En estos tiempos de emigración hay algunos valientes que deciden volver a su tierra. Es el caso de Nieves Alejandro, una pacense.-foto-.
Nieves Alejandro aprovechó las ayudas para incentivar el regreso de emigrantes extremeños de la Junta .
En estos tiempos de emigración hay algunos valientes que deciden volver a su tierra. Es el caso de Nieves Alejandro, una pacense que tras ocho años trabajando como educadora infantil en Sídney (Australia), donde emigró en 2001, decidió volver a Badajoz. «Es que allí no hay jamón ibérico», bromea.
Para fomentar el regreso de los emigrantes la Junta ha publicado un año más, ya van cuatro, las ayudas para el retorno de extremeños en el exterior. Según lo publicado en el Diario Oficial de Extremadura (DOE), los solicitantes pueden recibir 1.000 euros, que se incrementarán en 300 euros más si cumplen determinadas circunstancias: familia numerosa, discapacidad... Hasta llegar a un máximo de 2.200 euros.
Nieves reconoce que esta ayuda fue bienvenida pero el motivo principal de su regreso fue la familia. «Mis padres son mayores y no querían vivir allí, a pesar de que me visitaron muchas veces. Así que si me la daban fenomenal, si no hubiera vuelto igualmente», cuenta. Además admite que echaba otras cosas de menos, el ya mencionado jamón ibérico y el calor de la gente. «Estuve cuatro años viviendo en la misma casa y solo conocí el nombre de uno de mis vecinos. Aquí hablamos, te vas a tomar un café con la vecina... Los australianos son gente que mantiene mucho la distancia», explica. Lo cierto es que a pesar de la crisis económica no le ha ido mal. Actualmente trabaja en una guardería infantil de la capital pacense.
Nieves denuncia la falta de comunicación entre las administraciones. «Me enteré de las ayudas gracias a que mi madre había escuchado algo sobre el tema. En la Asociación de Badajoz de Emigrantes Retornados nos informaron de todo, pero cuando yo fui al consulado a decir que me volvía no sabían nada. Falta que se publicite más», opina.
Sobre el por qué eligió un país en la otra punta del planeta, Nieves aclara que se fue a Australia porque su hermana ya vivía allí con su familia por lo que tenía un soporte. «El viaje más corto que he hecho de España a Australia duró 24 horas», narra. Pero ella está acostumbrada a viajar desde pequeña. Su padre es peruano así que pasó toda su infancia entre Perú y Badajoz. Una ciudad que ha estado muy presente en su vida en Sídney. «Si es que mi hermana vive a 50 metros de la Avenida de Badajoz», cuenta.
De allí dice echar de menos el respeto que hay. «La gente no grita y mantienen limpias las calles», argumenta.
Como Nieves, otros extremeños aprovechan las ayudas para volver a casa.Según los datos facilitados a HOY por la Junta de Extremadura, en los últimos cuatro años se han tramitado unos 250 expedientes de Ayudas al retorno. El perfil de emigrante retornado es cada vez más joven. Mayoritariamente han regresado desde Cataluña, Madrid, País Vasco o Baleares y países como Suiza o Alemania.
TÍTULO: LA LLAVE DE SARAH.
En estos tiempos de emigración hay algunos valientes que deciden volver a su tierra. Es el caso de Nieves Alejandro, una pacense que tras ocho años trabajando como educadora infantil en Sídney (Australia), donde emigró en 2001, decidió volver a Badajoz. «Es que allí no hay jamón ibérico», bromea.
Para fomentar el regreso de los emigrantes la Junta ha publicado un año más, ya van cuatro, las ayudas para el retorno de extremeños en el exterior. Según lo publicado en el Diario Oficial de Extremadura (DOE), los solicitantes pueden recibir 1.000 euros, que se incrementarán en 300 euros más si cumplen determinadas circunstancias: familia numerosa, discapacidad... Hasta llegar a un máximo de 2.200 euros.
Nieves reconoce que esta ayuda fue bienvenida pero el motivo principal de su regreso fue la familia. «Mis padres son mayores y no querían vivir allí, a pesar de que me visitaron muchas veces. Así que si me la daban fenomenal, si no hubiera vuelto igualmente», cuenta. Además admite que echaba otras cosas de menos, el ya mencionado jamón ibérico y el calor de la gente. «Estuve cuatro años viviendo en la misma casa y solo conocí el nombre de uno de mis vecinos. Aquí hablamos, te vas a tomar un café con la vecina... Los australianos son gente que mantiene mucho la distancia», explica. Lo cierto es que a pesar de la crisis económica no le ha ido mal. Actualmente trabaja en una guardería infantil de la capital pacense.
Nieves denuncia la falta de comunicación entre las administraciones. «Me enteré de las ayudas gracias a que mi madre había escuchado algo sobre el tema. En la Asociación de Badajoz de Emigrantes Retornados nos informaron de todo, pero cuando yo fui al consulado a decir que me volvía no sabían nada. Falta que se publicite más», opina.
Sobre el por qué eligió un país en la otra punta del planeta, Nieves aclara que se fue a Australia porque su hermana ya vivía allí con su familia por lo que tenía un soporte. «El viaje más corto que he hecho de España a Australia duró 24 horas», narra. Pero ella está acostumbrada a viajar desde pequeña. Su padre es peruano así que pasó toda su infancia entre Perú y Badajoz. Una ciudad que ha estado muy presente en su vida en Sídney. «Si es que mi hermana vive a 50 metros de la Avenida de Badajoz», cuenta.
De allí dice echar de menos el respeto que hay. «La gente no grita y mantienen limpias las calles», argumenta.
Como Nieves, otros extremeños aprovechan las ayudas para volver a casa.Según los datos facilitados a HOY por la Junta de Extremadura, en los últimos cuatro años se han tramitado unos 250 expedientes de Ayudas al retorno. El perfil de emigrante retornado es cada vez más joven. Mayoritariamente han regresado desde Cataluña, Madrid, País Vasco o Baleares y países como Suiza o Alemania.
El jueves 16 de julio de 1942, Sarah y su familia son arrestados en su casa de París por los gendarmes franceses y trasladados al Velódromo de Invierno. Pero no toda la familia Starzynski es trasladada, pues Michel, el hermano pequeño de Sarah de cuatro años, se esconde en el armario de su piso de París, donde él y la niña creen que estarán a salvo, quedándose Sarah, con la llave que abre el escondrijo. Sarah y sus padres, después de permanecer unos días en condiciones inhumanas junto a otros miles de judíos, son trasladados a un campo de internamiento. Allí, separados hombres de mujeres y niños, pasan otros infernales días tras los cuales son trasladados primero los hombres, a los que siguen, un día después, las mujeres, y quedando los niños con la única compañía de los policías franceses que los vigilan. Sarah escapa acompañada de su amiga Rachel con la única intención de salvar a su hermano de la soledad y el hambre, y demostrarle que no lo ha abandonado. En mayo de 2002, a Julia Jarmond, periodista americana afincada en París desde hace veinte años, le encargan el artículo relacionado con el sexagésimo aniversario de la redada contra los judíos por parte de la Gendarmería Francesa. Julia, casada con Bertrand Tézac con el cual tiene una hija de once años, Zoë, irá descubriendo poco a poco los acontecimientos del fatídico año de 1942 y la historia de Sarah, que estaba directamente relacionada con su familia política, los Tézac. Tras este descubrimiento, no descansará hasta conocer el destino de la joven Sarah y su relación con la familia de su marido.
Personajes: Sarah Julia Bertrand Zoe Mame Antoine Jules Ammelie.
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