La Actriz estadounidense Amanda Seyfried-foto- afirma que el brillo del cine no le aciega.
Amanda Michelle Seyfried (3 de diciembre de 1985, Allentown) es una actriz, cantante, compositora y modelo estadounidense. Como modelo debutó a los once años, como actriz a los quince.[1] Apareció en series como As the world turns o All my children. La primera película en la que actuó fue en Chicas malas (2004), seguida de Nueve vidas (2005) y Alpha Dog (2006). Precisamente en 2006, Seyfried se convirtió en una de las protagonistas de la serie Big love (HBO). Entre las otras películas en las que ha actuado están Mamma mia! (2008), Jennifer's body (2009), Chloe (2009), Querido John (2010), Cartas a Julieta (2010) o La chica de la capa roja (2011), In time/El precio del mañana (2011).
Amanda Seyfried es una actriz de nacionalidad estadounidense y actualmente considerada como una de las jóvenes actrices más prometedoras en la industria del cine. Su carrera ha tenido un giro positivo tras sus inicios en series de televisión y ha llegado a actuar incluso junto a actrices de la talla de Meryl Streep y recientemente con Julianne Moore en “Chloe” también es recordado su trabajo en la película de comedia y terror “Jennifer's Body” en la cual actuó al lado de la actriz Megan Fox, también podemos verla en cines en el drama romántico Querido John además tiene un importante papel en la serie de televisión Big Love.
Amanda Michelle Seyfried es una actriz y modelo estadounidense nacida el 3 de diciembre de 1985 en Allentown, Pennsylvania, Estados Unidos. Su madre Ann es una terapista y su padre, Jack, es farmaceútico. Amanda Seyfried tiene una hermana menor, Jennifer, quié es la cantante del grupo de Philadelphia, Love City. Ella tiene ascendencia alemana. Creció en su ciudad natal Allentown y asistió al William Allen High School graduandose en el 2003. Posteriormente ingresó a la Universidad Fordham de Nueva York[2] [3] [4] . Desde pequeña mostró talento para la actuación llegando a ser modelo para anuncios de productos para niños además recibió clases de canto. Se inició en el modelaje cuando apenas tenía 11 años de edad y actuó como imagen en tres libros de Francine Pascal[5] Amanda es aficionada al canto, la danza y la práctica del tenis.
Carrera
Se inició en el modelaje y aunque no ha abandonado dicha faceta su pasión sin duda es la actuación. Su carrera como actriz comenzó en el 2000 cuando obtuvo el papel de Lucy Montgomery en la serie “As The World Turns” trabajando en 27 episodios del 2000 al 2001, también actuó en la telenovela norteamericana “All My Children” en el 2002 y 2003.Audicionó para el personaje de Kelli en el remake de terror “Black Christmas” pero finalmente lo obtuvo la actriz Katie Cassidy. Para la película “Mean Girls” originalmente interpretaría a Regina George y Cady que finalmente las personificaron las actrices Rachel McAdams y Lindsay Lohan respectivamente. Ese mismo año trabajó en un episodio de la serie Ley y Orden y apareció en un episodio de la serie “House”
Amanda Seyfried elevó su estatus de actriz de Hollywood en 2008 al actuar en el papel de Sophie en la comedia musical “Mamma mia!” junto a la actriz Meryl Streep, Pierce Brosnan y Colin Firth como Sophie Sheridan. Ese año trabajó también en el cortometraje “Official Selection” y en la película Solstice.
En 2009 su popularidad aumentó al compartir rol protagónico con la actriz Megan Fox en la película de comedia y terror “Jennifer's Body” donde interpreta a Needy. El cartel lo completaban Adam Brody y Johnny Simmons. Fue el mismo año cuando se estrenó el drama “Chloe” junto a la actriz Julianne Moore. Metacritic y Rotten Tomatoes calificarion con aprobado la película. Participó en el corto Boogie Woogie como Paige Oppenheimer
Las películas que protagonizó en 2010 recibiron críticas mixtas sin embargo fueron aclamadas por el público y arrasaron en taquilla. En “Cartas a Julieta” compartió cartel junto al actor Gael Garcia Bernal interpretando a Sophie. La película "Querido John" su personaje se llama Savannah Lynn y esta inspirada por la novela del mismo nombre de Nicholas Sparks
En 2011 protagonizó la película Red Riding Hood interpretando a Valerie: una valiente, hermosa y rebelde joven de la aldea de Daggerhorn que ha estado enamorada perdidamente de su mejor amigo de la infancia Peter (Shiloh Fernandez), un noble leñador que también está enamorada de ella. Pero sus padres han concertado para ella un matrimonio con el rico Henry (Max Irons), el herrero del pueblo. Junto a Justin Timberlake protagonizó In Time. Fue este mismo año cuando finalizó su participación en la serie “Big Love” como Sarah Henrickson en la que participaba desde el 2005.
2012 será un gran año ya que tiene para estrenar las películas: "Gone", "The Wedding" , "The End of Love" y "Les Misérables".
TÍTULO: ENRÉDATE CON EL BOTELLÓN:
La semana pasada, un grupo de jóvenes decidieron salir de botellón a un lugar especial, por así decirlo. Estaban hartos de hacerlo en sitios públicos, porque la policía los pillaba y les regañaba, así que se plantearon la idea de hacer el botellón en otro sitio, en una casa, una casa abandonada cerca de su pueblo en la que hace muchos años vivía un señor muy mayor que decían que estaba loco y que murió a causas desconocidas.
Ya caída la noche del Viernes, se reunieron todos juntos en el patio de aquella vieja y abandonada casa. Entraron por unas ventanas que estaban entreabiertas y al hacerlo se encontraron en una gran habitación, se sorprendieron al ver algo que les llamó mucho la atención. En el desgastado suelo de aquella gran habitación había marcada con tiza, la silueta de lo que parecía una persona, algo así como en las películas de crímenes que cuando muere alguien, perfilan el cuerpo del muerto con blanco. Pensaros que sería algún graciosillo que ya había entrado antes en la casa, no le dieron mucha importancia y exploraron la casa en busca de un buen lugar en donde emborracharse. Salieron al patio por donde antes habían entrado, era bastante grande, había un molino conectado a la casa que bombeaba agua, por alguna extraña razón, seguía funcionando aún sabiendo que ya no vivía nadie allí. Se tumbaron en el césped y sacaron las bebidas.
Se lo estában pasando genial, se reíamos mucho y hablabam de sus cosas. Javier, uno de sus compis dijo que tenía ganas de mear, y se fue a la parte de atrás de la casa.
Ya había pasado un buen rato, se extrañaron de que Javier no volviera, así que fueron a buscarle por si se había caído en algún sitio o algo… Buscaron por los alrededores y nada, no había manera. Natalia, la más joven del grupo entró al interior de la casa por la ventana rota, de pronto, la escuchamos gritar como nunca antes lo había hecho. Fuimos corriendo a ver que había ocurrido, Natalia estaba llorando.
Encontramos a Javier muerto, en el suelo, su cuerpo estaba encajado en aquella marca blanca de la silueta del crímen. No daban crédito, no volvieron a acercarse nunca más a aquella casa. La gente que pasa por los alrededores afirma ver a un señor enchepado, entrado en años, recogiendo agua del molino con un pequeño cubo.
TÍTULO: LA DIETA DEL OLVIDO.
AYER VOLVÍ a ver Niágara, la película en la que Marilyn Monroe mostraba el momento más espectacular de su belleza. Tan excepcionalmente bella que ni siquiera importaban sus escasas dotes interpretativas. Sobre todo, en la escena en la que se contoneaba con aquel vestido de noche rosa que marcaba las curvas más perfectas del universo cinematográfico. Y pienso en el contraste con otra actriz del presente, Diane Kruger, cuya belleza se sitúa en el otro extremo estético, en el de la delgadez rayana con la anorexia y el look de fragilidad infantil, y que acaba de afirmar que tal delgadez no es producto de ningún control especial sino, simplemente, del olvido. De que ella olvida comer, cuando está muy ocupada.
TANTOS AÑOS después de Marilyn, lo cierto es que los modelos estéticos de las mujeres siguen atrapados entre ambos referentes: el de la voluptuosidad y la sexualidad evidente y exagerada, y el de la delgadez enfermiza. Como si los patrones estéticos fueran incapaces de avanzar a la misma velocidad que la igualdad de las mujeres y sólo cupiera la posibilidad de ser sexys o frágiles, pero no fuertes y deportivas. Con una obsesión por las curvas que lleva a algunos excesos con la silicona, pero con otra obsesión por la delgadez que produce efectos mucho más nefastos. El "olvido" de Diane Kruger se parece demasiado a la negación griega que está en el origen de la palabra anorexia. A una negación permanente y obsesiva que produce ese cuerpo esquelético y esas facciones angulosas.
"VIGILO LO QUE COMO, pero no por mi peso. Puede sonar pretencioso pero, cuando estoy ocupada, me olvido de comer”, ha dicho Diane Kruger, como si alguien pudiera creer que ese cuerpo disminuido, casi desaparecido, fuera casual y olvidadizo. Peor que la ridícula mentira es la presunción de la frase anterior, el orgullo por la delgadez conseguida, la exhibición de la fragilidad. Y eso sí que no es responsabilidad, al menos exclusiva, de Diane y de tantas figuras públicas como ella, sino de quienes las animan y empujan a tales obsesiones. De quienes les recomiendan ese cuerpo infantil para interpretar su próximo papel, de quienes las contratan así pero no con 10 kilos más. De quienes quieren mujeres de 36 años, la edad de Diane, que parezcan niñas de 12. Débiles, dependientes, temerosas, a la espera del héroe fuerte y musculoso que las salvará, pues ellas, que habían olvidado comer, tan ocupadas como estaban adelgazando, no aguantarán ni una carrera de cien metros ni mucho menos una pelea con el malo de la película y de la vida.
DESPUÉS DE TANTAS alertas y campañas sobre los modelos estéticos poco saludables, tengo la impresión de que no hemos avanzado nada o casi nada. Al contrario, el ideal femenino es cada vez más delgado y más infantil. Como si nos hubiéramos negado a crecer, a ser mujeres, a ser fuertes y decididas, a ser iguales. No digo que volvamos a Marilyn, no. Entre ella y Diane, hay otra mujer fuerte y desacomplejada que encaja infinitamente mejor en el siglo de la igualdad.
P. D. Resulta que el 90% de los casos diagnosticados de anorexia lo son en mujeres y resulta también que esta enfermedad es más frecuente entre las clases acomodadas. Lo que hace pensar que sí son importantes los modelos públicos de referencia o que la emulación tiene una influencia relevante.
TANTOS AÑOS después de Marilyn, lo cierto es que los modelos estéticos de las mujeres siguen atrapados entre ambos referentes: el de la voluptuosidad y la sexualidad evidente y exagerada, y el de la delgadez enfermiza. Como si los patrones estéticos fueran incapaces de avanzar a la misma velocidad que la igualdad de las mujeres y sólo cupiera la posibilidad de ser sexys o frágiles, pero no fuertes y deportivas. Con una obsesión por las curvas que lleva a algunos excesos con la silicona, pero con otra obsesión por la delgadez que produce efectos mucho más nefastos. El "olvido" de Diane Kruger se parece demasiado a la negación griega que está en el origen de la palabra anorexia. A una negación permanente y obsesiva que produce ese cuerpo esquelético y esas facciones angulosas.
"VIGILO LO QUE COMO, pero no por mi peso. Puede sonar pretencioso pero, cuando estoy ocupada, me olvido de comer”, ha dicho Diane Kruger, como si alguien pudiera creer que ese cuerpo disminuido, casi desaparecido, fuera casual y olvidadizo. Peor que la ridícula mentira es la presunción de la frase anterior, el orgullo por la delgadez conseguida, la exhibición de la fragilidad. Y eso sí que no es responsabilidad, al menos exclusiva, de Diane y de tantas figuras públicas como ella, sino de quienes las animan y empujan a tales obsesiones. De quienes les recomiendan ese cuerpo infantil para interpretar su próximo papel, de quienes las contratan así pero no con 10 kilos más. De quienes quieren mujeres de 36 años, la edad de Diane, que parezcan niñas de 12. Débiles, dependientes, temerosas, a la espera del héroe fuerte y musculoso que las salvará, pues ellas, que habían olvidado comer, tan ocupadas como estaban adelgazando, no aguantarán ni una carrera de cien metros ni mucho menos una pelea con el malo de la película y de la vida.
DESPUÉS DE TANTAS alertas y campañas sobre los modelos estéticos poco saludables, tengo la impresión de que no hemos avanzado nada o casi nada. Al contrario, el ideal femenino es cada vez más delgado y más infantil. Como si nos hubiéramos negado a crecer, a ser mujeres, a ser fuertes y decididas, a ser iguales. No digo que volvamos a Marilyn, no. Entre ella y Diane, hay otra mujer fuerte y desacomplejada que encaja infinitamente mejor en el siglo de la igualdad.
P. D. Resulta que el 90% de los casos diagnosticados de anorexia lo son en mujeres y resulta también que esta enfermedad es más frecuente entre las clases acomodadas. Lo que hace pensar que sí son importantes los modelos públicos de referencia o que la emulación tiene una influencia relevante.
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