viernes, 10 de agosto de 2012

SIEMPRE ADMIRÉ A JACKIE KENNEDY./ feria outlet castuera./ Juegos Olímpicos Londres 2012 | BALONCESTO | ESPAÑA 67-RUSIA 59.

TÍTULO: SIEMPRE ADMIRÉ A JACKIE KENNEDY.

Telecinco estrena 'Los Kennedy', una miniserie en la que la ex de Tom Cruise, Katie Holmes, da vida a la mujer de JFK .,-foto.
Katie Holmes (EE UU, 1978) conmocionó a principios del verano anunciando su divorcio de Tom Cruise de manera inesperada. Un mes después, las aguas parecen haberse calmado para esta joven actriz que se dedica en cuerpo y alma a cuidar de su hija Suri. Esta noche, a las 22.15 horas, Telecinco estrena 'Los Kennedy', donde da vida a la gran dama norteamericana, Jackie Kennedy.
- La serie recibió muchas críticas en Estados Unidos.
- Lo sé, pero eso no debe ser un obstáculo. Lo importante es conectar con el público. Hemos intentado mostrar el lado humano de esta familia. Tardé en decidirme a trabajar en 'Los Kennedy' porque sabía que se iba a mirar con lupa. Hay demasiada gente pendiente de ellos, de sus relaciones... De eso trata la serie. Hemos hecho bien nuestro trabajo, hemos investigado, hemos representado los personajes con respeto y lo hemos hecho dando lo mejor de nosotros. Yo siempre he admirado a Jaqueline Kennedy por su forma de comportarse, por el afecto hacia su familia, por cómo representó su papel en los buenos y malos momentos. Es un icono internacional.
- ¿Con qué expectativas se enfrentó a este proyecto?
- Me gusta interpretar todo tipo de géneros. Es importante cuando vamos al cine o vemos una serie que nos dejemos llevar por las emociones; ya sea la risa, el llanto o el miedo. Esa experiencia se queda contigo y puede cambiar el rumbo del día porque lo que has visto ha cambiado tu actitud. Llegar a las emociones de la audiencia es lo que más me importa.
- Por encima de todo, Jackie fue madre y esposa. ¿Qué descubrió usted con la maternidad?
- La maternidad es una fuerza desconocida que yo no sabía que existía. Fue una explosión de amor. Todo está siendo una sorpresa, es lo mejor de mi vida.
- ¿Es difícil encontrar el equilibrio entre la maternidad y el trabajo?
- Yo, como el resto de los padres, necesito coordinar mis horarios. Lo que más me gusta de este negocio es que durante el rodaje de las películas todo el mundo se lleva a sus hijos. Me siento muy orgullosa de que mi hija tenga la oportunidad de conocer tanta gente interesante.
- Usted nació en un pueblo de Ohio, en una familia tradicional, ¿qué la llevó a Hollywood?
- Siempre me ha gustado la interpretación, cambiar de piel, ser otra persona... Actuar me provoca un inmenso placer. La actuación llegó pronto a mi vida, pero hasta que llegue a Hollywood no empecé a pensar que podía dedicarme a esto. Solo me di cuenta de que podía hacer realidad mi sueño cuando conseguí un agente.
- ¿Pensó que llegaría tan lejos?
- Este negocio depende mucho del lazo de la suerte y no puedes anticipar lo que va a ocurrirte. Lo importante es prepararse, guardar intacta la ilusión del primer día, enfrentarse al rechazo con el mejor rostro y ser muy profesional. No hay ningún tipo de garantía y eso es lo más importante para seguir disfrutando.
- Vamos a verla presentando su nueva línea de ropa en la Semana de la Moda de Nueva York.
- Me interesa mucho la moda, las nuevas tendencias. Creo que es un arte maravilloso a través del cual todos podemos expresarnos.
- ¿Es una 'fashion victim'?
- No, no me obligo a vestir con todas las tendencias del momento, elijo las que mejor se amoldan a mí. Pero sí que me gusta estar al día de lo que ocurre en el diseño.
- Se dice que su hija Suri vive fascinada por la moda.
- Solo tiene seis años y me sorprende con su capacidad para entender los colores y las telas. Ella me ayudó a diseñar la colección que hemos creado para niños.

TÍTULO:  feria outlet castuera.


30 Jul 2012 – 10 y 11 de agosto recinto ferial. Categoría: General. Feria Outlet Castuera. 10 y 11 de agosto recinto ferial. Liquidación de miles de productos.

TÍTULO: Juegos Olímpicos Londres 2012 | BALONCESTO | ESPAÑA 67-RUSIA 59.

Nunca mates al viejo campeón.

Épica reacción de una España irreductible que resucita tras un pésimo primer tiempo y regresa a la final olímpica gracias a una segunda parte en la que recuperó por fin su mejor versión.

Old champs die hard: “Es difícil matar a los viejos campeones”. Le tomo la frase prestada a Marc Stein, uno de los gurús mediáticos del entorno NBA, que dejó esa muestra de admiración tras la jornada de cuartos y después de ver cómo España y Argentina superaban a Francia y Brasil con el espíritu y la jerarquía del viejo campeón como principal arma: a dentelladas. España, esta España que por momentos ha enseñado su peor versión en muchos años, regresa a la final olímpica, cuatro años después de protagonizar un partido para la historia en Pekín. Ahora jugará otro en Londres. Y quien no comprenda la trascendencia puede repasar el historial olímpico del baloncesto español antes de esta edad de oro.
El triunfo de España tiene la impronta del viejo campeón que nunca se rinde, del oso arrinconado que se revuelve a zarpazo limpio. En cierto sentido sabe mejor que otros en los que la selección fue tan dulce y tan superior, cuando parecía que jugar al baloncesto era muy fácil y los rivales muy pequeños. Esta victoria tiene mística, épica, una pasión que se anuda en la garganta. Sangre, sudor, lágrimas y baloncesto. Conviene recordarlo porque apelar sólo a la furia haría poca justicia a la realidad del juego, desde los patios de colegio a una semifinal olímpica: ganó el que jugó mejor. Esta generación no podía entregar el pellejo sin hacer un gran partido, un penúltimo ejercicio titánico. Bastó con la mitad, dos cuartos de nivel apabullante en plena resurrección. Del fango al olimpo, de gatear a caminar y de ahí a correr, a volar. Y volar, y volar, y volar…
La primera fase, el trance ante Brasil, las lagunas defensivas, los ataques desnortados, los tiros fallados en catarata… ¿dónde queda todo eso? El segundo tiempo ante Rusia marca un antes y después de tal calibre que parece que todo lo anterior sucedió en el Pleistoceno, incluida esta traumática primera parte en semifinales. De dónde salen las fuerzas cuando el depósito está tan claramente en reserva es una de esas incógnitas maravillosas que escriben la historia del deporte. De la unión, del carácter, de la fe en que no hay muro que no pueda ser derribado. Todo eso es espíritu olímpico y todo eso tuvo España ante Rusia. Todo eso y, repito para hacer justicia, dos cuartos jugados al nivel al que esta selección puede jugar, el que le separa de casi todos los demás y almacenas récords, títulos e historias maravillosas en el desván del deporte español, que es mucho más grande gracias a esta generación de irrepetibles, tan cerca y tan lejos, juniors de oro. Los chicos de 1980, algo que el baloncesto nunca olvidará. El nuestro por supuesto, el del mundo también. España es la versión 2.0 de esa Unión Soviética o aquella Yugoslavia con las que crecimos sintiéndolas tan superiores. Tan altas, tan fuertes, tan imposibles de derribar. Eso es ahora España, al menos en Europa. El reto, a 48 horas vista, es serlo a nivel global. La puerta del Olimpo es la última barrera.
España cerró el primer tiempo con 20 puntos, seis canastas en juego y 2/11 en triples. Encajando los habituales puntos bajo su aro producto de la mala defensa de los bloqueos y el dos contra dos, llegó a remar a años luz (16-29, minuto 18) del ogro ruso ante el que se acumulaban los complejos. La emboscada rusa funcionaba y la sensación era que España había llegado a su techo en los Juegos. De ahí, 20-31 al descanso, se pasó al 67-59 final, 47-28 en el primer tiempo: una monstruosidad. Cuando saboreó la derrota España se negó a aceptarla, la escupió y desde la miseria construyó veinte minutos de puro baloncesto, una sinfonía que pareció tan natural, tan sencilla, que de repente todo lo anterior dejó de existir. Como si España hubiera aterrizado en Londres justo a tiempo. La defensa se convirtió en cemento ante una Rusia que se desmadejó y acumuló pérdidas y malos tiros. Shved anotó 2 puntos, Khryapa otros 2 y Kirilenko firmó 10 con 1/12 en tiros de campo y 5/10 en tiros libres. Fridzon no fue esta vez determinante y Ponkrashov se encontró de repente sin orquesta que dirigir, todos huyendo a la carrera.
La Selección firmó sus mejores minutos con Felipe y Llull poniendo energía, defensa y fe fanática y con Pau y Navarro en el banquillo. Así remontó gracias a los destellos de Rudy y los triples de Calderón, otro que se negó a entregar un mal ejercicio en el mayor de los exámenes. Los tiros entraron porque creció la confianza pero sobre todo porque España empezó a circular con velocidad, a encontrar buenas posiciones abiertas y jugar en transición desde la defensa. Hasta los Gasol fueron finalmente importantes a pesar del cepo de Blatt: 11+6 Marc y 16+12 Pau. El último cuarto fue explosivo, hirviente, del 46-46 que lo abrió al 60-50 que había descalabrado a Rusia al paso por el ecuador. Como ante Francia, lo mejor para el final pero esta vez sumando destellos de magia a la defensa, la energía, la extraordinaria gestión de los minutos decisivos: la responsabilidad convertida en alas, la presión en gasolina. España ganó, fue mejor y puede decirse que llega a la final olímpica en el mejor momento del campeonato, veinte minutos heroicos después. España, conviene recordarlo, y pararse un segundo a valorarlo y saborearlo, vuelve a la final olímpica. Marc Stein sabía lo que decía: old champs die hard. Nunca, nunca mates al viejo campeón.

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