con el de un rastrillo, yo lo suelo hacer con madera de haya o de pino».
Las 'cigar box guitars' solo tienen tres cuerdas (las convencionales, seis), «originariamente solo una, pero eso daba poco juego. Se le pueden colocar cuerdas de guitarra española clásica, acústica o eléctrica». De hecho, Manu también sabe preparar estos instrumentos para que se les amplifique el sonido, o lo que es lo mismo, en su taller fabrica guitarras eléctricas con material reciclado. «Se les coloca una pastilla que recoge el sonido y que va conectada directamente al amplificador». Y usa, como tapadera de este mecanismo, un disco de radial perfectamente integrado en la madera.
Las 'cigar box' volvieron a gozar de popularidad en Estados Unidos tras el crack de 1929. Los instrumentos hechos a mano resurgieron entre una población sumida en la depresión. Ahora son creaciones 'chics' que triunfan entre aquellos aficionados que quieren alejarse de los sonidos convencionales y buscan lo 'diferente'.
'Placeres universales'
Manu las descubrió a través de Internet y desde 2003 se dedica a fabricarlas. En esta labor se unen sus dos grandes aficiones, la ebanistería y la música. En su primera creación usó una caja de puros cuyo aspecto respetó al cien por cien y en la que puede leerse: 'Placeres universales'.
Sería un lujo poder vivir de hacer guitarras recicladas, pero es consciente de que sus productos van destinados a un público muy específico.
Ha vendido unas 25 desde que empezó con la técnica del boca a boca. La mayoría, a clientes extremeños, pero también de fuera de la región. Unas son para decoración, otras para músicos que saben sacarle todo el partido. El precio, entre 80 y 200 euros, dependiendo de lo que le haya costado conseguir los materiales de segunda mano.
En su evolución como 'luthier del reciclaje' ha aprendido a calcular cuáles son las medidas precisas para obtener el mejor sonido.
Ahora quiere hacer una exposición en Badajoz de diez guitarras para acercar su trabajo al público y, según defiende, demostrar que «las cosas antiguas y abandonadas pueden tener muchos usos».
TÍTULO: : LA PROTESTA MÁS DULCE.
En 1992, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef acordaron instaurar la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia ...
TÍTULO: : LA PROTESTA MÁS DULCE.
En 1992, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef acordaron instaurar la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia ...
En 1992, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef acordaron instaurar la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, del 1 al 7 de agosto, con la intención de fomentar, apoyar y proteger esta práctica.
Cualquiera diría que esto no precisa de tanta atención ni publicidad, pero no es exactamente así. Las últimas décadas del siglo pasado registraron un tremendo descenso en el porcentaje de mujeres que amamantaban a sus hijos; si en el mundo civilizado eso se ve como una opción, en un continente por desarrollar, como África, donde el biberón y el acceso al agua potable llegan a ser lujos, puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.
Resulta difícil relacionar esa situación dramática con esta imagen placentera de una reciente reunión de madres organizada por la ABAM, el colectivo balear de apoyo a la lactancia, en la playa de Santa Ponsa, en Mallorca. Pero están ligadas: gracias a la labor de reivindicación de organizaciones como esta en todo el mundo, se viene registrando un progresivo incremento en el número de madres que opta, acertadamente, por dar de mamar a sus niños. Sin duda, se trata de una dulce forma de protestar
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