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La depresión económica de los años treinta en Estados Unidos hizo que Gene Kelly renunciara a su primera vocación, el periodismo, y se convirtiera en bailarín profesional. Cuando estaba en la universidad empezó a presentarse con su hermano a concursos de baile con premios en metálico y a actuar en clubs nocturnos para llevar dinero a casa.
Consiguió terminar su grado en Economía en 1933, e incluso siguió estudiando Derecho. Pero la escasez de trabajo y su éxito sobre las tablas le llevaron por un camino gracias al que, más que revolucionar los musicales, los inventó en su forma cinematográfica, con películas tan populares como 'Un americano en París' y 'Cantando bajo la lluvia'.
Atlético, apasionado del deporte, empeñado en popularizar la danza y en hacerla atractiva para los hombres quitándole su afeminamiento, Kelly habría cumplido hoy 100 años. En el cine lo hizo todo. Actuar, bailar, producir, dirigir, siempre con la tenacidad de un perfeccionista pero también con una generosidad que sus compañeros reconocieron, empezando por su 'partenaire' en 'Cantando bajo la lluvia', Debbie Reynolds, entonces una chica de 18 años. «A veces me gritaba y me hacía llorar. Pero sólo tengo que agradecerle la enorme paciencia que tuvo conmigo, con alguien como yo que jamás había bailado antes», declaró la actriz.
Ejemplo de su perseverancia es la misma escena que ahora está en la imaginación de todos, el número de Kelly con el paraguas cerrado, empapado por la lluvia y con una farola como 'pareja' de baile. El día previsto para el rodaje tenía 39,4 grados de fiebre, y ni por esto consintió que se aplazara.
A la conquista del escenario
Gene Kelly nació en Pittsburgh (Estados Unidos) en una familia de irlandeses en la que el padre se dedicaba a vender tocadiscos. Cuando tenía ocho años, su madre le apuntó junto a su hermano mayor en una escuela de danza, de la que salieron pronto porque sus amigos del barrio les llamaban 'sissies' (maricas). Pero a los quince años retomó las clases y sus aptitudes físicas le llevaron pronto hacia el éxito.
Su familia abrió su propia academia de baile, llamada Gene Kelly Studio of the Dance. En ella daba clases hasta que decidió probar suerte en Nueva York. En su primer viaje, en 1937, cuando tenía 25 años, no la tuvo. Pero al año siguiente se fue otra vez y el panorama mejoró gracias a los musicales de Broadway, especialmente con el titulado 'Pal Joey', en el que consiguió actuar como protagonista.
Los agentes de Hollywood empezaron a ofrecerle trabajo. En 1942 se estrenó 'Por mi chica y por mí', protagonizada por Judy Garland y en la que Gene Kelly tenía un papel relevante. A él no le gustó nada la experiencia, pero la película funcionó y la Metro Goldwin Meyer (MGM) le contrató en exclusiva.
Su primera gran aportación al mundo del cine se produjo con 'Levando anclas', cinta estrenada en 1945 que contiene la célebre escena de baile con Kelly y el ratón Jerry -el personaje de animación- en los papeles estelares. La MGM le dio libertad para crear sus propios números de baile. Y estuvieron a punto de arrepentirse ya que la escena, de ocho minutos, costó 100.000 dólares y dos meses de rodaje. En la época del cine mudo ya se había combinado la figura humana con el dibujo animado, pero el color hizo en este caso las cosas mucho más difíciles.
Los productores se olvidaron de sus dolores de cabeza en cuanto vieron las primeras recaudaciones. Kelly se alistó en la Marina a finales de 1944 y le destinaron a la sección audiovisual, en la que se dedicó a escribir y dirigir documentales, una experiencia que luego le serviría para filmar sus propias películas.
Poco después de su regreso a Hollywood contrató con asistente coreográfico a Stanley Donen para rodar 'Un día en Nueva York', inicio de una colaboración que dio sus máximos frutos en 'Cantando bajo la lluvia' (1952), codirigida por ambos.
El clásico y el claqué
Fue la edad de oro del cine musical. Kelly estaba en plena forma para alcanzar su meta: acercar la danza al gran público. El bailarín creó un híbrido entre el estilo clásico y el popular, entre el 'pas de deux' y el claqué. Al contrario que el impecable Fred Astaire, se vistió como un hombre corriente para que los espectadores vieran la danza como algo normal. Y desde el principio exigió que los planos que recogían los números de baile fueran de cuerpo entero: no tenía sentido, para un bailarín, que se hiciesen de otra manera.
Desde este pico en su carrera, se acomodó a proyectos de menor envergadura, aunque en 1969 dirigió a Walter Matthau y Barbra Streissand en la exitosa 'Hello, Dolly!'. También bailó, sobre patines, con Olivia Newton-John en 'Xanadú'. No fue su número más brillante, aunque él siempre defendió la idea, que no el resultado. Pero ningún tropezón pudo empañar la trayectoria de este artista del movimiento, el que acuñó las escenas más memorables del cine musical.
TÍTULO; ME GUSTA EXPLORAR LAS FLAQUEZAS DE LAS PERSONAS.
La actriz Anna Kendrick (Portland, Estados Unidos, 1985) ha alcanzado el éxito en Hollywood por la puerta de atrás, ganándose a pulso cada ...
La actriz Anna Kendrick (Portland, Estados Unidos, 1985) ha alcanzado el éxito en Hollywood por la puerta de atrás, ganándose a pulso cada triunfo durante los últimos años. A sus 27 recién cumplidos (el 9 de agosto) ha participado en una de las sagas de adolescentes más importantes de los últimos años, 'Crepúsculo' y logró una candidatura al Oscar por darle la réplica a todo un George Clooney en 'Up in the air'. Ahora, desembarca en España con dos películas en apenas un mes: 'Qué esperar cuando estás esperando' y 'El alucinante mundo de Norman', un film de animación en el que unos jóvenes deberán acabar con una invasión de zombis.
-¿Es verdad que cogió un autobús a los diez años para ser actriz?
-Es cierto. Me fuí a Nueva York para intentar ser actriz. Mi primer papel fue en el musical de Broadway 'Hight Society' (1998) cuando apenas había cumplido los doce años, además mi interpretación me valió el premio Drama Desk y una nominación a los Tony.
-Este verano estrena dos películas. En 'Qué esperar cuando estás esperando', la joven que usted interpreta sufre un aborto, un tema muy polémico.
-Creo sinceramente que ese elemento de la película tiene truco. Mi personaje es una joven sin experiencia, que si bien no quiere pensar en el aborto entiende que es una posibilidad. La película es una comedia romántica y no invita a un tema como el aborto y sin embargo ahí está.
-Y cambia de registro y se mete en la piel de un dibujo animado.
-He querido trabajar en una película de dibujos desde que escuché a Andrew Staton en 'Buscando a Nemo'. Creo que hizo la mejor interpretación de su carrera a través de la voz del pequeño pez. Desde entonces he pensado que todos los actores deben trabajar, al menos una vez, en una cinta animada. Por eso cuando me ofrecieron 'El alucinante mundo de Norman' no lo dudé ni un minuto.
-Pero no es la típica película infantil.
-No, aunque tiene todos los elementos para serlo. Es una historia donde los niños tienen que salvar la ciudad de los zombis. Creo que es sensacional, porque ofrece misterio y aventura. Al leer el guión me sorprendí por la calidad de la película porque es una aventura para niños, mi género favorito.
-Además de participar en una película de animación, ¿qué le atrajo del proyecto?
-Me gustó que se rebelara contra las circunstancias.
-Después de su candidatura al Oscar por 'Up in the Air', su carrera se relanzó. ¿Como se siente dentro de la industria de Hollywood? -Cuando terminaron los Oscar me fuí a casa. En menos de 48 horas, cientos de personas me reconocían por la Red o en la calle. Me quedé muy sorprendida y entendí que mi vida había cambiado por completo. En Hollywood no sé donde estoy. Eso tendría que preguntárselo a mi agente que es quien me ayuda a conseguir mis personajes.
-Pero había una parte del público que ya la conocía gracias a 'Crepúsculo' y su papel de Jessica.
-Es verdad. Este papel me permitió hacer algo que me encanta: representar personajes que no son los más simpáticos para el espectador. Por ejemplo, Jessica es una idiota, pero el diálogo que me toca interpretar en la película es muy inteligente. Uno puede ver su vulnerabilidad, su ignorancia y su experiencia, pero la forma en que como actriz articulo esos elementos a mí me divierte. Reconozco que me gustan los papeles difíciles. Estoy atravesando por un momento en el que quiero explorar las flaquezas de otras personas.
-¿Qué sintió al despedirse de la saga para adolescentes?
-Un regusto dulce y amargo al mismo tiempo. Por un lado todo el equipo era muy consciente que había llegado el momento de decir adiós. Por otro, estando tan unidos nos cuesta separarnos porque en Hollywood nos vamos a ver muy poco. Cada uno tiene su vida, sus compromisos profesionales y es muy difícil coincidir.
-Usted empezó en el teatro, interpretando musicales. ¿Volverá al escenario?
-Quiero volver a hacer teatro. Muchos actores dicen que no hay nada como el sentimiento que un actor siente sobre un escenario y es cierto. Es algo maravilloso tener un contacto directo con el público, me fascina el aplauso.
-En su próxima película pone a prueba su capacidad como cantante. ¿Qué puede adelantar de 'Pitch Perfect'?
-Muy poco. Es un proyecto sensacional para el que me he preparado al máximo con un profesor de canto. No me permiten hablar de la película, pero déjame decirte que me siento muy orgullosa de mi trabajo en ella y creo sin duda que el público se va a sorprender con lo que va a ver.
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