TÍTULO: Un soñador en la Revolución francesa
Andrés Vidal aborda en su tercera novela el afán aventurero y épico en los albores del siglo XIX
CULTURA
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La época napoleónica ha sido, durante muchos años, un coto
privado para los escritores ingleses. Ellos, como Patrick O'Brian o
Bernard Cornwell, han recreado tanto en el mar como en las llanuras
castellanas una de las primeras guerras a gran escala e
intercontinental. Una época histórica, la de la Guerra de la
Independencia Española 1808-1814) que ha sido abandonada por los
escritores nacionales, salvo los 'Episodios nacionales' de Benito Pérez
Galdós. Regresó a esta época Arturo Pérez-Reverte con dos de sus últimas
novelas ('Día de cólera' y 'El asedio') pero, en gran medida, los
autores españoles no se han prodigado en exceso por esta época. Una
particularidad que sorprende a Andrés Vidal al constatar que «la
maldita Guerra de España fue la causa primera de todas las desgracias de
Francia», como la denominó el propio Napoleón, pero que no prolifera
por la literatura española.
Vidal, el alter ego literario del catalán Màrius Mollà, sí
que ha vuelto a esta época que intentó cambiar el curso de las potencias
europeas de la época -ahí está la revolucionaria 'Pepa'-. pero lo ha
hecho mezclando intrigas familiares, sueños aventureros y el deseo de
los miembros de las clases más bajas de la sociedad de poder tener una
vida digna ante uno de los cambios políticos de los últimos siglos. Unos
ingredientes que llenan 'El mar de los hombres libres' (Planeta), la
tercera novela de este escritor que se ha atrevido a abandonar su
anonimato y a sacar su libro de su Cataluña natal.
No está adscrita a la industrialización del mundo rural
(como pasa en 'La herencia de la tierra') ni a la convulsa Barcelona de
principios del siglo XX ('El sueño de la ciudad'). Ahora, la acción
comienza en Languedoc (Francia). «Es una zona humilde, alejada de la
gran capital y en contacto con el mar. Tiene esa sensación de libertad
de la que tanto hablan y que tanto aman sus incondicionales», confiesa
el autor, que vio enseguida el marco para la «extraordinaria
sensibilidad» de su Christophe Marchand.
El protagonista de este libro de aventuras dejará su
plácida vida por culpa de unas traiciones familiares y decide enrolarse
en las tropas de ese pequeño corso que está atemorizando Europa. El
joven Marchand comenzará su vida como soldado para acabar comandando una
nave corsaria al servicio de Napoleón surcando el mar, que toma
«corporeidad» a lo largo de las páginas. «Lo hace de modo natural, de
manos de los personajes, apareciendo junto a ellos, interactuando en lo
que hacen, incluso en lo que dicen. A mi entender, si lo consigues, es
uno de los mejores premios del género novela. Y el mar, el infinito mar,
supone uno de los retos más atrevidos», indica Vidal.
Esa relación con el agua fue lo que impulso al escritor a
decantarse por la Revolución francesa, debido a la trascendencia que
tuvo el mundo de la navegación en este tiempo que no tuvo, al final un
resultado esperado «a pesar de la sacudida que la burguesía supo
imprimir al devenir de Francia». «No se consiguió el progreso y la
estabilidad deseados o, por lo menos, con la rapidez esperada; la
pobreza del campo y de las ciudades seguía allí. Los negocios burgueses
no prosperaban. Esa perversión de la revolución 'incompleta' llama
poderosamente la atención», reflexiona el autor, que siempre se ha
decantado por los soñadores en sus novelas. «No se trata solo del
movimiento que de modo directo provocan en la sociedad. Es también la
inspiración que despiertan, el estímulo que representan para avanzar
hacia un mundo mejor», añade Vidal. O Màrius Mollà, que ahora descubrirá
«el tono muscular del escritor con mucha mayor precisión».
TÍTULO: UN RESPIRO PARA EL SECTOR GRACIAS A LOS BUENOS VENTAS DE LA FERIA DEL LIBRO,.
El clima acompañó, como el interés de los lectores y su
afluencia masiva, y las ventas crecieron dando un ansiado respiro a los
libreros, un débil eslabón en la cadena del castigadísimo sector
editorial que ve como las ventas del libro convencional caen sin remedio
durante el resto del curso y las del libro electrónico no despegan.
Solo en este semestre las pérdidas del sector se habían cifrado en un
20%.
Los organizadores no hicieron un análisis decididamente
optimista de la feria. Su director, Teodoro Sacristán, la resumió como
«un balón de oxígeno para el sector». Agradeció Sacristán su esfuerzo a
los expositores, el respaldo masivo del público y el apoyo de los
escritores, pero planteó sus reservas. «Seguro que las librerías estarán
mañana tan vacías como el 31 de mayo», dijo aludiendo a fecha en que la
Reina Sofía inauguró una feria a la que acudieron más de 3.600 autores
-un 15% más que el año pasado- que no han faltado a su cita anual con
los lectores para celebrar el tradicional ritual de la firma.
A pesar de que la organización renunció hace años a las
listas de libros y autores más exitosos, entre las más vendedoras -sin
el respaldo de los datos pero avalada por las colas ante sus casetas-,
Matilde Asensi, toda una maga del 'best seller' en batalla abierta con
Dan Brow. El norteamericano y autor de 'Inferno' es también uno de los
mas vendedores de la feria, batiéndose el cobre con Javier Sierra y 'El
maestro del Prado' o Albert Espinosa, autor de 'Brujas que buscan
sonrisas perdidas'. También ha sido notable el tirón de Antonio Muñoz
Molina, último premio Príncipe de Asturias de las Letras.
No faltaron a su cita con el lector Almudena Grandes,
Javier Marías, Juan José Millás, Manuel Vicent, Fernando Aramburu,
Javier Cercas, Julio Llamazares o Laura Gallego, cuyas colas no
desmerecieron a las de personajes mediáticos, como los chefs y autores
de libros de cocina. Frente a ellos, pensadores como Javier Gomá o
Emilio Lledó, con una demanda mucho más minoritaria.
Hubo homenajes al fallecido escritor, humanista y académico
José Luis Sampedro y al distribuidor Javier Cambronero, muy apreciado
en sector, fallecido en el transcurso de la feria y factótum del grupo
Contexto, un selecto conjunto de pequeñas editoriales que demuestran que
el pez chico sabe y puede plantar cara al grande y encantar al lector.
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