jueves, 6 de junio de 2013

EMBROLLO DE CRISTIANO RONALDO,./ MORANTE DE LA PUEBLA, OTRA VEZ PROTAGONISTA DE UNA AZARODA TARDE,.

TÍTULO: EMBROLLO DE CRISTIANO RONALDO,.

FÚTBOL

El embrollo de Cristiano Ronaldo

Florentino Pérez le ofrece la renovación por tres años más, con un sueldo de 15 o 16 millones netos por temporada para el 'crack' luso. La prensa portuguesa afirma que no seguirá en el Madrid en 2015, pero el club ya asegura un «principio de acuerdo»

 
«Cristiano Ronaldo no tiene precio». Consciente de que el nuevo proyecto del Real Madrid pasa, por encima de Carlo Ancelotti y Gareth Bale, por la continuidad de uno de los dos mejores futbolistas del mundo, Florentino Pérez está decidido a no ahorrar esfuerzos ni dinero en la renovación de Cristiano. Horas después de que desde Portugal el diario A Bola asegurase que la ampliación de contrato del crack luso está muy complicada, la Cadena Cope ha adelantado que ya existe un «principio de acuerdo» entre el Real Madrid y Cristiano para garantizar que 'CR7' defienda la camiseta blanca tres años más, hasta 2018.
La relación de Cristiano con el Madrid vence en 2015, pero Florentino le considera fundamental para la conquista de la 'décima' y está dispuesto a ofrecerle 15 o 16 millones de euros limpios por temporada, con lo que se convertiría en el segundo jugador mejor pagado del planeta, solo por detrás de Samuel Eto'o (20 millones en el Anzhi), y por delante de Zlatan Ibrahimovic (14,5 en el PSG) y de Falcao (14 en el Mónaco).
El París Saint-Germain tienta a Cristiano con un sueldo de 17 o 18 millones de euros netos anuales y una espectacular prima de fichaje de hasta 50 millones para el futbolista si el goleador se marcha al club de los jeques cataríes dentro de dos años, pero el Real Madrid, nueve meses después de su proclamada «tristeza», a través de su reciente filtración ya da prácticamente por hecha la prolongación y mejora de su contrato.
Florentino no concibe a día de hoy un Real Madrid sin Cristiano, pero deberá aumentar de forma considerable su salario, a cambio de no concederle un porcentaje mayor de sus derechos de imagen, ahora al 50%. El astro de Madeira siempre ha deseado poseer el cien por cien de sus derechos de imagen, pero, en estos momentos es política irrenunciable de empresa del Real Madrid repartirlos a medias con sus estrellas, por lo que el club blanco está decidido a incrementar su ficha, ya desde la próxima campaña, y asegurarle una vinculación al menos hasta los 33 años.
La amenaza es el PSG, que promete a Cristiano no solo un sueldo superior al de la casa blanca, sino la totalidad de sus derechos publicitarios, pero después de las preocupantes noticias surgidas desde el país de origen del segundo máximo artillero de la Liga, el Real Madrid desea tranquilizar a sus aficionados, convencido de que ahora sí está dando los pasos adecuados.
Durante la pretemporada Cristiano le dijo a Florentino que se quería marchar, sin dar más explicaciones, pero la tensa relación entre ambos se ha suavizado recientemente, después de que el presidente haya puesto sobre la mesa su oferta y se haya encargado de dejar claro que no vendería a su jugador franquicia «ni por 1.000 millones (su cláusula de rescisión)».
El gran fichaje de los 94 millones de hace cuatro años no se ha sentido valorado en el Real Madrid ni querido en el vestuario, y esos fueron dos de los motivos, que no los únicos, que le llevaron a reconocer públicamente que estaba «triste» y pedirle a Florentino que le abriese la puerta de salida. A Cristiano, que tanto ha dado al Madrid, deportiva y económicamente, le dolió que no llegase un gesto del club, después de que el Manchester United le renovase su contrato hasta en cinco ocasiones en seis años. Sin embargo, Florentino estaba obligado a acercar posturas en esta recta final de temporada y se ha propuesto cerrar cuando antes la ansiada renovación.
Ya sin José Mourinho, su continuidad también debe ser bastante más fácil, porque Cristiano tampoco soportaba ya al nuevo técnico del Chelsea, que ha manifestado que solo tuvo «un único problema» con él, «desde el punto de vista táctico». «A lo mejor Cristiano se cree que lo sabe todo», ha lanzado Mourinho.

 TÍTULO: MORANTE DE LA PUEBLA, OTRA VEZ PROTAGONISTA DE UNA AZARODA TARDE,.

Morante de la Puebla, otra vez protagonista de una azaroda tarde 
Qué.es
Morante de la Puebla, otra vez protagonista de una azaroda tarde

La parte mayor de la historia sucedió en torno a Morante. Por Morante se colgó el no hay billetes y suyo era el ambiente. Tirios, troyanos---foto,.
La parte mayor de la historia sucedió en torno a Morante. Por Morante se colgó el 'no hay billetes' y suyo era el ambiente. Tirios, troyanos, güelfos y gibelinos, idólatras y algún impensado iconoclasta. Los del cinco, los del siete, los del nueve y los del diez. Estaba todo el mundo. Hasta los invitados de aluvión, que en la corrida de la Beneficencia son unos cuantos. Protagonista indiscutible, diana de todas las miradas y comentarios con solo hacerse presente, justificó de sobra tanta atención, pero no al gusto de todos.
El primero de los dos toros de Valdefresno que mató echó las manos por delante -Morante lo fijó de salida con sutiles lances-, se vació en un primer puyazo cobrado sin empujar, se salió suelto de un segundo trasero y, frío de principio a fin, se resolvió en la muleta rebotándose, protestando y apoyándose en las manos. Ni celo ni entrega ni ganas. Morante faenó con manifiesto asiento y, visto el aire del toro, tomó la feliz decisión de abreviar. Los muletazos de pitón a pitón con que desengañó al toro antes de cuadrarlo fueron del repertorio propio: toreo de castigo pero de pura plástica. A paso de banderillas, un pinchazo y media ladeada y caída. Protestaron las visitas. No los habituales.
Antes de llegarse al segundo turno de Morante, la fiesta se había envenenado. Venía cruzada antes de empezar: solo cuatro toros de Valdefresno pasaron los reconocimientos -rarísimo en una ganadería de impecable trapío y limpio expediente- y se completó corrida con dos de Victoriano del Río, jugados de primero y último. El primero de Victoriano sacó mucho carbón y buen galope de salida. Romaneó en la primera vara -puyazo caído y delantero de Antonio Montoliu, el primero de una tarde en general desdichada de los piqueros- y salió de ella claudicando. Como fue toro codicioso, las claudicaciones fueron múltiples. Padilla, jaleado en el saludo de capote en línea, no se decidió a bajarle la mano ni llegó tampoco a acoplarse. Le perdió pasos, se empeñó en faena larguísima y plana, y, al fin, el brazo por delante, un pinchazo y una estocada quedándose en la cara.
El turno de Castella encendió la mecha de una gresca de fondo que iba a ser telón de fondo del espectáculo. Abierto de cuerna pero muy bien hecho, el toro se acalambró tras solo la primera carrera y aunque no llegó a perder las manos la gente lo tomó por inválido y desesperó encrespada cuando el palco se enrocó y lo aguantó. El toro se estiró con fogoso estilo y Castella pareció capaz de asentarlo, pero se impuso a todo la borrasca de fondo. Palmas de tango, un coro de oles de chufla, cara de circunstancias del torero de Beziers, media trasera, un aviso.
El cuarto fue picado a voleo, por libre y donde fuera. Con aire manso, metió la cara bien, se abrió y soltó mucho, pero fue, dentro de ese estilo tan de su encaste, toro manejable. Padilla anduvo nervioso, se avino mal, se sintió inseguro, se puso demasiado por fuera -huecos exageradamente abiertos- y acabó cogido y volteado. Se atascó con la espada. Dos pinchazos, media, el toro se levantó con la puntilla prendida, dos avisos, un descabello.
Así la cosa, Morante se sentó en el estribo antes de asomar un lindo quinto negro que iba a deparar los mejores momentos de la tarde. Belleza y fuerza, sin embargo, fueron la cara y la cruz de ese toro que Morante recibió con un ramillete de despaciosas, mecidas y encajadas verónicas. A su reclamo volaron desde un tendido de sol dos sombreros de los que se arrojan a los toreros buenos en pleitesía. Con una floreada media que pareció un recorte entregó Morante el toro al caballo de pica. Luego del saludo, y tras la primera vara, volvió Morante en otro terreno y quiso repetir suerte. Antes de entrar en jurisdicción se le paró el toro dos veces.
Lo que no pudo el toro lo puso Morante. Tres lances de escándalo: bellísimos, compás perfecto. Pero entonces germinó una protesta que iba a acompañar lo demás. Los que protestaban la poca fuerza del toro, que las tenía justas, negaban el valor del arte de Morante o eso pretendían. Se cruzaron insultos entre espectadores de tendidos vecinos. No se llegó a las manos.
Mientras el toro aguantó, Morante hizo no pocas magias: una madeja de siete de entrada, primorosos los siete, con una trincherilla singular; una de cuatro en redondo rematada con un ayudado; compuesta espera cuando el toro se negó a llegar del todo antes de pararse. Unos muletazos a dos manos para dejarlo cuadrado en los medios, donde no pensaba, por cierto, Morante entrar a matar. Un gran jaleo. Se cansó de pinchar. Cinco veces. Un aviso. Suculenta división.
Castella hizo generoso despliegue con el sexto pero el toro punteaba, protestaba, llevaba la cara arriba, no se enceló nunca en serio, se llegó a sacudir el engaño. No estaba el horno para bollos. Media tendida, otro aviso, un descabello.
 

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